En agosto de 2013 anunciaba los treinta años del bar de rock más veterano en activo de Alcalá de Henares, La Gatera (Noticia 1232ª). Este noviembre de 2018 toca anunciar los treinta años del segundo bar de rock en activo más antiguo de la ciudad, La Panadería, en el comienzo de la Calle Mayor según se entra en esta por la Plaza de los Santos Niños. El día clave de la celebración es el 28 de noviembre, mañana, aunque muchos estaréis leyendo esto el mismo día, ya que publico tarde esta vez. Han habido causas mayores en mi vida particular para que publique tarde hoy. La Panadería es uno de esos lugares emblemáticos del rock alcalaíno del que he hablado muchas veces en esta bitácora desde el mismísimo inicio de la misma, en los primeros meses de 2006 (la bitácora comenzó en los últimos días de 2005). Ha aportado a la ciudad rock, diversión, un escenario de conciertos, un mural artístico en la calle Mayor, un aporte al rock y a uno de los centros de reunión alternativos de la juventud. No obstante, otro de sus haberes es pertenecer a una familia que viene de los Chacón, que han aportado a uno de sus poetas y uno de sus pintores importantes y relevantes del siglo XX. Así pues, ya desde el arte o desde el rock, es una familia con grandes aportes culturales a Alcalá, aunque no siempre reconocidos como debe.
Siempre me ha parecido un buen lugar para disfrutar. Incluso hoy día lo sigo diciendo y lo recomiendo para quien quiera pasar una buena noche de rock y de conocer gente. ¿Y por qué lo escribo así? Bueno, ahora viene la parte complicada de este post, tristemente para mí. Yo no esperaba tener que hablar de los treinta años de La Panadería como procede hablar desde el punto de vista de quien aquí escribe, como siempre he escrito: desde mi punto de vista. En fin, procedamos a la parte delicada. Creo que debo honrar a La Panadería porque treinta años de bar de rock no son pocos, porque es significativo en la ciudad, porque es significativo en mi vida, porque me ha dado buenos momentos, y debo escribir de lo delicado porque... porque soy historiador y esto es una bitácora y con ambas cosas juntas, tal como hicieron The Beatles en "Anthology", hay que afrontar lo bueno, pero también la mala etapa, identificarla, analizarla, comprenderla... sin resquemor, pero sin huida. Y por supuesto siempre para superar y reconciliar. Lo delicado.
Yo comencé a salir en 1994, con 15 años, me enteré de la muerte de Kurt Cobain en El Minipimer, posterior La Luna. Al principio, ese año, no salí mucho, y eran cosas más ligeras, propia de esa edad. En 1995 aumentaron esas salidas, alternaba con unos amigos de gustos dispares los lugares rock (por los que yo y otro colega sentíamos predilección), con los lugares de Bakalao (hoy empeñados en llamarlo electrónica). Pero cuando comencé ha salir ya de forma habitual fue a partir de 1996. Desde esa fecha hasta la actualidad he conocido los ambientes de Alcalá de forma más constante y desligada del todo del bakalao al hacer un grupo más estable de amigos de los que hoy forman el núcleo de mis amigos más antiguos (aunque algunos lo son desde la guardería infantil). ¿Cómo no pisar La Panadería gustándonos el rock? Efectivamente, no sé si empecé a ir a La Panadería desde 1995 ó desde 1996, pero desde esos años soy asiduo de La Panadería, aparte de que la hija de los dueños era compañera mía en Bachillerato y que hice amistad con el hijo. Pongamos que fuera 1996 y no 1995, son ya veintidós años de camino juntos. Cierto que hubo etapas que iba más y etapas que iba menos. Esta claro que La Vaca Flaca, La Luna, el Flamingo, La Ruina, el Tic-Tac, La Chata, el Wheelans, el Tráfico, el Paranoid, el Nivola, La Iguana, el M15, el Skunk, el Mason, el Noise, el Cosa Nostra, El Arsenal, el Delirium, El Kobacho, el Blues Bar, La Gatera, El Reloj, El Ego, el Deltoya, el Laboratorio, El Nirvana, El Kahuna, El Rock-on, El Can-Can, el Akelarre, la Corte, el Internacional, etcétera, han estado fuertemente ahí en mi vida. En los últimos años fui a La Panadería todos los fines de semana y a veces entre semana. Allí había amistades y conocidos con los que siempre podías hablar de algo. Pero lo que es un clásico es que los veranos y las Navidades, sí o sí, o si no: también, La Panadería era algo obligado. Me he sentido cómodo y en familia. Me he divertido mucho. Me parece uno de los mejores bares de rock de la ciudad y por ello mismo cuando alguien que no es de aquí me pregunta, se lo sigo recomendando, pero...
Pero...
