El 2 de diciembre de 1998 la UNESCO nombró a Alcalá de Henares Patrimonio de la Humanidad. Gobernaba en la ciudad el Partido Popular con Bartolomé González de alcalde. Culminaba hasta ese momento todos los esfuerzos por conservar y recuperar el patrimonio de la ciudad que se habían iniciado por parte de los gobiernos municipales habidos así como de diversas asociaciones, como por ejemplo la Sociedad de Condueños, otras administraciones, como las relativas a Cultura y Bellas Artes en el gobierno central o incluso diversos ministerios dedicados al ejército, y gracias también a la Universidad de Alcala (UAH) fundada en 1977, desde que en 1836 el gobierno central se llevara a la capital la Universidad Complutense. Con ese motivo mañana domingo se cumplen veinte años exactos y la ciudad se ha llenado de actos conmemorativos y de celebración. Yo mismo le he dedicado espacio en Las notas de los cíclopes libreros con la reseña del libro que en el mismo 1998 publicó la UAH sobre la construcción de la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso en el siglo XVI (la Universidad cisneriana), y ahora mismo pongo a disposición del mismo evento Noticias de un espía en el bar.
El camino no terminó obviamente en 1998, es un camino vivo que se sigue andando y que busca su dimensión cultural más allá de la arquitectónica. Quizá a veinte años pasados si hay que sacarle pegas a todo lo vivido desde entonces, pues felicitaciones y alabanzas hay y habrá muchas estos días, habría que anotar que se ha dedicado y se dedica mucho dinero y muchos esfuerzos a una parte del distrito centro de la ciudad, por aquello del pasado centenario y milenario, pero se ha despistado en muchas ocasiones atender las necesidades de las personas que vivimos en la ciudad en distritos y barrios que no son el central. Aparte de la obsesión por políticas culturales que han confundido lo cultural con lo turístico y lo histórico con lo turístico y lo social con lo turístico. De este modo una forma de vivir de los alcalaínos se ha dejado de lado y apartado para dar preferencia a todo lo que fuera, por así decirlo, comercializable. Un posible ejemplo: el abuso del uso del espacio público para el uso privado de los bares, así como el desplazamiento y cierre de bares de toda la vida con su ambiente tertuliano para poner innumerables bares de tapas y heladerías impersonales y de franquicia que, encima, ni siquiera ponen de tapa lo que realmente se elaboraba y ponía en Alcalá (para eso hay que ir a los barrios no turísticos), para ende, el precio está excesivamente elevado en estos años y también hay que salir del centro para pagar un precio razonable. Uno puede creer que el cierre de un bar de toda la vida en el centro de la ciudad es un asunto privado donde la intervención de la administración pública no tiene nada que hacer, pero no es así: desde normativas que prohiben la apertura de nuevos bares a aplicaciones de otras normativas de forma dura (vía policía visitando los locales y multas) que hacen imposible la viabilidad del negocio. O la aplicación y elevación de tasas. Cosas que, por otra parte, no parece que en estos años se haya dado por igual a todos los negocios de bar de la Calle Mayor, por ejemplo. Pero este es sólo un análisis. Podrían haber más y con todo tipo de cuestiones.
Tenemos por otro lado esa queja común de todas las ciudades Patrimonio de la Humanidad que tiene España sobre que el gobierno central no les aporta un presupuesto especial para ellas, aunque sí les pide que mantengan X cuestiones que las mantiene como Patrimonio de la Humanidad. Por ello mismo ocurre que en todas estas ciudades se da un mismo problema: se las deben ingeniar para financiar muchas de sus políticas culturales y de mantenimiento de los lugares históricos. ¿Cómo lo hacen? Vía impuestos o multas. El impuesto más socorrido es el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), el que paga todos los ciudadanos con hogar o con local. Efectivamente, el IBI de Alcalá de Henares es uno de los más altos de la Comunidad de Madrid. No sé si Madrid capital lo tendrá más alto, pero si proporcionalmente no fuera así, Alcalá sería el más alto. Y ese IBI alto no redunda tanto en los 200.000 ó 210.000 alcalaínos, en sus barrios, calles e infraestructuras directas a sus vidas, digo, sino que buena parte va a poder conllevar todo esto del Patrimonio de la Humanidad. Las mejoras del actual tripartito PSOE-Somos Alcalá-concejala independiente expulsada de IU que están haciendo en los últimos meses en los barrios (arreglos de aceras, parques y demás) se están haciendo con una partida extraordinaria que viene de la Unión Europea no por el Patrimonio de la Humanidad, sino por lo abandonadas que estaban ese tipo de inversiones por imposibilidad de realizarlas. También es cierto que el ahorro que ha logrado hacer este mismo ayuntamiento ha logrado saldar algunas de las deudas contraídas con el anterior del PP y ahora, por ejemplo, hay mejoras en la recogida de basuras. Efectivamente de nuevo, desde que somos Patrimonio de la Humanidad Alcalá ha gastado mucho dinero en festejos y eventos hasta el punto de que el PP (que es quien más años ha gobernado la ciudad desde aquel 1998) dejó endeudado al municipio en varios cientos de millones de euros. Obviamente, si no se paga a quien se le debe, no se puede ni hacer políticas de mejoras, ni avanzar, ni encontrar soluciones a problemas del día a día de los ciudadanos y de la administración, incluido, por poner un ejemplo, esa tan deseada y nunca creada linea circular de autobús. La situación mejora con el ahorro logrado por el tripartito, pero la deuda sigue siendo elevada y los problemas están ahí. En este fin de semana conmemorativo de los veinte años debiéramos poder hablarlo todo y no sólo felicitarnos y dedicarnos, una vez más, a la fiesta. El que no esté colocado, que se coloque, que decía Tierno Galván como alcalde de Madrid en los años de La Movida.
