domingo, junio 12, 2011

NOTICIA 948ª DESDE EL BAR: "METRÓPOLIS" DE FRITZ LANG ES "LA PELÍCULA MÁS NECIA", según H.G. Wells

"(...) Se titula 'Metrópolis', procede de los grandes talleres UFA, de Alemania, y se da a entender al público que el coste de su obtención ha sido enorme. Presenta en turbulento resumen casi todas las tonterías, lugares comunes y trivialidades posibles acerca del progreso mecánico, y muestra el progreso humano en general, servido con una salsa de sentimentalismo completamente peculiar (...). Acaso me desagrada tan confuso torbellino precisamente porque encuentro flotando en él, acá y allá, mustios flagmentos de mi juvenil trabajo 'El dormido despierta' ('The sleeper awakes'), escrito hace ya treinta años [en 1897]. Los robots de Çapek surgen de nuevo, sin permiso ni excusa (...). Originalidad ninguna. Cuando no hay quien imagine algo para ellos, los autores de la película caen sencillamenteen en las cosas contemporáneas que vemos y tocamos. (...) Los automóviles que aparecen son modelos de 1926 o anteriores. (...)

'Se supone que la gran ciudad surge y es dominada por la acción de una sola y prepotente personalidad. (...) Se le llama John Masterman (...). Trabaja con un inventor (...) y se dedican a hacer máquinas. (...) Figuran además otros individuos ricos y los hijos de estos aparecen durante una orgía retozando con mujeres semidesnudas (...). El resto de la población se halla en un estado de abyecta esclavitud, trabajando en tandas de diez horas, misteriosamente distribuidas, sin dinero que gastar, ni bienes que poseer, ni libertad que disfrutar. Las máquinas producen riqueza; pero no se dice cómo. Aparecen largas filas de automóviles, todos exactamente iguales; pero los obreros no pueden poseerlos y 'los hijos de los ricos' no quieren (...).

'Se pretende, pues, que el espectador admita que las máquinas de Masterman se ocupan sin descanso en producir en gran escala cosas que nunca se usan, y que, sin embargo, Masterman se hace cada vez más rico siguiendo con este sistema. Tal es la esencial falta de sentido que hay en todo ello. Si la masa de la población no consume o gasta fuerza no hay posibilidad de riqueza en una civilización mecánica. Una enorme población esclava, sin dinero, puede ser necesaria para obtener riqueza donde no haya producción a máquina en grande escala; pero no si la producción mecánica existe. (...)

'Se hace mucho incapié en que los obreros son seres sin espíritu, cosas sin valor, que trabajan a la fuerza y mecánicamente. Pero los autores de 'Metrópolis' no saben que a una civilización mecánica no le sirven esos obreros que ellos pintan. (...)

La tendencia corriente de la vida económica es la de suprimir por completo los obreros no calificados y, al mismo tiempo, reemplazar el trabajo manual muy hábil y diestro por maquinaria perfectísima en manos competentes, aumentando así la proporción relativa de operarios de mediana destreza y de campo algo más amplio que el operario manual muy especializado. Esto puede, ciertamente, ser causa de que masas de obreros queden temporalmente sin trabajo. (...) Y lo que la película profetiza no es el paro, sino el empleo de obreros no calificados, precisamente lo contrario de lo que está sucediendo. Los fabricantes de 'Metrópolis' no se han enterado de que sus máquinas suprimen esa clase de obreros. (...)

'(...) El inventor crea un robot, (...) tiene toda la apariencia de un ser humano, y como un ser humano trabaja; pero no tiene 'alma'. (...) Masterman sugiere muy oportunamente que éste no debiera tener alma (...), no veo porqué habría de tenerla. (...) Evidentemente, es considerado como muy terrible e impresionante por los autores de la película, que están completamente al lado del 'alma', del amor y sus análogos. Me sorprende que no anhelen almas para los relojes despertadores, timbres de alarma, etcétera. (...)

'En vez de plagiar lo dicho en un libro de hace treinta años (...) hubiera sido casi tan fácil, no más costoso y mucho más interesante haberse tomado la molestia de reunir las opiniones de unos cuantos brillantes investigadores jóvenes y de arquitectos e ingenieros ambiciosos, llenos de espíritu moderno acerca de la tendencia y curso de las invenciones del día, y desarrollar después artísticamente las ideas que sugieran. (...) Las gentes de UFA se pusieron a trabajar en sus inmensos talleres para producir tira tras tira de este ignorante y anticuado disparate (...). ¡Seis millones de marcos! ¡Qué derroche! (...)

'No puedo afirmar si juzgaron, en general, que la película era decididamente necia, o si lo sería la humanidad futura. Pero estoy seguro de que tuvieron que pensar una de las dos cosas. "

H.G. Wells, artículo "La película más necia, ¿convertirá la maquinaria a los hombres en autómatas" (1927), publicado en el libro recopilatorio de artículos de este escritor: "Cómo marcha el mundo" (1930).

