lunes, febrero 11, 2008

NOTICIA 403ª DESDE EL BAR: LOS '30 DE ANNA

12 de Julio de 1979

Querida Quiros:

Siento haber tardado tanto tiempo en volver a escribirte. Acabo de regresar de Bangla Desh. No te enfades conmigo por haberlo hecho. Ya sé que no te gusta que haga viajes tan largos a mi edad, menos cuando nunca lo hago como turista. Me hago cargo de tu afectiva regañina y me excuso diciéndote de antemano que me acompañó uno de mis sobrinos. Me resultaba ineludible el ir. Fui al funeral de una vieja amiga. Se llamaba Karuna, aunque yo la solía llamar cariñosamente Anna. Su familia me avisó hace un mes de su muerte. Quería ir a los funerales para tener nuestra última despedida. Desde que la conocí hasta que sus cenizas fueron echadas al Ganges habíamos mantenido cierto contacto, aunque es cierto que excesivamente de mucho tiempo en mucho tiempo.

Karuna tenía quince años la primera vez que nos vimos y se había casado ya hacía dos años, También conocí entonces a su esposo y a su primer hijo, un recién nacido. Quizá la cogí simpatía por ser parte de mi primer viaje fuera de España en el que ejercí como reportero, pese a que no estaba generalizado aún los reporteros internacionales, ni los “free lance”. De hecho, viajé a La India como pude, no con demasiado dinero, escribí una novelita del género de viajes y un reportaje que vendí a unos cuantos periódicos españoles a mi regreso, entre ellos “El Amanecer”, que acabó contratándome. Era 1930 y yo no sabía la suerte que tuve ese año en elegir La India como destino para inspirarme un libro.

La India por entonces era parte del Imperio Británico, y no sólo era el territorio que hoy se llama República Federal India, sino que también abarcaba Pakistán y Bangla Desh, que como sabes se acaba de independizar de Pakistán hace siete años. Todo el Indostán llevaba tiempo en un proceso proindependentista que los británicos habían sabido mantener a raya incluso sorteando sus promesas de libertad durante la Primera Guerra Mundial. El mayor protagonista de todo aquello era Gandhi, quien hoy día es alabado y admirado por lograr la independencia usando sólo medios pacíficos. Claro que no obtuvo ese resultado hasta 1947 y previa partición en dos Estados. Yo a Gandhi no le supe valorar en su justa medida durante mucho tiempo. Incluso durante la Segunda Guerra Mundial hablando con otro amigo mío en Londres, cuyo nombre sí conocerás, George Orwell, llegué a compartir con él la idea de que Gandhi podía perjudicar los intereses aliados a costa de intereses personales de lograr él la independencia de su país,. Sospechábamos paranoicamente si no estaría planteándose entrar en contacto con los NAZIS y de la noche a la mañana los indios les dejasen las puertas abiertas desprotegiendo a los británicos. Rebuscábamos hasta las noticias más nimias de la colonia y creíamos leer entre líneas cosas que nos hacían decir un: “esto se ve venir” de lo más equivocado, como ha demostrado la Historia. Claro que Orwell y yo teníamos un pasado reciente que nos llevaba a desconfiar de los grandes líderes. Me equivoqué con Gandhi por mucho tiempo. Me di cuenta al acabar la guerra mundial, y me llamé idiota en 1947. Su asesinato a manos de un hindú como él me conmovió, por injusto, por incomprensible. ¿Por qué matar, recurriendo a la violencia, al que todo lo intentó resolver mediante la paz?

