El concierto de anoche del Doctor Deseo en la Sala Heineken de Madrid capital estuvo bastante bien. En alguna parte del mismo quizá algo apagado, pero yo creo que se debía al mal sonido de la sala. Apenas se distinguían las letras de las canciones en algunas ocasiones, se lo comía el elevado sonido de la guitarra. Lo que acompañado al abusivo e injustificado precio de doce euros por un litro de cerveza en dicha sala, no acompaña a predisponerse a destacar virtudes. Pero Doctor Deseo tocó bastante bien. Ahí teníamos a Esteban cantando mientras se subía por las paredes, literalmente, o se mezclaba con el público cantando, tanto que pasó hombro con hombro con un improvisado reportero gráfico llamado Chico Gris, con "la Shoni", y conmigo. ¿Y de fondo? ¿En la pantalla luminosa del escenario? Escenas eróticas... ¿...? Qué la cerveza os acompañe. Ahí os dejo la tercera parte de las reflexiones pedagógicas, que una cosa no quita la otra.
Reflexiones pedagógicas (3)
3.6. Actividades.
Las actividades realizadas se desarrollaron en las dos aulas de 2º de Bachillerato del centro, como ya se ha dicho varias veces, una de Letras y otra de Ciencias. La detección de ideas previas, como también se ha expuesto, tuvo que ser por medio de la observación en el aula de clases previas que impartió mi tutor. De manera hablada con él se llegó a la conclusión de que, de acuerdo a su propia estructura de la asignatura, no debía introducir pruebas escritas diferentes a los comentarios de texto que él solía poner. La idea era desarrollar sus conocimientos a través de la realización de estos comentarios. A la par, la múltiple realización de estos podía servir al interés general de los alumnos de preparar sus respectivas pruebas de Selectividad, si optaban por la prueba escrita de Historia en tal examen.
Los conocimientos del alumnado eran pocos y pobres. Pero creo sinceramente que buena parte de la culpa reside en un programa impuesto por la LOGSE que desea abarcar demasiados miles de años en un curso de bastante menos de un año. Los conceptos, principal preocupación del profesorado para el aprendizaje de los alumnos de este centro, solían tenerlos confusos.
El intento expuesto en el apartado anterior acerca de que recapacitasen sus propios conocimientos y pudieran rebatirme en algo fue de efectos nulos. En general, en conversación con profesores de otras materias, se me dijo que todos los alumnos actuales del centro son así. Sobre todo, paradójicamente teniendo en cuenta que se trata en mi caso de Historia, los de Letras. Muchos se escudan, también se me dijo, en que ellos (los alumnos) son conscientes de que el mínimo esfuerzo les sirve para lograr su objetivo personal, que no es otro más que el pobre propósito de pasar de curso, en este caso de llegar a Selectividad. No hay que olvidar los datos que al principio de esta memoria se exponía acerca de que las asignaturas de Ciencias Sociales (a las que pertenece Geografía e Historia) son las que hoy por hoy son más atragantadas e indeseadas para el alumnado del IES (…). Por no citar el porcentaje mayoritario que consideraba mejor el trabajo que el estudio, al afirmar que deseaban proseguir sus conocimientos en módulos profesionales. De lo que tal vez tenga culpa los altos índices de paro laboral de los universitarios de nuestro Estado, así como de sus sueldos miserables o trabajos que nada tienen que ver con la formación universitaria una vez acabada su carrera (de lo que el presente autor da fe y testimonio y confirma sin paliativo alguno y rotundamente). El gobierno español, independientemente de cual sea el gobernante, debería preocuparse más de hacer autentica política social aunque moleste a nuestros empresarios más ricos económicamente. Tal vez de ese modo, entre otras cosas, podría encauzarse de nuevo por buen camino el esfuerzo de nuestros estudiantes al poder creer de verdad que el futuro puede no tener vacas flacas por varias décadas e incluso una casa que no sea la paterna.
