martes, junio 17, 2025

NOTICIA 2393ª DESDE EL BAR: RÉQUIEM Y EXALTACIÓN

 

El pasado 11 de junio el poeta alcalaíno Matías Escalera, que ejerce de profesor universitario de Literatura en Madrid capital, vino a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alcalá de Henares para presentar su nuevo poemario, Réquiem y exaltación. Tengo aprecio a Matías Escalera y admiro su poesía. Yo, que apenas he salido del barrio en el último año y pico por cuestiones económicas, quise ir a verle. Además, deseo retomar estas actividades a las que yo solía ir. Era la misma tarde en la que caería a modo de diluvio en una gran tormenta de fin de primavera que parecía una tormenta gigante de verano. Aún no llovía, aunque hacía bochorno, cuando fui por la tarde al acto. La lluvia comenzó a mitad de acto. Sonaba el granizo en las ventanas. Ya antes de empezar, en la puerta de la sala de juntas donde se celebró, nos avisó el librero de Librería Diógenes sobre que ellos acababan de recoger su caseta en la Feria del Libro de Madrid, porque en El Retiro comenzó a granizar un poco antes. No obstante, uno de los momentos estéticos bonitos de la tarde fue al regresar caminando y parar en los soportales de "El Lianchi" de regreso a casa porque retomó la tormenta con más fuerza. Olía a mojado. Tenía algo la tarde. Aunque he de decir que en comparativa, el alcantarillado del distrito centro funcionó perfectamente, mientras que el del barrio Polígono Puerta de Madrid, el Juncal y Nuestra Señora de Belén estaba atascado en algunas partes y en otras casi no tragaba. Ir en canoa era una opción.

 

Un gusto volver a la casa, la Facultad de Filosofía y Letras de La Universidad de Alcalá, y gusto también esto de reencontrarse con un poeta amigo. También me reencontré allí con uno de mis antiguos profesores universitarios, Antonio Castillo, de cultura escrita, cuya becaria actual, por cierto, explicó a Matías Escaleras qué era el motivo de su investigación de fin de Máster, quizá pagando un poquito el no saber quién era él y a qué se dedicaba; intuyo. Matías Escalera se vio acompañado en el acto de otro poeta local con quien a veces he coincidido, aunque no hemos hablado mucho, y de un joven llamado Darío, que también prepara su finalización de estudios superiores, pero que está a punto de presentar el 29 de junio una antología de poesía de Salustiano Masó, que murió con 101 años el año pasado, y a quien le han puesto una exposición temporal en la Sala de Exposiciones de Santa María la Rica. Si bien es cierto que Darío le comentó en voz alta a Matías, sentados ya en la mesa de presentación y ante el auditorio, aunque creo que no era consciente de que se le oía, que la decoración de la sala era muy formal, Matías le contestó que es lo que tiene si se quiere hacer cosas con la Academia. Evidentemente, la sala de juntas tenía las pertinentes banderas oficiales, el pendón de la Universidad, un cuadro del rey Felipe VI y el edificio... pues el edificio es un antiguo colegio universitario del siglo XVII, evidentemente. Si se deseaba otro ambiente, la Universidad no era el lugar. Pero si se elige la Universidad, u otra institución, hay que ser conscientes de que cumplen unas formalidades. La puesta en escena es importante en los actos, pues transmiten ya unas ideas determinadas. También es evidente que la potencia que te da una institución, y su publicidad, no es la misma que la de una simple librería o un bar u otro acto. Dentro de esos parámetros, quien organiza elige, no sé si equilibra, pero elige. No tiene nada malo, en realidad, simplemente es otro lugar más que se presta a potenciar lo cultural. Y en este caso la Universidad, como Universidad, cumple con uno de sus aspectos menos explotado: abrirse más allá del mero mundo universitario, estar abierta a la sociedad. Al menos esa es su misión desde el siglo XIX, si bien en el siglo XIII algo de eso se supone que debía tener, de ahí lo de "universidad".

Evidentemente compré el libro y lo tengo pendiente de lectura. Cuando esta ocurra ya hablaré de él en concreto en Las notas de los cíclopes libreros.

