viernes, julio 01, 2016

ENTRADA 1619ª DESDE EL BAR: OTRAS DOS PÉRDIDAS EN EL ROCK Y LOS ESCENARIOS DE ALCALÁ DE HENARES

Varios de los bares emblemáticos de la ciudad, porque a la par que bar hacían servicio cultural a la ciudad y punto de encuentro de mucha gente con inquietudes, han ido cerrando en estos últimos años en Alcalá de Henares en favor de un tipo de bar cortado a la medida de la despersonalización, en busca del turista que espera tapas de comida que poco tienen que ver con las que se daban originalmente aquí cuando aún no eran conocidas más que por los alcalaínos (y no, no son de toda la vida tradición, que este asunto empezó con El Rey de las Tapas, El Indalo y El Escudo, entre algún otro en calles no muy turísticas allá en los años 1990, y por si acaso alguno me dice el clásico "pero", ya de antemano anoto que yo diferencio tapa de pincho, son dos cosas para mí muy diferentes). También han cerrado a favor de crear locales vacíos. En general, en realidad, a favor de la pérdida de la identidad y de la cultura de los ciudadanos que vivimos aquí, no de aquellos que visitan el lugar meramente por un par de calles del centro. 

El Perro Verde, el Tic-Tac, el Rock-On, el Rock-In, La Chata, La Vaca Flaca, el Arsenal, el Paranoid, El Rincón, La Luna, el Gotham, Delirium, M15, Skunk, Area 51, La Iguana, Los Lunes Felices, y un largo etcétera. Entre el 2015 y este 2016 ya habíamos tenido bajas severas. Sólo en lo que va de 2016 se perdió El Laboratorio y El Encinas Pub, aunque se recuperó, pero sin el mismo ambiente, La Oveja Negra. 

Las causas han sido varias, en algunos casos se repiten y en otros no exactamente. En casos mínimos han sido causas de las vidas personales de los dueños mezcladas con otros asuntos generales que afectaron a la gran mayoría de esos bares: dueños del local que cobran cifras desorbitadas por el alquiler, multas reiteradas de la policía a veces por cuestiones un tanto peregrinas aunque reales, persecución contra los espectáculos en directo, clientela que mermó por la crisis, clientela que no consumía o que consumía una sola cosa durante horas, clientela joven más acostumbrada a un ambiente no familiar en el trato comercial, grandes bares que absorbían al público de los pequeños al cogerles el ámbito de espectáculo que estos ofrecían, etcétera. 

