lunes, marzo 30, 2015

NOTICIA 1466ª DESDE EL BAR: ESTUDIO DE CRISTO

Unos cien años después de la muerte de JesuCristo en la cruz, y unos sesenta después de la expulsión de los judíos de Jerusalén a manos de las tropas de Tito, los hebreos creyeron que había nacido el Mesías de verdad. Se trataba de Simón Bar Kokhba, "el Hijo de las Estrellas", que protagonizó una serie de discursos mesiánicos y una revuelta armada que puso en jaque durante un breve tiempo a las tropas romanas por última vez por parte judía. Aquello fue en la década del 130. Estamos en Semana Santa. 

La Semana Santa lleva muchos siglos celebrándose. Quizá una de sus primeras grandes revoluciones culturales ocurrió cuando en algún momento a caballo entre la Edad Antigua y la Edad Media, en Etiopía, los cristianos que allí hubieron comenzaron a procesionar reliquias e imágenes santas imitando las procesiones religiosas de la religión egipcia. Aquellos cristianos se quedaron aislados del resto del mundo cristiano cuando los musulmanes se hicieron con el norte africano en torno a los siglo VII-VIII. Ellos eran los coptos. Pasó un tiempo hasta que los cristianos de Europa Occidental se decidieron a pasar de la defensiva a la ofensiva contra el Imperio Musulmán. En el siglo XI comenzaron las Cruzadas, que hicieron que los occidentales conocieran el mundo oriental en su propio territorio. Fue en alguna de aquellas guerras que supieron de la existencia de los coptos y de sus tradiciones. Una de las cosas que les gustó y vieron como buenas por razones políticas, sociales y de creencias, era la realización del culto a imágenes, objetos y restos mortales considerados santos. No sólo hubo un cierto comercio abundante de reliquias vendidas casi a un nivel "turístico" actual, sino que también los reyes y nobles se trajeron a Occidente la costumbre de procesionar para pedir o para dar gracias a la divinidad. Como diría Lutero en el siglo XVI, si se hubieran juntado todos los huesos de dedos vendidos de determinado santo, se hubiera comprobado que este santo debía ser un monstruo de miles de dedos. Y como dirían algunos análisis científicos de siglos después, aquellos huesos de dedos eran muchos de ellos "sorprendentemente" huesos de muslitos de pollo bien venerados en determinadas iglesias y conventos. Desde entonces la Iglesia se ha cuidado mucho de dar por buena una reliquia y un carácter santo a alguna cosa o persona a primeras. 

No era para menos. En el año 325, en el Concilio de Nicea, los cristianos ya habían sufrido una división entre ortodoxos y apostólicos por motivos de celebración del culto, que se consolidó teológicamente como separación cismática definitiva entre los años 787 y 869, hasta la actualidad. Estuvo a punto de ocurrir algo similar durante el Cisma de Occidente entre 1378 y 1417, cuando los cristianos apostólicos se dividieron en su fe siguiendo su lealtad y creencias entre varios obispos ejerciendo de Papas a la vez, repartidos entre Roma, Aviñón y Peñíscola.  Entre los siglos XV y XVI estaba ocurriendo una reforma religiosa que provocó la división de los cristianos por diferencias teológicas entre cristianos apostólicos romanos, cristianos luteranos, cristianos anglicanos, cristianos calvinistas o hugonotes, cristianos evangelistas, cristianos adventistas, cristianos presbiterianos, y otras ramas del cristianismo; división de la que no estuvo ausente como posible escisión los seguidores de Erasmo de Rotterdam, el cual no fue apartado de los cristianos apostólicos romanos por presión económica y militar de los Reyes Católicos españoles al Papa de Roma, ya que Erasmo era el teólogo al que admiraba Isabel I, la Católica, y del que cuyas ideas hacía ella que se impregnaran las Biblias castellanas. Ante este panorama el obispo de Roma, el Papa, decidió reaccionar de manera tardía convocando un Concilio Ecuménico en Trento que duró de 1545 a 1563, donde la jerarquía de religiosos y políticos españoles tuvieron un peso y una presencia muy grande. 