Comentaré por aquí que el acto, habiendo sido publicitado apenas un día antes en la prensa local, y con una tarde que amenazaba tormenta, tormenta que ocurrió, contó con un público más abundante de lo que hubiera podido ocurrir dado lo dicho, lo que demuestra el arraigo y aprecio que se tiene a Matías Escalera como escritor en Alcalá. No obstante, entre el público, hubo otras personas escritoras, como Cristina Penalva, y jóvenes universitarios. Más aún, una parte del público se animó a entablar debate con los interlocutores. Un debate de carácter literario, pero también social, y siempre muy en torno tanto a los antecedentes literatos de la obra de Matías Escalera, como de su actividad social comprometida con diversas causas. 

Y la cosa es que algo de eso hay, pues el nuevo libro, de poesía experimental, gira en torno a los actuales problemas de la clase trabajadora, en un mundo que gira entre los parámetros de los antiguos problemas que vivieron las generaciones más adultas y mayores, y los de las generaciones más jóvenes, que a menudo caen entre lo precario y lo abusivo, siendo su futuro menos claro y algo más oscuro que el que tuvieron sus padres en plena Transición y décadas posteriores.

Por ello, el libro contó para su autoría con conversaciones y textos de personas del mundo laboral y sus problemas de las décadas de 1970-1980, quizá 1990, y personas jóvenes posteriores a la Gran Recesión de 2008. Por ello Matías Escalera habló sobre este libro como un poemario intergeneracional que aunaba dos generaciones de trabajadores con dos mundos de conflictos laborales diferentes, pero a la vez similares. Un mundo que no acaba de morir y otro que no acaba de nacer, como dijo Gramsci y cita Matías Escalera. Nuestro poeta habla de cuatro voces. Una, la de los abuelos (para él, la generación de sus padres), con sus propios problemas de suma pobreza y una evidente conflictividad ya por la guerra, ya por la opresión de la dictadura. La de los padres (que sería la suya), con la Transición y los problemas económicos de esta, una época donde conquistar derechos. La de los hijos (sería más o menos la mía), que se supone que tendríamos un mundo mejorado y que, pese al comienzo del trabajo precario y la burbuja inmobiliaria, habríamos terminado construyendo un hogar de alguna manera. Y la de los nietos, con fuertes transformaciones sociales a través de las nuevas tecnologías, con recesiones sociales y con una globalización que puede prescindir de las personas, cuyo futuro se vislumbra oscuro si no hay reacción, y si la reacción no abraza las ideas de solidaridad antiguas, pues a menudo hay más postura de cara a crear una imagen en red social, que conciencia real de lo que se podría conseguir juntos.

Yo le pondría un pero. Le fatal una quina voz. Una quinta voz que estaría situada justo en la generación de los hijos. Y en esa voz estaría yo y muchos más. Esos mismos hijos a los que se nos "prometió" una vida mejor que padres e hijos, pero que a costa de la burbuja inmobiliaria, los trabajos precarios que ya estaban presentes de manera fuerte desde la llegada de las Empresas de Trabajo Temporal de final de los 1990, la crisis que provocó primero el 11-S de 2001 y después la Gran Recesión de 2008, jamás pudimos realmente tener estabilidad, ni esa "buena vida", que algunas encuestas insinúan en datos que tenemos. Personas que no han visto estabilidad laboral nunca, quizá alguno ahora con la reforma laboral de Yolanda Díaz (Sumar), cuyos sueldos han sido ínfimos, que algunos aún no tienen casa, que no han podido formar familia, que han sobrevivido en los peores años gracias a sus padres, y que cuando éramos jóvenes, por ser jóvenes, y que ahora, cuando somos adultos cuarentones, por ser cuarentones y decirse que ya lo tenemos todo... cuando en realidad no tenemos nada, o tenemos lo justito para sobrevivir, que no para vivir. Nosotros somos la generación de los olvidados. Nosotros fuimos en buena parte los del 15M de 2011. 

