Monte Cráneo, por Juanma. Está pintado a tiza y en su digitalización para mostrároslo se pierden detalles y calidad, pero se ve, al menos. Juanma es un hombre de unos treinta años muy próximos a los cuarenta, o quizá ya ha pasado a los cuarenta años. Es alto, muy delgado, cara marcada de arrugas, y un deje rockero de décadas pasadas. Actualmente vive de su desempleo y de vender pequeños cuadros que pinta a tiza, acuarela, lapiceros, ceras o acrílicos. Los pinta sobre trozos de cartón que quita a las cajas que va encontrando. Los vende de 2 a 10 euros, dependiendo del tamaño y la calidad, así como la dedicación. Es un artista nada convencional, bohemio, que nunca expone, y si lo hace es en bares. Lo conocí hace unas semanas en La Vaca Flaca y le compré estos dos cuadros por 4 euros, mientras me retaba a una partida de dominó. Tiene algunos cuadros muy imaginativos y sorprendentes, no se ciñe a temáticas, aunque tiene varios inspirados en cómics. Merece la pena comprarle algo, tanto por mantener al pintor bohemio, que ni siquiera pinta retratos de pesonas en las calles, pinta lo que desea y lo vende en los bares si a alguien le gusta lo que le enseña, como igualmente merece la pena si te gusta la decoración de tu casa con algún tipo de historia detrás de ella, y no sólo comprada en gran almacén.
8 comentarios:
Veo con satisfación el post este sobre el pintor habitual de tu bar predilecto que me comentaste.
Saludos birrescos!!!
me gusta, conozco a un tipo parecido, el duende, escribe poemas, los fotocpia y los vende por la voluntad
el valor de estos artistas de la calle no tiene comparación con un cuadro manufacturado para el IKEA!
Totalmente de acuerdo con Alon
Bueno, el pintor más habitual de La Vaca Flaca en realidad no es Juanma, aunque sí es frecuente verle allí, es la hermana del Vaquero de la Vaca. Aunque me parece a mí que va más de un pintor, fotógrafo, escritor... bohemios por allí.
Cojonudos los dibujos. Da un poco de pena que los venda tan baratos, pues no deja de ser su propio arte, y si comparamos por ahi
Me gusta mucho éste. Me recuerda el final de Avaricia (de von Stroheim).
Yo creo que si los vendiera más caros no se los comprarían. Los vende a ese precio y hay quien se lo compra por los bares, lo que le da para ir viviendo. No está mal pensada su oferta. Lo malo es que hay muchos que o bien no podemos pagar mucho más, o bien no queremos pagar más por no reconocer las dificultades del artista. en cierto modo a mí me pasa cuando solicito hacer un recital de literatura y sólo de lo admiten cuando digo que lo hago gratis. A mucha gente le gusta disfrutar con estas cosas, pero ¿cuántos están dispuestos a pagar simplemente para que el creador siga con su vida, ya no para que se dé la gran vida?
Es una verdadera lástima, la verdad.
Publicar un comentario