Ayer estuve en Madrid capital. Fui al Círculo de Bellas Artes. Esta institución celebraba ayer el Día del Libro. Uno de sus actos era en colaboración con la editorial Alfaguara y el diario El País y se trataba de recoger relatos de tres hojas cuya primera frase fuera la frase inicial de "El Quijote", de Miguel de Cervantes. A cambio te daban un libro y la posibilidad de ganar un concurso cuyo premio sería ser publicado en Mayo en El País. Allí fui, antes de hora... Asíque me quedé paseando por la calle Alcalá. Estaba llena de guardia civiles y policías, ya que el lugar estaba siendo continuamente visitado por personalidades de la política y la cultura. Pero cuando llegué a la altura de la Sala Alcalá 31 no pude menos que parar. Habían colocado en plena calle un pequeño escenario donde un grupo de jazz-soul-rock psicodélico tocaban un mini concierto. Un bajista, un órgano eléctrico, un guitarrista eléctrico, un batería, un saxofonista, un trompetista y un técnico de sonido habían creado un ambiente totalmente lisérgico y lleno de ritmo a pleno sol de la tarde, caído a plomo sobre un montoncito de personas que nos agrupamos alrededor.
La música, motor de la vida de los humanos en más ocasiones de los que muchos creen, cambiaba el ambiente habitual de esa calle llena de Ministerios del gobierno. Un ejecutivo seguía su camino, pero bailando al ritmo de aquella fusión musical y los aplausos, los coches seguían atascados en la carretera pero pitando entre canción y canción a modo de aprobación a los músicos. Yo me quedé sentado en una terraza de bar bebiendo una cerveza mientras les oía y sudaba como si mi frente fuera una ducha.
Parece ser que la ciudad estaba llena de actos culturales con motivo de ser el Día del Libro. No obstante, en mi ciudad, Alcalá de Henares, el Rey y la Reina se entretenían en entregar el Premio Cervantes al escritor de turno este año, y como cada año aprovechando la coyuntura para comer en la lujosa Hostería del Estudiante. Yo entretanto en Madrid, callejeé un poco más y paseé por delante del Parlamento, unos policías con ametralladora hablaban entre sí aburridos, y de ahí al Ateneo de Madrid y de ahí al bar La Casa del Pueblo. Pero la Casa del Pueblo estaba cerrada, asíque me metí en otro más de barrio, donde sorprendentemente de tapa me pusieron comida oriental. Una combinación realmente exótica, la cocina hindú mezclada con nuestros bares obreros más arraigados y autóctonos.
Al fin llegó la hora de entregar el relato, fui al Círculo de Bellas Artes. La recepcionista no entendió al principio muy bien lo que quería, pero unas cuantas sonrisas y un tonteo inicial permitió una buena comunicación. Tuve que volver aún un poco más tarde, pero al fin pude entrar. Había guardaespaldas, policía, guardia civil y demás por todo el edifico y sus inmediaciones, aquello parecía más que un centro de la cultura, un cuartel general. Me registraron muy amablemente, todo sea dicho de paso, incluso con delicadeza, cosa fina, y al fin pude entrar. Tras hacer cola con otros autores de relatos, entregué el mío a una chica que se confundió al anotar mi nombre y lo escribió tres veces. Me dieron un libro de un autor francés de la belle epoque, Jean Lorrain. Lo estuve mirando mientras daba unos pasos fuera de la cola de espera y me tropecé con la espalda de un cámara de televisión. Parecía molesto, y es que en esos momentos él estaba grabando a la Ministra de Cultura.
Abandoné el edificio tras visitar su sala de exposiciones sobre carteles de propaganda política y no política de la España de 1939 a 1959. En una sala cercana, gente famosa y gente de la calle leían fragmentos de "El Quijote".
Se iba haciendo la noche y en Alcalá de Henares, por ser lunes, me esperaba el equipo de trivial en el Whelans, o a mejor decir les esperaba yo, puesto que soy el que habitualmente reserva los sitios que usaremos donde la partida. Carmen leyó las preguntas y el equipo habitual, a falta de uno, las contestamos. Tercer premio.
Un lunes completo. Pero hoy al despertar, con mi gata maullando porque quería mi atención, refrexiono sobre algunas de las preguntas que me hizo Mari. Cojo la prensa, leo que murió Boris Yeltsin, que Alemania conmemorará la memoria de los muertos en Guernika en este año de aniversario de manera más sonada que los propios españoles, que Sarkozy y Royal se disputan Francia... pero pienso en las preguntas que me hizo Mari... y pienso en algunas de mis respuestas, en la realidad que implican, en mi realidad. Al menos ayer, gané un libro por un escrito y un par de sonrisas.
La música, motor de la vida de los humanos en más ocasiones de los que muchos creen, cambiaba el ambiente habitual de esa calle llena de Ministerios del gobierno. Un ejecutivo seguía su camino, pero bailando al ritmo de aquella fusión musical y los aplausos, los coches seguían atascados en la carretera pero pitando entre canción y canción a modo de aprobación a los músicos. Yo me quedé sentado en una terraza de bar bebiendo una cerveza mientras les oía y sudaba como si mi frente fuera una ducha.
Parece ser que la ciudad estaba llena de actos culturales con motivo de ser el Día del Libro. No obstante, en mi ciudad, Alcalá de Henares, el Rey y la Reina se entretenían en entregar el Premio Cervantes al escritor de turno este año, y como cada año aprovechando la coyuntura para comer en la lujosa Hostería del Estudiante. Yo entretanto en Madrid, callejeé un poco más y paseé por delante del Parlamento, unos policías con ametralladora hablaban entre sí aburridos, y de ahí al Ateneo de Madrid y de ahí al bar La Casa del Pueblo. Pero la Casa del Pueblo estaba cerrada, asíque me metí en otro más de barrio, donde sorprendentemente de tapa me pusieron comida oriental. Una combinación realmente exótica, la cocina hindú mezclada con nuestros bares obreros más arraigados y autóctonos.
Al fin llegó la hora de entregar el relato, fui al Círculo de Bellas Artes. La recepcionista no entendió al principio muy bien lo que quería, pero unas cuantas sonrisas y un tonteo inicial permitió una buena comunicación. Tuve que volver aún un poco más tarde, pero al fin pude entrar. Había guardaespaldas, policía, guardia civil y demás por todo el edifico y sus inmediaciones, aquello parecía más que un centro de la cultura, un cuartel general. Me registraron muy amablemente, todo sea dicho de paso, incluso con delicadeza, cosa fina, y al fin pude entrar. Tras hacer cola con otros autores de relatos, entregué el mío a una chica que se confundió al anotar mi nombre y lo escribió tres veces. Me dieron un libro de un autor francés de la belle epoque, Jean Lorrain. Lo estuve mirando mientras daba unos pasos fuera de la cola de espera y me tropecé con la espalda de un cámara de televisión. Parecía molesto, y es que en esos momentos él estaba grabando a la Ministra de Cultura.
Abandoné el edificio tras visitar su sala de exposiciones sobre carteles de propaganda política y no política de la España de 1939 a 1959. En una sala cercana, gente famosa y gente de la calle leían fragmentos de "El Quijote".
Se iba haciendo la noche y en Alcalá de Henares, por ser lunes, me esperaba el equipo de trivial en el Whelans, o a mejor decir les esperaba yo, puesto que soy el que habitualmente reserva los sitios que usaremos donde la partida. Carmen leyó las preguntas y el equipo habitual, a falta de uno, las contestamos. Tercer premio.
Un lunes completo. Pero hoy al despertar, con mi gata maullando porque quería mi atención, refrexiono sobre algunas de las preguntas que me hizo Mari. Cojo la prensa, leo que murió Boris Yeltsin, que Alemania conmemorará la memoria de los muertos en Guernika en este año de aniversario de manera más sonada que los propios españoles, que Sarkozy y Royal se disputan Francia... pero pienso en las preguntas que me hizo Mari... y pienso en algunas de mis respuestas, en la realidad que implican, en mi realidad. Al menos ayer, gané un libro por un escrito y un par de sonrisas.
9 comentarios:
Sin duda fue un buen día, un día en que sucedieron cosas...a veces eso es suficiente para que el día mejore.
Me tengo que ir a la autoescuela y no me da tiempo a leerlo, así que un saludo. Me llamaste e otro día.
Por ciero, Desde las Sombras vuelve a latir
Nos llevaste de paseo por Madrid. Ha sido muy grato acompañarte.
DUNA: tenías que haber visto el concierto callejero, merecía la pena, aunque era un mini concierto.
PEDRO MAZA: cuánto tiempo desaparecido en combate... buff... te llamé por dos motivos, mi madre dijo que estabas por el barrio y para saber si seguías en la parada del autobús cuando recibí su mensajes, y también porque el 21 cumplía años e iba a pinchar música en el flamingo, como anoté en el blog en los dos posts anteriores. un saludo.
LILIANA: pero era un día fuera de lo habitual, era el día del libro, no describo un día corriente. Espero al menos que loo pasaras bien en este paseo con océano de por medio. Un abrazo (he visto tu cara en el correo este del grupo de amigos que mandaste por error).
ayshhhhhhhhhhh daniel
estuve hace poco en el cículo de bellas artes de madrid...que me has traido unos recuerdos...
bonitos.
Sí, ya tengo una cara para mostrar. Como decimos aquí: "Es lo que hay".
He disfrutado el paseo, océano de por medio... y sí, el ldía del libro (¿qué haríamos sin ellos?)
También me descubriste el otro día en un rincón del Flamingo. Habilidades que una tiene, la desdoblarse para visitar a los amigos.
Alguna vez espero que leamos ese cuento que presentaste.
me encantó tu día...
las ferias de los libros tienen un qué sé yo como dicen los argentinos.
Es rico eso de las sorpesas que te da un espacio dado, sin esperarlo, sin planificarlo.
Encontrarse con mùsica en medio de una ruta hacia los libros y hacerte sentar a escuchar.
Una delicia.
No paras, Canichu. Y eso es bueno. Visita al Ateneo y te regalan un Lorrain que escarbó entre la gente humilde y proscrita, como un Baroja un poco más " canalla". Son las paradojas de la vida. Saludos.
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