viernes, mayo 02, 2025

NOTICIA 2387ª DESDE EL BAR: CUANDO LO IRREAL ES REAL

Del gran apagón ibérico del pasado lunes 28 de abril hay un aspecto que me retrotrae a una parte del análisis que los historiadores de carrera solemos atender, los profesionales, que no aquellos que sin formación tratan de ejercer y, aunque puedan tener algunos algún libro a tener en cuenta, se les nota las costuras. Se trata de aquel factor en el cual lo irreal es real. 

Cuando lo irreal es real es algo que no sólo lo tienen en cuenta los historiadores para hallar toda la profundidad de lo probable en lo cierto, también lo tienen en cuenta sociólogos, psicólogos, analistas incluso de la economía, filósofos, antropólogos y otras profesiones que se dedican al comportamiento humano cuando este influye tanto en el individuo como en la sociedad. Lo que viene a ser: cuando lo irreal influye en el devenir. Más aún, también los servicios de inteligencia, la politología y con ella los políticos y asesores o los servicios de defensa lo suelen tener en cuenta a la hora de realizar análisis sobre todas las posibilidades abiertas.

Para explicarnos, por así decir, un ejemplo clásico que se solía dar en la licenciatura de Historia cuando yo la cursé entre el final de la década de 1990 y principios de los 2000, suele ser el de la religión. La existencia de Cristo, por poner el ejemplo que solían poner los profesores en aquel momento, Cristo como hijo de Dios con toda la historia narrada en los Testamentos tal cual, no se demuestra más que como acto de fe, como creencia en esta narración. Creencia que se puede reforzar mediante otras historias de otras personas con hechos maravillosos que se narran enraizados a la existencia de Cristo tras su venida al mundo terrenal. Que todo aquello ocurriera es acto de fe. No hay prueba ni nada que pueda hacernos pensar la realidad de los hechos narrados. Cristo como hijo de Dios puede ser real o irreal. De hecho, la existencia de una persona cuya predicación pudiera haber sido algo muy destacado en los sucesos políticos de un pequeño territorio del Imperio Romano en Palestina-Israel, la existencia con todas las actividades narradas de esa persona aún si descontamos los milagros como algo literario, tampoco tenemos certeza, pues tal cual se narran sólo se narran en los textos de los seguidores de un cierto nacionalismo hebreo que en cisma devendrá en lo que será el cristianismo. Son hechos narrados unos sesenta a setenta años después de los supuestos sucesos por primera vez y en algunos casos de algunos Testamentos incluso más de cien años después. Ahora bien, sí existen textos no judaicos ni cristianos, de aquellas épocas y de origen de crónicas de romanos en los que sí se menciona la existencia de ciertos alborotos pacíficos agitados por una persona que predicaba de una manera que no era convencional y por ello incluso molestaba al sanedrín de Jerusalén, esos textos pudieran confirmar que al menos existió un predicador o profeta que pudiera cuadrar con lo que es la Biblia en el Nuevo Testamento. Sea como sea, lo cierto de esta historia es que sesenta a setenta años después de unos supuestos sucesos concretos se comenzó a narrar un relato que implicaba la venida del hijo de Dios al mundo, salvación, redención, milagros, un código ético y moral nuevo, etcétera. Este relato cuajó con fuerza en un grupo de gente que creyó en él firmemente y que, por una serie de circunstancias sociales, políticas, de cisma dentro del hebraísmo de la época, de creencias esotéricas y también supersticiosas, y otras cuestiones complejas muy estudiadas hoy día y aún con nuevas hipótesis formulándose, se expandió cada vez más hasta cambiar en su totalidad el curso de la Humanidad. Fuese o no fuese el hijo de Dios, la creencia en que lo fuese y que lo narrado en la Biblia es cierto se transformó en una realidad que cambió la realidad en la que vivía el mundo. 

Este ejemplo podría ponerse igualmente con si fuera cierto o no que Mahoma ascendió al cielo desde una roca, que Buda se transformase en un elefante blanco, que la ciudad de El Dorado existiese, que la Tierra era plana, que el rey Arturo contaba con el mago Merlín, que los vampiros andan en la Transilvania, que los vehículos blindados que en realidad eran hinchables de aire estaban sobre suelo inglés durante la Segunda Guerra Mundial o que Irak tuviese armas de destrucción masiva en 1991. 

Cuando lo irreal, o quizá hay que hablar más bien de aquello que no se puede comprobar, que es real porque lo creemos real, pasa a ser eso: real, y tiene capacidad de influir en las personas y de que los acontecimientos y sociedades se desarrollen acorde a ello, ocurre precisamente un fenómeno a tener en cuenta en todo análisis: lo irreal es real y no se le puede excluir como factor de realidad, sino que se le ha de tratar como eso, como factor de realidad. 

El Coco, la maldición de las momias, el Kraken... 

¿Y a qué viene todo esto con el apagón del lunes? Viene a un hecho que no he leído ni oído aún que se haya analizado en toda su seriedad y profundidad. He escuchado a muchos periodistas y políticos advirtiendo contra las falsas noticias, pero no he escuchado a ninguno aceptar lo evidente y obvio: falsas noticias o no, la realidad del lunes es que algo que probable sea irreal ha sido y sigue siendo real en una gran mayoría de la sociedad española. ¿Cuántos no pensaron el lunes según avanzó el extraño apagón que estábamos siendo víctimas de un ataque híbrido de guerra, el comienzo de la Tercera Guerra Mundial en suelo europeo y empezando por España? ¿Cuántos no pensaron, bromearon o escucharon a otros mencionar a Putin, a Rusia o incluso a Trump y Estados Unidos? Yo incluso escuché mencionar a Israel. Así, como suena.