Por lo demás, del libro, ya hablaré cuando lo lea y escriba sobre él.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

jueves, junio 12, 2025

NOTICIA 2392ª DESDE EL BAR: CAMBIARÁN LA PLAZA DE LOS SANTOS NIÑOS

El 21 de abril de 1986 se inauguró el monumento en Alcalá de Henares al quinto centenario del descubrimiento de América, en la Plaza de los Santos Niños, cerca de la Casa de la Entrevista, pero también del Palacio Arzobispal, donde se daría la entrevista entre Cristóbal Colón e Isabel I, "la católica", en 1485. Fue obra del escultor Juan Antonio Palomo. Por entonces gobernaba Alcalá el PSOE, que además a partir de esos años modernizó la ciudad también en lo estético colocando estatuas de arte contemporáneo, de carácter surrealista y conceptual, a lo largo de las murallas medievales. La obra de la Plaza de los Santos Niños no es surrealista. Podríamos considerarla conceptual, pero no es surrealista, representa una rosa de los vientos, un instrumento náutico que en el siglo XV le fue vital a Cristóbal Colón en el viaje que le llevó a descubrir América. Un instrumento, por otro lado, con algún signo arábigo y con los signos del zodiaco en relación a las constelaciones estelares. El conjunto incluía una bancada en círculo donde en tres monolitos aparecen tres personajes importantes del descubrimiento de América y con relación a esta ciudad. 

 En origen uno de los primeros proyectos de reforma decorativa de la plaza llegó a considerar trasladar las estatuas de los cardenales Carrillo y Cisneros y ponerlas afrontadas a cada extremo, pero teniendo en cuenta que ambos tuvieron entre sí una enemistad, y sopesando que esas estatuas podían estar muy arraigadas en los alcalaínos en sus ubicaciones, a pesar de que ambos contribuyeron a los estudios generales y a la Universidad en torno a la actual Iglesia-Magistral de los Santos Niños, fue un proyecto descartado, para poner por entonces en valor ese aspecto alcalaíno en relación a América y a Colón, hoy día muy conocido, por entonces no tanto, pero esta estatua y la transformación de la Casa de la Entrevista en sala de exposiciones contribuyó a ello. Han pasado casi cuarenta años. Es, hoy por hoy, parte consolidada del aspecto de la ciudad y de la contribución cultural de la misma, incluso desde descubridores. También es parte de un gran número de generaciones que desde niños a adultos y ancianos han tenido su punto de encuentro, de descanso y de diversión en esa bancada. A pesar de que el comienzo del Mercado Cervantino, tras ganar el Patrimonio de la Humanidad en 1998, ha contribuido en mucho a destrozar esta obra de arte, pues eso es un conjunto escultórico, el monumento es un elemento propio y modernizante de la ciudad, por cómo se concibió. Y sí, lo deterioró ese mercado, pues los numerosos destrozos de los monolitos con los personajes se debieron a cuerdas que se ataron en las primeras ediciones, ya para retener animales, ya para mantener tenderetes. Los ayuntamientos de entonces, en ese momento del PP, no tuvieron reparos en que ocurriera, y la policía municipal no actuó demasiado tampoco. Tardaron varios años en reaccionar, cuando los destrozos en las piedras se hicieron más que evidentes, y ahí siguen. 

