Para completar el asunto del deshielo del Océano Glacial Ártico en 20 años, según el último informe de la Organización de Naciones Unidas, voy a presentar una tercera entrada. Y qué mejor que presentarle al Alto Mando del Servicio de Inteligencia de Espionaje de Bares justo a los primeros pioneros que lo conocieron, cuando el Ártico era más joven y los humanos no le causábamos los problemas que hoy día le causamos. Sigo el libro de Julio Verne citado en la entrada anterior como fuente más algunos conocimientos propios adquiridos durante la carrera universitaria hace tiempo. Que la cerveza os acompañe.
EL INFORME LOS VIKINGOS EN EL ÁRTICO
Islandia y otros lugares del gélido Océano Glacial Ártico ya la conocían en la Edad Antigua griegos y romanos, aunque de forma superficial y fantasiosa. Cuando la autoridad del Imperio Romano cayó del todo entre los siglos IV y V y los nuevos pueblos barbaros, en su mayoría germanos, guerreaban entre sí para establecerse en aquellas tierras, los habitantes de la isla de Irlanda quedaron aislados, logrando sobrevivir en torno a la Iglesia cristiana católica. Fueron ellos quienes en los siglos VI, VII y VIII crearon obras y predicaciones suficientes para volver a evangelizar en su fe a territorios ahora de reinos germanos que estaban entre las religiones germanas y el cristianismo arriano y otras desviaciones. Así los anglos, escoceses y los sajones de Inglaterra, Gales, Escocia, los francos de Francia y algún otro sitio. En este peregrinar, más su búsqueda por seguir al Gran Sol para pescar (un gigantesco banco de peces que realiza rutas migratorias por el Atlántico Norte y el Océano Glacial Ártico, su color en el agua les da el nombre), les hizo llegar hasta Islandia. Por ello, ya había monjes cristianos de origen irlandés cuando los vikingos llegaron allí por primera vez en 861, llevados accidentalmente en una tormenta por Naddod en sus viajes de piratería. La isla estaba cubierta de hielo y nieve por lo que la llamaron Tierra de la Nieve (Snowland), años más tarde la rebautizaron Tierra del Hielo (Iceland, que castellanizado es Islandia). En pocos años fundaron hasta tres ciudades, entre ellas Reijkiavik.
Los vikingos eran en realidad diferentes etnias que vivían en la Península Escandinava con una religión enraizada con las viejas religiones germanas. Se constituían en una especie de confederación de clanes que se reunían en asamblea, a modo de República. El resto de los europeos los conocían como los Hombres del Norte (Northmen, que castellanizado evolucionó a normandos). En torno a los siglos IX, X y XI las temperaturas de Europa se enfriaron en gran medida. Los hielos y nieves de Escandinavia aumentaron, a la vez que la población de normandos también aumentaba. La pesca entre los fiordos, el Mar Báltico o el del Norte les fue insuficiente. Por ello aprovecharon los fiordos para usarlos como base de operaciones para realizar incursiones piratas por todas las costas europeas. Las incursiones vikingas, sembraron el terror por todos los pueblos costeros. Desembarco, asesinato, robo, violación… Pequeñas batallas que devastaban todo lo posible. Aparecían y desaparecían de modo rápido. Pero cuando la presión demográfica de estos pueblos se combinó con el aumento del frío su sociedad también cambió. De tal modo que en 885 Haroldo Haarfager sometió a todos aquellos Hombres del Norte por medio de la violencia, conquistando lo que por entonces se llamaba tan sólo Noruega. Eso tuvo varias consecuencias. La deriva política en aquellas tierras llevó a que los vikingos crearan diferentes reinos, no sólo Noruega, sino también Dinamarca o Suecia. Pero también hubo muchos descontentos justo aquel año de 885 por aquella combinación de malas temperaturas, una población desmesurada para las posibilidades de sus tierras y la instauración por la violencia de un reino en lugar de la confederación que habían sido. Por eso, con los años, incluso con algún siglo más, se extendieron por diversos lugares llegando a crear sus propios reinos diferentes de aquel o a suplantar a unas dinastías de reinos ya creados por las suyas propias. Así ocurrió en Rusia, así ocurrió en Inglaterra y así ocurría en una parte de Francia que pasó a llamarse Normandia. Incluso llegaron a establecer un reino en el sur de Italia. Lo intentaron también en España, donde las costas gallegas y las actuales portuguesas les sufrieron, pero les repelieron en su intento de establecerse. También lo intentaron en la España que era Al-Andalus, el estado más fuerte de la Europa Occidental de ese momento, pero el califato no sólo les mantuvo a raya sino que incluso les llegó a hacer esclavos… aún más, cuando se establecieron en Italia, muchas veces los mercaderes de esclavos musulmanes de Al-Andalus se atrevían a hacer escaramuzas en sus puertos para secuestrar mujeres normandas que poder vender a harenes de gente poderosa de Al-Andalus, su pelo rubio y su piel muy blanca era muy apreciado en ellas. Prácticamente eran esclavas de lujo.
