jueves, septiembre 07, 2017

NOTICIA 1736ª DESDE EL BAR: LA EXPLOSIÓN DEL POLVORÍN DE ALCALÁ DE HENARES (1947), SEGUNDA EDICIÓN

Una de las citas marcadas en el calendario tras el verano comenzaba con el 70º aniversario de la explosión del polvorín de Alcalá de Henares ayer 6 de septiembre. Como se sabe hoy día, el polvorín explotó en 1947 de manera accidental a causa de conservar material bélico en mal estado desde el final de la guerra civil en 1939. Precisamente desde ese 1939 habían explotado en España varios polvorines por sus malas condiciones de conservación de explosivos y municiones ya deteriorados. Esas explosiones se vinieron produciendo hasta el año 1950. Unos días antes de la explosión del polvorín de Alcalá de Henares había ocurrido la explosión del polvorín de Cádiz, que llegó a provocar un temblor de tierra como un terremoto que se dejó sentir en Portugal. Aquel también fue accidental, como los demás, aunque el exilio trató de presentarlo en un primer momento como una explosión debida a la experimentación de nuevas bombas por parte de exiliados alemanes del partido nazi en España. Esto fue motivo por el cual en Alcalá esa relación llegó a hacerse en torno a la idea de que el de Alcalá explotó por la experimentación de nazis exiliados con nuevos motores de aviones que transportasen esas bombas. No era así, pronto el exilio y el mundo clandestino darían las noticias de la explosión accidental, ya que Franco utilizaría tal explosión, como las otras, para poder depurar y eliminar a sus oponentes de izquierdas, achacándoles tales explosiones a actos terroristas o guerrilleros de ellos. Sobre el trato de la prensa exiliada y clandestina yo mismo publiqué un artículo en 2014 en el encuentro de historiadores del Valle del Henares, que reproduje por esta bitácora en la Noticia 1577ª, la Noticia 1578ª y en la Noticia 1579ª. Tal artículo lo investigué y escribí en colaboración con Julián Vadillo precisamente por mi colaboración con este historiador y amigo, junto a Alejandro Remeseiro, a raiz de su propia investigación iniciada en 2006 sobre la explosión del polvorín de Alcalá de Henares y la represión posterior que hizo la dictadura contra gente de izquierdas de la ciudad, siendo todos inocentes. Aquella represión dio por resultado ochenta detenidos, un gran número de penas de cárcel, con torturas, como contaba Nacarino (uno de los inculpados), y ocho fusilados. La investigación de Vadillo y Remeseiro fue un encargo del Foro del Henares. Yo investigué a petición de Vadillo sobre la prensa clandestina y exiliada acerca de cómo informaron de la explosión y de los procesos y sentencias que ocuparon inusualmente en este tipo de hechos un gran número de meses, desde 1947 a 1948. De todo esto fui hablando varias veces en esta bitácora desde aquel 2006. Cuando investigué, cuando hubo un primer acto en 2007 en la sede del Partido Comunista de España, por el 60º aniversario, cuando murió Nacarino y Urbano Brihuega escribió sus memorias y las publicó, y en la presentación de la primera edición del libro de Vadillo y Remeseiro en 2009, editado por Foro del Henares, del que os di cuenta en la Noticia 620ª.

La edición de 2009 se agotó enseguida y no se volvió a reeditar. Vadillo siempre hablaba de que se debía hacer una segunda impresión, pero nunca se hacía porque le surgían otros proyectos, no había dinero o diversas otras causas. Se publicó las memorias de Nacarino, por Urbano Brihuega. Se mencionó en el libro La Bicicleta, del mismo autor, sobre la represión contra un miembro del PSOE en el ayuntamiento. Yo publiqué aquel artículo de 2014, ya citado. Fernando Hernández Sánchez, profesor en la Universidad Autónoma de Madrid, tocó el tema en uno de sus libros donde investigó cómo los infiltrados hicieron caer rápidamente al PCE clandestino en Madrid en 1947, pues varios de los encausados en Alcalá eran precisamante componentes con cargos relevantes en ese partido y poco más. El año pasado, 2016, la librería y editorial Domiduca, de Alcalá de Henares, entre la Plaza de Palacio y la Plaza del Padre Lecanda, comenzó un nuevo proyecto editorial a modo de colección de libros de Historia de Alcalá de Henares y su tierra. Su primer libro de esta colección, A voz de comunidad.  La rebelión comunera en Alcalá de Henares, 1520-1521, por Ángel Carrasco, fue comentado también en esta bitácota en la Noticia 1651ª. Fue precisamente Marcos A. González y Asela Eme, de Domiduca, quienes ofrecieron a Vadillo volver a editar el libro en una segunda edición. El libro ha sido revisado y ampliado por sus autores. Se presentó ayer y ya está a la venta. La tarea de Domiduca y la tarea de Vadillo y Remeseiro se hace imprescindible. Es algo de gran valor para la Historia y la Cultura de esta ciudad, aunque mucha gente no lo aprecie como se debe. Es un valor en alza. Las cosas no se conocen si no es con este trabajo conjunto de autores y editores. Podéis escuchar en voz de Julián sobre el libro en la entrevista que le hicieron en la radio, en Onda Cero, pero también en Cadena SER.

El libro fue presentado en el salón de actos de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica en un acto de dos horas. Remeseiro no pudo venir, pero sí Julián Vadillo. Habló él, y también Javier Rodríguez, alcalde de Alcalá (por el PSOE), el también historiador Urbano Brihuega, ya mencionado, el profesor universitario Fernando Hernández, también ya citado, Santiago, secretario del PCE de Alcalá de Henares (ya que la mayoría de los represaliados por la explosión eran del PCE), y Manuel Ibáñez, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares (ARMHADH), que organizó el 70º aniversario de la explosión. Hubo un turno de preguntas en el cual una mujer mayor dio su testimonio como testiga directa que fue con 8 años de edad, mientras su padre se encontraba moribundo en la cama de su casa. Relató las explosiones, el temblor de tierra y de la casa y sus impresiones, que aún la emocionaban.

Previamente a ese acto, una hora antes de su comienzo, se descubrió una placa conmemorativa en el acceso desde el Cementerio Jardín en la pasarela que se levantó no hace muchos años sobre los pilares que quedaban del puente medieval del Zulema, el cual quedó destruido en 1947 por la gran explosión, que también cambió el curso del río, destruyó una fábrica de cerámica, destruyó una central eléctrica, cambió la forma del monte, etcétera. Hubo más de una veintena de muertos, la mayoria soldados que se encontraban manipulando pólvora en esos momentos, a los que hay que sumar los ocho fusilados de 1948 acusados de la explosión siendo inocentes, tal como los primeros documentos elaborados en los juicios franquistas declaraban al declarar que la explosión era accidental según las investigaciones de los peritos militares de la época. Sin embargo, la utilización política que realizó Franco ocultó esos datos para poder eliminar a aquellas personas de izquierdas que deseaba. Este puente, por cierto, tiene el otro hito histórico del siglo XIX de ser uno de los lugares donde Juan Martín "el Empecinado" emboscó y eliminó una columna de franceses durante la Guerra de Independencia de 1808-1814. Como sea, la placa reunió a las 18:00 horas a un nutrido grupo de personas junto a varias concejalas, al alcalde y al historiador Julián Vadillo, que dijeron unas palabras. Una mujer mayor familiar de uno de los represaliados no pudo evitar llorar cuando se leyó el nombre de todas las víctimas de la explosión y de la represión. El discurso que dio Julián Vadillo en la pasarela, río Henares debajo, se puede leer íntegro en Fraternidad Universal, recogido por Mauricio Basterra.

La explosión del polvorín, que dejó sin luz a la ciudad, salvo al Teatro Salón Cervantes, que tenía su propio grupo electrógeno, salió en las noticias del No-Do y en la prensa oficial del franquismo, no sólo en la prensa clandestina y exiliada. Mucha gente de Alcalá recuerda la explosión y el ambiente en la ciudad en aquellos días, recién acabada la feria de ese año. Gente que vino a vivir a la ciudad años después conocía la historia siempre por rumores. Rumores que no terminaban de ser en voz baja, confusos, equivocados en muchas ocasiones, e impregnados de la versión falsa de la dictadura acerca de que había sido producto de una acción violenta de la guerrilla del PCE o de militantes del PCE, cosa que por otra parte era físicamente imposible. La iniciativa del Foro del Henares en 2006 y el libro de 2009, reeditado ahora en 2017, junto a todos los actos habidos y la placa, han sacado a la luz la realidad de esos hechos y las injusticias cometidas posteriormente contra la gente de izquierdas a costa de una explosión accidental culpa de los propios militares del régimen. A pesar de ello muchos de los viejos rumores siguen activos. Por ello es importante la tarea de difusión de los trabajos de los historiadores y editores. Radio, prensa y nuevos medios de comunicación social son vitales para poner a la Historia en su lugar, dejando que esos rumores sean parte de otra Historia, la de la rumorología y las realidades falsas en los mitos de una sociedad, pero no en la Historia de los sucesos y los hechos reales de la ciudad. Bien es cierto que yo desde la adolescencia o la niñez había oído hablar también de la explosión a mi padre y a alguien más, y ya por entonces se hablaba de los restos materiales del polvorín, que nadie conocía en qué estado estarían ni cómo eran. Desde 2009 se ha recuperado la realidad de la explosión y se ha sacado a la luz la tragedia de aquellos inocentes devorados por la represión de Franco, y por ello mismo ahora suena también la voz del Grupo en Defensa del Patrimonio en Alcalá de Henares que está trabajando para que no se pierda lo que queda del polvorín, como elementos históricos de la ciudad. La cuestión es que una de las entradas donde ocurrió la explosión está en uno de los vasos del vertedero de basura que se está usando. Está a punto de cumplir con su vida útil como vertedero. Pertenece a la Mancomunidad de Municipios de Madrid Este, y no a Alcalá de Henares. El alcalde de Alcalá, que también preside esa Mancomunidad, se comprometió a recuperar ese espacio como zona verde en un plazo de dos a tres años con un proyecto medioambiental realizable a treinta años una vez se clausure el vertedero. Yo mismo lo oí, y lo recoge Alcalá Hoy.

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