La socialización es un proceso a lo largo de la vida del
individuo por el cual este integra a su personalidad los aspectos
socioculturales que le rodean. Tal proceso tiene tres aspectos, uno de los
cuales es la adquisición de la cultura mediante la formación a través de la
educación (desde la más elemental para vivir a la más compleja como serían las
relaciones con las estructuras sociales a las que se pertenece, las de edad,
trabajo, etcétera). Por otro lado estaría la integración de la cultura en la
personalidad, esta da al individuo una forma de pensar, de sentir, de moral... De
modo que parece algo natural en el sujeto, aunque en realidad lo ha absorbido
de fuera de sí mismo. Por último, estos dos aspectos confluirían en la adaptación
del individuo a su entorno social. Cada persona se adapta a lo que él considera
un grupo al que se siente vinculado (nación, profesión, amigos, familia, afición,
o de otra clase de grupo). Esto a veces influye en los modos de expresarse y es
el uso en el lenguaje de este sentimiento de pertenencia el que indirectamente
vincula más al individuo (o individuos) a sentirse dentro de ese entorno social.
Además genera una forma de pensar concreta dentro de cada grupo en cuestión. La
vinculación puede ser biológica, afectiva o de pensamiento, pero varía de
sociedad en sociedad, pues los valores de cada una son los que dan esos
sentimientos de vinculación.
Los mecanismos de socialización son diversos, pero se
enfrentan también a diversas interpretaciones dependiendo de los psicólogos y
su escuela. Una persona, en todo caso, entraría dentro de la socialización
motivado por algo, pues sino no se socializaría, no habría motivo para entrar
dentro de la sociedad, se sería autosuficiente en un sentido amplio. Se habla
de la existencia de la necesidad de relacionarse por instintos naturales,
aunque el modo de relacionarse variará según la cultura de la sociedad o grupo.
Así que la cultura que rodea al individuo se aprende para poder tener
relaciones sociales, para pertenecer a la sociedad, pero el otro también desea
pertenecer a esa sociedad, por lo que también aprende esa cultura y se
relaciona, para eso se necesita que los individuos interioricen al otro (alteridad),
para así poder relacionarse dentro de un respeto y usos culturales comunes (socialización).
El aprendizaje es o bien por repetición de formas de actuar,
o por imitación, o por recibir recompensas y castigos, o por los ensayos y
errores realizados a lo largo de nuestra vida, o quizá muy probablemente por
una combinación de todas estas formas que recibe la persona para aprender a lo
largo de su vida. En todo esto hay dos teorías básicas acerca de cómo se
aprende la cultura a través de lo dicho. En resumen se trata de la vieja
discusión entre empiristas y racionalistas acerca de si se tienen unas ideas
innatas que el individuo desarrolla según avanza su vida (racionalistas) o bien
si la mente es una pizarra en blanco la cual recibe todo su aprendizaje del
exterior del individuo mediante experiencias (empiristas). En términos de
psicología social se trataría de si se adquiere lo cultural por herencia o bien
por el entorno social. Habría una tercera vía por la cual existiría una cierta
interrelación entre ambas corrientes.
Sin embargo, el individuo siempre aprende algo en su
socialización (por fuerza) mediante cómo son sus relaciones con las personas más
cercanas a él. De este modo en su aprendizaje aparece la alteridad. Hay
diversas teorías sobre esto. George H. Mead afirma que el niño aprende mediante
la creación de su propio papel en la sociedad, para, posteriormente, interiorizar
el papel de los demás y generalizarlo en su mente. Jean Piaget, analiza el aprendizaje
del niño como algo evolutivo desde el egocentrismo al reconocimiento de la
autoridad paterna, después a reconocer el valor de su pensamiento entre iguales
a él (otros niños) y así hasta llegar a una edad adulta donde no se termina
esta evolución, ya que se interioriza también la jerarquía social, la del
trabajo, el papel de cuando se es anciano... La vida sería un constante
aprendizaje e interiorizaciones del otro. Sigmund Freud enfocaría el problema
desde el punto de vista de lo sexual y los contrarios sexuales. Habría un
cierto amor hacia el progenitor del sexo contrario al individuo, mientras que
hacia el del mismo sexo habría una cierta envidia, una animadversión, la cual
estaría en pugna con cierto amor filial a la vez. No obstante, entre estos habría
una cierta hostilidad y odio. Se tendría pues una ambivalencia de sentimientos
que se interiorizan. Estos sentimientos primitivos se transferirían a personas,
objetos, instituciones, etcétera, con el tiempo, lo que daría el proceso
educativo del individuo, o sea: según los valores internos que este dé a
personas o cosas, valores forjados por sus relaciones infantiles. Todo esto,
claro está, no sería algo consciente, la valoración se daría en el
subconsciente, en el super-ego, que sería la que nos hace tomar unas
determinadas actitudes.
Habría en las sociedades agentes dedicados a la educación, o
sea a la socialización (familia, escuelas, religiones, y otros), mientras que
existirían también otros agentes que no se lo proponen pero indirectamente
socializan (empresas, sindicatos, movimientos sociales, etcétera). A todo esto
se le unen otros agentes como los medios de comunicación de masas y sus
herramientas y diversos formatos y funciones, los cuales muestran a veces
modelos sociales, usan de una determinada moral, etcétera, que abriría el paso
a modelos a imitar entre unas clases sociales y otras, o entre una sociedad y
otra. Por esta vía, y junto a la posibilidad de un mayor número de relaciones
en la ciudad que en lo rural, parece ser que la socialización y sociabilidad
del individuo es mayor en individuos urbanos que en los rurales. Por otra
parte, los rurales son más proclives a lo tradicional y a la conformidad. Mientras
que los urbanos parecen más abiertos a la autonomía, lo dinámico y a lo heterogéneo.
Otros grupos que marcan la socialización de un modo u otro es la pertenencia étnica,
a la de un grupo radical, a una clase social determinada... Pero siempre
teniendo en cuenta que a veces estos grupos se tienen como medio de
referencia, pues sino las sociedades siempre serían inamovibles, cosa que no
ha sido así en el conjunto de la Historia. Por ello, a veces aparecen
desviaciones dentro de los grupos sociales, pese a que haya también conformidad.
La socialización conlleva adaptar la propia autonomía al
grupo (variando el grado en que se haga según casos). En los medios no
conformistas con la sociedad también se da esta adaptación, ya que los
individuos pertenecientes a esos grupos se adaptan a las exigencias de ese
grupo. Por ello todo individuo se socializa mediante la adaptación de la propia
autonomía. Como resultado de estas adaptaciones sociales de los individuos, el
grupo será de dos posibles tendencias: deseará transformar su medio
sociocultural (inconformistas) o serán conformistas con él. Sin embargo, todo
este proceso de socialización mediante adaptaciones personales ve el peligro,
para el individuo, de que su cambio no sea una adaptación socializadora, sino
una patología debida a una frustración, una inseguridad, un comportamiento
indebidamente recompensado diversas veces, etcétera, pues el proceso que siguen
estas patologías es idéntico al de una correcta socialización.
(Comentario de texto que realicé sobre textos de Piaget,
Mead y Freud, para la asignatura Psicología de Masas, en 2004, en la carrera de
Historia, en la Universidad de Alcalá de Henares).
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