Este artículo lo escribió el escritor de ciencia ficción y utopías H. G. Wells el 17 de abril de 1927, después de haber ido al cine para ver "Metrópolis", de Fritz Lang. El cineasta alemán, que más tarde se autoexilió de Alemania para irse a vivir a Estados Unidos de América al subir al poder Adolf Hitler con el partido NAZI en 1932, ya había creado esta película originalmente dentro del vanguardismo germano para los estudios UFA, pero la versión que se ha hecho más popular es la que vio Wells, adaptada por el mismo director al gusto anglosajón, especialmente estadounidense. Está claro que Wells veía un plagio en el guión realizado copiando las ideas de su libro de 1897 "The Sleeper awake", y otro más de los robots de la obra teatral "R.U.R.", de Çapek. tampoco sería raro, ya en la época tanto Aldous Huxley como George Orwell tomaron por referencia a Zamiatin para crear sus obras más conocidas, hasta el punto que "1984" de Orwell es prácticamente lo que hoy llamaríamos un plagio del "Nosotros" de Zamiatin. Eso ya lo analizamos en las Noticias y . Es de valorar que en el extenso artículo de crítica que hizo el escritor lo cierto es que deja deslizar que tenía más valor la versión original para el público alemán, que la versión realizada para el público anglosajón. ¿Habría visto las dos versiones?

Este artículo ocupaba trece páginas de libro, lo que es siete folios, ignoro cuánto sería eso originalmente en un periódico, aunque teniendo en cuenta las grandes dimensiones de las hojas de periódico de las primeras décadas del siglo XX es posible que ocupara toda una página. La verdad es que tiene muchas más cuestiones interesantes. También ataca la arquitectura de la película, la concepción de la religiosidad en la misma (de catacumba propia del Imperio Romano, entre otras cosas), el sentimentalismo fácil injustificado o la falta absoluta de las normas de la relatividad en el uso de los espacios interiores (llega a nombrar a Albert Einstein para que realice un estudio sobre esas anomalías). Quizá Wells pasaba por alto que el cine que Lang y otros pioneros del séptimo arte estaban creando aún estaban afectados de las formas y modos del mundo del teatro. Pero es cierto que muchas de las críticas que aquí se transcriben, u otras, nada tienen que ver con esas formas de hacer y sí mucho con la negligencia de no haber reflexionado antes un guión que en su época fue una superproducción multimillonaria económicamente, escandalosa para la época que, por otra parte, parecía competir en contratos cada vez más elevados (Charles Chaplin) o películas cuyo tirón a menudo era el precio que costaron hacerlas.

Sin embargo, H.G. Wells ataca de lleno a una película que es hoy día un clásico del cine, y un hito de la Historia del arte del siglo XX y el comienzo de la cinematografía y el cinematógrafo. Fritz Lang reinventó varias veces el mundo audiovisual en celuloide, introdujo una gran cantidad de innovaciones que hoy día son asumidas en las películas actuales como algo tan básico y elemental que ni siquiera se repara en ello cuando se ve una película, y me atrevo a decir que incluso cuando se rueda, pero que en su época fueron aportaciones innovadoras vitales. Bien es cierto que para Wells es fácil atacar a esta película. Para él era un estreno reciente, una superproducción de un género que, además, era el que él había trabajado en la Literatura durante toda su vida... hasta el punto de que ve un plagio de una de sus obras en la historia que cuenta "Metrópolis", como ya se ha dicho. Para nosotros, ochenta y cuatro años después, conocedores de lo que Fritz Lang ha sido para el cine, lo que esta película ha influenciado, y herederos de todo un culto admirador y mitificación tanto del director como de su metraje, nos es más difícil. Hablar mal de "Metrópolis" es arriesgarse a ser descalificado con seguridad, a ser considerado una persona sin gusto alguno. Sin embargo, es cierto que la película, como reflexionó y analizó Wells en su día, tiene sus carencias, contradicciones y errores. Es precisamente la actitud de la reflexión constructiva y crítica la que nos hace avanzar, y no la argumentación repetitiva de culto al objeto y persona de culto, sin análisis, sólo con seguidismo a una opinión generalizada que hace décadas que cayó en el tópico. Esto que hizo Wells, que también se equivocó en no saber valorar lo que significa ser pionero en algo (el lenguaje del cine nunca ha sido, por diferente e incapacidad, el mismo que el de la Literatura) es algo necesario de asumir en nuestras vidas cotidianas en cosas o situaciones más comunes, o quizá, por qué no, cuando recibamos la información de una película, por poner un ejemplo.

