lunes, abril 27, 2009

NOTICIA 611ª DESDE EL BAR: ¿NEUTRALIDAD O NO BELIGERANCIA?

No es lo mismo la neutralidad que la no beligerancia. Esta diferenciación yo la aprendí por medio de la carrera de Historia. Un poco más tarde volvi a tropezar con la misma diferenciación en términos de filosofía. Pero ahondando en estos términos un poco más allá, comprendí que esta "sutil" diferenciación de carácteres legales y filosóficos, según el caso, es aplicable a (o quiza está extraída de) los comportamientos personales de cada individuo ante un conflicto de su vida particular.
Así, cuando alguien tiene un conflicto con otro alguien e implica la toma de postura de gente cercana, tenemos a un buen número de personas que se declaran neutrales... Sin embargo no lo son tanto. Los implicados en el conflicto respetan la neutralidad de sus cercanos, pues saben a ciencia cierta que realmente no va nada con ellos, pese a que en algunos casos haya quien desee la toma de postura de gente que no tiene porqué postularse. Sin embargo, ¿qué ocurre en el mundo interior de los cercanos? Pues ocurre que algunos realmente toman loables poses de neutralidad equitativa, mientras que otros que no quieren entrar en el conflicto tampoco se hacen llamar igualmente neutrales, aunque en realidad son no beligerantes. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que un neutral es equitativo con las partes implicadas y no cambia sus actitudes con nadie. Ahora bien que se impliquen o no en la ayuda a una solución del conflicto es algo opcional, en principio para ser neutral basta con la equitatividad y el no cambiar las actitudes previas al conflicto que tuviera respecto a las partes. Pero un no beligerante es aquel que sin entrar en el conflicto mantiene una actitud casi neutral, pero no neutral. En otras palabras, mantiene sus relaciones con las partes del conflicto, sólo que simpatiza con una de ellas, que es a la que presta o facilita apoyos y ayudas, mientras que a la otra no le da esos apoyos o ayudas. Tampoco entorpece o perjudica la evolución en el conflicto del desfavorecido, comparativamente. Claro que no perjudicar o entorpecer su evolución en el conflicto es relativo, la cuestión moral tiene su peso en este caso, depende de la fuerza moral de la parte que no goza de la simpatía del no beligerante, así como de la fuerza del no beligerante, cuyo apoyo es una extensión de la misma que si bien no perjudica directamente al que no simpatiza, sí le puede hacer mella indirectamente.
Así, en un conflicto personal, pongamos de ejemplos un divorcio, un conflicto laboral o de estudios, un desacuerdo en una junta de vecinos, un desacuerdo en una asamblea política o sindical, o una pelea de amigos o de pareja... neutrales y no beligerantes son claramente diferenciables, pese a que los no beligerantes nunca querrán llamarse a sí mismos de tal modo, y se autollamarán, engañosamente, neutrales. En un conflicto afectivo se detectarán rápidamente a esos no beligerantes por su cambio de actitudes ante una de las partes... corte de llamadas o citas que antes ocurrían, cese del número frecuente de conversaciones o de determinadas conversaciones, dejadez en actividades conjuntas que eran normales antes del conflicto, etcétera. Mientras que con la otra parte, con la que sí simpatizan, nada de esto cambia, y en algún caso hasta se refuerza. Nunca hay un corte total y absoluto de relaciones, pues no es una parte en conflicto, es una parte simplemente no beligerante. Suegras, suegros, hermanos, hermanas, parejas, familiares en general, en los casos más personales es fácil que caigan en la no beligerancia. Compañeros de ideas, que no de partido o sindicato, lo pueden ser en los conflictos políticos o laborales. Amistades antiguas o nuevas conocidas a través del otro individuo en casos de otra índole. Ellos también es fácil que caigan en la no beligerancia. Aunque también es el grupo de amigos en general los que más fácilmente pueden ser netamente neutrales.
Parece complejo, pero en realidad es fácil de diferenciar cuando se da el caso. Y puede hacer más o menos mella y ser más o menos injusto.