Ahora le llega el turno digamos que a un bar y medio más. A dos bares, pero uno de ellos a medias. Pérdidas tristes que esperemos que no se dé lugar a que se repita. Ojalá la plataforma propulsada por Pablo Zárraga y César Gallegos para intentar paliar uno de los motivos, el de las multas por concierto, aunque yo defendería que se intentara evitar las multas por espectáculo en general, llegara a algo. Hablo de la plataforma Toquemos en los Bares. Ellos tratan de cambiar la Ley de Espectáculos de la Comunidad de Madrid al estilo de Barcelona ciudad. Está abierta a cualquier persona que quiera ayudar o colaborar, creo, me parece, que ya cuentan con una abogada voluntaria, pero toda ayuda, sea de músicos, abogados, dueños de bar o ciudadano sin más, les vendrá bien. El alma de una ciudad está precisamente en la vida de sus ciudadanos y el uso por parte de ellos mismos de su propio tiempo, no en exclusiva en los tenderetes de los festejos urbanos de turno. Más aún cuando todo festejo parece resolverse entre los complutenses poniendo un mercadillo y disfrazando a los comerciantes; llámese de Cervantes, Medieval, Romano, de la Aljama, del Vino, del Marisco, Solidario, de la Feria Grande de Agosto o de San Bartolomé, de los Santos Niños, del Trueque, de la Fiesta de la Cerveza, o de Saltemos a la Pata Coja mientras ponemos tenderetes. Es algo importante no sólo por lo que aparte de la vida social y cultural de la ciudad supone la contribución de estos espectáculos a la ciudad, también  porque dados los tiempos que corren estos tipos de bares tienen buena parte de sus ingresos gracias a estos actos. Siendo sinceros: entre semana sólo un par de bares, o mejor dicho uno, tiene clientela como para sacar adelante como mínimo el sueldo de un camarero, y los fines de semana hace tiempo que en estos años de crisis puede suponer que sólo te entren en el local una decena o menos de clientes, y no exagero, depende del bar. Las estadísticas han dicho hace poco que en 2015 aumentó el consumo de cerveza en España y eso lo interpretaron los telediarios con una total ceguera como un índice de recuperación económica. No es así. Yo, aparte de cliente y de haber hecho o participado de eventos, también he ejercido de camarero, de pincha discos y de encargado de un par de bares en el pasado. He conocido el trabajo detrás de la barra en los años previos a que estallara la crisis en 2008 y en los años posteriores, y sé que el consumo disminuyó, donde se bebían dos consumiciones se bebía una, a veces ninguna, y las parejas, algunas, pedían una copa para dos. Y no es irreal. Pero a la vez sé que el consumo de copas, y es ahí donde los bares tienen más ganancias, bajó y mucho a favor de la cerveza, que es más barata, pero da menos ingresos a un bar que una copa. De hecho en el caso de El Laboratorio incluso se vio como una determinada copa de vino era más barata que una caña de cerveza y era habitual que la gente pidiera más vino de esa marca. ¿Quiere decir que eso fuera un buen indicador económico, el aumento del consumo de vino? Pues no, como sabéis El Laboratorio cerró. Era un indicador de que ese vino era más barato que la cerveza y la gente sin dinero y que quería seguir teniendo vida social y cultural veía en ese precio su mejor opción para mantener esa vida. No es malo, no es denunciable, es simplemente lógico. Pues con lo del aumento de la cerveza me parece que pasa lo mismo en todo el país, probablemente otro estudio dirá que ahora se bebe menos whisky, ron o ginebra, y seguro que el telediario dirá que es que los españoles cada vez somos más sanos. No, lo que somos es cada vez más pobres.

Alguien dirá que en 2015 las estadísticas han dicho que en España se concedió una cifra récord de apertura de bares y que tenemos más bares que Estados Unidos entero. Y yo pregunto: ¿cuántos de esos bares abiertos en 2015 siguen abiertos a estas alturas de 2016 o no tienen planeado cerrar o esperar un poco más antes de cerrar? Si seguimos el ejemplo del Laboratorio o del Shooter, también abierto en Alcalá el año pasado, ambos están cerrados a fecha de hoy. Mucha gente que no tiene salida laboral pero ha logrado algo de dinero cree que la mejor opción es abrir un bar siguiendo el tópico de que en España los bares siempre están llenos. Se equivocan. Demuestran no conocer el negocio pero sí creer en el tópico. Mucha de esta gente no ha tenido siquiera un pasado laboral mínimo detrás de una barra, no sólo no conoce el negocio, sino que tampoco conoce lo que implica a nivel personal. Se abren bares en tal cantidad y rapidez como se cierran. Sólo un bar que pase la barrera de los dos o tres años se podría considerar como un bar asentado, salvo los casos excepcionales que, aún durando poco, han marcado la trayectoria social y cultural de la clientela o de su municipio, vuelvo a citar en este caso el ejemplo de El Laboratorio, y añado el Deltoya, que no llegó al año de existencia pero que fue para multitud de cuestiones culturales en Alcalá de Henares la clave y la pieza esencial.

Pues el turno le ha tocado al Deltoya. Este bar de rock ha dado desde el año pasado que lo abrieron una vida tremenda a la ciudad. No era un clásico bar de rock y punk. Hubo exposiciones de pintura y fotografía, conferencias de Ciencias Puras, de Historia, de Literatura, Cineforum, conciertos de música, recitales de poesía, obras de teatro, celebraciones de las exposiciones de Santa María la Rica... ¿Por qué cierra? Pues un poco de todo lo ya citado, creo yo, pero pienso que fue importante las multas y avisos de cierre por la celebración de conciertos en los mediodías de los domingos. Hay otros motivos de otra índole, pero para el caso que nos atañe sólo comentaré esa impresión. Dejar de celebrar conciertos les restó ingresos, pero también una manera de entender y vivir el negocio. A partir de ahí, como dijeron los Beatles cuando dejaron de celebrar conciertos desde 1966, todo cambió. Hemos celebrado encuentros y recitales de poesía, y han sido geniales. Estoy muy agradecido al Deltoya, por las cervezas, por las amistades, por la música, por los conciertos, por la poesía, por todo, hasta por el cómic del que un día hablé entre sus paredes.