Del asunto laboral en la ciudad, mejor pasamos palabra. Somos uno de los puntos negros del desempleo en la Unión Europea, no obstante por algo nos dan dinero. Se han hecho fatal los deberes en materia de empleo y se siguen haciendo mal. Ni el turismo es la solución laboral total para 200.000 a 210.000 personas, ni tampoco instalar almacenes de empresas es un buen remedio a medio y largo plazo, pues su futuro son los robots, no los mozos de almacén. Pero claro, aunque las ciudades las hacen los ciudadanos, no parece que este tema deba estar anotado en la agenda cuya portada tiene escrito en letras doradas "Alcalá de Henares. Patrimonio de la Humanidad". Humanidad que forman humanos, no ladrillos.
Pero es cierto que es un orgullo ser Patrimonio de la Humanidad y que se han hecho muchas cosas y muchas mejoras en estos veinte años. En distrito centro, claro, y ni siquiera en todo él, sólo en las calles y plazas más emblemáticas. Sin Patrimonio de la Humanidad no hubiéramos vivido una gran cantidad de cosas. Y aunque hemos sacralizado a Miguel de Cervantes, tenemos deudas importantes y vergonzosas con el Arcipreste de Hita y Manuel Azaña, también hijos ilustres (de entre los muchos que tenemos) de esta ciudad.
No seré yo quien no felicite y celebre a y con Alcalá, pero creo que también era necesario hablar de estas cosas y de otras muchas vertientes de estas cosas, especialmente las concernientes a la alteración de la vida alcalaína, que podría caer en un síndrome de Venecia, hacerse parque turístico a lo Toledo, en lugar de ciudad de ciudadanos con su esencia propia.
Cuando se nombró Patrimonio de la Humanidad a Alcalá yo estaba con unos amigos en el instituto, en bachillerato. Nos dieron el resto de la mañana libre para poder participar de unas celebraciones que hubo. Y en el fin de semana de aquella semana, o unas después, recuerdo ser casi atropellado por un coche cuando una multitud invadíamos todos los lugares del centro siguiendo a unos actores y unos músicos que no eran otros que Els Comediants. Qué grandes cosas vivimos aquellos días. Irrepetibles. Previamente en Alcalá no habíamos tenido nunca unos espectáculos callejeros tan alternativos y experimentales. Era todo novedoso. Ahora estamos acostumbrados a los grandes eventos y espectáculos de masas en nuestras calles, pero por entonces no, lo más que había sobre eso era la representación de Don Juan Tenorio el 1 de noviembre. Vendrían los grandes espectáculos de los aniversarios de la publicación de la primera parte del Quijote, y de la de la segunda, y de la de su muerte, y del nombramiento de la iglesia magistral como catedral, y de montones de cosas. Los mercados cervantinos, las noches en blanco, el día de los museos, mayores recuperaciones arquitectónicas, apertura de nuevos espacios culturales, etcétera. Sólo hay que lamentar la pérdida de la Fundación Colegio del Rey, cuyo papel fue en esta ciudad un pilar para lo cultural previo al Patrimonio de la Humanidad.
Hace unas horas pregunté en Facebook si alguien quería contar cómo vivió aquel día de 1998. Ana María López ha querido participar a sabiendas de que lo pondría aquí en Noticias de un espía en el bar. Ella cuenta lo siguiente: "Yo estaba en el insti con Luis Fercort
y cuando nos enteramos después de un examen hicimos toros para
celebrarlo, y comimos cebolletas con mahou bueno en realidad haciamos
toros por cualquier cosica", a lo que Luis Fercort confirma. Y es que es una suerte haberlo vivido y haberlo vivido de adolescentes. Conocimos un antes y un después de esta ciudad. No creo que las generaciones posteriores (sea de jóvenes o de gente que vino de fuera) pueda apreciar como nosotros lo que era y lo que es Alcalá, lo que supuso ese día para Alcalá. Para lo bueno y para lo malo, fue un día en la Historia de Alcalá. Y estuvimos allí, celebrándolo.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
1 comentario:
Muy buena crónica en Dream Alcalá!
https://www.dream-alcala.com/el-dia-que-alcala-de-henares-fue-declarada-ciudad-patrimonio-de-la-humanidad-2/
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