Hablé personalmente con algunos de los alumnos para sondear un poco su nivel de interés y sus propósitos. Algunos de los alumnos de Ciencias estaban arrepentidos de estar en Ciencias. Algunos de los Letras estaban principalmente interesados en pasar la Selectividad con notas numéricas altas, y no preocupados realmente por su aprendizaje activo. Quizá esta actividad de acercamiento al alumnado me haya resultado interesante por conocer mejor la situación, pero he de reconocer que los resultados en vista de los perfiles obtenidos no parecen alentadores.
En cuanto a pruebas escritas sólo realicé una para ambas aulas. Se trataba de un comentario de texto sobre la Constitución de Cádiz de 1812. Mi tutor me ayudó a elegir el texto más idóneo y se acordó que un fragmento de varios artículos de esa constitución era el más indicado.
3.7. Materiales didácticos y recursos didácticos.
En cuanto a los recursos, aunque contábamos con un aula de audiovisuales donde poder exponerles documentales sobre la materia que impartía no la usé. La razón es que la falta de espacio del centro hacía que tal aula soliese estar ocupada por otros profesores de otras materias. Por otra parte no contaba con documentales de mis unidades didácticas. En las aulas donde impartí las clases no existían televisores, ni proyectores de diapositivas, ni proyectores de transparencias. Así pues, se imponía el uso principal de la palabra y el de la tiza y la pizarra para crear mapas que poder mover a cada paso de la explicación a base de borrar fronteras y marcar otras. Aunque no puedo dejar de anotar que las tizas a veces no eran fáciles de obtener y muchas veces yo mismo recurrí a romper la mitad de alguna tiza de otras aulas, para tener con qué crear los mapas.
El aula de los alumnos de Ciencias era 2º A. Este aula era francamente pequeña y tenía las ventanas atrancadas, con lo que sólo se podía abrir una. Lo que era un problema, porque continuamente le daba la luz del Sol y se sumaba a la temperatura de los radiadores del centro. Era poco menos que una caldera que a mitad de clase no invitaba a la concentración. Abrir la única ventana tampoco era apropiado, porque al tener el centro un gimnasio excesivamente pequeño se solía utilizar el patio para el ejercicio físico de otros alumnos y entraba demasiado ruido. El aula de los alumnos de Letras era 2º B. Este aula era más grande pero tenía las puertas rotas y no se podían cerrar. A causa de ello, los diez primeros minutos de clase y los diez últimos, llegaban ruidos y voces de fuera que distraían a muchos alumnos de su debida atención a clase. Para más INRI este aula estaba casi contigua a las puertas de entrada del gimnasio, de donde otros alumnos entraban o salían con material para el patio o bien para empezar o terminar su hora de Educación Física.
Contaba como material educativo con su libro de texto, como texto base del que partía la materia de mis unidades didácticas. Pero como ya se dijo este libro resultaba partidista hacia enfoques de centro derecha política y social, aunque en principio dudo que los alumnos se dieran cuenta por sí solos. Por otra parte le faltaban datos importantes y algunos estaban equivocados o se contradecían así mismos confrontados con otras partes del mismo libro. Así que no lo usé aunque sabía que ellos sí lo hacían. Si me referí a él en cuanto a unos mapas que tenía, de los cuales uno estaba equivocado. El asunto e los mapas lo resolví, como ya he anotado, dibujando los que necesitaba en la pizarra.
Por otra parte creé para ellos un esquema sólo de acontecimientos político militares de la emancipación de la América Española, pues de voz mía me centraría más en conceptos y algunos datos de interés sobre ese esquema o anecdóticos ilustrativos de la época o las vivencias reales del ese momento.
Las actividades realizadas se desarrollaron en las dos aulas de 2º de Bachillerato del centro, como ya se ha dicho varias veces, una de Letras y otra de Ciencias. La detección de ideas previas, como también se ha expuesto, tuvo que ser por medio de la observación en el aula de clases previas que impartió mi tutor. De manera hablada con él se llegó a la conclusión de que, de acuerdo a su propia estructura de la asignatura, no debía introducir pruebas escritas diferentes a los comentarios de texto que él solía poner. La idea era desarrollar sus conocimientos a través de la realización de estos comentarios. A la par, la múltiple realización de estos podía servir al interés general de los alumnos de preparar sus respectivas pruebas de Selectividad, si optaban por la prueba escrita de Historia en tal examen.