¡Veintidós años de treinta que cumple que yo he sido uno de esos clientes que ha hecho posible que La Panadería tenga la trayectoria que tiene, porque sin clientes que paguen no hay ingresos y sin ingresos no hay bar, y sin clientes tampoco hay ambiente, y sin ambiente tampoco hay rock ni buen rollo!
Pero... viene el "pero", lamentablemente. Yo os lo sigo recomendando y por eso os sugiero que es una buena opción que vayáis a celebrar sus treinta años con ellos, os lo digo de verdad y de corazón y con todo mi afecto a los propietarios de La Panadería, pero yo no iré.
No iré porque llevo sin ir a La Panadería desde primavera de este año 2018. No voy a entrar en detalles del porqué, aunque sé que hay que explicar algo... Diré tan sólo que en primavera, siendo sincero, me quedé dormido en la barra a unas horas tardías de fin de semana, de manera totalmente involuntaria e indeseada, y siento que se me faltó al respeto. Yo llevo veintidós años siendo panadero del rock, pero quien llevaba aquella noche creyó que debía hacer X cosa, la hizo, y aunque al principio lo quería pasar por alto, pero con queja, ante mi queja se me contestó de malos modos y de malos modos contesté. Suelo contestar de malos modos a quien me habla de malos modos. Decidí no volver al bar con esa persona presente mientras no hubiera una mínima disculpa, un "lo siento, me he equivocado" mínimo. No tengo nada contra La Panadería, ni contra sus dueños, en realidad contra nadie en particular. Pero quiero respetarme a mí mismo, que creo que es lo que no se hizo conmigo, y respetándome a mí mismo, a pesar de ir y ser parte de la familia Panadera desde 1996 (si no desde 1995), he cumplido con no volver con esa persona presente mientras no haya un mínimo borrón de todo esto, un "disculpas", y como esa persona está casi siempre, pues directamente no he vuelto. Me he sentido bien acogido y tratado en Starway, La Gatera, La Ruina, The Green, Enigma, La Dulce Harley, el Jardín Secreto, El Reloj, el Winchester (donde he encontrado a una gente maravillosa que en parte ya conocía desde las etapas de La Luna, Flamingo y La Vaca Flaca). Por sitios para salir no ha sido. Soy una persona que le gusta el rock y su ambiente. Pero es cierto que falta La Panadería, más habiendo ido en los últimos años todas las semanas varias veces como bar de encuentro y disfrute.
Algunas amistades me han preguntado por mi ausencia de La Panadería. Les he contado lo ocurrido y tengo visiones amplias desde fuera, que pasan por todos los espectros posibles. Hace pocos días una amistad me hablaba del treinta aniversario y me preguntaba si iría. Esa amistad no sabía de todo esto. Y al final me preguntó si alguien de La Panadería me había preguntado por mi ausencia tras tantos años. Le dije que no. La verdad es que ignoro si los dueños saben o no saben de lo ocurrido. Si lo supieran, desde luego no saben de mi punto de vista. Me preguntó esa amistad si no me desilusionaba que tras tantos años no les importase solucionar esto. No me lo había planteado. La verdad. No me lo había planteado así. De hecho, sigo saludando y hablando con cualquiera de la familia dueña que me cruzo cuando me cruzo. Pero si he de pensarlo... que tras 1996 ó 1995 deje de ir de repente desde la primavera de este 2018, independientemente de si saben o no lo ocurrido y por tanto de si desean o no ponerle remedio, sí es un poco desilusionante a título personal que tras tantos años no se hayan preguntado siquiera porqué no aparezco por La Panadería. No ya decir: vamos a hacer que haya abrazo amistoso de nuevo entre estos para que vuelvas como siempre, si no simplemente decir: bueno, qué pasó, queremos ser neutrales, esta es tu casa de rock como siempre, ven cuando creas. Ellos cumplen años de 1988 a 2018, yo he estado desde 1996 (ó 1995), cuando yo empecé a ir por allí no tenían ni diez años y ahora tienen treinta. Yo ya estaba en ese bar cuando sus camareros apenas eran niños muy niños de juguete, parque y televisión.
Y sí claro que me gustaría la reconciliación, pero creo que soy el damnificado y no creo por tanto que deba ser yo quien dé el paso primero. Sería aún más humillante, si humillante ya fue lo de aquel día. Pero por supuesto que soy de los de borrón y cuenta nueva, siempre que se hagan las cosas con buena voluntad y predisposición.
Sea como sea, La Panadería es un buen bar y en su treinta aniversario será genial que le hagáis una gran fiesta como se merece. El día grande es el 28, que es el exacto, pero tengo la impresión que la celebración se extenderá hasta el domingo mínimo. El día grande puede ser el viernes 30-sábado 1.
Como sea. Me alegro por La Panadería. Larga vida al rock.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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