martes, abril 26, 2011

NOTICIA 930ª DESDE EL BAR: TENGO UN AMIGO EN LA CÁRCEL

Tengo un amigo en la cárcel. Ingresó recientemente, hará cerca de un mes, creo que cumple un mes esta semana. No diré quién es, ni daré pistas. Ni tampoco escribo esto para tratar de hablar de su hipotética culpabilidad o su hipotética inocencia. O de su grado de culpabilidad o su grado de inocencia. No entro en ese caso, no en esta bitácora para el Alto Mando del Servicio de Espionaje de Bares. Pero sí escribo sobre ello es sobre otro caso, las leyes y normas penitenciarias de España.

Mi amigo está en prisión preventiva sin fianza. La Justicia le garantiza la presunción de inocencia como a todo el mundo, pues legalmente es inocente hasta que un juez no dicte una sentencia judicial diciendo lo contrario. Uno, de ser criminal, puede serlo de hecho por el mero hecho de haber delinquido, pero es inocente legalmente hasta que un juez diga lo contrario, es lo que nos diferencia en parte a las democracias de las dictaduras. Pues incluso si existe la posibilidad de ser criminal hay que saber en qué grado de culpabilidad se es, qué implicaciones, en qué modo, y otros parámetros que son los que hacen que unos tengan condenas de treinta años y otros arrestos domiciliarios o multas.

La cárcel en la que está mi amigo está dentro de los términos municipales de mi ciudad, Alcalá de Henares, es la cárcel Madrid II, popularmente conocida como Alcalá-Meco por encontrarse en una carretera entre ambas poblaciones. Hace mucho tiempo conocí a alguien, la que fue llamada por esta bitácora la Psicóloga del Bar, que me dijo de aquella cárcel en la que realizaba prácticas de psicología penitenciaria estaba como hundida en el terreno, lo que hacía que los presos no pudieran ver nunca el horizonte desde sus ventanas. Ese mínimo detalle, decía, era demoledor psicológicamente para muchos de los presos.

Hay que recordar que el sistema carcelario español no es punitivo, no se trata de castigar ni de vengar, sino que es reformativo. Si alguien es culpable el sistema intenta reformarlo, para ello se vale de la cárcel con talleres y programas de reinserción, y se prohibió con la democracia prácticas como los trabajos forzados, aunque existan trabajos voluntarios con los que reducir condena como prueba de buena voluntad por parte del preso. Otro medio de reforma, si es necesario, se basa en centros de rehabilitación ya sea para drogadictos, alcohólicos o gente con alguna tara mental.

Pues bien, en el final de la primera semana del encarcelamiento preventivo de mi amigo, a la espera de que un juicio sentencie su culpabilidad o inocencia, solicité junto a otra amistad poder visitarle. Hube de entregar todos mis datos personales a instituciones penitenciarias. Mucha gente me ha preguntado desde entonces qué sé de él, si lo he visitado ya. Siempre reciben la misma respuesta: "no sé nada, no me han llamado aún". Es cierto. En estas tres semanas que han pasado desde que solicité verle, instituciones penitenciarias no me ha llamado ni para decirme cómo iba mi trámite, ni para decirme siquiera si ha comenzado mi trámite para realizar una visita. Es algo que, detenidamente pensado, es dramático y tremendamente trágico.

Sé, eso sí, que tras realizar mi solicitud es el preso en última instancia a quien le terminan pasando los datos de quien quiere visitarle para que él acepte por escrito esa visita. También sé que mi amigo no nos rechazaría a mi otro amigo y a mí en nuestra intención de ir a verle. Menos cuando lleva tanto tiempo entre paredes, rejas y patios. Por ello, por medio de otra amistad que trabaja precisamente en instituciones penitenciarias hemos podido saber este fin de semana qué es lo que estaba ocurriendo. Una vía totalmente informal, pero útil dado que la vía formal no nos informa de nada. Las visitas sólo se dan una vez a la semana, en fin de semana, y se colocan en un listado de espera, que es el que aprueba el preso. En estos fines de semana, como es lógico, todas las visitas han sido de su madre octogenaria y sus hermanos. Pero, aún más, sólo puede tener una única visita. Difícil tesitura para el preso, aunque obviamente es lógico, obvio y comprensible que decida que esa única visita semanal sea la de su familia.

Obviamente también, sabiendo esto, no quiero quitarle esa única visita semanal a su familia, mucho menos a su madre concretamente, del mismo modo que no deseo contactar con ellos para pedirles verle junto a ellos, ya que me parece una aberración del sistema que eso deba darse así, ya que por un lado le quitaría tiempo de conversación a una madre con su hijo, a la vez que lo que tengan que decirse entre ellos es algo tan íntimo y personal como lo que yo tenga que decirle a mi amigo.

Es por ello que esta mañana, reflexionando, creo que el sistema penitenciario español, en este sentido, es altamente injusto. Se trata de un preso preventivo (no conozco el sistema de visitas para un preso declarado culpable, si es igual o no), ser un preso preventivo quiere decir que legalmente aún eres inocente. Una sola visita a la semana es algo de por sí duro, pero no sólo para el preso, tengo la impresión que este sistema no sólo castiga al reo, también a su familia y amigos. La familia y amistades de un preso no son culpables de nada, la única relación que tienen con el preso es conocer al preso. No permitirles verle más que una vez a la semana no es otra cosa más que castigar al familiar y al amigo a la vez que al preso, en otras palabras, aún cuando el preso sea culpable, se castiga al culpable y a los inocentes que conozcan al culpable y no hayan roto lazos con él. Es monstruoso.

No informar siquiera de cómo van transcurriendo los trámites de visita a los que conocen a un preso a lo largo de tres semanas, y lo que queda, es algo ya bastante torturador, porque se deja a la persona, que es inocente y sólo quiere hacer una visita, en un estado de indefensión y de mantenerse a la expectativa de noticias que jamás llegan aunque se tiene la esperanza de que lleguen. Es la ansiedad del ¿cuándo será? Que sólo haya una visita a la semana hace que el preso deba elegir quién le visita, y hace que, por ejemplo su madre, sólo le pueda ver una vez, y hace que se elimine por sí sola la posibilidad de que le vea nadie más, pues elegir a otra persona es hacer que su madre no le vea en quince días. La Inquisición española no tiene en su haber ninguna condena de muerte legalmente. Ellos sólo dictaminaban la culpabilidad del pecado, era un juez civil el que terminaba la sentencia legal con la condena a muerte. Uso este caso real como un símil, la ley actual no impide a nadie legalmente a visitar al preso, pero pone las trabas y dificultades suficientes para que, de modo indirecto, sí lo haga. Peor serán los casos de aquellos presos que les han mandado a cárceles fuera de su provincia o hasta de su comunidad autónoma.

A resultas de todo esto pienso que el sistema penitenciario español necesita una reforma seria, donde no se castigue a presos y familiares y amigos del preso a la vez, a culpables e inocentes. Porque aunque en ningún lugar se registre por escrito que eso es una forma de castigo del sistema carcelario, lo cierto es que funciona en la práctica como tal. Más allá, no en todas las conversaciones, más bien en unas pocas de las muchas que he tenido, también hay que reconcienciar a la gente, pues aún existen personas que creen que esto es lo justo. ¿Es lo justo dificultar al familiar inocente o al amigo inocente visitar al preso? Está claro que aún hay cosas que cambiar en esta sociedad para podernos llamar democrática y libre, paradójico hablar de libertad cuando se habla de sistemas penitenciarios, pero es que precisamente esos sistemas, siendo reformativos para reinsertar en la sociedad al preso, es donde más importancia debe tener la cabida de auténticos debates sobre qué es la libertad para sus efectos prácticos.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

¿Cómo es posible que para visitar a un preso te tomen las huellas dactilares si ya has entregado tus datos del Documento Nacional de Identidad para que te identifiquen? ¿Por qué se trata a los inocentes que visitan como si fueran culpables? Busqué en Internet si era el único que lo pensaba y encuentro que tanto grupos anarquistas como los familiares vascos, imagino que los familiares de presos comunes también, piensan y denuncian lo mismo.

Canichu, el espía del bar dijo...

Y como sé que en la red hay mucho malintencionado, quiero dejar claro que sólo me refiero al régimen de visitas y trato a las visitas. Condeno todo tipo de crimen, sea cual sea su clase.