El cambio climático nos lleva a fenómenos climatológicos más extremos, eso nos dicen los científicos siempre que nos advierten de que tenemos que frenarlo. Acabamos de salir en España de una insólita ola de calor en junio con temperaturas más propias del pleno verano que del final de la primavera. Una ola de calor además que vino acompañada de falta de humedad en el ambiente y ha contribuido al peor incendio de los últimos dieciocho años, según nos han dicho.
Resulta que llevamos meses viendo cómo se construyen zonas peatonales en Alcalá de Henares, lo que siempre es bueno, a base de adoquines de piedra, sin espacios verdes, a pesar de que han colocado alcorques para futuros árboles que de tan pocos que son casi parecen testimoniales para que no haya quejas o haya las justitas, y eso ya no es algo bueno. En el centro de Madrid capital he estado viendo algo similar estas semanas, ampliaciones de zonas peatonales a base de losas y losas de piedra, y adoquines y adoquines. Esto no es sostenible, ni es ecológico. No es ecológico porque por el camino algún monte transformado en cantera está siendo desaparecido, y con él todo su ecosistema. No es sostenible tampoco porque transforman a las ciudades en auténticas sartenes en verano que recalientan el ambiente ya caliente del sol del verano. No es sostenible porque la ausencia de árboles no solo resta sombra y frescor y fauna urbana con sus cometidos, tales como evitarnos plagas de mosquitos, por ejemplo, en el caso de los gorriones, también ayuda a que no haya humedad en el ambiente y que se vaya purificando el aire contaminado por, por ejemplo, los gases emitidos por los vehículos a motor. Lo que puede venderse desde un ayuntamiento como un acierto, la peatonalización, se hace en realidad de modo que tiene buena parte de su catástrofe ecológica. Quien deba gestionar el gobierno de una población debería plantearse esto, porque el futuro pasa por una responsabilidad y unas decisiones cada vez más ecológicas, pero pareciera que avanzamos hacia otro modelo aún lejano de ese ecologismo en todas sus escalas.
Puede que a algún arquitecto le parezca rancio construir de nuevo espacios con ajardinados, setos, parterres de tierra y demás, pero el futuro debe forzosamente pasar por ahí. No es rancio, lo rancio es ahondar en crear problemas ecológicos. El arbolado es mucho mejor solución y más barato que plantear por ejemplo una calle con difusores de humedad, como por ejemplo ocurre ya en algunas poblaciones del país.
Del mismo modo cada vez veo que se construyen más bloques de vivienda que implican tener piscinas, cuando todos los informes del cambio climático apuntan a que España va a tener problemas de agua, así como que se construye pensando en que cada vivienda necesitará calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. El gasto energético implica producir electricidad y el uso masivo de la electricidad también lanza contaminantes en su producción. Lo sorprendente es que los arquitectos no estén explorando nuevos modelos de vivienda que usando de elementos ya conocidos nos eviten tanto gasto de electricidad, aprovechando orientaciones, ventilaciones, muros gruesos, materiales determinados, buenos aislamientos, etcétera. Pero el futuro apunta a que eso es lo que deberá ser, o lo que debería. Por supuesto que en invierno usaremos calefacción y que en verano es posible que necesitemos aires acondicionados o ventiladores, pero la cuestión es que deberíamos intentar tener que usarlo lo mínimo posible. Su uso masivo solo nos lleva a la pescadilla que se muerde la cola. Si los arquitectos no desean tener esto en cuenta, o los promotores de construcción, quizá la legislación deba ocuparse del asunto.
Intuyo que en algún momento del siglo XXI el modelo de urbanismo va a cambiar en este sentido, pero al ver ciudades que en su remodelación actual apuestan por la piedra a toda costa me hace pensar si no estaremos yendo tarde también en esto a pesar de que los indicadores actuales nos dicen a gritos que la apuesta realmente buena pasa por recuperar lo natural dentro de las urbes, dentro de las posibilidades que tiene lo natural en una gran población.
Y en esto pensaba yo hoy en estos primeros dos días que ha regresado el frescor, a pesar de que mañana comience el verano y traerá el calor propio de su época del que la semana pasada tuvimos ese adelanto tan sofocante. Saludos y que la cerveza os acompañe.
1 comentario:
Muy buena reflexión. De hecho, el tipo de casa que mencionas existe, la ví en un programa de esos de "mira la casa que nunca tendrás", es decir, que para quien pueda ppagarla.Pero vamos, mucho más baratos eran los antiguos sistemas de calles estrechas en Andalucía o de muros anchos en los pueblos.Eso sí, nunca nada como un buen bosque
Publicar un comentario