domingo, julio 01, 2012

NOTICIA 1100ª DESDE EL BAR: PARÍS

París puede ser observado desde muchos puntos de vista. Hay quien lo analiza milimétricamente, lo convierte en un esquema fácil de manejar donde sin apenas matices todo sea manejable en el orden de los conceptos de su mente. Todo es negro o blanco y apenas algunos puntos referenciales para crear una idea de qué y cómo es París; sólo que París, que se ha ido construyendo a lo largo del tiempo, de mucho tiempo, es más complejo y no puede ocultar ante este esquema innumerables aristas que son en realidad la telaraña que sostiene ese París conceptualizado como si fueran las vigas de un frágil edificio esquemático que, en realidad, sin su complejidad interna, no podría levantarse ni sostenerse. Ni siquiera nos resultaría atractivo. París tiene innumerables calles y dentro de ellas innumerables pasiones vivas haciendo innumerables actividades.

Sin embargo hay otro tipo de observadores de París. No lo esquematizan, lo hacen complejo, lleno de detalles pequeños que conforman una compleja imagen general tan ampliable y relativa como quiera el observador darle una distancia para observarla en su mente. Notre Dame puede presidir el río Sena a conveniencia; o bien París está en un aeródromo de Casablanca, siempre a la espera, en una promesa incierta de reencuentro con la persona deseada en aquel lugar. Quizá en uno de esos puentes del Sena que, invariablemente, seguirá presidiendo la catedral. Pero París no es sólo Notre Dame, ni es sólo el Sena o los Campos Eliseos, ni siquiera una promesa hecha en Casablanca. París en si mismo sigue siendo esa madeja construida a base de mucho tiempo, que como la telaraña citada, hace de vigas, en este caso de un edificio basado y reforzado en su aspecto en los detalles complejos que conforman una realidad más o menos bella. Pero París, para tener vida, siempre seguirá teniendo las innumerables calles y dentro de ellas las innumerables pasiones vivas haciendo innumerables actividades. 

París simplemente es París. Y el paseo por sus calles es inevitable. En esquema o en fotografía añeja de melancólicos sueños y ensoñaciones, París es París y la persona es sólo persona que camina por sus calles. La vida de París es la persona y las personas, sus verdes, su río, sus varios animales urbanos salvajes (y los no tan salvajes)... Todo ello del hoy nuestro, todo ello del ayer que ha ido dejando innumerables Parises para que los vayamos heredando sumados los unos a los otros, y todo ello del mañana con nuestro hoy dejado y sumado en herencia, es París. Sería casi suicida pretender hacer de París una mera imagen, porque en ello nos negariamos nuestro fragmento de vida parisino que, en definitiva, en conjunto, es la vida de París, ese París que nos da la vida a la vez que, a veces no lo pensamos de lo importante del círculo, lo avivamos.

Que la cerveza os acompañe.

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