¿Cómo puede Alcalá de Henares permitirse estos lujos? ¿Tan sobrados vamos de escenarios para la cultura no oficial? Sigamos así y tarde o temprano seremos una ciudad sin personalidad y sin vida. Sólo seremos escaparate de un pasado falseado y estupidizado, para el espectáculo y el entretenimiento inmediato y fácil, pero no para vivirlo y para la cultura, mucho menos para establecer relaciones humanas entre los habitantes de esta ciudad que te permitan tener lugares referentes para encontrarse con alguien sin saber quién tocará ese día pero deseando pasar un rato agradable con ese alguien. Ese era el espíritu español del bar y la tertulia del café, y ese es el espíritu español que hemos puesto de patitas en la calle con tanto dar facilidad al bar de la gran tapa o al ponga usted una pastelería que en realidad funciona como cafetería, rellenando el centro, jamás la perifiería, pudiera ser que incluso con luces blancas horteras y chillonas como las de una sala de operaciones donde nos han de extraer el cerebro para siempre jamás, terrón de azucar sumergido en un espeso café negro, como el futuro que nos reclama.

Querida gente del Deltoya, espero reencontraros por los bares, aunque mi economía me acaba de decir que yo también debería clausurarme a mí mismo hasta nueva orden vía contrato laboral. Gracias por todos los buenos momentos. Ojalá volváis con algún nuevo proyecto o algo. Y si no... que nos quiten lo bailado, nunca mejor dicho, y a seguir como clientes disfrutando de lo que nos gusta disfrutar. A modo de metáfora, como dijeron los delfines cuando salieron volando hacia el espacio exterior en Guía del Autoestopista Galáctico, "gracias por el pescado", el pescado que ha sido alimento de nuestro ánimo en estos tiempos oscuros de crisis económica donde más de uno no hubiéramos salido de casa si no nos hubiera picado la idea de: "pero hay concierto", o: "pero hay recital", o: "quizá haya alguien con quien pasar un rato". Habéis sido cebo y alimento de algunos que pasándolo mal en el desempleo nos hubiéramos perdido en un sofá eterno como un ataúd social.

El otro bar que medio cerró ayer, el 30 de junio fue de doble funeral, fatídico lunes para la cultura alcalaína, aunque hayan sido funerales discretos, en silencio, como esos ancianos de noventa años que tras mucho padecer se van apagando tan a poco a poco que se mueren casi como sin querer molestar a alguien a quien puedan conmover, pero inevitablemente conmoviéndole, ese otro bar es el Flamingo Rock Bar. Este caso hay que explicarlo bien. Ellos no cierran para siempre. Lo que ocurre es que no van a volver a abrir este verano de 2016 hasta septiembre. Y cuando abran ya no estará Moncho como socio de Pepe. La mitad que aportaba la popularmente conocida como La Charcutería o Charcu (su nombre real era otro) se retira. ¿Volverá Moncho a abrir La Charcu? No se sabe. Él de momento va a pasar el verano de manera tranquila con sus asuntos personales, musicales y familiares. Pepe entre tanto va a descansar el verano pensando y repensando cómo levantar de nuevo al Flamingo. Si la etapa en la Ronda de la Pescadería ha sido la quinta con ese "matrimonio" La Charcu-Flamingo, como conté en la Noticia 1400ª, en 2014, a esa Historia del Flamingo (Noticia 1390ª) hay que sumarle una sexta etapa que empezará en septiembre que viene y sólo con Pepe al frente. Ya veremos cómo lo hace, cómo lo orienta, alguna cosa hemos comentado los dos, a modo amigos consultándose alguna cosilla, pero en principio no se sabe más. El medio cierre se debe en este caso a la pérdida de las ganancias a costa de multas, alguna tan rara como la exigencia de un portero, sin ser discoteca y teniendo un aforo realmente pequeño. Así no se puede vivir, ni los autónomos dueños del bar, ni los camareros-camareras que tengan, ni proveedores, ni los clientes mismos, ni un determinado modo de cultura alcalaíno. Se debería hacer algo.

Sin el Deltoya, a perpetuidad, y sin el Flamingo en verano, como podéis comprender Alcalá ha sufrido ayer noche unas perdidas tremendas. Queda todo muy reducido y en concreto el mundo del rock se ciñe ya a muy pocos bares, habiendo sido esta ciudad en los años 1990 una de las ciudades de Madrid con más cultura rock y de concierto de bar, eso era la cultura de la ciudad, no la de la tapa. Y si no, os remito al libro Así dimos el cante, editado por el Foro del Henares hace años, que nos habla de este mismo tipo de cultura complutense desde los años 1960. No lo valoramos, nuestras autoridades y gobiernos municipales están o ciegos o desconocedores de la tradición cultural ambientada en lo transgresor del rock, el espectáculo en el bar, el escenario improvisado para todo tipo de actos. La movilidad de los vecinos para hacer actos porque sí ellos mismos.

Precisamente el pasado día 24, viernes, Sergio Corbacho y yo dimos un recital de poesía en el Flamingo que ha resultado ser el último espectáculo de su quinta etapa. Cosa que por otra parte nosotros sabíamos pero no lo comentamos a los espectadores. Estuvo actuando con nosotros con su poesía y alguna guitarra El Artista del Hambre, Chus López, José Bautista, Samuel Santos y Sofia Winter, teniendo por espectadores a un reducido y a la vez nutrido grupo de gente, entre ellos El Flecha o El Tornillo de Klaus.

Y precisamente el pasado martes 28, el Deltoya celebró un último recital de poesía de micrófono abierto en el que los participantes ya sabíamos que el bar cerraba el jueves. Fue el último acto en su escenario y muy divertido. Chus López, Aitor Díaz-Maroto, Ainara, Jesús, Jesús de Matías, José Bautista, Samuel Santos, Adrián, Estela, Víctor, Javier Oliver, Luisa González, El Artista del Hambre, Mario Misas y yo mismo actuamos ese día espontáneamente. Poemas nuestros, alguna letra de canciones españolas (de rock) y poemas de Parra, Mayakovski, Baudelaire, Rimbaud...

Fue así como en una misma semana participé del último acto de cierre de dos bares sin que lo supiera buena parte del público y participé anoche de la despedida de ambos, que coincidieron en hacer una noche discreta para irse sin armar el alboroto de una gran cantidad de clientes queriendo despedirse. El Flamingo regalando comida a sus habituales, que habíamos acudido, el Deltoya como si fuera una noche normal pero con la entrañable sensación de estar compartiendo la normalidad de lo anormal de la situación. Me apena esta despedida. Me he sentido cómodo en sus paredes, aunque a veces estuviera por allí pensando en mi mundo. Algún poema compuse en alguna noche en alguna etiqueta de cerveza del Deltoya.

Deltoya y Flamingo, un adiós y un hasta luego, dos bares, Alcalá de Henares con orfandad de música rock y de Cultura más allá de lo musical a través de sus lugares de referencia para sus gentes y todo aquello que movieron consigo. Alcalá entra en la Unidad de Vigilancia Intensiva, no hagamos que pase a la Unidad de Cuidados Intensivos de la Cultura. Defendamos un "Actuemos en Alcalá", no sólo toquemos, actuémos.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Daniel Carrillo dijo...

Me gustan especialmente tus post como cronista de bares, aunque tristemente cada vez hablas más de cierres que de nuevos descubrimientos.

Por cierto que, para apoyar la iniciativa Toquemos en los bares, nos grabamos el otro día un video en la radio RUAH en un programa especial de La Furgo + Cualquier Día (mi programa).

https://www.youtube.com/watch?v=DanLx4sx1uE

Canichu, el espía del bar dijo...

Estupendo, pues pongo por mis redes la grabación. Gracias.