Wells en su artículo, y esta parte no la he transcrito, supo ver que lo que planteaba el sentimentalismo y religiosidad de "Metrópolis" era algo muy de su época que rozaba algo peligroso, el corporativismo social que el Papa León XIII había lanzado en 1891 como organización socio laboral en su encíclica "Rerum Novarum". Una especie de alianza entre obreros y empresarios para combatir las ideas del comunismo, la socialdemocracia y el anarquismo, pero que, con el tiempo, fue desarrollado dentro de otras ideologías tales como el fascismo, el nacionalsocialismo, el nacionalcatolicismo español, el carlismo español o el movimiento neocatólico, entre otros grupos. No obstante, en 1927, año de estreno del metraje, los fascistas llevaban gobernando en Italia desde 1922, y el dictador Miguel Primo de Rivera en España (que también usó del corporativismo en su concepción de relaciones laborales) desde 1923. Más aún en 1927 se estaba a cinco años de que en 1932 los nacionasocialistas (NAZIS) alemanes se hicieran con el poder. No es de extrañar que el ministro de propaganda NAZI, Goebbels, le propusiera a Lang en ese año que se hiciera cargo de los estudios UFA. Lang no aceptó y se fue inmediatamente de Alemania. Él en absoluto era NAZI. Su película puede ser interpretada de muchos modos, es obvio que Wells entrevió este peligro en ella, aunque no llegó a definirlo de forma clara. Conociendo la trayectoria de Lang hay que decir que "Metrópolis" para nada tenía que ver con la apología de ideas de extrema derecha, en absoluto, pero que quizá la realizó en un año donde era permeable a que su idea original pudiera ser mal interpretada y lanzar un mensaje que no era el que era. Sea como sea, y sin hundirme más en estos vericuetos, es importante ser críticos y constructivos ante la vida y lo que esta nos muestra y trae.

Que la cerveza os acompañe.

P.D.: La fotografía pertenece al rodaje de la película "Metrópolis" (Fritz Lang, 1927). La actriz Brigitte Helm es asistida dentro del traje del robot "María Shelley". Extraída de la revista "Go Mag", nº 121, mayo de 2011.

8 comentarios:

Nonsei dijo...

Hola.
Lang no era nazi, al contrario, pero su mujer Thea von Harbou sí lo era. Y era la co-guionista de Metrópolis. Has visto muy bien el mensaje parafascista de la película, cuando muestra la lucha de clases como algo terrible que lleva a la sociedad al desastre, mientras que la solución para avanzar hacia un mundo utópico es un pacto social entre los propietarios de los medios de producción y la clase trabajadora.
Lo que me parece a mí es que Wells no conocía la teoría marxista. El tema de los obreros-esclavos obligados a trabajar para producir bienes que ni ellos disfrutan ni saben quiénes van a hacerlo es lo que Marx llamó la alienación del trabajo, característica de la economía capitalista. El producto de su trabajo es totalmente ajeno al trabajador. Eso es lo que quiere mostrarse en Metrópolis. Que fabriquen coches que luego no usen ni ellos ni la clase dirigente es lo de menos, hasta es posible que sea una contradicción deliberada para resaltar el hecho de que los trabajadores vivían únicamente como productores.
Y diría que Wells tampoco conocía mucho del expresionismno alemán, al criticar la parte estética de la película. Lang no pretende ser realista. Los decorados (esas supuestas "anomalías" en los espacios interiores que tenía que solucionar Einstein) ayudan a crear una atmósfera que apoye la trama narrativa, no son simples fondos en los que se desarrolla la historia.
Un saludo.

Canichu, el espía del bar dijo...

Estos son los comentarios que me gusta, reflexivos. Wells era conservador, que yo sepa, pero sí estaba puesto en la teoría marxista. Había leído a muchos autores. Él era partidario del socialismo (aunque era conservador) pero en otras ramas que no eran marxistas. Como sabes el marxismo no es el único socialismo existente, máxime en el siglo XIX, y Wells, pese a escribir esto en el siglo XX, había realizado su formación e inicido de sus lecturas en el siglo XIX. Probablemente conocía las experiencias de los fourieristas, o los saint-simonianos. Yo creo que su análisis no está equivocado. La crítica que hace la realiza desde unas ideas que intuyo ludistas. La máquina desplaza el trabajo de la persona. Es algo que comparto, lo vemos todos los días, el avance de máquinas y ordenadores cada vez con más capacidades elimina puestos de trabajo... pero si ya no hay casi ni banqueros, merced a las cajeros automáticos. No le veo yo a Wells muy desatinado en su crítica. A Marx lo conocía, en otros artículos menciona las ideas marxistas. Otra cosa es que él no cree que lo que muestra Metrópolis sea la alienación de la que habla Marx. en cuanto a que no conocía el expresionismo alemán... yo creo que Wells se fascinó con el cine como avance del futuro (que tanto imaginaba), pero nunca llegó a comprenderlo. Sus textos de crítica me dan la sensación de que no supo comprender lo que digo en el post, que el lenguaje de la literatura por fuerza es diferente que el del cine, y los recursos también. ¿Si entendía en concreto el expresionismo alemán? Lo que para nosotros es algo muy claro y que podemos definir con nitidez, para él era algo que estaba surgiendo en esas fechas y no se acababa de comprender en general, no era el único que repudió estas obras. Muchas obras maestras del cine mudo en su época fueron ignoradas por el público. Cuando en 1994 estrenaron Pulp Fiction yo creo que casi nadie sabíamos qué era aquello, la película atraía, pero ¿qué cine era ese? Ahora lo definimos bien, pero en su momento... no había referencias de él. Aparte de que Wells era un intelectual y esa película se anunció en aquella época no como una obra de arte, sino como una superproducción de ciencia ficción... ¿Cuántas películas de este género no han sido vapuleadas en nuestros días, y cuántas de ellas no podrían ser dentro de setenta años admiradas como mitos de cine (particularmente apuesto por la nueva versión de "la guerra de los mundos", basada en la obra de Wells, fue muy criticada por aquello de Cruise, patriotismo americano, yo creo que injusta esa última valoración, y demás, pero la película tiene unas formas que dentro de setenta años... ¿quién sabe si no será insultante criticarla como hoy la criticamos, al igual que Metrópolis en 1927?)

Saludos, encantado.

Cinéfilo enmascarado dijo...

Por mucho que me guste Metrópolis y por mucho que observe en ella toda una semilla de muchísimas otras películas posteriores, no deja de ser interesante leer una lectura de su época como la que hace Wells. Una vez más Metrópolis demuestra sus posibilidades para crear diversas líneas de interpretación.

Canichu, el espía del bar dijo...

Era un crítico de cine que realmente menudo fichaje el del periódico que le contrato para eso... Ahora, se le ve dolido con aquello de que cree que la película está sacada de uno de sus libros y no le citan. Saludos.

Nonsei dijo...

Bueno, creo que me he pasado al decir que Wells criticaba sin conocimiento. Una cosa es no entender algo y otra muy distinta no estar de acuerdo con lo que se cuenta o con la forma de contarlo. Lo que me parece es que la crítica de Wells se centra en las contradicciones y en la falta de realismo de la película, cuando Lang evidentemente no tiene ningún interés en ser realista.
No sé si la crítica del Wells era ludista. Lo que dice es que las máquinas prvocan que grandes cantidades de obreros no cualificados se queden "temporalmente" sin trabajo, pero en otro momento también dice que la esclavitud no tiene sentido con una producción mecanizada. Entiendo que dice que la mecanización produce riqueza y libera al hombre del trabajo más duro. Si es una crítica a la mecanización, al menos es una crítica muy suave.
Yo personalmente no estoy de acuerdo con el ludismo. Si las máquinas sirven para hacer más cómodo nuestro trabajo, bienvenidas sean. Si eliminan puestos de trabajo, será porque hay algo que falla en nuestra organización económica. Pues será eso lo que hay que cambiar. A lo mejor es que el trabajo está sobrevalorado. Después de todo, nació como un castigo divino (aquello de "ganarás el pan con el sudor de tu frente").
Cambiando de tema, yo apuesto por Hijos de los hombres como película de ciencia-ficción actual que puede convertirse en un clásico. No estoy muy enterado, pero no creo que haya sido criticada, pero sí que pasó más o menos desapercibida.
La guerra de los mundos (hablando de Wells...) tiene a su favor que es una película de Spielberg. Para mucha gente eso significa que es una de esas típicas superproducciones de Hollywood con muchos medios y mucho espectáculo. Hay quien piensa que el cine serio no puede ser así, pero lo que nadie negará que Spielberg es el gran maestro de ese tipo de cine. Solo por eso La guerra de los mundos tiene garantizado que será recordada, como se recuerdan los westerns de John Huston en una época en la que todo el mundo hacía westerns.
Blade Runner es un ejemplo de película despreciada por los críticos y el publico en su momento, y que no tardó mucho en convertirse en un clásico de la ciencia-ficción. Y eso que un año antes Ridley Scott había hecho Alien. Creo que no hay un caso parecido de un director que haya hecho en tan poco tiempo dos obras maestras del mismo género, y además tan distintas entre sí.

Canichu, el espía del bar dijo...

Si, Blade Runner es un buen ejemplo, no había caído en ella. Me apunto Hijos de los Hombres y, por si no las has visto, más modesta y ganadora en Cannes, la dirije el hijo de David Bowie, Moon. Está curiosa. Saludicos.

Nonsei dijo...

Sí, he visto Moon. Ya comentamos algo de ella hace unos meses.
Un saludo.

Nonsei dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.