Los conocimientos del alumnado eran pocos y pobres. Pero creo sinceramente que buena parte de la culpa reside en un programa impuesto por la LOGSE que desea abarcar demasiados miles de años en un curso de bastante menos de un año. Los conceptos, principal preocupación del profesorado para el aprendizaje de los alumnos de este centro, solían tenerlos confusos.
El intento expuesto en el apartado anterior acerca de que recapacitasen sus propios conocimientos y pudieran rebatirme en algo fue de efectos nulos. En general, en conversación con profesores de otras materias, se me dijo que todos los alumnos actuales del centro son así. Sobre todo, paradójicamente teniendo en cuenta que se trata en mi caso de Historia, los de Letras. Muchos se escudan, también se me dijo, en que ellos (los alumnos) son conscientes de que el mínimo esfuerzo les sirve para lograr su objetivo personal, que no es otro más que el pobre propósito de pasar de curso, en este caso de llegar a Selectividad. No hay que olvidar los datos que al principio de esta memoria se exponía acerca de que las asignaturas de Ciencias Sociales (a las que pertenece Geografía e Historia) son las que hoy por hoy son más atragantadas e indeseadas para el alumnado del IES (…). Por no citar el porcentaje mayoritario que consideraba mejor el trabajo que el estudio, al afirmar que deseaban proseguir sus conocimientos en módulos profesionales. De lo que tal vez tenga culpa los altos índices de paro laboral de los universitarios de nuestro Estado, así como de sus sueldos miserables o trabajos que nada tienen que ver con la formación universitaria una vez acabada su carrera (de lo que el presente autor da fe y testimonio y confirma sin paliativo alguno y rotundamente). El gobierno español, independientemente de cual sea el gobernante, debería preocuparse más de hacer autentica política social aunque moleste a nuestros empresarios más ricos económicamente. Tal vez de ese modo, entre otras cosas, podría encauzarse de nuevo por buen camino el esfuerzo de nuestros estudiantes al poder creer de verdad que el futuro puede no tener vacas flacas por varias décadas e incluso una casa que no sea la paterna.
Hablé personalmente con algunos de los alumnos para sondear un poco su nivel de interés y sus propósitos. Algunos de los alumnos de Ciencias estaban arrepentidos de estar en Ciencias. Algunos de los Letras estaban principalmente interesados en pasar la Selectividad con notas numéricas altas, y no preocupados realmente por su aprendizaje activo. Quizá esta actividad de acercamiento al alumnado me haya resultado interesante por conocer mejor la situación, pero he de reconocer que los resultados en vista de los perfiles obtenidos no parecen alentadores.
En cuanto a pruebas escritas sólo realicé una para ambas aulas. Se trataba de un comentario de texto sobre la Constitución de Cádiz de 1812. Mi tutor me ayudó a elegir el texto más idóneo y se acordó que un fragmento de varios artículos de esa constitución era el más indicado.
3.7. Materiales didácticos y recursos didácticos.
En cuanto a los recursos, aunque contábamos con un aula de audiovisuales donde poder exponerles documentales sobre la materia que impartía no la usé. La razón es que la falta de espacio del centro hacía que tal aula soliese estar ocupada por otros profesores de otras materias. Por otra parte no contaba con documentales de mis unidades didácticas. En las aulas donde impartí las clases no existían televisores, ni proyectores de diapositivas, ni proyectores de transparencias. Así pues, se imponía el uso principal de la palabra y el de la tiza y la pizarra para crear mapas que poder mover a cada paso de la explicación a base de borrar fronteras y marcar otras. Aunque no puedo dejar de anotar que las tizas a veces no eran fáciles de obtener y muchas veces yo mismo recurrí a romper la mitad de alguna tiza de otras aulas, para tener con qué crear los mapas.
