(Imagen del sábado 6 de noviembre, cine en la calle en la confluencia de la Calle Mayor con la Calle San Felipe Neri en su salida a la Plaza de los Santos Niños en Alcalá de Henares, frente al siempre entrañable bar El Perro Verde, La foto es del blog De Cine -en esa entrada en su referencia en blogs EL PAÍS, y en esta De Cine en su referencia de Blogs de Alcalá-).
El Festival Alcine 40 comenzó el pasado Viernes 5, como ya dije en la Noticia 851ª, con anotaciones sobre sus cuarenta años y la relación del cine y Alcalá de Henares. Sigo ejerciendo de jurado del público, como en estos útlimos 10 años, y precisamente ayer terminé de ver y juzgar los cortometrajes europeos en concurso. También ayer comencé a juzgar los largometrajes de los nuevos realizadores de la sección Pantalla Abierta, cosa que seguiré haciendo hoy en un par de horas con dos largometrajes más.
Algún problema de la edición anterior sigue existiendo. Por ejemplo, la presentadora y traductora de la organización en las sesiones de las salas del cine Cisneros sigue teniendo una voz baja y siguen sin darle un micrófono, por lo que la mayor parte de sus presentaciones y de aquello que se supone que dicen los directores y actores de los cortometrajes que vienen en persona a presentar su obra al público no se oyen, literalmente. Lo que ha provocado las quejas del público, otra vez. Tampoco han aprendido la lección de que deberían parar de permitir pasar a la gente a la sala una vez que comienzan a hablar estos autores, pues deben pasar por el pasillo central donde ellos se encuentra, a menudo se paran en mitad sin prestarles atención, y encima hablando, cuando no, les dejan entrar con los cortometrajes ya empezados, lo que es aún peor. Es una falta de respeto total, y una falta de seriedad en la organización de Alcine. Otro problema es no saber garantizar el ayuntamiento la continuidad de las salas Cisneros, cosa que ya se comentó el año pasado en la Noticia 702ª. Sin embargo sí que se ha mejorado, por ejemplo, en evitar que el jurado del público tengan horarios coincidentes en cortometrajes y largometrajes que deben juzgar, eso es ya un avance.
Dicho esto, hay que decir que los cortometrajes europeos de este año han subido con bastante la calidad respecto a años anteriores. Muchos han merecido mucho la pena, aunque algunos, como "Pixels", de Patrick Jean, se pueden ver en Internet, por ejemplo en Youtube, desde hace meses (lo que ha podido jugar a la contra para el autor a la hora de recibir votos, ya se verá). Alcine no pide exclusividad, bien cierto es, quizá sí otras cosas. Hay para mi gusto cortometrajes a tener en cuenta como "Der Da Vinci Timecode", de Gil Alkabetz, una impresionante muestra de contar una historia sólo con planos rápidos que hacen moverse a un cuadro inmóvil, o "Logorama", de François Aloux, Hervé de Crecy y Loudovic Houplain, una crítica al estilo de vida norteamericano más vendido como imagen al resto del planeta contada con sentido del humor, dibujos animados y marcas, muchas marcas. El surrealismo ha tenido lugar en composiciones casi de Dalí, como "Muzorama", o al estilo de la Nueva Carne en "Mrdrchain". La denuncia social o el intimismo sentimental podrían tener por ejemplos en esta edición a "Nach den Jaren", de Josephine Links, historia de la ruptura de una familia que se reparte los bienes de un divorcio, en "Fundacja Kultura", de Rafal Kapelinski, sobre los sueños personales de personas que parecen fracasadas en una fundación arruinada, pero que no son fracasadas porque al menos intentan llevar a cabo esos sueños, en "Colivia", del rumano Sitaru, donde se muestra la jaula en la que se ha transformado un matrimonio cotidiano, con sentido del humor, o en "Hanoi-Warsawa", de Katarazyna Klimkiewitz, sobre la inmigración ilegal vietnamita en Europa. Para mí también cabría destacar "Vivre encore un preu", de David Lambert, sobre la muerte súbita de un hijo y la incapacidad familiar para expresar sus sentimientos más inmediatos (cosa que ocurre más de lo que la gente cree), "¿Dónde está Kim Basinger?", de Edouard Deluc, una historia ácida de humor sobre lo importante del apoyo de la amistad (en este caso de un hermano) en los peores momentos, y "El Pabellón Alemán", de Juan Millares, aunque este se merece un tirón de orejas: me gustó la idea de contar una historia de ficción usando sólo fotos históricas y personajes históricos, pero se torció cuando se cometían uno tras otro errores de documentación histórica e imprecisiones, es lo malo de hacer un corto de Historia sin dominar bien la Historia, y peor aún cuando en lugar de desembocar en la ficción que prometía, desembocó en especulaciones conspiranoicas de Historia a modo de interpretación personal del creador.
En general también hay un tirón de orejas a muchos cortos que más que cortos parecían mediometrajes por su duración. Pero es verdad que las temáticas mejoraron, que el tratamiento de las historias mejoraron, y que ha imperado sorprendentemente el uso de los efectos especiales y a menudo de historias de miedos personales o de miedos sobrenaturales. Quizá efecto de estos tiempos de crisis. Pero la calidad ha sido más alta.
En cuanto al primer largometraje de ayer de Pantalla Abierta, "María y Yo", de Félix Fernández de Castro, basada en una historia real y a la vez en un cómic, era un documental no convencional que estaba bien. En general también puede recibir la opinión que tuve el año pasado sobre la película ganadora: "Yo También", opinión que escribí en la Noticia 705ª. Es posible que los espectadores que tengan familia o amistades con niños autistas o con otras discapacidades psíquicas en Alcalá de Henares a causa de estar aquí APHISA y el colegio Pablo Picasso, den su voto a favor del documental sin atender a otras cuestiones. Es cierto que es un asunto por otra parte delicado y ha tener en cuenta. La película trata de concienciar sobre el asunto con sentido del humor y la combinación de imágenes reales con imágenes de dibujos animados. No me disgustó. Abordaba el tema desde un punto de vista de la vida de la familia, y no tanto desde el problema médico como en otros documentales. También me agradó que el director de la película le otorgara gran atención al público, prestándose a un turno de preguntas al final (al que no pude quedarme), y que a diferencia de otros autores se quedó a ver su propia película entre el público asistente.
Por lo demás, el Domingo 7 por la mañana me pasé por la oficina de prensa y conferencias de Alcine, en la sala de exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Allí había una exposición de los carteles y publicaciones de estos 40 años de festival. Los de los diez últimos años (2000-2010) los recordaba perfectamente por ser jurado del público, pero los de los años 1990-2000 también los recordaba pues antes que jurado del público, en mi adolescencia, he sido público simplemente. Pero había otros carteles que no conocía, como el de la XII edición, la de 1981. Ese año en febrero hubo un intento fallido de golpe de Estado en España, el cartel del festival, meses después de aquello, era una paloma de la paz vista desde el visor de una escopeta de caza y un lema que decía: "la paz amenazada". Debió ser cuando menos provocador, o exaltante de un sentimiento de democracia en Alcalá de Henares. También se hayan expuestos los modelos de los trofeos del festival. Los de los años 1970' siguen un corte clásico, la figura de Don Quijote de la Mancha, casi uno podría confundirlos con un regalo turístico, pero era muy propio de la época, seña de identidad de la ciudad. Los de los años 1980', y creo que de los 1990', siguen una linea de arte contemporáneo más bien moderado, muy bonita para mi gusto. Los actuales trofeos, los de los 2000', no me convencen, son un poste indicando diferentes direcciones de diferentes caminos, aunque también hay otro modelo para la modalidad de los premios de la Fundación de Obra Social Caja Madrid, que recuerda un edificio rascacielos actual.
Bueno, sin más, que la cerveza os acompañe, voy preparándome para ir a los largometrajes de hoy, ya os contaré, Alto Mando del Servicio de Espionaje de Bares.
El Festival Alcine 40 comenzó el pasado Viernes 5, como ya dije en la Noticia 851ª, con anotaciones sobre sus cuarenta años y la relación del cine y Alcalá de Henares. Sigo ejerciendo de jurado del público, como en estos útlimos 10 años, y precisamente ayer terminé de ver y juzgar los cortometrajes europeos en concurso. También ayer comencé a juzgar los largometrajes de los nuevos realizadores de la sección Pantalla Abierta, cosa que seguiré haciendo hoy en un par de horas con dos largometrajes más.
Algún problema de la edición anterior sigue existiendo. Por ejemplo, la presentadora y traductora de la organización en las sesiones de las salas del cine Cisneros sigue teniendo una voz baja y siguen sin darle un micrófono, por lo que la mayor parte de sus presentaciones y de aquello que se supone que dicen los directores y actores de los cortometrajes que vienen en persona a presentar su obra al público no se oyen, literalmente. Lo que ha provocado las quejas del público, otra vez. Tampoco han aprendido la lección de que deberían parar de permitir pasar a la gente a la sala una vez que comienzan a hablar estos autores, pues deben pasar por el pasillo central donde ellos se encuentra, a menudo se paran en mitad sin prestarles atención, y encima hablando, cuando no, les dejan entrar con los cortometrajes ya empezados, lo que es aún peor. Es una falta de respeto total, y una falta de seriedad en la organización de Alcine. Otro problema es no saber garantizar el ayuntamiento la continuidad de las salas Cisneros, cosa que ya se comentó el año pasado en la Noticia 702ª. Sin embargo sí que se ha mejorado, por ejemplo, en evitar que el jurado del público tengan horarios coincidentes en cortometrajes y largometrajes que deben juzgar, eso es ya un avance.
Dicho esto, hay que decir que los cortometrajes europeos de este año han subido con bastante la calidad respecto a años anteriores. Muchos han merecido mucho la pena, aunque algunos, como "Pixels", de Patrick Jean, se pueden ver en Internet, por ejemplo en Youtube, desde hace meses (lo que ha podido jugar a la contra para el autor a la hora de recibir votos, ya se verá). Alcine no pide exclusividad, bien cierto es, quizá sí otras cosas. Hay para mi gusto cortometrajes a tener en cuenta como "Der Da Vinci Timecode", de Gil Alkabetz, una impresionante muestra de contar una historia sólo con planos rápidos que hacen moverse a un cuadro inmóvil, o "Logorama", de François Aloux, Hervé de Crecy y Loudovic Houplain, una crítica al estilo de vida norteamericano más vendido como imagen al resto del planeta contada con sentido del humor, dibujos animados y marcas, muchas marcas. El surrealismo ha tenido lugar en composiciones casi de Dalí, como "Muzorama", o al estilo de la Nueva Carne en "Mrdrchain". La denuncia social o el intimismo sentimental podrían tener por ejemplos en esta edición a "Nach den Jaren", de Josephine Links, historia de la ruptura de una familia que se reparte los bienes de un divorcio, en "Fundacja Kultura", de Rafal Kapelinski, sobre los sueños personales de personas que parecen fracasadas en una fundación arruinada, pero que no son fracasadas porque al menos intentan llevar a cabo esos sueños, en "Colivia", del rumano Sitaru, donde se muestra la jaula en la que se ha transformado un matrimonio cotidiano, con sentido del humor, o en "Hanoi-Warsawa", de Katarazyna Klimkiewitz, sobre la inmigración ilegal vietnamita en Europa. Para mí también cabría destacar "Vivre encore un preu", de David Lambert, sobre la muerte súbita de un hijo y la incapacidad familiar para expresar sus sentimientos más inmediatos (cosa que ocurre más de lo que la gente cree), "¿Dónde está Kim Basinger?", de Edouard Deluc, una historia ácida de humor sobre lo importante del apoyo de la amistad (en este caso de un hermano) en los peores momentos, y "El Pabellón Alemán", de Juan Millares, aunque este se merece un tirón de orejas: me gustó la idea de contar una historia de ficción usando sólo fotos históricas y personajes históricos, pero se torció cuando se cometían uno tras otro errores de documentación histórica e imprecisiones, es lo malo de hacer un corto de Historia sin dominar bien la Historia, y peor aún cuando en lugar de desembocar en la ficción que prometía, desembocó en especulaciones conspiranoicas de Historia a modo de interpretación personal del creador.
En general también hay un tirón de orejas a muchos cortos que más que cortos parecían mediometrajes por su duración. Pero es verdad que las temáticas mejoraron, que el tratamiento de las historias mejoraron, y que ha imperado sorprendentemente el uso de los efectos especiales y a menudo de historias de miedos personales o de miedos sobrenaturales. Quizá efecto de estos tiempos de crisis. Pero la calidad ha sido más alta.
En cuanto al primer largometraje de ayer de Pantalla Abierta, "María y Yo", de Félix Fernández de Castro, basada en una historia real y a la vez en un cómic, era un documental no convencional que estaba bien. En general también puede recibir la opinión que tuve el año pasado sobre la película ganadora: "Yo También", opinión que escribí en la Noticia 705ª. Es posible que los espectadores que tengan familia o amistades con niños autistas o con otras discapacidades psíquicas en Alcalá de Henares a causa de estar aquí APHISA y el colegio Pablo Picasso, den su voto a favor del documental sin atender a otras cuestiones. Es cierto que es un asunto por otra parte delicado y ha tener en cuenta. La película trata de concienciar sobre el asunto con sentido del humor y la combinación de imágenes reales con imágenes de dibujos animados. No me disgustó. Abordaba el tema desde un punto de vista de la vida de la familia, y no tanto desde el problema médico como en otros documentales. También me agradó que el director de la película le otorgara gran atención al público, prestándose a un turno de preguntas al final (al que no pude quedarme), y que a diferencia de otros autores se quedó a ver su propia película entre el público asistente.
Por lo demás, el Domingo 7 por la mañana me pasé por la oficina de prensa y conferencias de Alcine, en la sala de exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica. Allí había una exposición de los carteles y publicaciones de estos 40 años de festival. Los de los diez últimos años (2000-2010) los recordaba perfectamente por ser jurado del público, pero los de los años 1990-2000 también los recordaba pues antes que jurado del público, en mi adolescencia, he sido público simplemente. Pero había otros carteles que no conocía, como el de la XII edición, la de 1981. Ese año en febrero hubo un intento fallido de golpe de Estado en España, el cartel del festival, meses después de aquello, era una paloma de la paz vista desde el visor de una escopeta de caza y un lema que decía: "la paz amenazada". Debió ser cuando menos provocador, o exaltante de un sentimiento de democracia en Alcalá de Henares. También se hayan expuestos los modelos de los trofeos del festival. Los de los años 1970' siguen un corte clásico, la figura de Don Quijote de la Mancha, casi uno podría confundirlos con un regalo turístico, pero era muy propio de la época, seña de identidad de la ciudad. Los de los años 1980', y creo que de los 1990', siguen una linea de arte contemporáneo más bien moderado, muy bonita para mi gusto. Los actuales trofeos, los de los 2000', no me convencen, son un poste indicando diferentes direcciones de diferentes caminos, aunque también hay otro modelo para la modalidad de los premios de la Fundación de Obra Social Caja Madrid, que recuerda un edificio rascacielos actual.
Bueno, sin más, que la cerveza os acompañe, voy preparándome para ir a los largometrajes de hoy, ya os contaré, Alto Mando del Servicio de Espionaje de Bares.
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