Aún hoy, cuando todo apunta a un extraño fallo aún analizándose, mucha gente en conversaciones normales siguen hablando de Putin y de Trump. Juntos o por separado. Uno u otro o ambos. 

¿Qué nos viene a decir esto? Que aunque lo más probable es que la realidad se deba a un fallo técnico desconocido a fecha 2 de mayo, para mucha gente la realidad X le rondó por la cabeza probablemente porque en el subconsciente, que se niega a nombrar la tragedia propia, el lunes 28 de abril se abrió a reconocer en cada uno que esa realidad X era real. Reconocía algo que no se puede comprobar, algo irreal, era real. Fue una realidad el lunes. Lo sigue siendo en pequeño comité hoy viernes. Nadie quiere ser acusado de apoyar una mentira, una falsa noticia, pero lo cierto es que en España ahora sabemos desde el lunes que la gran mayoría piensa en realidad que estamos al borde de la guerra y que esta nos va a afectar de lleno. Puede ser irreal, pero sabemos ahora que tiene cuerpo de sustrato de realidad en muchas conciencias. Ahora bien, aún siendo así, hay que destacar que nuestra reacción fue en general ir al bar a gastar las cervezas frías o a la tienda a comprar... las cosas del equipo de emergencia que la presidenta de la Unión Europea recomendó meses atrás, agua embotellada, radios a pilas, comida enlatada, tener dinero en efectivo, que esa es la causa de que el lunes mucha gente dijera que los cajeros automáticos no funcionaban cuando fueron a sacar dinero... ¿y cómo iban a funcionar? Sabían que no funcionarían, pero el hecho de intentarlo es lo que en esta parte del análisis del lunes es lo que importa. En otras partes del análisis del lunes esto es anecdótico, pero en esta parte del análisis no lo es.

Del mismo modo, sospecho que tanto los servicios de inteligencia españoles, como otras partes del gobierno de España, pero también las embajadas rusa y estadounidense han tomado muy buena nota de lo que los españoles dijeron, comentaron, bromearon y pensaron este lunes pasado. Os aseguro, y puedo deciros que por cuestiones de mi profesión os lo puedo asegurar al cien por cien, que las embajadas todas estas cosas las analizan y las tienen muy pero que muy en cuenta, por cuanto afecta a sus intereses en nuestro país o respecto a los españoles en su relación con ellos.

Poco se ha hablado de esto, cuando lo irreal tiene cuerpo de realidad. Mucho se habla de las falsas noticias, poco, muy poco, de que no hay que menospreciar que las creencias populares pueden alterar las realidades.

Fue el filósofo Adorno en el siglo XX el que dijo que si una creencia o una falsa realidad era repetida y aceptada por muchos, pasaba a realidad. Pero ya Marco Aurelio en el siglo II había meditado sobre esto mismo. La creencia de la mayoría o de todos en algo, crea de ese algo una realidad y puede alterar la vida y las sociedades.

Lo que veo yo en el lunes es que hay instalada subconscientemente en la sociedad española la creencia de la posibilidad real de que vamos a la guerra, y el lunes con el apagón hubo mucha gente que mediante bromas o mediante conversaciones o sus propias compras lo expresaron. El propio presidente de gobierno, ejerciendo correctamente, no descartó ninguna posibilidad, como es el deber de todo gobierno ante unos sucesos como los del lunes. O como haría un buen científico: no descartar ninguna hipótesis hasta llegar a los hechos concretos y reales mediante investigación de cada hipótesis.

Pero en esta parte del análisis, el de la psicología de la masa, de la sociedad, importa ese hecho, el hecho de que X tomó cuerpo y expresión de posible realidad. Puede haber influido en esto también el consumo masivo en los últimos años de series y películas que parten de premisas muy similares a los sucesos del lunes. No olvidemos que en la vida real se nos ha dicho en algún documental que en una explosión nuclear, un poco antes de ser afectado se paralizan los relojes y aparatos eléctricos. Todas estas informaciones y ficciones pueden haber alimentado también parte de los pensamientos y bromas del lunes. Pero ahí están. 

¿Va a aceptar la mayoría de los españoles la realidad de un fallo tecnológico, o en su fuero interior va a seguir pensando que estamos viviendo una guerra híbrida y fría que podría estallar en otra caliente, siendo esto irreal o parcialmente irreal? Esto es algo que no tengo duda que tanto España como los países en la diana en las mentes españolas están ahora mismo analizando y van a estar muy atentos a qué pensamos. Sobre todo también para mejorar las relaciones o ya o en un futuro. Porque para eso trabaja en realidad las diplomacias, para mejorar lazos. Luego pueden estar públicamente hablando de las falsas noticias, pero privadamente saben que una cosa son las falsas noticias y otra cosa las mentalidades y las creencias de psicología de masas, que son, en definitiva, las que marcan el rumbo de las sociedades, ya sea con su comportamiento, con su voto o de otros modos. 

Es en este difuso campo de lo verdaderamente real y de lo irreal como algo real donde se alimentan las tendencias del comportamiento de las gentes.

Saludos y que la cerveza os acompañe... como el lunes.

No hay comentarios: