lunes, octubre 29, 2018

NOTICIA 1823ª DESDE EL BAR: DICE KAHLO QUE...

Dice Kahlo, de Dadanoias, que cierra Dadanoias. Leyendo su anuncio el pasado 17 de octubre se podría pensar que para siempre, aunque algunos fragmentos del anuncio dejan la puerta abierta a un posible regreso futuro no decidido aún. Lo cierto es que Kahlo no es la primera vez que cierra una página suya, ya antes cerró Globuchito y después Ternura Porno en 2012 ó 2010 o no recuerdo tanto ya. De todo ello quedó un libro Kahlo en el país de las Dadanoias, publicado por Norma editorial hace unos años, en 2009, y parece que ahora que cierra Dadanoias se animará a sacar otro libro con una selección de las cosas que publicó allí, a ver si logro hacerme con un ejemplar cuando sea posible.

Cuando yo comencé a escribir Noticias de un espía en el bar lo hice en los últimos días de diciembre de 2005. Tenía por ejemplo y animador el blog de un amigo mío, Chico Gris, con su El extraño caso del Chico Gris, que lleva ahora mismo parado desde 2016, aunque no está cerrado. Por el camino encontré muchos otros blogs y blogueros a los que seguí y de los cuáles muchos fueron ya cerrados, casi todos. En aquel 2005 también había comenzado meses antes que yo Kahlo. Los seguía de manera asidua. Creció una especie de amistad de conocidos, por así llamarlo, entre autores de bitácoras. Llegué a conocerla en persona en Madrid el día que presentó su libro, incluso le regalé una gorra. Su ida, no sé si para siempre o parcial, la entiendo. Ella, como bien explica, necesita en estos momentos una aproximación a la realidad fuera de las redes sociales, unas redes sociales que incluso le abrieron las puertas a aparecer en periódicos y espacios informativos audiovisuales. Es normal. No dudo que su creatividad seguirá muy activa y no paro de desearle lo mejor.

La cosa es que dice Kahlo que ha llegado a borrar quinientos veintitrés posts de Dadanoias porque se sentía muy expuesta. No es algo nuevo. A lo largo de su trayectoria sus lectores habituales ya habíamos leído posts fugaces.  Pienso con ello en el asunto de la autocensura. Cuando comenzamos en 2005 creo que había otro tipo de usuarios/lectores de Internet y de los blogs que era algo más inocente que ahora, aunque no del todo inocente. Por supuesto existían los llamados trolls, que por esos años eran muy activos en los blogs, ahora se han pasado en masa a las redes sociales más inmediatas, como Facebook y Twitter. Pero ahora es otro asunto, la invasión de la intimidad más allá de lo que tú mismo quieres escribir, o la persecución que te hacen determinadas personas si no escribes u opinas lo que ellos desean, incluso los "bienpensantes". Hay también una cierta reacción puritanista contra todo aquello que sea más trasgresor. Y luego están todas esas personas que te leen para buscar argumentos contra ti en el mundo laboral, familiar, creativo, amistoso, etcétera. Yo mismo de vez en cuando he recibido algún mensaje privado o recibido comentarios en persona bastante desagradables. Es en parte una parte del pequeño freno que tiene este blog últimamente, pero es algo que espero acabe pronto, en cuanto las circunstancias cambien. Pero lo cierto es que en general se reciben más cosas gratificantes que desagradables.