De hecho, aunque se han celebrado numerosas ferias del libro antiguo y de ocasión en esa plaza durante muchos años, antes de que las reubicaran entre la Calle Libreros y la Plaza de Cervantes  (según toque cada feria del libro), fueron los puestos de los mercados cervantinos y algunos escenarios musicales de otros festejos lo que han ido destrozando las plaquetas del suelo de la plaza. Esto se debe también gracias a que un cambio en la política de inmatriculaciones en épocas del gobierno central de José María Aznar (PP), hizo que nada más ganarse el Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1998, y aprovechando que la propia Iglesia Magistral iba a ser reformada, la Iglesia inmatriculó la plaza en 1999 como si fuera propiedad de la Iglesia, cuando en el catastro en realidad figura que es del ayuntamiento de Alcalá de Henares, por tanto de todos los alcalaínos, no de la Iglesia. Esta polémica ha paralizado muchas acciones, tanto de reforma como de algunos actos culturales. Aún así, uno de los extremos de la plaza, el longitudinal que no está la iglesia, vio una reforma pequeña con una quita de un par de árboles, de varios bancos de piedra y la puesta de un puesto de información turística que duró varios años. Con la llegada al gobierno del PSOE-Somos Alcalá en 2015 se planteó la peatonalización el centro de la ciudad en varias fases, empezando por la zona este del casco histórico (calle Libreros y aledañas). En 2019 siguió gobernando PSOE, pero su coalición cambió de tener un aliado de izquierda (Somos Alcalá) a uno de derechas (Ciudadanos). Fue con PSOE-Ciudadanos que se siguió el plan de peatonalización por fases, siendo que hacia el final del mandato, en torno a 2022-2023, se peatonalizó el entorno de la plaza (que eran sus carreteras), e incluso se eliminó la fuente de toda la vida para poner otras que nunca funcionan y cuando lo hacen, lo hacen mal. Con ello se entiende que sería la manzana central de la plaza la que generaba la polémica entre el obispado y el ayuntamiento, reclamando cada uno su propiedad. No había acuerdo sobre esto, por lo que no se reformaba, al no acordarse quién debía aportar qué, o quién debía reformar entonces, aunque se acordaba seguir haciendo eventos en la plaza.

En la primavera de 2023 ganó el ayuntamiento el PP en coalición con Vox y heredaron todo el plan de peatonalización por fases, con fondos de la Unión Europea, quedando pendiente las peatonalizaciones de la Plaza de Cervantes y la de Santos Niños. Tanto PSOE-Ciudadanos como PP-Vox planificaban no sólo peatonalizar, sino transformar, pero eso le ha llegado con amplia difusión  a los ciudadanos cuando está todo cerrado y bien cerrado, sin darle opción real a opinar sobre los cambios planteados. 

Pues bien, ayer 11 de junio de 2025 el gobierno actual de PP-Vox anunciaron en un acto protocolario público entre ayuntamiento y obispado la intervención definitiva de la reforma de la Plaza de los Santos Niños. Lo han hecho a través de los diversos medios de comunicación de prensa en Alcalá, tanto de radio como periódicos, por ejemplo en Cadena SER Henares, Onda Cero Alcalá, Alcalá Hoy o en La Luna de Alcalá. Lo primero que ha hecho PSOE al conocerse la noticia es pedirle al PP que haga público el pliego de condiciones del acuerdo ayuntamiento-obispado, pues dicen que en su día a ellos el obispado llegó a amenazar con vallar la plaza, por lo que creen que el ayuntamiento ha cedido el reconocimiento de la propiedad de la plaza al obispado, cuando en realidad está en el catastro como propiedad del ayuntamiento. Se trataría de, entiendo que es lo que quiere decir, que el PP desde su gobierno municipal habría cedido a la Iglesia la plaza, pues el mero hecho de llegar a este acuerdo es una manera implícita de reconocerles la propiedad, aunque la legalidad sea más difusa y no esté claro. De todos modos, el Soto del Henares, otorgado por el gobierno del PP en la Comunidad de Madrid al gobierno de Torrejón de Ardoz, en manos del PP, a pesar de ser terrenos de Alcalá de Henares, cosa que ocurrió en tiempos del PSOE en Alcalá, fue otro hecho naturalizado y aceptado sin más por el actual gobierno del PP en Alcalá. 

Es evidente que para el PP es fácil vender la idea de que ellos hacen algo por los Santos Niños, repararlo, mientras que el PSOE no hizo nada. A fin de cuentas el suelo está destrozado y hace un mes que lo han hecho más evidente al parchearlo con material muy blanco brillante, sin buscar un color más acorde, aunque se notase. Evidentemente nadie quiere ver una plaza destrozada, aunque los destrozos los provoque el propio ayuntamiento con el Mercado Cervantino. Creo que todos aplaudimos que se arregle el suelo, sólo que habrá quien no reflexione más y no caiga en porqué antes no se hacía y porqué ahora sí. Se tendría que haber solucionado hace años saber quién es el propietario, si la Iglesia, y por tanto los Santos Niños es un lugar privado, o si el ayuntamiento, y por tanto es un lugar de todos los alcalaínos, público. Que algo esté abierto al público siendo privado es posible, pero siendo privado, también es reversible, o bien puede decidir sobre sus usos, como la no celebración de X actos y la sí celebración de otros. 