En el Concilio de Trento se decidieron muchas cosas que estuvieron vigentes hasta el Concilio Vaticano I del siglo XIX, e incluso hasta el Concilio Vaticano II del siglo XX. Más aún, dada la virulencia con la que se aplicaron sus conclusiones, vía leyes, vía Inquisición, vía prohibiciones, vía condenas, vía torturas, vía guerras, etcétera, aún en el siglo XXI las sociedades de cultura cristiana apostólica y romana, fundamentalmente las de Portugal, España, sur de Francia, algunos lugares de Alemania y Austria, e Italia entera, contienen todavía una gran cantidad de rasgos culturales y de creencias basados en todas las normas sociales que allí se establecieron. Incluso algunos de los que se proclaman ateos o agnósticos contienen esos rasgos, producto de siglos de desarrollo cultural de la sociedad en la que viven inmersos.

Una de aquellas conclusiones de la Contrarreforma del Concilio de Trento giró en torno a reforzar como figuras santas a la Virgen María, a los apóstoles, a todos los santos y santas proclamados por la Iglesia, a los obispos de Roma como herederos de San Pedro, y a reforzar la autoridad jerárquica de todos los sacerdotes y sacerdocios. Rechazaron que celebrar misas con representaciones de Cristo u otras santidades, o venerar reliquias, fuera algo idólatra. Como parte de la autoridad temporal y religiosa del obispo de Roma, como parte necesaria del sometimiento político y social de los súbditos de los reinos cristianos, se reforzó y se alentó la creación de imágenes religiosas y su culto, especialmente en procesiones. Es a partir de aquí que comienza la tradición de una gran cantidad de procesiones a lo largo de todo el año y por todo tipo de cuestiones. ¿Cómo no iban a producirse especialmente en Semana Santa? El no procesionar podía implicar acusaciones directas o indirectas de herejía, blasfemia, irreverencia, falta de lealtad o de obediencia y otras cuestiones que a una persona le podía ocasionar desde una multa hasta la hoguera, pasando por todos los estadíos de castigo intermedios. A este súmesele supersticiones varias de la gente sin estudios y de los que, teniéndolos, fueron educados en el miedo absoluto a Dios, y súmesele ideas identitarias de comunidades sociales enteras contra otras comunidades de otras creencias a fuerza de guerras y barbaridades a lo largo del siglo XVI y hasta el final de la Guerra de los Treinta Años en 1648, y en el caso franco-español hasta el final de la continuidad de esta guerra ya individualizada en ellos hasta 1659.

Buena parte de la producción de imágenes religiosas para procesiones son renacentistas y barrocas a costa de aquel Concilio de Trento. La Semana Santa española está considerada por el organismo internacional dedicado a asuntos culturales, la UNESCO, como algo de interés mundial desde la segunda mitad del siglo XX. La Iglesia española recibe una gran cantidad de dinero del Estado en concepto de conservación del patrimonio cultural español que está en sus manos. Entre ese patrimonio cultural están todas esas imágenes religiosas que todos los años sacan en procesión por las calles de las ciudades y pueblos de España. Las sacan en volandas una serie de cofrades a pulso vivo, a pesar de que algunas pueden alcanzar la tonelada de peso. A veces hay lluvias, zarandeos, caídas... No debieran permitir que se saquen todas esas imágenes, que son patrimonio de todos los españoles, creyentes o no de la religión católica apostólica y romana. Son parte del Arte y la Cultura española. Cada año es un riesgo su salida por motivos de conservación. Debieran existir otras imágenes más actuales para esas procesiones. Pero la tradición es la tradición y hay cristianos que montarían en cólera con la sola mención de esta reflexión. El Renacimiento y el Barroco español apenas han dado grandes obras escultóricas en piedra destacables en comparación con otras naciones europeas, pero están mundialmente reconocidas en el mundo del Arte las esculturas en madera de estas épocas, que son las procesionarias, ya que es el único país de Europa que conserva tantas y tan en buen estado en general. Debiera seguir siendo así, y da igual que se procesione un Cristo labrado en 1614 que otro de 2000, Cristo es Cristo y nada más. Esto no lo comprenden muchas personas de las más devotas, ni quieren explicarlo muchos obispos.