Lo importante de todo este asunto, al margen de las razones de Kahlo y del cierre no sé si definitivo o temporal de Dadanoias, está en esa especie de perversidad en la que todo lo que no coincide en la opinión de una masa, es perseguido hasta su censura o su autocensura. La autocensura aparece más que la censura directa. Hace un año o dos leí un reportaje en prensa sobre profesores universitarios estadounidenses que habían llegado incluso a perder su trabajo ante las quejas de sus alumnos por no compartir sus enfoques en las aulas. Así por ejemplo ocurría el caso de profesores que explicando las teorías científicas de la evolución fueron sancionados por herir los sentimientos religiosos. Algo propio del siglo XIX totalmente vivo en el XXI, al margen de que se sea o no creyente religioso. La libertad de cátedra y la de opinión y expresión dinamitados. Pero hay ejemplos que se leen por todo tipo de prensa hoy día. Desde casos muy importantes a casos más locales. Tenemos también el anuncio esta semana de la decisión de los productores de The Simpsons de eliminar al personaje hindú Apu porque un comediante hindú radicado en Estados Unidos ha realizado un documental donde considera este personaje una ofensa racista, en un sentido similar esta misma semana la prensa española nos mostraba a una asociación de afectados de enanismo que pedía en la Unión Europea el fin de los espectáculos como el Bombero Torero porque les ofendía, sin que se sepa nada de la opinión de aquellas personas con enanismo que profesan esa profesión. Si tuviéramos que atender a todas las peticiones de eliminación de cosas que ofenden probablemente todo terminaría censurado. ¿Acaso no ofendían algunas estatuas de desnudos renacentistas a algunas sociedades religiosas? ¿No ofendían los crucifijos y otros símbolos religiosos en las aulas francesas? ¿No ofendían los velos en algunos colegios españoles? ¿No ha ofendido hace poco una blasfemia como para terminar en los tribunales? ¿No ofenden a algunas personas el humor erótico? ¿No se ofenden otras personas por los calendarios de desnudos aunque sean de carácter benéfico? Podemos censurar todo tipo de cosas, pero en ese caso creo que la sociedad se está confundiendo de dirección. Lo que pretende perseguir una sociedad tolerante y abierta puede terminar lograr justo lo contrario.

Decía el filósofo Adorno en los años 1940 toda una advertencia acerca de los peligros de dar por cierto lo que por extensión de propagación una masa puede decir qué es lo cierto o lo correcto. Estamos en unos tiempos de cambio en los que al final del siglo XXI probablemente todos estos temas estarán más definidos y no tendrán tantos lazos con las formas de pensar del pasado siglo XX, pero ese camino se está haciendo ahora. En España la popularización de Internet se hizo a finales de los años 1990, con el primer gobierno de Aznar (PP), algo tardío respecto a otros lugares. No sabría decir cuando sería el año clave, pero digamos que lleva popularizado ya unos veinticinco años, donde además todo se ha relanzado y revolucionado numerosas veces. Pero a la extensión de esta revolución de la comunicación le acompañó a la vez menores espacios a la filosofía, la ética, la literatura, la Historia y otros campos de las Humanidades que ayudaran a racionalizar tal cantidad de dispositivos y medios de comunicarnos instantáneamente y de compartir nuestras experiencias y pensamientos, o de comportarnos respecto a las de otras personas. El mero hecho de que el mundo empresarial use el acceso a la información de los pensamientos de sus trabajadores para decidir si mantenerles o no en el puesto de trabajo es en sí retorcido y autoritario. Implícitamente se lanza la idea de: no hables o tendrás consecuencias negativas. Igualmente para cualquier otro espacio de la vida.

Por supuesto no todo vale: difamar, tergiversar, insultar, etcétera es un mal uso dentro y fuera de la red. Pero hay que saber diferenciar cuando ocurre esto realmente y cuando simplemente no se coincide en opinión.