En todo esto, por otra parte, y dado que se ha llegado a esta situación mediante un acuerdo con la Iglesia, ¿pagará una parte del dinero la Iglesia? Si eso hiciera, el ayuntamiento le daría más razones para que ante un tribunal la Iglesia reclamara sus "derechos". El tema es delicado.

En cuanto a lo que se pretende hacer, no sólo arreglar el suelo, sino eliminar el monumento del descubrimiento para ponerlo fuera del centro histórico, colocar en su lugar un parterre con plantas y una estatua al emperador alemán Fernando I, nacido y bautizado en Alcalá de Henares, nada más, poner más bancos bajo los árboles y colocar placas de metal en el suelo que muestren los restos romanos bajo ese mismo suelo, mis consideraciones a continuación.

Creo que el monumento del descubrimiento no debería moverse y de hacerlo se debería dejar al lado del Palacio Arzobispal, o al menos cerca, en la calle donde está la Casa de la Entrevista, y no fuera del casco histórico, pues eso suena a colocarlo en una rotonda y por tanto a denigrar el monumento y su significado. Incluso si se sitúa en un parque, ¿qué sentido tiene desnaturalizarlo de esa manera? ¿Qué sentido tiene atacar cuarenta años de arraigo? Claro que ya se han oído antes en prensa en estos años a gente del entorno ideológico del actual gobierno (más de un lado de la derecha gobernante que del otro lado de la derecha gobernante) hablar contra el arte contemporáneo (entendido como surrealismo). Esta estatua, que no es de ese estilo, no lo es, no es surrealista, pero puede que sufra las consecuencias de esas formas de pensar. Formas de pensar que décadas atrás no eran ni del franquismo, pensemos que Dalí simpatizó con Falange y que era franquista y que aquel gobierno le correspondió (en realidad ir contra el arte contemporáneo era más de los nazis alemanes, que a los -ismos los llamaron "arte degenerado"). No obstante, también el actual ayuntamiento decidió trasladar las estatuas surrealistas de las murallas a otro espacio. Es una visión conservadora y anticuada de comprender una ciudad que por décadas ha sabido combinar lo clásico y lo actual, y por ese camino: la mezcla y convivencia de sus gentes. Si quieren poner una estatua al emperador de Alemania Fernando I esa plaza no es su sitio, aunque le bautizaran en la Magistral. Más bien los sería el patio del Palacio Arzobispal o su entorno, donde ya están su abuela Isabel I "la católica" y su tía Catalina de Aragón, también relacionadas con el palacio, como él. Tengo la impresión que la eliminación del conjunto escultórico por poner una estatua de otro emperador de origen español no es algo gratuito ideológicamente, aún cuando Fernando I nació aquí. Claro que puede tener una estatua, pero darle ese espacio protagonista y no llevarlo junto al del resto de la realeza que tiene ese lazo con el Palacio Arzobispal me da que pensar que la intención no es tan inocente como pretenden decir en declaraciones públicas. Ay, la España de los emperadores y su unidad de destino.
 
Por otro lado indirectamente da la sensación en las declaraciones de la alcaldesa Judith Piquet de que el ayuntamiento cede que ese espacio sea de la Iglesia, pese a la polémica de la inmatriculacion, y pareciera que sólo interpreta Alcalá y ese espacio desde un punto de vista católico, cuando ese espacio sobrepasa social, cultural e históricamente ese aspecto. Y lo sobrepasa con mucho. Ya puestos, ¿por qué no recuperar la Plaza de la Picota, la entrada porticada de la puerta lateral, las capillas y el arco trasero? Y si todo ha de girar sólo en torno a la catedral y a los deseos del obispado, ¿por qué no ir todos a misa? ¿Por qué no mantener todos un decoro católico, o al menos cristiano, en ese entorno so pena de multa? Que no, gente, que no, que la Plaza de los Santos Niños no es ese espacio de espiritualidad que (literalmente) ha dicho Judith Piquet. Pero la gente sólo escuchará que van a arreglar el suelo de la plaza, darán el visto bueno y criticarán a quien ponga un "pero", vete a saber si no le llamarán "sanchista" a modo acusación o desacreditación, y es que el suelo está muy mal, si nadie discute que se debe arreglar, el problema es el fondo.
 
Una sociedad crítica siempre será una sociedad sana, democrática... aunque siempre que no se rompa la convivencia por romper los consensos al intentar que la balanza siempre esté decantada del lado extremo del que pone el dedo en la pesa para que ahí se mantenga.

Saludos y que la cerveza os acompañe.

miércoles, junio 04, 2025

NOTICA 2391ª DESDE EL BAR: DE CUERPOS Y ALMAS

Estaba leyendo a Epicuro estos días en los que la guerra bulle en un sitio o en otro del mundo. Entre el siglo IV y el III antes de Cristo reflexionó sobre el carácter de la justicia. Lo hacía desde su teoría de la existencia de una partícula invisible al ojo llamada átomo. Él no fue el primer atomista de la Historia, otros pensadores griegos ya habían pensado que debía existir una materia invisible a nuestra vista que, sin embargo permitía la existencia de las cosas materiales, porque nada podía no existir y por tanto incluso lo aparentemente nada era algo. Lo que sí hizo Epicuro acerca del átomo fue perfeccionar la teoría de cual debía ser la función del átomo. Esto sin ser físico, simplemente filósofo, si bien buena parte de su teoría, evidentemente no toda, fue la base para que siglos más tarde realmente se desarrollase la física en torno a los átomos. 

Epicuro reflexionó sobre los movimientos de los átomos, en perpetuo movimiento, decía, pero que eso sólo sería posible si el átomo a la vez tenía otras materias más pequeñas que lo compusieran. No me adentraré más en sus reflexiones sobre los átomos y el atomismo, pues lo que realmente le diferenció más de los anteriores atomistas fue establecer un vínculo entre la existencia de lo material por composición de los átomos y el alma humana, entendiendo por alma humana no sólo lo que animaría y daría sensibilidad a los cuerpos vivos, sino que además le daría pensamientos y emociones que le llevarían a la ética y a la moral. 

Para Epicuro el alma, por fuerza, debía estar compuesta también por átomos aún más finos y ligeros que los átomos de las cosas y cuerpos materiales que podemos ver. Las almas debían poder combinarse de algún modo con los cuerpos vivos, de ahí la necesidad de que unos y otros átomos pudieran encajar y no entrechocar, y si entrechocaban sería para formar una unidad: una vida. La disolución  o separación del alma de los cuerpos significaría el paso a cuerpo inerme de aquel que estaba vivo, pero, a la vez, pensaba él, el alma dejaría de sentir, pues necesitaría un cuerpo para poder sentir, de ahí la necesidad de la materia alma de estar en sintonía con la materia corpórea.

Sin profundizar más en estas reflexiones que tuvo Epicuro, aún más complejas, establece cómo el alma dota a unos u otros cuerpos de unas funciones y formas de ser según las necesidades de cada uno de esos cuerpos. En el caso de los humanos se establecería una inteligencia desarrollada por la especial sensibilidad y emocionalidad que logra alcanzar en estos cuerpos. Aquí diserta sobre los dioses, e incluso sobre si estos influyen en todo esto o no, o si existen o es el orden del Universo. Afirma que, hayan sido los dioses quienes organizan esto o no, toda materia parte de un mismo origen en el Universo, por lo que almas y cuerpos, vivos o inertes, vienen todos de una misma materia.