Karuna era una chica dulce. Una hindú convencida y seguidora de Gandhi. Él se había retirado de la vida pública hacía unos años, pero los abusos impositivos sobre la sal hizo que en aquel 1930 Gandhi volviera a movilizar a miles de personas en La India iniciando una campaña de desobediencia civil. Organizó una larga marcha por el país durante la que se le fueron uniendo miles de personas. Se dirigían al mar, iban a recoger agua y a evaporarla para conseguir sal sin pagar nada, en protesta contra sus dominadores y ante el desconcierto de los mismos. Karuna vivía en Delhi, pero se unió a aquella “marcha de la sal”. Yo me encontré en medio de todo aquello sin saber que aquello iba a ocurrir. Lo cierto es que Gandhi, pese a ser nominado un pacifista hindú radical, pretendía reformar en parte el hinduismo para adaptarlo a un posible futuro Estado independiente. Así por ejemplo estaba en contra de las castas, sistema por el cual los miembros de una casta no podían tomar contacto con los de otra, dando pie realmente a una segregación entre los más favorecidos y los menos favorecidos por la vida desde nacimiento, en otras palabras el gran conflicto entre pobres y ricos traducido en lenguaje religioso en lugar de económico y político. Las castas eran un gran impedimento para prosperar o mejorar las deficiencias de la sociedad. Sobre todo porque los propios hindúes tenían arraigadas esas creencias religiosas en sus mentes y las seguían al pie de la letra como el orden natural y sagrado del mundo, fuesen de la casta que fuesen. Claro está que existían voces discrepantes, como la de Gandhi, pero desde luego esa reforma, de carácter humano y social, no fue bien admitida por un gran número de hindúes, entre ellos la propia Karuna, que creía que Gandhi se equivocaba en eso. Gandhi en realidad era un gran estatista actuando para el mundo de fabricante de telas. De hecho aceptó que la independencia de La India viniera, de manos de Nerhu, con la división del país en dos Estados, uno musulmán, Pakistán, y otro laico con férreo fundamento hindú, India. Eso fue la gota que colmó el vaso para sus detractores, por eso le asesinó otro hindú. Sin embargo, pese a todo, hasta el propio Gandhi cuando visitó a la Reina de Inglaterra admitió que ésta se pusiera guantes para darle la mano con vistas al asesoramiento que le hicieron a ella acerca de la prohibición religiosa del contacto físico entre castas, siendo ella Reina y él no siendo noble en absoluto. Quizá los pobres asesores de la monarquía, obsesionados siempre con formas protocolarias más que por el fondo del mismo protocolo, no se dieron cuenta que Gandhi les visitó vestido con las ropas propias del más pobre habitante de India, lo que de hecho ya era saltarse los preceptos sobre las castas, ya que él no era de esa clase social, del mismo modo que, siendo de una clase que le permitió ser licenciado universitario con dinero, no le correspondía según el hinduismo tejer ropa en telares manuales.

Yo y mi inicial recelo sobre las verdaderas intenciones de Gandhi me hicieron tener largas discusiones con aquella jovencita Karuna. Fue ella quien me descubrió todo un mundo nuevo abierto, y no cerrado. Gracias a ella, años después, lo pude comprender todo perfectamente. Los grandes políticos europeos se habían reído de Gandhi y su revolución pacífica, pero Gandhi había sido la gota de agua que horadó la piedra. Tras él el pacifismo cobró una gran fuerza, desde Luther King a los hippies y las marchas contra la guerra en Vietnam.

Karuna hacía uno de los mejores tés que he bebido en mi vida. Tuvo una enorme descendencia, lo pude ver en sus funerales. Había sido una pacifista convencida desde muy joven, cuando le sacaba sal al mar imitando al Mahatma. Los años de la guerra mundial tuvo algunos problemas, acabó trasladándose a Dhaka. Aceptó con estoicismo hindú, pero con gran dolor, que llegada la hora de la independencia ella tuviera que vivir en un territorio que pertenecería a Pakistán. Luego, cuando más tarde llegó la hora de la independencia de Bangla Desh, siendo así un nuevo Estado hindú, lamentó la violencia inaugural, las diferentes dictaduras que desde el inicio soportaron y la hambruna. Pero últimamente era muy feliz. Tengo la sensación de que murió feliz. En paz y sin miedo alguno a una muerte que para ella era una renovación.

Me despido ya, querida Quiros, pronto te mandaré otra carta para contestarte las pocas preguntas que me van quedando por responderte para tu libro. Acaso nos ocupen tres o cuatro cartas más, aunque sé que nos veremos dentro de unos meses, como cada año. Te mando un cariñoso abrazo.

DLP

[Personajes históricos: Gandhi era un joven abogado en Bombay en 1893 cuando decidió viajar a otro lugar del Imperio Británico, Sudáfrica. Allí conoció la segregación racial entre blancos y negros, la cual le creó un gran disgusto por cuanto comprendía que la población blanca sometía a la población negra, siendo esta la que siempre había vivido en África y no la blanca. Inició allí, como abogado en Durban para una compañía india, sus dos primeras campañas pacifistas en contra de todo aquello, basadas en la no cooperación y la resistencia pacífica. Logró en parte sus objetivos allí, al menos en cuanto a lo que los indios residentes en Sudáfrica tocaba, y regresó a su país en 1914. Su actuación, que había salido en algún periódico, le llevó a fundar en 1915 el Congreso Nacional Indio, que buscaba la independencia de la India por vías pacíficas. A partir de 1920, siendo ignorados por los británicos, inició las campañas de resistencia pacífica y desobediencia civil, boicoteando los productos británicos. Ganó miles de seguidores en su lucha pacífica. Pero también hubo seguidores de sus ideas que usaron la violencia. Sobre todo cuando sus pretensiones independentistas eran defendidas con normas de comportamiento de pacifismo hindú, lo cual chocó con la sociedad musulmana de India, que se veía amenazada en un hipotético Estado independiente hindú. Hubo disturbios. Gandhi dimitió y fue encarcelado en 1922. Lo liberaron en 1924 por presión internacional. Su lucha se había hecho famosa. Sin embargo se retiró de la vida pública, hasta que en 1930 le saturó la indignación por los abusos impositivos de los británicos sobre la sociedad india. En concreto se fijó en las tasas sobre la sal. Por ello reapareció iniciando una marcha hacia el mar para coger la sal de sus aguas. De nuevo su ejemplo pacifista volvió a tener miles de seguidores, y de nuevo se provocaron disturbios. En 1934 abandonó la política dejando como sucesor a Nerhu. Él se dedicó a predicar la no violencia y a defender a los intocables, que era la casta de los mendigos y desfavorecidos. Regresó a la vida política en 1939. Durante la guerra mundial Gandhi sólo defendía los intereses indios de independencia, considerando que aquella guerra no tenía nada que ver con ellos, salvo que eran colonia británica. Sin embargo apoyaron a los británicos, previa petición de una declaración de intenciones británicas sobre la India, su papel y su futuro durante y tras la guerra. Esa posición considerada ambigua le valió ser recluido en 1942, aunque le liberaron en 1944 por motivos de salud, aunque en realidad probablemente fuera porque Alemania estaba ya perdiendo la guerra. La India obtuvo la independencia partida en dos Estados en 1947, uno musulmán y otro de fundamento hindú, aunque laico. Provocó disturbios enormes, lo que hizo que iniciara una huelga de hambre histórica. Fue asesinado en Enero de 1948 por un fundamentalista hindú. Pakistán y India han tenido diversos enfrentamientos a lo largo de su historia por el territorio de Cachemira, en suelo indio. En 1971 Bangla Desh, de mayoría hindú pero en manos pakistaníes, inició una serie de revueltas armadas que provocaron una gran hambruna. El exbeatle George Harrison dio aquel año un macroconcierto para conseguir fondos para la población de Bangla Desh, considerado el primero de la Historia por una causa solidaria. La independencia de Bangla Desh se produjo en 1972, pero sufrió varias dictaduras hasta las primeras elecciones de 1978.
Los recelos del escritor y periodista George Orwell hacia Gandhi se recogen en sus diarios personales publicados hoy día como “diarios de guerra, 1940-1941”. Orwell es uno de los grandes nombres del género literario distópico. Él mismo, de joven, había vivido en La India, nació allí, y había llegado a ser policía colonial durante la I Guerra mundial. Abandonó su cargo para ir a Francia en los años 1920’, donde tuvo trabajos de poca monta y casi fue un vagabundo. Se hizo periodista en Gran Bretaña. Estuvo en la guerra civil española desde 1936, a la cual vino como voluntario antes de que se organizasen las Brigadas Internacionales. Se alistó como miliciano en las filas del POUM, que era un grupo mezcla de anarquistas y trotskistas. Estuvo en el frente de Aragón. En mayo de 1937, a causa de la recuperación por una grave herida de guerra, estuvo en Barcelona, donde fue movilizado por su partido para combatir en la ciudad de los ataques del Partido Comunista. La resistencia del anarquismo representado por la CNT de entregar el edificio de la Telefónica, por miedo a ser espiados por el propio gobierno de la Generalitat, provocó una jugada del PCE, con ayuda de la URSS, para intentar eliminarlos. El POUM defendió a la CNT. De ese modo se inició una guerra civil pequeña dentro de la guerra civil española en las calles de Barcelona. Se levantaron barricadas y hubo francotiradores. Los edificios que controlaba cada facción se transformaron en búnkeres. El gobierno de la República desvió un barco de guerra desde Valencia a Barcelona para mandar guardias de asalto como refuerzos a las tropas del ejército regular en Barcelona. Entretanto el PCE había detenido y arrestado a numerosos líderes del POUM, llegando a asesinar a Andreu Nin en Alcalá de Henares, ante el escándalo del propio gobierno, que veía como el PCE y la URSS hacían y dehacían sin control. Al no poder eliminar los comunistas a la CNT, por la abundancia de anarquistas en España, eliminaron al POUM. Las milicias fueron disueltas y sus milicianos o bien presos o bien reintegrados en el ejército regular, o bien militaron desde la clandestinidad refugiados en la CNT, que les admitió para protegerles. Se inició una falsa campaña desde el PCE para presentar a los poumistas como fascistas. Se apartó del gobierno por influjo de la URSS a los socialdemócratas del PSOE más proclives a la moderación entre los diversos grupos republicanos, y a los ministros anarquistas de la CNT, en su lugar se colocó a gente del PCE y gente del PSOE más próxima al PCE. El descontento que provocó la situación hizo que muchos milicianos se desmovilizaran y no continuaran la lucha, la cual consideraban ya perdida, a pesar de que otros muchos siguieron combatiendo. Muchos historiadores y personas de la época consideran que ahí se comenzó a perder la guerra civil. Orwell regresó a Gran Bretaña por desencanto hacia finales de 1937 o comienzos de 1938. Durante la Segunda Guerra Mundial, fue periodista en Londres y también miembro de los cuerpos dedicados a proteger a la población de los ataques aéreos NAZIS. Fue uno de los principales acusadores de los crímenes y el totalitarismo de Stalin, a la vez que un antifascista, desde la propia izquierda. Por ello, después de la guerra mundial, le ofrecieron delatar a comunistas, cosa que posiblemente rehusó. Murió en 1949.
Sobre Gandhi aquí. Sobre la marcha de la sal aquí.
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5 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

Ahora sí, ya sólo quedan los tres últimos capítulos de la serie.

Liliana Sáez dijo...

Como siempre, atrapante la historia que cuentas. Gandhi es otro de mis superhéroes. Te sigo leyendo cada día y espero con ansiedad por las próximas entregas.
Un saludo.

Anna dijo...

Ya era hora que me tocara, aunque me has matado a la primera de cambio me alegro que lo hayas hecho bajo la creencia de la reencarnacion (a Vishnu, gracias), me quedo mas tranquila. Con tu relato he vuelto a oler la India que visite un verano no hace mucho. Gracias, muchas gracias. Anna

Fle dijo...

Como mola. :)

Que sepas que te has ganao un premiochorra de esos que corren por el mundoblog... te remito a mi blog, que sale ahí el tema... pero vamos, no hace falta ni que corras, que cuando veas la imagen del premio, fijo que sales por patas! :P

Besicos y felicidades.

Anónimo dijo...

eres un maquina jejee