¿Podría hoy publicar Bukowski? ¿Podría hoy un pintor del XIX seguir compartiendo sus cuadros de desnudos femeninos? ¿Podría lo que quiera que sea cualquiera que sea si se ha de ceñir a un código ético que se considera mejor que el propio aunque venga de unos valores que no se comparten? Este verano una encuesta a varios de los técnicos y empresarios de varias grandes tecnológicas de Internet reconocían que hoy por hoy predomina una tendencia progresista porque en su mayoría ellos son jóvenes de ideas progresistas y reconocían que a menudo vetaban cuestiones ultraconservadoras por esto mismo, o que varias de sus decisiones sobre desnudos y otras historias quedaban anuladas precisamente por sus propias ideas actuales de progresía. ¿Y si llegara el día en el que la mayoría de estas personas fueran conservadoras o ultraconservadoras? ¿Veríamos con tan buenos ojos lo que hoy por hoy estamos permitiendo? Probablemente las tecnológicas son hoy un poder supranacional al margen de los Estados y de los representantes electos por las sociedades. Sólo el dinero y sus capacidades empresariales les ubica donde están y acumulan mucho poder a nivel planetario. Ahora bien, sus negocios funcionan gracias a los satélites espaciales que pertenecen y controlan los grandes Estados. El día que las empresas puedan hacerse con esta capacidad es probable que las democracias y los diferentes modos de Estado del mundo conozcan una nueva era de feudalismo adaptado al futuro.Y eso puede no ser bueno para las libertades sociales e individuales. Pero puedo equivocarme, por supuesto. ¿Quién sabe cómo evolucionarán las ideas, las concepciones y las sociedades para el año 2099?

Pero en principio, lo que hay que comprender es que todo cambio social se implanta no porque aparezca un gran suceso de la mano de alguien concreto. Una dictadura, un totalitarismo (y este sistema no tiene porqué ser una dictadura), una pérdida de libertad no ocurre porque alguien lo imponga, porque aunque así ocurra a veces esa imposición acaba pronto por no tener una base social que lo sustente. El éxito de un sistema social se basa en que la base social acepte y asuma determinados preceptos como lo correcto. Si se lanza la idea de que Internet es un buen lugar para perseguir lo que no se comparte, o si se lanza la idea de que la red es óptima para difamar, y si en general tú como persona lo aceptas y te sumas a lo que cada vez más gente hace, entonces comenzamos a estar perdidos como sociedad.

Ahora bien, siempre hay espacio para la alternativa. Todo puede evolucionar de otra manera si somos capaces de entender que la red para garantizar nuestras libertades necesita de la comprensión hacia el otro, aunque no se comparta lo que nos cuente. Esto no es un llamamiento a abrir la puerta al racismo, la xenofobia, el machismo, la misoginia o cualquier otra cuestión. El problema viene cuando queriendo acabar todas estas cosas se termina viéndolas en todos los sitios y se pasa a la falsa acusación, a la acusación contra el inocente, al ostracismo del otro, a la demagogia, al falso argumento, a la confusión, etcétera. ¿Alguien recuerda cuando en la Caza de Brujas de Estados Unidos en los años 1950 se acusó de comunistas a gente que, siéndolo o no, no había hecho nada malo? ¿Alguien recuerda cuando la censura franquista prohibía hasta las cosas más disparatadas de cine, televisión, libros y prensa en busca de sus propios fantasmas? ¿Alguien recuerda la autocensura cuando se voló por los aires el edificio donde se redactaba el periódico Madrid?

Y por supuesto luego están los autores y el cómo se sienten. Llegar a la autocensura no es algo que no pase factura emocional. Comprendo que Kahlo se haya sentido muy expuesta, apoyo su decisión, aunque me hubiera gustado que continuara. Pero a la vez pienso: si se ha sentido expuesta, ¿qué cuestiones de su vida familiar, sentimental o laboral se habrán sentido afectadas y de qué modo para llegar a borrar más de medio millar de posts y ahora cerrar Dadanoias? El hecho me sirve hoy de reflexión y de invitación a la reflexión. Toda aquella persona que usa la lectura que hace en Internet para tachar al otro, ¿en qué se puede considerar a sí mismo parte de un sistema libre y democrático?

Buenas noches, Dadanoias. Saludos y que la cerveza os acompañe.

3 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

Kahlo ha regresado a Dadanoias en la Navidad de 2018, aunque publica más espaciadamente de momento.

Canichu, el espía del bar dijo...

De vez en cuando Kahlo escribe de tarde en tarde. Como esta semana de abril de 2019. Es genial en si misma.

Canichu, el espía del bar dijo...

¡KAHLO HA REGRESADO! LLEVA DESDE ESTE AGOSTO DE 2019 VOLVIENDO A PUBLICAR CON NORMALIDAD