Una de las cosas que ocurren en las pasadas fiestas de Navidad les ocurre a las personas que vivimos solos. De repente, tras un año entero llamando a gente u ofreciendo planes, especialmente si el año ha sido duro y apenas hay dinero con el que hacer nada más allá de tu calle y tu barrio, y recibiendo o bien silencios o bien respuestas evasivas o bien noes, todo el mundo quiere verte en esos días a toda costa. Las mismas personas no entienden tampoco que una soledad no deseada sea algo que en algunos momentos determinados requiera de un momento personal de soledad deseada, creyendo que el que tiene soledad no deseada debe en todo momento aceptar los planes y la compañía ofrecida, porque sino, entienden ellos, no será tan no deseada esa soledad. Pero así somos los seres humanos, con nuestras contradicciones, grandes o pequeñas, pero que no quitan que el estado de ánimo general de uno mismo sea el que es en realidad. De todos es conocido a estas alturas que los deprimidos también tienen momentos de éxtasis de alegría. Algunas personas consideran por ti que no debes cenar solo en los dos días más señalados de esas fiestas y te invitan hasta la saciedad de que ya hasta parece que les estás ofendiendo por decir que precisamente en ese momento no te apetece estar en compañía, lo que no es algo matemático en todo momento de la vida, porque esa es otra cuestión, la gente olvida hoy día, con las nuevas tecnologías recordándolo todo en grabaciones, fotos y textos, que todos los seres humanos tenemos derecho al cambio, porque, de hecho, todos cambiamos constantemente, aún el más fiel a sí mismo. Nadie es una figura fija e inmutable a lo largo de su vida.
No se piensa que de necesitar compañía en esos días de fiesta, lo mismo no son en las dos cenas más señaladas, sino en otros momentos que, por razones lógicas y familiarmente íntimas de cada uno, esas mismas personas no ofrecen. Pero la cuestión de todo esto es que acabadas las fiestas volvemos al punto de partida, que son los silencios, las evasivas y los noes cuando ofreces hacer o compartir alguna cosa. El año es largo y se compone de trescientos sesenta y cinco días en los que se puede llamar, escribir, quedar, hacer... pero a veces pareciera que todo se resume en dos días del final del año, como mucho quizá en un determinado momento del verano. Es como para reflexionar realmente cómo nos estamos construyendo y cómo de consecuentes somos con nosotros mismos cuando, al ver, leer o escuchar, sobre determinadas situaciones personales de otras personas juzgamos que nosotros mismos no haríamos tal o cual sobre esas personas. Pero repito, somos humanos, somos personas, con nuestras contradicciones, y no es algo malo, es que simplemente cada uno es como es, y sus razones existen. No es malo. No es algo censurable, es algo que es y hay que comprenderlo. Otra cosa es que hubiera una intencionalidad de maldad manifiesta, pero en general, lo normal, es que eso no sea así.
No ayuda tampoco que todos los medios de comunicación, todas las publicidades y todos los productos culturales y personas célebres, incluso todos los productos de consumo de esas fechas navideñas, se dispongan en torno a la idea de la familia y el grupo, siendo que el que está solo pareciera que, si no tiene mucha fuerza interior, tuviera que sentirse fracasado y excluido de la sociedad. Sólo en los últimos años he visto aparecer la posibilidad de comprar mini roscones de reyes individuales, polvorones por unidades y también porciones de turrón individuales. Son pequeños gestos comerciales y materialistas, pero encierran en sí a veces un valor sentimental o emocional de quien ahora se haya solo, pues unos más y otros menos, todos, al menos en el comienzo, tuvieron a alguien, de otro modo, difícilmente hubiera llegado a adulto; más aún cuando la soledad empezó ya avanzadas las edades de la vida.
Sin embargo, son meros gestos materiales, materialistas, económicos. El mini roscón de reyes individual tiene un cierto valor, pero ganaría muchísimo más valor humano si la sociedad comprendiera de manera sincera e interiorizada el asunto de las soledades, que es algo más profundo que el hecho consumista, aún cuando el consumismo en nuestros días, por ejemplo en Navidad, se ata a determinadas emociones y sentimientos que nos retornan a tiempos personales donde no nos dábamos cuenta de que un trozo de roscón de reyes, por todo lo que le acompañaba, era algo más que un roscón de reyes. La existencia del mini roscón de reyes desde luego es un hecho por el cual el empresario ha entendido que hay un nicho de negocio entre la explotación económica de unas necesidades humanas de algunas personas, pero a la vez, aunque parezca raro, un acto de humanidad del empresario que entiende que puede ayudar al que se ve solo que le llegue algo que le sirva de alivio emocional en recuerdo a otros tiempos que le hacían sentir no estar solo.
Es triste descubrir que cuando económicamente te va mal ofreces lo que tienes y, aunque las personas que te quieren siguen estando ahí, algunas de ellas la mayor parte de las veces tienen otros planes o preferencias de ocio que no implican acudir a tus planes más humildes o sencillos. Aunque la humildad es relativa, pues un aperitivo en un bar a 1,80 euros la caña de cerveza será en cifras enteras ese 1'80 euros, pero existe, sin cambiar la cifra, un segundo valor económico. Ese mismo 1'80 euros es a la vez un precio proporcional a lo que cada uno ingresa o/y tiene en su economía personal. Puede que yo quede con alguien que al pagar ese 1'80 euros no le suponga apenas nada, mientras que a mí puede estar suponiéndome un desembolso importante. Evidentemente no hablo de bares del centro de ciudades turísticas como la mía, cuya ambición las pone entre 2'5 y 3 euros en casi todos sus locales, pero bien es cierto que algunas personas prefieren ir o quedar o estar sólo en bares del centro ciudad. Lo material se liga a lo emocional, tanto en lo bueno como en lo malo en nuestros días. No se suele reflexionar de estas cosas, ni mucho menos valorar cuando alguien va a verte, o te hace un regalo, o queda contigo para hacer algo; todo ello implica determinadas cantidades de dinero y no se suele pensar lo que eso supone para ese alguien, y lo que significa que lo emplee en ti o en estar contigo.
Pero si nos quedáramos sólo en la cuestión económica nos estaríamos rebajando a una cuestión material y nos estaríamos trasformando también nosotros en productos. Es cierto que en el mundo actual occidental esto está ahí, pero hay que valorarlo y reflexionarlo en la medida de lo humano, sin ponernos en una balanza exclusivamente de lo material. Lo material por sí sólo no sirve, no sirve si nos queremos sentir apreciados, queridos, acompañados, comprendidos, apoyados, tenidos en cuenta, humanos.
Espronceda escribió un poema llamado Soledad del alma, otros poetas hablaron de soledades del alma, Góngora escribió el poema Soledades, y Antonio Machado el poemario Soledades, galerías y otros poemas. Llevo desde más o menos 2022 ó 2023 acumulando algunos nuevos poemas que no terminan de convencerme algunos, otros sí, y en 2024 se acumuló un grueso en torno a la soledad y caída, y pienso si mi nuevo poemario debiera enfocarlo en torno a ello. De hecho, podría ser, pero lo estoy reflexionando. Tampoco sé si la racha de poemas que ahora mismo me salen seguirá siendo sobre la soledad, y cuando sepa que eso ya está quizá es cuando deba dar por cerrado este ciclo y hacer ese poemario, eso, o, como en otras ocasiones, cerrar cuando crea que ha de ser así y, si sigue siendo la temática que me sale de lo mismo, hacer un segundo libro en esa linea, aunque siempre hay entonces alguna variante que ya apunte a un cambio.
Sea como sea, en esta primera decena de días del año sé que tengo pendiente revisar la novela que acabé en verano para intentar publicarla en estos primeros meses, pero a la vez tengo un considerable conjunto de poemas entre los que hay algunos que me parecen bien y otros creo que son los que mi mente necesitaba escribir para afrontar soledades, ruina económica y la muerte de mi gata, y que podrían estar conformando un posible nuevo libro... aunque de los muchos libros de poesía que tengo, de estos no he publicado, aunque cada vez que he hecho uno he realizado uno o más recitales en bares. Tengo ganas de recital, desde hace meses, y he propuesto por mis redes sociales hacer alguno en el salón de mi casa, por propuesta de lo que ha de ser ese recital y por falta de recursos económicos y porque me apetece sentirme acompañado en mi casa y hasta cocinar yo para alguien, pero nunca vino nadie, ni contestó nadie, y a todo lo sumo, los que están interesados en que vuelva a recitar en público, cosa que no ocurre desde hace un año, insisten para que lo haga en un bar.
¿Y las cervezas quién las paga? Las galerías del alma mía.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
1 comentario:
Canichu, me gustaría remitirle a una convocatoria artística para artistas de toda índole en Alcalá de Henares. Le copio y le pego a continuación el texto que publica el concejal de cultura así como el enlace para apuntarse. Tal vez así le surja una nueva oportunidad de recitarnos sus poemas.
"🎭🎨ENCUENTRO DIRECTORIO ARTÍSTICO DE ALCALÁ | El próximo miércoles 15 de enero a las 17.00 horas en el Auditorio del Laboratorio de Creación Alcalá LabCrea-Gilitos, tendrá lugar un nuevo encuentro trimestral con artistas y entidades de Alcalá.
Si eres artista, empresa, asociación, colectivo o entidad cultural con un vínculo demostrable con Alcalá de Henares y todavía no te has inscrito, puedes hacerlo aquí y asistir a nuestro Encuentro Trimestral:"
https://forms.office.com/Pages/ResponsePage.aspx?id=dE3cTpBcgU2Lbeic-36HtuFz3z19B91LklMcHxe9INZUM1BTRTA1WjVXVUU0V0k0RVo4UlNBWEpLVS4u
Publicar un comentario