El aula de los alumnos de Ciencias era 2º A. Este aula era francamente pequeña y tenía las ventanas atrancadas, con lo que sólo se podía abrir una. Lo que era un problema, porque continuamente le daba la luz del Sol y se sumaba a la temperatura de los radiadores del centro. Era poco menos que una caldera que a mitad de clase no invitaba a la concentración. Abrir la única ventana tampoco era apropiado, porque al tener el centro un gimnasio excesivamente pequeño se solía utilizar el patio para el ejercicio físico de otros alumnos y entraba demasiado ruido. El aula de los alumnos de Letras era 2º B. Este aula era más grande pero tenía las puertas rotas y no se podían cerrar. A causa de ello, los diez primeros minutos de clase y los diez últimos, llegaban ruidos y voces de fuera que distraían a muchos alumnos de su debida atención a clase. Para más INRI este aula estaba casi contigua a las puertas de entrada del gimnasio, de donde otros alumnos entraban o salían con material para el patio o bien para empezar o terminar su hora de Educación Física.
Contaba como material educativo con su libro de texto, como texto base del que partía la materia de mis unidades didácticas. Pero como ya se dijo este libro resultaba partidista hacia enfoques de centro derecha política y social, aunque en principio dudo que los alumnos se dieran cuenta por sí solos. Por otra parte le faltaban datos importantes y algunos estaban equivocados o se contradecían así mismos confrontados con otras partes del mismo libro. Así que no lo usé aunque sabía que ellos sí lo hacían. Si me referí a él en cuanto a unos mapas que tenía, de los cuales uno estaba equivocado. El asunto e los mapas lo resolví, como ya he anotado, dibujando los que necesitaba en la pizarra.
Por otra parte creé para ellos un esquema sólo de acontecimientos político militares de la emancipación de la América Española, pues de voz mía me centraría más en conceptos y algunos datos de interés sobre ese esquema o anecdóticos ilustrativos de la época o las vivencias reales del ese momento.
Dejo anotado que en el tema de las Cortes de Cádiz los alumnos contaban de antemano con un esquema básico de las principales diferencias políticas de los diversos grupos políticos que existieron en aquella época. Tal esquema no era mío, si no de mi tutor, que lo había realizado antes de saber que yo impartiría esa unidad didáctica. Lo usé para que tuvieran una referencia en papel de tal asunto. No lo incluyo en la memoria por no ser de mi propia elaboración.
Por otra parte, por si alguno quedaba interesado en temas de Historia, les di mi correo electrónico y una dirección de una página informática de Internet del laboratorio de Humanidades de la Universidad de Alcalá de Henares, reconocida por la UNESCO, y donde yo mismo he sido publicado: www.archivodelafrontera.com.
3.8. Evaluación del alumno y del proceso: criterios e instrumentos.
Me ceñí a seguir los criterios de mi tutor en prácticas, pues al fin y al cabo los alumnos que trataba eran suyos y era él quien debía conducirles durante todo el curso con la finalidad de conseguir sus propios objetivos marcados.
Como ya dije él era partidario de crearles un comentario de texto por cada tema, pues él deseaba dejar varias semanas libre de temario antes de acabar el curso. Su fin era realizar múltiples comentarios de texto en esas semanas que les ayudase a tener muy fresco esa práctica de cara a la preparación del examen de Selectividad.
No obstante, ya anoté más atrás que comparto este gusto por los comentarios de texto, pues sabiendo hacerlos bien pueden ser muy útiles para alcanzar los objetivos de lograr personas con "buenos muebles" en la cabeza.
Como mis dos unidades didácticas pertenecían al mismo tema nueve sobre la crisis del Antiguo Régimen. Se decidió que lo mejor era que hiciese un comentario de texto, aunque yo había sugerido algún cuestionario o un test. Entre los dos acordamos que el texto fuera un fragmento de la Constitución de Cádiz de 1812, con diversas leyes. Sobre el resultado y aplicación del mismo ya hablaré en apartado sobre la descripción de la práctica vivida en el aula.
Donde sí tuve un poco más de vía libre para hacer a mi gusto fue en mis criterios de evaluación. Si bien es cierto que mi tutor me dejó los criterios generales de evaluación de un comentario de texto, siguiendo los modelos de ejemplo de los comentarios de texto de Selectividad de la Universidad Autónoma de Madrid (aparte yo tenía los míos propios de la Universidad de Alcalá de Henares).
Tenía claro que la nota numérica por sí sola no ayudaba al aprendizaje, si no más bien a la creación de una especie de subconsciente del alumno sobre una consideración de sí mismo como bueno o malo en la materia. La nota numérica, tan apreciada por muchos alumnos y padres, no garantiza el aprendizaje activo y eficaz sino más bien unos resultados que se podrían haber adquirido por memorización, que aunque esta no es rechazable del todo sí es cierto que no es lo más deseable en educación por sí sola.
Aparte de la nota numérica incluí a cada alumno un breve comentario acerca de lo que habían fallado en su comentario de texto, así como lo que habían acertado. Les hacía recomendaciones y les animaba a mejorar o les escribía mis expectativas en ellos en vista de sus resultados. Tal nota la escribí en un listado con diferentes colores para que se fijaran más en ellas. El día que las di la colgué en un tablón del que la cogieron y miraron, sabiendo que les había conminado previamente a que me esperasen en el primer recreo del centro, pues traería la fotocopia de sus exámenes anotados. Siendo su evaluación considero que tienen derecho a quedarse con esas fotocopias, pues pueden ser una buena ayuda para ellos ver qué de sus textos no valía o sí valía. Las faltas ortográficas fueron anotadas pero no las tuve en cuenta. No obstante sí les amonesté de palabra, con el mismo propósito que escribí en un apartado anterior y tal y como vi a otros profesores, pues parecía que el método les funcionaba. De todo esto le di un informe de cortesía a mi tutor, el cual decidió usarlo como parte de la propia evaluación que realizaba él.
Pero también les di la oportunidad de hablar conmigo cuando quisieran tanto de los resultados como de recomendaciones para hacer comentarios de texto, o bien por si necesitaban ayuda para conocer o aprender algún tema de Historia. Llegué a darles mi dirección de correo electrónico, la cual la anotaron bastante de ellos aunque a fecha de hoy no he recibido el correo de ninguno.
En todo caso, durante la evaluación del comentario de texto también conté con sus propias actitudes hacia la asignatura y la clase. Alumnos que numéricamente no aprobaban tenían capacidad para lograrlo pues se les veía más predispuestos y mejor enfocados que otros alumnos que numéricamente sí aprobaban. Por ello la nota numérica de aquellos suspensos subió por sí misma, pese a seguir siendo un suspenso numérico.
3.9. Bibliografías, otros ejemplos de recursos.
Es cierto que no les aporté bibliografía, más que nada porque no se les daba en el centro más bibliografía que el libro de texto. En todo caso, mi tutor daba bibliografía a alumnos interesados que preguntaban especialmente. A eso me limité yo, por no cambiar demasiado la dinámica a la que estaban acostumbrados, pues no era mi curso de un año entero, sino mi curso de quince horas de prácticas. Sí que es cierto que les cedí la dirección electrónica ya citada de www.archivodelafrontera.com. Además les comenté varias veces que su libro contenía errores, pero no parecían convencerse demasiado. Era como en tiempos remotos, la palabra escrita era la verdad suprema y no podía estar equivocada. La palabra escrita era sacrosanta. Aún con todo se lo dije varias veces que no confiasen mucho en su libro de texto. Algunos parecían creérselo y otros no, ante eso no sé qué más hubiera podido ser. En realidad los libros de texto deberían pasar revisiones más rigurosas antes de ser comercializados, pero de eso no tiene la culpa el sistema educativo. Les recomendé que mirasen enciclopedias para adultos, ni siquiera las juveniles, pues probablemente ahí encontrarían los datos de un modo correcto. Sin embargo no les mencioné ninguna enciclopedia concreta, pues confiaba en que los más curiosos se preocupasen por ojear diversas de ellas entre las bibliotecas y sus casas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario