Nunca está de más pasear por el barrio. Yo lo hago todos los días. Es saludable.
Hacía tiempo que no veía algo así en mi barrio, por otra parte. No es algo inusual, pero tampoco es algo constante. No es una cosa que me sorprenda. Hace años ardió un coche debajo de mi terraza, lo habían robado, la policía venía con la sirena detrás de los ladrones. El coche, ignoro porqué, lo pararon y los dos ladrones salieron corriendo mientras el coche comenzaba a desprender desde su interior enormes llamas. Eso fue hace bastantes años, aún eran los 1990'. Han habido otros incendidos desde entonces, pero hacía mucho tiempo que no veía uno. Ignoro los motivos del incendio de esta furgoneta. Quizá ardió por un accidente o cualquier otro motivo al margen de lo ilegal. Asesinatos, robos, suicidios, hurtos, peleas, drogas, prostitución... Mi barrio tiene muchas historias así, aunque no son tan cotidianas como la imaginación popular del resto de la ciudad ha querido creer. Bueno, determinados asuntos sí, los no violentos.
Observo la furgoneta y realizo hasta cinco tomas fotográficas con mi teléfono móvil, rápidamente, no quiero que nadie me vea fotografiarla. Me interesa tener esas fotografía a modo de reportaje, de memoria de mi barrio. Como postales de mi barrio. Postales documentales. Acabo justo a tiempo, se haya aparcada frente a la valla de un colegio público cerrado, es por la tarde y no hay clases. Un par de hombres doblan la esquina del colegio y pasan a mi lado justo cuando acabo de hacer las fotos. Se paran a observar la furgoneta, han ido directos a ella, yo sigo mi camino.
Dejo la furgoneta atrás con su pintura gris metálica calcinada, sólo visible en pequeñas zonas de la parte del motor. La chapa se muestra cruda y sin brillo, manchada de colores negros de pura fogata, la que se debió transformar aquel vehículo que hasta hace poco era capaz de trasladar personas de un lado a otro. El interior es negro y lleno de metales que compusieran los asientos acolchados de los viajeros, sólo que ya no hay asientos ni habrá viajeros. No hay duda, la furgoneta está muerta. Yo me alejo por la carretera remodelada de la Avenida del Ejército, ya lejos de esta evidencia de una fogata en la ciudad que nadie impidió a tiempo. Los bomberos debieron llegar a tiempo para cortar un árbol que hubo delante del suceso, hay un tocón de él recientemente cortado. No hay duda tampoco, el árbol también ha muerto.
Que la cerveza os acompañe.
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