El pasado 25 de enero comenté las películas seleccionadas y ganadoras de los premios Goya que yo había visto, por una parte, en la Noticia 2176ª, comenté mi opinión y análisis de Suro (Mikel Gurrea, 2022), Cerdita (Carlota Pereda, 2022), El agua (Elena López Riera, 2022), Unicorn wars (Alberto Vázquez, 2022), La casa entre los cactus (Carlota González-Adrio, 2022) y Cinco lobitos (Alauda Ruiz de Azúa, 2022); mientas que en la Noticia 2193ª comenté Belfast (Kenneth Branagh, 2021), As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2022) y Modelo 77 (Alberto Rodríguez, 2022). La semana pasada fui a ver el estreno de la película vasca Irati (Paul Urkijo, 2022) con dos amigos. Es una película que por su producción entró en tiempo y forma para presentar su candidatura, pero que se ha estrenado después de la entrega de premios. Curiosamente es una película con nominaciones en varios certámenes, pero sin ningún premio. Creo particularmente escandaloso que fuera nominada a los mejores efectos especiales y que perdiera esa candidatura a favor de Modelo 77, que tiene otras virtudes. Irati es una superproducción española cuyos efectos especiales no hemos visto en España salvo en muy contadas ocasiones con Álex de la Iglesia o con los inicios de Santiado Segura. Debía haber ganado ese galardón.
Irati es el segundo largometraje de Paul Urkijo, un joven director vasco que ha rodado varios cortometrajes fantásticos, y cuyo primer largometraje fue El herrero y el diablo (2017), basado en un cuento vasco de finales del siglo XIX o comienzos del siglo XX. Muy recomendable, más si se ve subtitulada al castellano porque el vasco original le da una seriedad mayor que la traducción al español. Yo la vi en los dos formatos. Aviso a vascos, quizá vosotros también necesitéis subtitulado porque es un dialecto arcaico del vasco más profundo prácticamente extinto, según han dicho y otros vascos han confirmado. Es un director a tener en cuenta. Tan prometedor como si fuera una mezcla de Álex de la Iglesia en sus comienzos con Alejandro Amenábar. Solo necesita un poco más de presupuesto del que ahora cuenta. Es una persona que se siente cómoda contando historias fantásticas y ubicándolas en España, en el País Vasco y Navarra, al menos de momento, y eso es algo que no se atrevió a dar el paso Amenábar cuando en 2001 rodó Los otros y quiso ubicar la historia en Asturias o Cantabria, pero su productor le dijo que esas historias de fantasmas era mejor ubicarlas en Reino Unido. Un prejuicio que cada vez más se va derribando, pero que ha marcado toda la cultura española: productores que creen que sus ideas son las mejores... y no lo son, porque están llenas de prejuicios culturales, precisamente.
Irati se basa en una leyenda vasco-navarra de la Edad Media. Se ambienta en el siglo VIII. los hechos reales en los que se ambientan se ubicarían en el siguiente contexto: de 711 a 715 los musulmanes se hacieron con el Reino Visigodo. Pasaron los Pirineos para invadir el Reino Franco, pero en 732 Carlos Martel, abuelo de Carlomagno, les paró en Poitiers. Pipino el breve, padre de Carlomagno, les contuvo. Carlomagno, cuando se hizo rey, les hizo irse y volver a atravesar los Pirineos. La idea de Carlomagno era crear una marca hispánica más allá de Pirineos para que sirviera de contención antes de que lo volvieran a intentar. Esas marcas estarían supeditadas a los francos. Con el tiempo se transformarán en los condados aragonés, catalanes y el Reino navarro, pero lo cierto es que los vascones, que se habían resistido a los musulmanes y les eran rebeldes, aunque brevemente supeditados por un tiempo, tampoco querían un rey que no fuera de ellos y menos franco. Los vascones eran lo que hoy serían vascos y navarros. Por ello en el paso de Roncesvalles, en 778, les hicieron una emboscada y se eliminaron a casi todo el ejército que había mandado Carlomagno, por lo que este desistió de expandir más las marcas al considerar ingobernables y conflictivos a los vascos y no entender que no quisieran protección de un rey cristiano, aparte, él ya estaba en lo del imperio centro europeo y en Hispania ya tenía lo que quería. Lo histórico se narra literariamente en La canción de Roldan, el equivalente francés en poesía épica al Cantar de mío Cid en España.
Los vasconavarros de la Edad Media desarrollaron una leyenda por la cual el tesoro de Carlomagno se perdió y se escondió tras la batalla. Los vascones aún tenían algún resabio pagano aparte del cristianismo, por lo que interviene su diosa principal, Mari, y otros seres fantásticos cuando un príncipe quiere encontrar el tesoro (sería caudillo en realidad), pero esto no es posible sin Irati, una vasca guerrera que vive solitaria en el bosque. A tener en cuenta que en la Alta Edad Media las mujeres combatían cuál hombre y con las mismas barbaridades, y que los vascones tenían una sociedad matriarcal, heredada con cambios hasta la actualidad. La película va de esta leyenda.
Creo que la diosa Mari es la misma que como diosa de las brujas aparece en la película Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia, 2013). Se trata de una diosa vascona cuya creencia en ella perduró en tiempos cristianos de la Edad Media y que, más allá, incluso en el siglo XIX, relacionada ya con esas brujas del bosque, y en parte hoy día alguien hay que sigue alimentando la creencia y la leyenda. En realidad es una diosa protectora en origen, que protege toda vida del bosque y los valles, incluidos a los humanos, que le han perjudicado con la destrucción del bosque o sus animales. Pese a ello, y aunque tiene carácter un tanto iracundo, también es una madre comprensiva y ayuda a aquel que le da regalos o favores, como pueda a ser a los agricultores para que no tuvieran sequías. Sin embargo, en la Edad Media se difundió la leyenda de su enojo porque estaba siendo olvidada en favor de la creencia en el cristianismo. Mari estaría casada o emparejada con Sugaar, que también aparece en la película, una especie de serpiente gigante que puede transformarse en serpiente de fuego y en otras formas, tomando a veces la forma típica de un lauburu, un cuatrisquel, la cruz de cuatro cabezas, o sea: una serpiente de cuatro cabezas. Su cualidad sería la contraria de Mari. Si Mari es protectora y generadora, Sugaar se encarga de los castigos y la destrucción. Puede ser confundido con Etasi, un diablo que se transforma habitualmente en serpiente de varias cabezas o un dragón. Aunque en esta película su forma también se confunde con la de el Tártalo, un cíclope. Aparecen las lamias, unas mujeres con pies de ave que viven en el agua dulce y en las cuevas de las playas, acostumbradas a secuestrar hombres y ocasionalmente a comer personas, en origen con un solo ojo, pero en este largometraje con dos. Son hospitalarias, y aunque guerreras, son protectoras. Se las relaciona con la mitología de las sirenas grecorromanas, las cuales en origen eran mitad mujer y mitad pájaro, fue un error de transcripción medieval la que las mutó a mitad mujer y mitad pez, imagen que perpetuó Christian Andersen en 1837, y posteriormente todos los cuentos y películas derivadas, incluida de dibujos animados de Walt Disney, La sirenita (John Musker y Ron Clements, 1989). Aparece también Akerbeltz, un macho cabrío mágico, iratxoak, una especie de seres mágicos como duendes, un jentil, un ser de enormes dimensiones que vaga por los bosques altos y se confunde con el paisaje, y una sorgina, una seguidora humana de Mari cuyos rituales la Iglesia cristiana las relacionó con brujas que cometían brujería y reuniones en los bosques.
Me gustó especialmente que se abarcara la Edad Media española desde dos perspectivas que rara vez se ha abarcado, o quizá nunca, no quiero adentrarme en esto, pues puede haber alguna película antigua del cine mudo o de mediado el siglo que lo hubiera hecho, pero no sea muy recordada hoy día. No lo sé. Por un lado, que se ubique en la Alta Edad Media, y no en los momentos de la Plena y la Baja Edad Media, que suele ser lo habitual. Por otro lado, aunque aparecen musulmanes, me llama la atención poderosamente que estando ubicada en España no se haya vuelto a rodar otra historia más de cristianos y musulmanes en las guerras de la Reconquista, o de problemas entre reinos cristianos. Se ha centrado en la mitología vasco-navarra, que es una parte de la fantasía medieval española. Algunas personas han querido burlarse por pretender ser una especie de réplica de la historia del rey Arturo inglés, con toda la imaginería sobre Excalibur, el mago Merlín, la hechicera Morgana, los caballeros de la Mesa Redonda, el santo grial y cosas así. Otros se ríen sobre si se ha querido hacer a Tolkien, pero lo cierto es que no, que es parte de la rica cultura española y de las leyendas medievales del norte. Eso me parece un acierto, comenzar a conocernos mejor y mostrar que también tenemos este tipo de historias épicas. Cierto es que quizá le falta un poco más de presupuesto y quizá rematar un poco mejor el guion, más aventura, pero la película en sí es un acierto. En este género posiblemente sea la mejor película que hayamos realizado hasta la fecha en este país. Y para los no vascos nos descubre incluso alguna cosa de la mitología vasca.
Irati, el personaje que dará nombre al Valle de Irati, es quizá el mejor construido de todos los personajes que aparecen, aunque no deja de llamar la atención el protagonismo de Eneko I Aritza, Rey de Pamplona, en este metraje cuando es príncipe o caudillo, un personaje de la Historia del que sabemos excesivamente poco y que se mezcla con las leyendas y los mitos. posiblemente sea la primera vez que se le dedica una película a Eneko I, quizá porque en España ha sido moneda habitual totalizar los largometrajes de reinados medievales en Castilla, como mucho León y ocasionalmente los reyes de Aragón cuando estos eran de linajes catalanes. Es parte de lo que se llama construcciones nacionales. España tiene una historia muy rica en todo que nos da para mucho más, y esta película lo demuestra.
Es de destacar la buena ambientación que ha hecho la dirección artística con las ambientaciones del románico y sus escenarios, así como con cómo debían ser los poblados de aquella época y esos gobiernos cristianos tan reducidos por supeditación a al-Andalus, pero a la vez tan orgullosos como para empezar a albergar ideas de reconquista que en realidad tenían ideas de autogobierno y de identidad diferenciada. Destaca también los trajes y los objetos suntuarios, así como las espadas, que hacen pensar que debieron consultar varios museos. Son muy verosímiles y bastante ajustados a lo que conocemos, sugiero fijarse en esas cruces aún con resabios visigodos. Y es cuando curioso que haya aparecido en cine la batalla de Roncesvalles, aunque hubiera necesitado de más presupuesto y de más minutaje.
Película que si bien aún le falta algo, es recomendable. Vuelvo a decir, en cuestión de cine fantástico y épico quizá sea de lo mejor que se ha hecho en España hasta la fecha. Auguro un buen futuro a Paul Urkijo si perdura.
A todo esto, estamos a una semana de que se den los Premios Oscars, pero eso es otro asunto. Saludos y que la cerveza os acompañe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario