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*En la foto está Santiago Carrillo en 1976 con la peluca con la que se infiltró en España clandestinamente.
.- Santiago Carrillo (secretario y líder del PCE durante la transición):
Carrillo destaca la actividad de Redondo en la transición y por su honestidad sindical. No hay que hacer caso a la versión de la transición como iniciativa del Rey y unos políticos. Antes hubo en España una larga resistencia (obrera con huelgas -Redondo- consideradas rebeliones; de los estudiantes -universidad como zona de libertad-; de intelectuales que firmaban documentos contra la dictadura). Hubo miles de gentes que luchaban contra la dictadura.
En la transición hubo elementos globalizadores políticos. No sólo eran un peligro los ultraderechistas, también lo eran algunas gentes de EEUU, República Federal Alemana, Francia... Querían impedir que se reprodujese el modelo italiano. La revolución de los claveles en Portugal puso en peligro el atlantismo (OTAN), había una izquierda creciente en Francia, comunistas influyentes en Italia... Si en España se creaba un modelo de sistema político el peso de la OTAN cambiaría en Europa del Sur. Las cancillerías se planteaban, si no impedir la legalización del PCE, hacer que esta se hiciese en condiciones diferentes a las anteriores a la dictadura. La legalización del PCE se hizo clave de la transición. El partido comunista podía ser un obstáculo para la orientación atlantista. El PCE tenía prestigio real en la izquierda europea. Era propulsor del eurocomunismo. En España, Italia y Portugal se creo la idea de que la democracia sin comunismo no podía ser tan neutral [no menciona que en Francia la idea del comunismo integrado en el sistema democrático era algo ya existente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sin intenciones revolucionarias ni frentepopulistas].
Tras morir Franco el PCE quería salir a la superficie para buscar su legalización la cual sería con lucha. Se veía el regreso a España de dirigentes famosos (Ibárruri, Carrillo mismo...). Los había con visado y sin visado. En 1976 se estuvo en la clandestinidad. Fue cuando él vino clandestinamente disfrazado con un peluquín. Se trabajaba por romper su ilegalización. Celebraron un Comité Central del PCE en Roma, con repercusión internacional. Fue la prensa española. Todos los miembros conocidos fueron con sus nombres reales (Ramón Tamames, Camacho, el padre Paco García Salve...). El conocimiento de su militancia y de otras muchas fue relevante en España. Al Comité Central fueron representantes del PSOE (Chiqui Benegas), Democracia Cristiana (hijo de D. Juaquín Ruíz Jiménez), personajes que apoyaron la legalización, y todos los partidos italianos salvo los del Movimiento Social (neofascistas). Hablan todos. La democracia europea manifestó su apoyo a la legalización. De Roma regresaron a Madrid de cuarenta a cincuenta personas que se habían popularizado. El gobierno se negó a perseguirles, lo que era un gran paso.
Tras esto el PCE celebró reuniones abiertas que solían acabar con la intervención policial. Los militantes del PCE mostraban ser una realidad viva. El órgano clandestino, Mundo Obrero, llega a vender, e incluso en la calle, 100.000 ejemplares semanales (hubo persecuciones a los vendedores). En 1976 Carrillo se entrevistó con Felipe González y otros líderes de la oposición. Son numerosos. La precaución de Carrillo para ver a González es llevar una cartera donde guardar la peluca en el portal de la casa de la reunión antes de ver al resto en la reunión y tras haber llegado al edificio. Si se popularizaba que llevaba peluca era peligroso, pues su rostro conocido sin ella sería reconocible con ella y hubiese peligrado todo al saberse que estaba en España. Vio también a Pujol, Areiza, etc. En el chalet de Areiza en Aravaca se vio con líderes del PSOE, Felipe González, Tierno Galbán... Fue en Octubre de 1976, allí se habló acerca del problema en las negociaciones de la Comisión de los diez con el gobierno Suárez, que se había negado a ver a Carrillo. Se negaba legalizar al PCE a la vez que a los otros partidos de la oposición. Esa dificultad a la transición era percibida por todos los asistentes. Carrillo dijo que Suárez y el Rey tenían contacto con el PCE a través de José María Armero, aunque tenían oposiciones frontales a negociar con el PCE. La relación entre gobierno y PCE se daba, pero oculta para evitar involuciones. Carrillo vio que el PCE se acabaría legalizando.
En Noviembre de 1976 se creó el Congreso del PSOE. Acudieron líderes socialdemócratas europeos. Se aceptaba al PSOE pero no estaba legalizado. El PCE vio la creación de una situación de hecho donde el PSOE tenía más posibilidades que el PCE [lo que podía ser una jugada política para desplazar a los comunistas]. Por ello el PCE optó por romper la única reserva oculta en esa situación: celebrar una rueda de prensa donde aparece Carrillo hablando a setenta periodistas españoles y extranjeros y a Televisión Española (TVE). Habló de que el PCE estaba en España como una realidad. Celebrar esa rueda de prensa sin que el gobierno se enterase previamente fue difícil. Este se enteró cuando Carrillo hubo acabado la rueda de prensa. El gobierno se encontraba ante un problema. Se decidió detener a Carrillo. Un grupo de policías le buscó durante 22 días. En Diciembre le detuvieron saliendo del comité ejecutivo. La situación provocó una masiva manifestación en la Puerta del Sol de Madrid pidiendo su libertad. Tras tomar declaración a las 00:00 h. de la noche (12:00 a.m.), el comisario le dice que todo está resuelto, había un avión preparado por el gobierno para llevárselo a París, donde le aceptaban dándole refugio. Carrillo se negó a ir. Dijo que prefería ir al tribunal para seguir el proceso. Si iba a París volvería a Madrid con otra rueda de prensa. En el gobierno el Ministro de Justicia Lavilla decide que tiene derecho a estar en España. Pasó al tribunal, tras estar detenido durante una semana. Estaba convencido de tener todos los triunfos hacia la legalización y la democracia. Fue liberado por el gobierno. Otro paso más.
Entonces ocurrió el asesinato de los abogados laboristas de Atocha (1977). No hubo acuerdo de cómo se debía celebrar el entierro. Al final hubo una manifestación en Madrid que puso en evidencia la masa que formaba el PCE y su disciplina. El diario Ya editó el planteamiento de la legalización inevitable dados los hechos. En Febrero se vio por primera vez con Suárez, clandestinamente. Hubo un mano a mano de seis horas. Ahí se acabó la negociación entre gobierno y PCE. Suárez saludó afectuosamente, halagando así la vanidad de Carrillo. Le dijo que habían estado jugando una partida de ajedrez y él [Carrillo] le había puesto la ficha donde quería. Allí no se llegó a ningún pacto, tan sólo se expuso que Carrillo quería un sistema democrático como el del resto de Europa. Se negaba a aceptar el no poder presentarse como PCE a las elecciones. Suárez quería que fuesen como independientes. Sin hacer promesas concretas quedó claro que el PCE se legalizaría, aunque Suárez no sabía cómo (dada la actitud del alto mando militar y otros poderes). Carrillo confió en Suárez porque, como dijo Redondo, su gobierno se comportaba como de centro-izquierda. Suárez tenía en cuenta las reivindicaciones. Tras eso la legalización del PCE vino unos meses después.
Surgió entonces una dificultad. El alto mando militar se reunió y creó una publicación reprobando la legalización y poniendo al gobierno en una situación crítica. Teniendo en cuenta la declaración del respeto a la bandera del ejército, los del PCE decidieron aceptar la bandera nacional para quitar ese argumento a los militares (también el PSOE) y así evitar involuciones. Pero ese documento les hizo daño. Aún había mucho miedo, los efectos morales de cuarenta años de dictadura creó temor a que el ejército creara la involución. Mucha gente, a juicio de Carrillo, se convenció, por aquella declaración militar, de que votar al PCE era poner en peligro el restablecimiento de la democracia. Tal vez sin la declaración el PCE hubiera tenido más representación y no tantas crisis del partido posteriores. Hoy las nuevas generaciones del fin de la URSS, crisis del comunismo... pueden no tener claro el papel del PCE en su importancia. El PCE tuvo elementos en la guerra civil, resistencias de masas, prestigio eurocomunista español e italiano... daban importancia vital al PCE en la transición. De lo de detrás de esa época (sobre el PCE e Izquierda Unida) no va ha hablar, dice y se ríe, pues más que una conferencia, dice, necesitaría un curso magistral.
.- Santiago Carrillo (secretario y líder del PCE durante la transición):
Carrillo destaca la actividad de Redondo en la transición y por su honestidad sindical. No hay que hacer caso a la versión de la transición como iniciativa del Rey y unos políticos. Antes hubo en España una larga resistencia (obrera con huelgas -Redondo- consideradas rebeliones; de los estudiantes -universidad como zona de libertad-; de intelectuales que firmaban documentos contra la dictadura). Hubo miles de gentes que luchaban contra la dictadura.
En la transición hubo elementos globalizadores políticos. No sólo eran un peligro los ultraderechistas, también lo eran algunas gentes de EEUU, República Federal Alemana, Francia... Querían impedir que se reprodujese el modelo italiano. La revolución de los claveles en Portugal puso en peligro el atlantismo (OTAN), había una izquierda creciente en Francia, comunistas influyentes en Italia... Si en España se creaba un modelo de sistema político el peso de la OTAN cambiaría en Europa del Sur. Las cancillerías se planteaban, si no impedir la legalización del PCE, hacer que esta se hiciese en condiciones diferentes a las anteriores a la dictadura. La legalización del PCE se hizo clave de la transición. El partido comunista podía ser un obstáculo para la orientación atlantista. El PCE tenía prestigio real en la izquierda europea. Era propulsor del eurocomunismo. En España, Italia y Portugal se creo la idea de que la democracia sin comunismo no podía ser tan neutral [no menciona que en Francia la idea del comunismo integrado en el sistema democrático era algo ya existente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, sin intenciones revolucionarias ni frentepopulistas].
Tras morir Franco el PCE quería salir a la superficie para buscar su legalización la cual sería con lucha. Se veía el regreso a España de dirigentes famosos (Ibárruri, Carrillo mismo...). Los había con visado y sin visado. En 1976 se estuvo en la clandestinidad. Fue cuando él vino clandestinamente disfrazado con un peluquín. Se trabajaba por romper su ilegalización. Celebraron un Comité Central del PCE en Roma, con repercusión internacional. Fue la prensa española. Todos los miembros conocidos fueron con sus nombres reales (Ramón Tamames, Camacho, el padre Paco García Salve...). El conocimiento de su militancia y de otras muchas fue relevante en España. Al Comité Central fueron representantes del PSOE (Chiqui Benegas), Democracia Cristiana (hijo de D. Juaquín Ruíz Jiménez), personajes que apoyaron la legalización, y todos los partidos italianos salvo los del Movimiento Social (neofascistas). Hablan todos. La democracia europea manifestó su apoyo a la legalización. De Roma regresaron a Madrid de cuarenta a cincuenta personas que se habían popularizado. El gobierno se negó a perseguirles, lo que era un gran paso.
Tras esto el PCE celebró reuniones abiertas que solían acabar con la intervención policial. Los militantes del PCE mostraban ser una realidad viva. El órgano clandestino, Mundo Obrero, llega a vender, e incluso en la calle, 100.000 ejemplares semanales (hubo persecuciones a los vendedores). En 1976 Carrillo se entrevistó con Felipe González y otros líderes de la oposición. Son numerosos. La precaución de Carrillo para ver a González es llevar una cartera donde guardar la peluca en el portal de la casa de la reunión antes de ver al resto en la reunión y tras haber llegado al edificio. Si se popularizaba que llevaba peluca era peligroso, pues su rostro conocido sin ella sería reconocible con ella y hubiese peligrado todo al saberse que estaba en España. Vio también a Pujol, Areiza, etc. En el chalet de Areiza en Aravaca se vio con líderes del PSOE, Felipe González, Tierno Galbán... Fue en Octubre de 1976, allí se habló acerca del problema en las negociaciones de la Comisión de los diez con el gobierno Suárez, que se había negado a ver a Carrillo. Se negaba legalizar al PCE a la vez que a los otros partidos de la oposición. Esa dificultad a la transición era percibida por todos los asistentes. Carrillo dijo que Suárez y el Rey tenían contacto con el PCE a través de José María Armero, aunque tenían oposiciones frontales a negociar con el PCE. La relación entre gobierno y PCE se daba, pero oculta para evitar involuciones. Carrillo vio que el PCE se acabaría legalizando.
