Escultura basada en la obra de Escher, la fotografía es de Chaba Kasanitsky, que podéis ver entrando por aquí, por esta puerta.
¡Qué suerte que la modernidad nos alcanza! Ahora puedo escuchar la radio en la televisión. Ver la televisión en el ordenador. Hacer fotografías con mi teléfono. Comer patatas fritas con sabor a jamón serrano. Beber whisky sin alcohol. Pedalear una bicicleta sin moverme del lugar. Vivir en una nave industrial y llamarla loft, de modo moderno. Viajar en tranvía y pensar que no lo es, que es un metro ligero. Ser discriminado en mis derechos positivamente y discriminar yo a la gente... positivamente. Y si mi apuras, en el futuro, seguro que si me cuelgo un besugo pasado en el cuello lo podré llamar perfume.
(P.D.: Estamos de viernes. Que la cerveza os acompañe... entrando al viernes por aquí).
3 comentarios:
De hecho, yo empiezo a dudar de que los teléfonos todavía sirvan para llamar...
Pues sí, ahora con un teléfono puedes hacer fotos, usar internet, usarlo como un ordenador, escribir, mandar cartas, ver la televisión, oir la radio, y en cuanto a llamadas, novedades, novedades, no hay. Un saludete.
Bueno, al final la modernidad acaba volviendo al pasado
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