En cuestiones de política internacional las naciones sí se declaran abiertamente neutrales o no beligerantes, y se comportan según el caso y ajustados al derecho internacional. Claro que luego todo tiene sus consecuencias. Un ejemplo práctico en Historia es la Segunda Guerra Mundial. España tuvo un periodo de neutralidad, pero lo cierto es que este sólo fue en el inicio más inmediato y en el final de la guerra, cuando era claro que Hitler y Mussolini perderían. La mayor parte del tiempo del conflicto se mantuvo no beligerante. En este sentido se dejaba usar los puertos a los países del Eje, pero no a los de la Alianza. Mantenía negocios y embajadores con todas las partes, sin embargo la venta de wolframio, elemental para fabricar bombas, sólo era mantenida con el gobierno alemán. Dado que el territorio español por entonces se extendía por el norte de Marruecos controlaba el Estrecho de Gibraltar al completo, y como no beligerante se permitió el paso de los Aliados cuando decidieron lanzar la campaña del Norte de África que fue desastrosa para el Eje, sin embargo, no permitió el uso de sus puertos para repostar a los mismos Aliados e incluso ocupó Tánger... que era neutral aunque se sabía que toda clase de espías estaban por allí.
Sin embargo Suiza era neutral. Sus bancos sirvieron para cobijar tanto el dinero de los NAZIS como el dinero de los refugiados del bando de los Aliados. Igual daba el trato con unos que con otros. No facilitaron las cosas a los alemanes, pero tampoco a los aliados, del mismo modo que trataron amistosamente con todos.
Examinado todo ello, neutrales y no beligerantes parecen más graves en los casos de política internacional o nacional, que en los casos de las vidas particulares. Sin embargo, alejémonos por un momento de los conflictos partidistas de los periódicos y libros, y centrómonos precisamente en las vidas particulares. Neutrales y no beligerantes no parecen tener tanta importancia, a fin de cuentas ambas clases de personas mantienen sus lazos de un modo u otro con las partes en conflicto, y las partes en conflicto comprenden sus posturas y les saben identificar pese a que en las vidas personales nadie se declare no beligerante... Curioso... la diplomacia política pide esa declaración para que se definan las naciones en un conflicto y garantizar su estatus durante el cual; sin embargo, la diplomacia de las vidas corrientes de los individuos aconseja a la prudencia de autollamarse neutral en todo caso, pese a que su actitud sea de no beligerante... ¿Y no será ese código ético precisamente un reconocimiento a que la no beligerancia también puede doler y por eso se rechaza autodeclararse como tal cuando en nuestras vidas personales nos encontramos con un conflicto? El no querer hacer daño a alguien querido pero preferir a otro alguien querido en un conflicto puede hacer daño. Los actos hablan solos, también es cierto. Y pese a todo, ya es todo un acto positivo no querer romper relaciones con ninguna parte. A veces me he encontrado con no beligerantes, en la actualidad también. Se les aprecia, pero las relaciones en el periodo de conflicto son extrañas. ¿Hay antes y después con los no beligerantes, al igual que con la otra parte en conflicto, tras el conflicto? Eso es algo que en todos los casos resolverá el talante de cada individuo, y los sentimientos y afecciones. Pero entre tanto, yo mismo a veces me planteo si los no beligerantes, en su afán de llamarse neutrales con palabras pero no con actos, son conscientes de que también su actitud puede hacer daño a la parte en conflicto con la que no simpatizan tanto, pero si al menos lo suficiente como para no romper relaciones quizá con vista a retomar los tratos de siempre en el futuro ante una posible solución del conflicto... o quizá simplemente porque en el fondo lo vivido hasta ese momento les es un grato recuerdo del que realmente no quieren que pase a ser recuerdo y sí que continúe siendo actualidad permanente...
Todo conflicto tiene sus zonas de absurdo. Que la cerveza os acompañe.

3 comentarios:

Pareidolia dijo...

La neutralidad aparece cuando estamos en un grupo, es el miedo a ser juzgados. De forma anónima no la hay.
Besicos

Canichu, el espía del bar dijo...

La neutralidad no es tanto eso, eso que tú dices es la no beligerancia, simpatizas con X pero, en un caso determinado, prefieres aparentar neutralidad no por las razones dadas en el post, sino en el caso que expones por miedo a que el resto del grupo neutral o definido le meta en medio del conflicto.

La neutralidad en sí es puramente neutralidad, sin miedos ni cortapisas.

A mi parecer.

Un saludo.

Pareidolia dijo...

La mayoría domina la discusión, aporta mayor información (sea o no fidedigna). Cuando no existe la norma, la impone el número. Para mí la neutralidad no existe
Besicos