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Alguien hizo otro MeMe que nos resumía el significado de un síndrome psicológico, el Síndrome de Procusto, que toma su nombre de otro personaje mitológico de la Antigua Grecia, y para ello nos mostraba una escena sacada de una cerámica griega. Es el síndrome de aquellos que se creen inferiores en su talento a otras personas, por las que practican el menosprecio, la crítica negativa constante, el acoso y derribo, la manipulación, el victimismo, la criminalización del otro o su culpabilización, con el objetivo de eliminarle, ya sea porque el otro al final caiga en frenarse, en miedo al acosador, en Síndrome de Estocolmo, en creerse inferior a quien le acosa o bien el acosador, que es quien tiene el Síndrome de Procusto, logra aislar al acosado de su entorno o lanzar de él una imagen falsa de falta de valía, cuando en realidad el acosado tiene una gran valía o bien sabe hacer aquello que el acosador cree de sí mismo no saber hacer tan bien como el acosado o directamente es realmente mediocre haciéndolo. No avanzan, ni dejan avanzar. Todo lo valoran en negativo, especialmente todo lo de los demás, puede que sobre lo suyo propio lo sobrevaloren o bien crean que es víctima de un complot perpetrado por los demás, o por quien sufre su propio acoso o por un fato impreciso y mistérico que pesa sobre su destino, o bien otorga favoritismos o influencias que se confabulan contra él.
La opresión. Como oprimido siempre tienes la esperanza de poder liberarte en algún momento e incluso de obrar para ello si encuentras el impulso, como opresor jamás serás libre si eres consciente de estar oprimiendo y necesitar de oprimir para mantener lo que creas que necesitas mantener. Eres esclavo de ti y aquel que es opresor dentro de un sistema, es además oprimido por ese sistema, pues si en algún momento se desvía de lo que se espera de él, el sistema le aplicará todo el peso necesario como cualquier oprimido. Por lo que el opresor nunca es libre, mientras que el oprimido puede llegar a serlo.
El próximo 6 de agosto termino mi actual contrato de trabajo, pero la Fortuna, Tiqué, otra diosa grecorromana, ha querido que antiguos jefes míos se acordaran de mí sin que me hubiera dado tiempo a volver a mandar currículums, y ya tengo garantizado otro contrato el 12 de agosto, con una empresa para la que trabajé en el pasado, al menos por unos pocos meses más. Así que mientras cierro en el Archivo General Militar de Madrid, me preparo para el regreso al Archivo Regional de Madrid. Vuelvo a cuestiones de las Musas y sus enseñanzas.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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