NOTICIA 252ª DESDE EL BAR: DIVERSIDAD DIACRÍTICA

Cada signo ortográfico que da a una letra un valor especial es diacrítico. Cada persona tiene de por sí un valor especial. La existencia goza por ello de una realidad diacrítica. Con diversas voces, con diversas visiones, con diversas creencias, con diversas formas, con diversos seres, con diversas cosas. Es una diversidad diacrítica. El reloj marca las horas diacríticamente. El tiempo discurre por los territorios de la vida y nos otorga una parte de sí. Las uñas de dos dedos golpetean la mesa mientras la mente piensa en esto y un escarabajo pasa cerca ignorando la grandeza de la vida y su diversidad, diversidad diacrítica.

Todo es novedoso y viejo, ruinoso y constructivo. Miles de niños marchan al unísono. Van hacia el muro alzando sus manos hacia el cielo. Al unísono dicen en voz alta: "vamos directos a la perdición que nos han dado". Montones de buitres les esperan observándoles en pleno vuelo. Buscan a su vez sus propios nidos, sus nidos de ametralladoras para ametrallar a esos niños. Van diciéndoles esos buitres entretanto: "en vosotros creemos, la sal de La Tierra, el futuro y su razón". Y van cargando de balas cada palabra con las que les guían y observan. Los niños al unísono dicen en voz alta: "vamos directos a la perdición que nos han dado", y se dirigen al muro alzando sus manos al cielo.

Sin la experiencia no encuentras las trompetas y su sonido. Son ellas las que nos llaman. "¿Y si nos hubieran mentido? No queremos gente que nos mienta". Esa voz es la primera en caer, poco antes de llegar al muro. Se desfragmentó en varios pedazos diacríticos. Los buitres ordenan a los niños alzar más altos los muros, y los niños se hacen adultos construyendo con piedra el estorbo a su propio paso. Les miran los buitres y se acomodan espectantes del resultado de su trabajo: humanos construyendo su muro.

Al otro lado se oyen voces: "somos libres como el viento, al fin felices, al fin nos gozamos, al saltar desde el muro a este lado". Los buitres les oyen y se aferran a sus nidos, sus nidos de ametralladoras disparando ideas que les permiten seguir ejerciendo de buitres. El muro se alza, muy extrañamente se destruye y permite el paso atropellado de los que quieren huir al otro lado, algunos a veces saltan, pero siempre hay niños que acuden diciendo al unísono en voz alta: "vamos directos a la perdición que nos han dado". Siempre hay nuevas generaciones construyendo el muro, aunque alguno pase al otro lado.

Y en el otro lado... algunos viven alegres, otros construyen nuevos nidos mientras les salen plumas, plumas de buitre. Y son los alegres los que cada día intentan hacer llegar un mensaje nuevo, un mensaje viejo, a los niños y a los adultos del muro: "somos libres y no construimos muro que nos impida el paso, ¿os atrevéis a dar un salto?"

Pero saltar es caro, hay tanto miedo a lo inseguro y el muro es ya tan alto...

La vida es diversidad diacrítica, eso lo claman desde el otro lado.

Daniel L.-Serrano.

P.D.: A veces colaboro con otros blogs. Con El Chico Gris tenemos Noticias de La Botella Vacía (sobre los últimos acontecimientos de nuestro fanzine). A veces publico críticas de cine en Kinephilos (de Liliana). Ahora me uno a la comunidad blogger que forma la gente de Diversidad Diacrítica (un blog de imágenes y comentarios, de experiencias y de sensaciones, plástica y no), así que alguna vez dejaré por allí alguna imagen. Inauguro mi presencia con esta, aunque dejo el relato escrito aquí. El link que abro en el blog a Diversidad Diacrítica lo coloco en los links a fotologs.