Pero yo he empezado este artículo sobre el carácter de la justicia según Epicuro. Reflexiona él que en sus épocas se piensa de manera generalizada entre los griegos con conocimientos (no tanto aquellos temerosos de los dioses) que la justicia se produce por miedo de la disolución corpórea, por tanto por la disociación de los átomos de cuerpos y almas, o sea: la muerte, o bien el dolor que sufre el cuerpo si este no muere pero se le somete a mutilaciones y penalidades varias. Así mismo, el que tiende al mal se frena con frecuencia bien por este miedo o bien porque sin llegar a ser un criminal sabe que todo mal que haga él puede hacer considerar a los otros que se le puede devolver y ser tratado igual. Por tanto, la justicia desde un punto de vista atomista en aquellas épocas, sería una maldad, pues se llega a ella bajo la amenaza y el miedo al castigo y al sufrimiento. Sin embargo, aún reconociendo que en bastantes casos las relaciones humanas de justicia o buen trato se daban en parte por esto, él propone otra vía para llegar a la justicia que, aunque parte del atomismo, se distancia de la teoría anteriormente dicha.

Puesto que el alma compuesta por átomos necesita del cuerpo material compuesto por átomos, pues el uno sin el otro no pueden adquirir sensibilidad y sensaciones, la vía de la práctica de la felicidad y la amistad es la más apropiada para lograr esto. Por ello quien práctica sinceramente la amistad y la expande en sus relaciones con los demás, no puede hacer otra cosa que no provocar males y ser justos, o lo más justos posible. Su vía atomista de la justicia no reclama el miedo al castigo o la sanción, si no el goce de la felicidad mediante el ejercicio de la amistad de los unos con los otros.

Sin embargo, a pesar de que Epicuro gozó de muchos seguidores de sus ideas incluso entre las clases populares, en sus épocas los socráticos y platónicos eran mayoría, con sus ideas acerca de vivir en un mundo de ilusiones. Epicuro respondía a esto que, aún si existiera un mundo más real de ideas, nosotros vivimos en un mundo material concreto, por lo que debíamos centrarnos en el mundo concreto para poder alcanzar esa justicia, esa felicidad y la parcela de verdad que nos concierne. Aún así, dice, el no ver o no poder comprobar la existencia de algo, no lo hace inexistente, pues en el mundo material conocido lo que existe lo es por dos razones: porque existe y porque lo que no existe permite que exista, por lo que lo que no existe, por fuerza también existe y es lo que existe que se comporta y es de un modo y no de otro lo que explica el comportamiento y el modo cómo es aquello que para nuestras sensaciones en principio no existe. O en otras palabras, en el caso del átomo, imposible de ver ni de comprobar en el siglo IV-III antes de Cristo, aunque no era algo material tangible, por tanto sería algo inexistente, era algo existente, porque el comportamiento de las cosas que sí son tangibles se explican a partir tanto de lo que se ve en ellas, como de lo que no se ve, pero impide que pueda ser de otro modo. De un olmo nace un olmo, de una persona, otra, de un pez, otro pez, y eso, reflexiona, debe deberse a algo material que lo organiza en el Universo, y ese algo, reflexiona, deben ser los átomos y alguna clase de comportamiento que no puede llegar a entender en todo sus posibilidades, pero que debe existir, que deben tener.

Los tiempos de Epicuro eran cambiantes. Las épocas de mayor poder de los griegos habían pasado. Alejandro Magno y Aristóteles habían creado una nueva forma de entender el mundo desde la política y el pensamiento. Las formas democráticas habían cedido paso a gobiernos autocráticos en forma de los reinos sucesores del Imperio de Alejandrro Magno, y con ellos guerras, tiranías y un alejamiento de los ciudadanos griegos de los centros de poder mediante sus democracias. Un mundo que poco a poco cedía paso a otro nuevo mundo que les iba conquistando, la República Romana. Será entre los romanos del Alto Imperio Romano, unos pocos siglos después, que los epicúreos tendrán un cierto auge y resurgir.

En medio de aquellos tiempos convulsos, de guerras y el auge de gobernantes que deseaban el poder  absoluto a título de rey, que ambicionaban los territorios de los otros, donde más de una persona del común se entregaba a las ideas autocráticas o de nación, Epicuro habló de la felicidad y la amistad de los unos a los otros para alcanzar la justicia.

Las teorías de los átomos no cobraron cuerpo de fuerza en nuestro propio mundo tangible y material hasta que algo más de dos mil años después los científicos descubrieron que los átomos existían y responden a pesos, velocidades, formas y comportamientos. 

Nada sabemos aún sobre las almas en relación a los cuerpos.