A lo largo de estos siglos han habido diferentes tendencias artísticas. La pérdida de un original es irremplazable, aunque sea imitable. Buena parte de nuestras esculturas procesionarias son del siglo XVII, que es el Barroco más tendente a ensalzar la Pasión de Cristo en torno a su sufrimiento humano, sus heridas, su sangre, su martirio... Pero quizá por ello, hoy, por aquello de ser Lunes de la Semana Santa de este 2015, he preferido elegir un cuadro pintado por Sorolla en 1883, cuando el pintor valenciano era joven. Sorolla apenas tiene cuadros religiosos, pero este lo pintó para hacer un regalo o una venta, no lo tengo claro, a una determinada dama burguesa. Se llama "Estudio de Cristo", y la gran mayoría de las personas del mundo no sabían de su existencia hasta que en 2012 una serie de expertos en Arte confirmaron la autoría. Al ser un estudio de pintura, es un cuadro que se aproxima a una temática pictórica para practicarla y aprender el artista de ella. Al ser a la vez un regalo dedicado a mano, el joven Sorolla probablemente dio de sí lo mejor que pudo en ese momento. Me gusta mucho el cuadro porque no es el típico Cristo al que estamos acostumbrados. Sorolla innova en 1883 en su retrato. Para empezar no muestra la crucifixión en un plano general donde claramente se observe a Cristo en forma de cruz o colgado de ella sangrante. Muestra un primer plano de él encuadrándole cortando la imagen algo antes de llegar a los codos de los brazos y un poco ajustadamente a la altura del pubis, decorosamente tapado por un lienzo blanco. Aunque, a decir verdad, algo de erótico hay en este Cristo de rasgos muy humanos y cercanos, ya que ese lienzo está descuidadamente caído por uno de los lados, casi hasta llegar cerca de una de sus ingles. Pero lo importante de este Cristo va más allá. No hay herida abierta por la lanza de Longinos, ni chorro de sangre que la marque. La única sangre que aparece está en la cabeza por culpa de las espinas de la corona de espino, pero es una sangre mínima, testimonial, como de arañazo más que de sufrimiento puro. Este es un Cristo con la cara serena, en ascesis, mirando al Cielo. La inteligente elección y combinación de todos estos elementos por Sorolla aleja a Cristo del sufrimiento de su Pasión en la Cruz, para acercarlo a una idea de su entrega en cuerpo y alma a Dios Padre, al Espíritu Santo, al Cielo, haciendo de todos uno. Es su cuerpo el foco de luz. Nada hay de martirio, pero sí hay mucho de espiritualidad tranquila y abnegada, si acaso con cierto padecimiento mínimo en la expresión del rostro. No parece que extienda sus brazos por estar clavados al madero, sino que los extiende para abrazar la nueva vida más allá de la terrenal. Este es un Cristo pintado muy diferente a los Cristos barrocos del siglo XVII. Es otra idea de Cristo, alejada del dolor y el sufrimiento.

Cierro por hoy con un poema de Leopoldo Panero. Saludos y que la cerveza os acompañe.

La melancolía
 
El hombre coge en sueños la mano que le tiende
un ángel, casi un ángel. Toca su carne fría,
y hasta el fondo del alma. de rodillas, desciende.
El él. Es el que espera llevarnos cada día.

Es el dulce fantasma del corazón, el duende
de nuestras pobres almas, es la melancolía.
¡Es el son de los bosques donde el viento se extiende
hablándonos lo mismo que Dios nos hablaría!

Un ángel, casi un ángel. En nuestro pecho reza,
en nuestros ojos mira y en nuestra mano toca;
y todo es como niebla de una leve tristeza,

y todo es como un beso cerca de nuestra boca,
y todo es como un ángel cansado de belleza,
¡que lleva a sus espaldas este peso de roca!

 

(Leopoldo Panero, 1909-1962, "La melancolía").

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

Anecdóticamente en Alcalá de Henares, resulta irónico en estos tiempos de crisis y desempleo que por falta de presupuesto y de cofrades, este año no procesionará el Cristo de la Esperanza y del Trabajo.

El Códice Voynich dijo...

Graias por el artículo. Ahora con el buen tiempo un dia de estos te escribo para tener intercambios de ideas con algo fresquito que tomar :)