Hecha la presentación de esta serie de seis informes en el post anterior, anoto que la imagen es del puente aéreo que Estados Unidos de América (USA), Reino Unido y Francia crearon para acceder a Berlín Occidental en 1948. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) Berlín, que era la capital alemana, quedó en zona liberada por la Unión Soviética (URSS). El origen clásico de la Guerra Fría se había ido forjando durante la guerra, aunque tome cuerpo total tras ella. Así en las conferencias de Yalta, Postdam y Teherán, de donde saldría el nuevo orden internacional, y en el mismo la ONU, la URSS ya había tomado uan serie de posiciones políticas fuertes gracias a que era, en principio, el único aliado en tener victorias frente a los alemanes (en Stalingrado, Kursk y Leningrado). Recobra así con fuerza el recelo que habría de originar una serie de incidentes diplomáticos y militares entre los aliados tras la guerra. Conflictos en Turquía, guerra civil en Grecia y Yugoslavia, la división de Alemania en dos Alemanias y ascenso de gobiernos comunistas de corte prosoviética en Europa del Este (por cierto que en origen lo eligieron los habitantes de allí en las urnas al verse liberados y agradecidos de ya no estar bajo los desmanes NAZIS, otra cosa es lo que vino después). En esa división de Alemania en dos, Berlín fue dividida también en dos zonas, una soviética y otra de los aliados occidentales. Cuando los conflictos diplomáticos se agudizaron, la URSS prohibió en 1948 que los aliados occidentales pasaran por suelo controlado por sovíéticos, lo que era sitiar a Berlín Occidental, aún sin muro. Como solución los norteamericanos idearon crear un puente aéreo, así no pisaban suelo soviético. En 1949 se desbloqueaba Berlín por tierra, pero se volvió a repetir la situación en 1958, ya con la República Democrática Alemana (RDA) formada. Berlín fue durante toda la Guerra Fría clásica epicentro de la red de espías de uno y otro bloque, así como de deserciones de uno y otro bando hacia el bando que le era opuesto, más de parte soviética a la occidental. Por ello en 1961 la RDA con apoyo de la URSS levantó el Muro de Berlín, que dividía la ciudad en dos. También se le llamó El Muro de la Vergüenza.
EL INFORME LA GUERRA FRÍA A TRAVÉS DE CÓMO LA IDEÓ CADA LÍDER DE CADA BLOQUE (2)
Una nueva visión. El comienzo ideológico de la Guerra Fría “clásica”.
Antes de entrar en el análisis de los pensamientos de Kennedy y Nixon, trataremos de describir la visión de la Guerra Fría de los principales líderes de los dos bloques a lo largo de la conflictiva situación. Creemos que esto es necesario para poder comprender mejor el porqué de los planteamientos de ambos presidentes.
La colaboración entre EEUU y la URSS en la II Guerra Mundial, 1939-1945 (aparte de otros aliados importantes, como, por ejemplo, Gran Bretaña) había puesto en alianza a los dos bloques que inmediatamente después del final de la guerra iban a ser enemigos durante varias décadas, con etapas de más o menos acercamiento. Los recelos entre ambas partes habían aparecido ya durante la guerra, sobre todo desde 1943, aunque nunca hay que olvidar que ya antes de la guerra existía cierto recelo a la expansión de la revolución, por un lado, o a la invasión a la URSS, por otro (eso explica el pacto de no agresión Alemania-URSS, y el posterior cambio de alianza soviética en 1941 al incumplir Adolf Hitler tal pacto). No obstante, Trotsky había planteado la exportación de la revolución fuera de la URSS, y Stalin ya había pensado en la misma mediante la Internacional Comunista aunque con el matiz de autodefensa de la URSS. Del mismo modo que, desde las épocas de Napoleón Bonaparte, Rusia había sufrido varias invasiones en su territorio por parte de potencias europeas.
Era el Primer Ministro británico, Winston Churchill, quien aireaba públicamente y con relativa frecuencia el miedo a la expansión comunista como peligro para toda Europa. Sin embargo, el presidente norteamericano, el demócrata Franklin Delano Roosevelt, nunca receló del todo de los soviéticos, confiando en que la interrelación que se daba de facto entre las partes durante la guerra originaría que los comunistas vieran las ventajas del mundo liberal democrático, aparte de una alianza contra los fascismos, por lo que ellos mismos, de modo interno, se adaptarían y por siempre existiría un entendimiento, un acercamiento y una colaboración. Roosevelt, por ello, era visto por el resto de los aliados no comunistas, como un líder debilitado en su moral por su enfermedad acrecentada (la poliomielitis). Juzgaban que daba demasiadas concesiones a los soviéticos. Es de reseñar que durante la Guerra Fría previa al periodo “clásico”, ya antes de la II Guerra Mundial, durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Gran Bretaña simpatizó con el bando rebelde y profascista de Franco, por lo que instigó en la Sociedad de Naciones (SDN) la no intervención, mientras EEUU en general simpatizaba con la República, gobierno legal instituido, y de fondo de todo aquello estaba la cuestión revolucionaria que había comenzado en suelo español de manos anarquistas y comunistas, así como de la ayuda ofrecida por la URSS a la República, frente a ala ayuda que recibía Franco de Alemania e Italia, pese a que fue la propia URSS la que ayudó tajantemente a frenar la revolución española con vistas a tranquilizar a Gran Bretaña y Francia de cara a una posible alianza posterior contra la Alemania de Hitler en caso de guerra europea y de que este invadiera la URSS. Sea como sea, este presidente, Roosevelt, moriría antes de finalizar la guerra mundial en el mismo año de 1945. Su sucesor fue su vicepresidente Harry S. Truman, el cual ejerció de presidente desde 1945 a 1952. Por tanto, Truman asiste y protagoniza el comienzo de la Guerra Fría “clásica”.
Truman comprendía que las actuaciones de la URSS en la Europa del Este estaban encaminadas a controlar los países que habían liberado, en contra de los acuerdos acerca de crear democracias libres. La URSS iniciaba una expansión por Europa que podría forzar a que todo el continente fuera prosoviético, como vaticinaba Churchill, lo cual era perjudicial para los intereses estadounidenses, que podría ver acabado su sistema político y social por mera extensión revolucionaria. EEUU se erigía como defensor del mundo libre desde ese momento. La sovietización de los países de la Europa Oriental, incluida Polonia, que era un caso delicado, la guerra en Grecia, la revolución en Irán con participación de la ayuda de la URSS, los movimientos acerca del control del paso de los Dardanelos en Turquía, el puente aéreo en Berlín, la creación de dos Alemanias, la creación de dos alianzas militares para defenderse ambos bloques (la OTAN, por parte occidental, y el Pacto de Varsovia, por parte soviética), la instrumentalización del foro de las naciones (la ONU)… fueron los pasos primordiales para el origen de la Guerra Fría, aparte de que sentaban las bases de esta.
Truman desarrolló una política internacional destinada a contener el comunismo, e incluso a enfrentarse a él abiertamente, aunque nunca se llegase a una guerra mundial nueva. Por ello se crearon las alianzas militares. Fue en este momento en el que se creó la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN o NATO) y un poco más tarde la SEATO, su homólogo en el Pacífico. La URSS respondió poco después creando el Pacto de Varsovia. Estas organizaciones garantizaban una Tercera Guerra Mundial si ocurría un conflicto provocado por el bloque contrario en cualquiera de los Estados miembros de cada alianza.
Antes de entrar en el análisis de los pensamientos de Kennedy y Nixon, trataremos de describir la visión de la Guerra Fría de los principales líderes de los dos bloques a lo largo de la conflictiva situación. Creemos que esto es necesario para poder comprender mejor el porqué de los planteamientos de ambos presidentes.
La colaboración entre EEUU y la URSS en la II Guerra Mundial, 1939-1945 (aparte de otros aliados importantes, como, por ejemplo, Gran Bretaña) había puesto en alianza a los dos bloques que inmediatamente después del final de la guerra iban a ser enemigos durante varias décadas, con etapas de más o menos acercamiento. Los recelos entre ambas partes habían aparecido ya durante la guerra, sobre todo desde 1943, aunque nunca hay que olvidar que ya antes de la guerra existía cierto recelo a la expansión de la revolución, por un lado, o a la invasión a la URSS, por otro (eso explica el pacto de no agresión Alemania-URSS, y el posterior cambio de alianza soviética en 1941 al incumplir Adolf Hitler tal pacto). No obstante, Trotsky había planteado la exportación de la revolución fuera de la URSS, y Stalin ya había pensado en la misma mediante la Internacional Comunista aunque con el matiz de autodefensa de la URSS. Del mismo modo que, desde las épocas de Napoleón Bonaparte, Rusia había sufrido varias invasiones en su territorio por parte de potencias europeas.
Era el Primer Ministro británico, Winston Churchill, quien aireaba públicamente y con relativa frecuencia el miedo a la expansión comunista como peligro para toda Europa. Sin embargo, el presidente norteamericano, el demócrata Franklin Delano Roosevelt, nunca receló del todo de los soviéticos, confiando en que la interrelación que se daba de facto entre las partes durante la guerra originaría que los comunistas vieran las ventajas del mundo liberal democrático, aparte de una alianza contra los fascismos, por lo que ellos mismos, de modo interno, se adaptarían y por siempre existiría un entendimiento, un acercamiento y una colaboración. Roosevelt, por ello, era visto por el resto de los aliados no comunistas, como un líder debilitado en su moral por su enfermedad acrecentada (la poliomielitis). Juzgaban que daba demasiadas concesiones a los soviéticos. Es de reseñar que durante la Guerra Fría previa al periodo “clásico”, ya antes de la II Guerra Mundial, durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Gran Bretaña simpatizó con el bando rebelde y profascista de Franco, por lo que instigó en la Sociedad de Naciones (SDN) la no intervención, mientras EEUU en general simpatizaba con la República, gobierno legal instituido, y de fondo de todo aquello estaba la cuestión revolucionaria que había comenzado en suelo español de manos anarquistas y comunistas, así como de la ayuda ofrecida por la URSS a la República, frente a ala ayuda que recibía Franco de Alemania e Italia, pese a que fue la propia URSS la que ayudó tajantemente a frenar la revolución española con vistas a tranquilizar a Gran Bretaña y Francia de cara a una posible alianza posterior contra la Alemania de Hitler en caso de guerra europea y de que este invadiera la URSS. Sea como sea, este presidente, Roosevelt, moriría antes de finalizar la guerra mundial en el mismo año de 1945. Su sucesor fue su vicepresidente Harry S. Truman, el cual ejerció de presidente desde 1945 a 1952. Por tanto, Truman asiste y protagoniza el comienzo de la Guerra Fría “clásica”.
Truman comprendía que las actuaciones de la URSS en la Europa del Este estaban encaminadas a controlar los países que habían liberado, en contra de los acuerdos acerca de crear democracias libres. La URSS iniciaba una expansión por Europa que podría forzar a que todo el continente fuera prosoviético, como vaticinaba Churchill, lo cual era perjudicial para los intereses estadounidenses, que podría ver acabado su sistema político y social por mera extensión revolucionaria. EEUU se erigía como defensor del mundo libre desde ese momento. La sovietización de los países de la Europa Oriental, incluida Polonia, que era un caso delicado, la guerra en Grecia, la revolución en Irán con participación de la ayuda de la URSS, los movimientos acerca del control del paso de los Dardanelos en Turquía, el puente aéreo en Berlín, la creación de dos Alemanias, la creación de dos alianzas militares para defenderse ambos bloques (la OTAN, por parte occidental, y el Pacto de Varsovia, por parte soviética), la instrumentalización del foro de las naciones (la ONU)… fueron los pasos primordiales para el origen de la Guerra Fría, aparte de que sentaban las bases de esta.
Truman desarrolló una política internacional destinada a contener el comunismo, e incluso a enfrentarse a él abiertamente, aunque nunca se llegase a una guerra mundial nueva. Por ello se crearon las alianzas militares. Fue en este momento en el que se creó la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN o NATO) y un poco más tarde la SEATO, su homólogo en el Pacífico. La URSS respondió poco después creando el Pacto de Varsovia. Estas organizaciones garantizaban una Tercera Guerra Mundial si ocurría un conflicto provocado por el bloque contrario en cualquiera de los Estados miembros de cada alianza.
Por otra parte, se produjeron las intervenciones militares estadounidenses en países estratégicos donde se expandía el comunismo, Grecia y Corea. Truman, además, había sido el único presidente que usó la fuerza nuclear en dos ocasiones, en Hiroshima y en Nagasaki, con motivo de finalizar la II Guerra Mundial, de una vez, en Japón. EEUU era el único país con armamento nuclear, lo que le situaba en una posición de fuerza ante el resto del mundo. Por ello Truman usó la llamada diplomacia atómica. Sus pruebas y ensayos en el Océano Pacífico, en el atolón de Mururoa, a partir de 1946, eran unas demostraciones al resto del mundo acerca de que disponían de una fuerza que usarían para mantener el orden y la libertad de los que ellos, EEUU, se sentían casi únicos avales. La URSS trabajó con éxito en la ONU para la creación de un comité internacional que controlase la fuerza atómica, en respuesta. Pero en 1949 la propia URSS disponía de una bomba nuclear. Ese mismo año China se hacía comunista, no siendo reconocido su gobierno por EEUU. Truman consideró que no podían reconocer como legítimo un gobierno próximo a la URSS, pues podría animar a otras potencias a seguir ese camino. Truman, aparte de la diplomacia atómica, había usado la fuerza ayudando a Grecia en su guerra contra el comunismo partisano. Esto se llevó a cabo gracias a la doctrina Truman, la cual estaba redactada a favor de los llamados pueblos libres, a los cuales ayudaría EEUU a mantener su libertad, era un claro ataque a la URSS y su expansionismo. Esto ocurría en 1947, el mismo año en el que se lanzó el Plan Marsahll, el cual pretendía dar unas ayudas económicas de reconstrucción por las cuales lograrían el acercamiento de los pueblos a los sistemas políticos y sociales de occidente, siguiendo las lineas de acercamiento cordial que había imaginado Roosevelt. La URSS lo comprendió como un ataque e hizo rechazar en sus áreas de influencia tales ayudas. La Guerra Fría se había dibujado, pero en 1950 era un hecho total al estallar la guerra en Corea. Ambos bloques no podían negar ya la posibilidad de un futuro enfrentamiento. China intervino en la guerra y esta acabó en 1953 con una especie de empate técnico que había desprestigiado la labor de Truman. Las bases estaban sentadas. Un creciente proceso de acumulación de armas y determinados enfrentamientos en diversas zonas. Nunca se llegaba a la guerra total entre los bloques, pero lo más importante, desde el final de la Guerra de Corea quedaba clara una cosa: había que respetar las áreas de influencia del otro bloque o, de no hacerlo, correr el riesgo de desembocar en una guerra mundial.
Quien dirigía la URSS en esos momentos era Iósif Stalin, el cual gobernaba desde la muerte de Lenin en los años de la década de 1920’. Tenía grandes recelos acerca de que la URSS volviera a ser invadida desde Europa. Conocía, además, el discurso anticomunista de Winston Churchill. Por ello consideró que la mejor defensa era crear un cinturón de países prosoviéticos capaces de retener una invasión a la URSS desde su propio suelo. Además, tal vez le era conveniente extender el comunismo por toda Europa, garantizando del todo, de ese modo, la existencia de la URSS y la revolución. Pero los acontecimientos de Grecia, y la salida de los comunistas de los gobiernos de Italia y de Francia, aparte de la creación de la OTAN, hizo que reconsiderase ese dominio. Desde ese momento se convenció de que debía mantener y reforzar los gobiernos comunistas bajo su control en la Europa oriental, y en todo caso crear lazos de unión con los nuevos países que surgían por medio de la descolonización. Estos países eran estratégicos por ser un apoyo más en el foro de la ONU, por poder crear alianzas con ellos, y porque podían lograr con ellos materias primas necesarias para la URSS (tal fue el caso del petróleo de Irán). La diplomacia atómica debía ser afrontada sin mostrar debilidad alguna, pues, de no ser así, quizá EEUU utilizase su ventaja para invadir la URSS o dominar al mundo de modo imperialista (el dominio de la URSS sobre otras naciones no lo consideraron ellos mismo imperialismo, sino libre asociación). Por ello la URSS forzó situaciones de fuerza pese a no tener armas atómicas, este sería el caso de Grecia o del puente aéreo de Berlín. Por otro lado, lograba un supuesto control internacional sobre la fuerza atómica y pedía en la ONU la utilización de la energía nuclear sólo para fines civiles. Sin embargo, una red de espías y científicos trabajaba en la obtención de una bomba nuclear soviética que lograse igualar las fuerzas entre los dos bloques, cosa que haría replantearse la conveniencia de llegar a una guerra abierta. Lo logró en 1949. Para Stalin esto era fundamental, pues él creía que el bloque capitalista y el bloque socialista eran tan antagónicos que tarde o temprano se llegaría a una guerra total que acabaría con el único final aceptable para sus tesis: el final del capitalismo imperialista y la extensión del socialismo, en un cierto modo paralelo a como lo imaginó Karl Marx en el siglo XIX. Stalin, de ese modo, mantenía la paz preparando al mundo para la guerra, al igual que Truman defendía la libertad y la paz con acciones de influencia económica y diplomacia atómica y militar. Si Truman dejaba de ser presidente a finales de 1952, Stalin moriría, paranoico, en 1953.
Quien dirigía la URSS en esos momentos era Iósif Stalin, el cual gobernaba desde la muerte de Lenin en los años de la década de 1920’. Tenía grandes recelos acerca de que la URSS volviera a ser invadida desde Europa. Conocía, además, el discurso anticomunista de Winston Churchill. Por ello consideró que la mejor defensa era crear un cinturón de países prosoviéticos capaces de retener una invasión a la URSS desde su propio suelo. Además, tal vez le era conveniente extender el comunismo por toda Europa, garantizando del todo, de ese modo, la existencia de la URSS y la revolución. Pero los acontecimientos de Grecia, y la salida de los comunistas de los gobiernos de Italia y de Francia, aparte de la creación de la OTAN, hizo que reconsiderase ese dominio. Desde ese momento se convenció de que debía mantener y reforzar los gobiernos comunistas bajo su control en la Europa oriental, y en todo caso crear lazos de unión con los nuevos países que surgían por medio de la descolonización. Estos países eran estratégicos por ser un apoyo más en el foro de la ONU, por poder crear alianzas con ellos, y porque podían lograr con ellos materias primas necesarias para la URSS (tal fue el caso del petróleo de Irán). La diplomacia atómica debía ser afrontada sin mostrar debilidad alguna, pues, de no ser así, quizá EEUU utilizase su ventaja para invadir la URSS o dominar al mundo de modo imperialista (el dominio de la URSS sobre otras naciones no lo consideraron ellos mismo imperialismo, sino libre asociación). Por ello la URSS forzó situaciones de fuerza pese a no tener armas atómicas, este sería el caso de Grecia o del puente aéreo de Berlín. Por otro lado, lograba un supuesto control internacional sobre la fuerza atómica y pedía en la ONU la utilización de la energía nuclear sólo para fines civiles. Sin embargo, una red de espías y científicos trabajaba en la obtención de una bomba nuclear soviética que lograse igualar las fuerzas entre los dos bloques, cosa que haría replantearse la conveniencia de llegar a una guerra abierta. Lo logró en 1949. Para Stalin esto era fundamental, pues él creía que el bloque capitalista y el bloque socialista eran tan antagónicos que tarde o temprano se llegaría a una guerra total que acabaría con el único final aceptable para sus tesis: el final del capitalismo imperialista y la extensión del socialismo, en un cierto modo paralelo a como lo imaginó Karl Marx en el siglo XIX. Stalin, de ese modo, mantenía la paz preparando al mundo para la guerra, al igual que Truman defendía la libertad y la paz con acciones de influencia económica y diplomacia atómica y militar. Si Truman dejaba de ser presidente a finales de 1952, Stalin moriría, paranoico, en 1953.
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