Pero estamos en 885, Haarfager ha dado su golpe de efecto sobre Escandinavia y eso provocó que una gran escuadra de vikingos liderada por Hingolfo abandonara sus tierras para explorar el Ártico y encontrar un lugar donde asentarse. Y su primer Estado fuera de Escandinavia fue en aquella Tierra de los Hielos, Islandia, dándola un gobierno de República donde se reunían los jefes de los clanes para decidir lo que debían hacer en cada momento. Aunque en cierto modo dependían algunas de sus decisiones de Noruega, por ser el lugar de origen de todos ellos. Así funcionaron hasta que en 1261 fueron conquistados por la propia Noruega. Entre tanto, entre ese 885 y 1261 los vikingos de Islandia se dedicaron a seguir sus actos de piratería por los mares del Norte, a cazar focas y a pescar. En 888 Guundjorn en uno de aquellos viajes erráticos descubrió Groenlandia y que esta combinaba sus hielos con bosques, por ello aquel nombre (Groenlandia significa Tierra Verde). Pero pronto se dieron cuenta de que era una tierra bastante estéril por sus fríos, más llena de hielos que de bosques. Un siglo después entró en escena otro vikingo pirata que se hizo famoso, el pelirrojo Eric “El Rojo”. En 983 había cometido un asesinato por el que la asamblea decidió desterrarle de Islandia. Eric “El Rojo” dirigió su barco y a los que le seguían a Groenlandia, explorando su costa hacia el sur. Se estableció allí con la suerte de que al regresar a Islandia a por sus amistades se le unieron hasta catorce barco. Fue el primer éxodo de Islandia. Groenlandia quedaba así poblada por europeos por primera vez. Entre los que se fueron con Eric “El Rojo” estaba el padre de Bjaln Heriulfnson. Este joven se había ido de Noruega a Islandia en busca de su padre, que como se ha dicho se había ido con Eric en el año 1000. Al no existir más guías que los comentarios orales de cuáles eran las rutas hacia las tierras de Eric “El Rojo” en Groenlandia, se perdió y descubrió las costas de Norteamérica, estas eran las actuales Terranova, Nueva Escocia y Maine. No obstante llegó a encontrar las tierras de “El Rojo” en Groenlandia. Fue por medio de él que Eric supo que Noruega había visto como su Rey se había convertido al cristianismo y abandonado el culto a Odín y que había mandado a Islandia a unos misioneros para convertirles también a ellos. Eric “El Rojo” intentó una jugada de estrategia política solicitando al Rey noruego sacerdotes para evangelizar a los groenlandeses que él lideraba. Para ello mandó a su hijo Leif para lograrlo. Su hijo Leif nada más desembarcar en Groenlandia con aquellos sacerdotes se enteró de todas estas historias.
Atraído por esas historias de Heriulfson acerca de tierras verdes hacia el Oeste, puso proa hacia allá y, efectivamente, exploró las costas Norteamericanas. Encontró en ellas vides silvestres y por eso la llamó Tierra del Vino (Vinland). Regresó en 1001 llegando incluso a rescatar a un barco noruego de un naufragio. Su historia se hizo tan famosa que su hermano Thorvaldo quiso imitarle. En su viaje encontraron por primera vez población humana, eran esquimales. Sin causa ni motivos los mataron. Fue el primer encuentro entre europeos y americanos. Aquella noche la tribu esquimal de los muertos rodearon el campamento de los vikingos y les atacaron con flechas. Thorvaldo murió allí y fue enterrado. De aquella expedición son varios de los restos arqueológicos encontrados en épocas posteriores. Pero también de una expedición que partió de Groenlandia en 1007 con la idea de colonizar Vinland. Sus encuentros con los esquimales fueron más suaves, pero las tensiones perduraron y se combinaron con un frío que no esperaban en aquellos lugares. Por eso abandonaron el lugar en 1008. Algunas crónicas vikingas que mencionan el Vinland hablan de otros expedicionarios de esos lugares, entre ellos hablan del viaje de Bjorn, desterrado por problemas de amor con una mujer importante. Sin embargo ninguno de estos viajeros se instalaron en América, más allá de Groenlandia, de modo permanente, ni nadie repitió estas exploraciones, ni quedó demasiada constancia material de su presencia, ni influencia social en los modos de vida de los esquimales. Nadie supo de la existencia de América hasta la llegada de Cristóbal Colón en 1492. Posiblemente el Vinland ni siquiera fue relacionado con la existencia de otro continente. Sin embargo, fueron estas exploraciones las que estimularon a los ingleses a ir hacia allá en el siglo XVI, y en el siglo XVII las que motivaron que se reservase América del Norte a ingleses, daneses, franceses, holandeses y Noruegos.
El Océano Polar Ártico había dado a los vikingos unas formas de vida muy determinadas, muy duras por otra parte, que fue lo que dio pie a todas estas historias entre la realidad, la leyenda y la piratería estableciéndose en gobiernos legítimos. El Ártico era y es un lugar de historias tremendas y épicas. Sus hielos no sólo son parte importante de la ecología y los ecosistemas de nuestro planeta, y reserva de especies animales salvajes, si no también es generadora de estas estimulantes historias de superación y aventuras.
2 comentarios:
Bonito postio, Espía. Y digo bonito porque, aparte de que me interese lo de los vikingos, es que me gusta desde pequeño. ¡Ah! Erik el rojo... qué recuerdos.
¡Coño! Me has decidido. Voy a hacer una cosa. Gracias.
Bueno, pues de nada, que hagas esa cosa. Saludos.
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