En Noviembre de 1976 se creó el Congreso del PSOE. Acudieron líderes socialdemócratas europeos. Se aceptaba al PSOE pero no estaba legalizado. El PCE vio la creación de una situación de hecho donde el PSOE tenía más posibilidades que el PCE [lo que podía ser una jugada política para desplazar a los comunistas]. Por ello el PCE optó por romper la única reserva oculta en esa situación: celebrar una rueda de prensa donde aparece Carrillo hablando a setenta periodistas españoles y extranjeros y a Televisión Española (TVE). Habló de que el PCE estaba en España como una realidad. Celebrar esa rueda de prensa sin que el gobierno se enterase previamente fue difícil. Este se enteró cuando Carrillo hubo acabado la rueda de prensa. El gobierno se encontraba ante un problema. Se decidió detener a Carrillo. Un grupo de policías le buscó durante 22 días. En Diciembre le detuvieron saliendo del comité ejecutivo. La situación provocó una masiva manifestación en la Puerta del Sol de Madrid pidiendo su libertad. Tras tomar declaración a las 00:00 h. de la noche (12:00 a.m.), el comisario le dice que todo está resuelto, había un avión preparado por el gobierno para llevárselo a París, donde le aceptaban dándole refugio. Carrillo se negó a ir. Dijo que prefería ir al tribunal para seguir el proceso. Si iba a París volvería a Madrid con otra rueda de prensa. En el gobierno el Ministro de Justicia Lavilla decide que tiene derecho a estar en España. Pasó al tribunal, tras estar detenido durante una semana. Estaba convencido de tener todos los triunfos hacia la legalización y la democracia. Fue liberado por el gobierno. Otro paso más.
Entonces ocurrió el asesinato de los abogados laboristas de Atocha (1977). No hubo acuerdo de cómo se debía celebrar el entierro. Al final hubo una manifestación en Madrid que puso en evidencia la masa que formaba el PCE y su disciplina. El diario Ya editó el planteamiento de la legalización inevitable dados los hechos. En Febrero se vio por primera vez con Suárez, clandestinamente. Hubo un mano a mano de seis horas. Ahí se acabó la negociación entre gobierno y PCE. Suárez saludó afectuosamente, halagando así la vanidad de Carrillo. Le dijo que habían estado jugando una partida de ajedrez y él [Carrillo] le había puesto la ficha donde quería. Allí no se llegó a ningún pacto, tan sólo se expuso que Carrillo quería un sistema democrático como el del resto de Europa. Se negaba a aceptar el no poder presentarse como PCE a las elecciones. Suárez quería que fuesen como independientes. Sin hacer promesas concretas quedó claro que el PCE se legalizaría, aunque Suárez no sabía cómo (dada la actitud del alto mando militar y otros poderes). Carrillo confió en Suárez porque, como dijo Redondo, su gobierno se comportaba como de centro-izquierda. Suárez tenía en cuenta las reivindicaciones. Tras eso la legalización del PCE vino unos meses después.
Surgió entonces una dificultad. El alto mando militar se reunió y creó una publicación reprobando la legalización y poniendo al gobierno en una situación crítica. Teniendo en cuenta la declaración del respeto a la bandera del ejército, los del PCE decidieron aceptar la bandera nacional para quitar ese argumento a los militares (también el PSOE) y así evitar involuciones. Pero ese documento les hizo daño. Aún había mucho miedo, los efectos morales de cuarenta años de dictadura creó temor a que el ejército creara la involución. Mucha gente, a juicio de Carrillo, se convenció, por aquella declaración militar, de que votar al PCE era poner en peligro el restablecimiento de la democracia. Tal vez sin la declaración el PCE hubiera tenido más representación y no tantas crisis del partido posteriores. Hoy las nuevas generaciones del fin de la URSS, crisis del comunismo... pueden no tener claro el papel del PCE en su importancia. El PCE tuvo elementos en la guerra civil, resistencias de masas, prestigio eurocomunista español e italiano... daban importancia vital al PCE en la transición. De lo de detrás de esa época (sobre el PCE e Izquierda Unida) no va ha hablar, dice y se ríe, pues más que una conferencia, dice, necesitaría un curso magistral.
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