Otro día más de la Constitución, y supongo que por tener algún lazo conmigo mismo en estos días de desenlazados y desprotegimientos de mí mismo contra mí mismo debo escribir la ya clásica entrada reflexionando sobre alguno de sus artículos. Pero, ¿sabéis qué, queridos cibernautas? Que este año sólo me apetece poner este artículo:
Artículo 5: La capital del Estado es la villa de Madrid.
Joder, ¿y por qué? ¡Joder, por todo! Porque estoy cansado de que todo se haya vuelto un laberinto y me apetece hablar de algo concreto, que sea un hecho, que no se convierta en otro caballo de batalla donde unos dicen ¡Pum! y van otros y dicen ¡Pam! y de repente todo el mundo ¡Pum!, ¡Pam! ¡Boom! ¡Bang! Y zasca que te zasca los unos contra los otros porque alguien ha agitado un cocotero en los medios de comunicación y sus amiguetes se han puesto a agitar cocoteros, y van los otros y para no ser menos agitan más cocoteros y de repente todos estamos encocotados, encocotados hasta tener la cabeza rota y partida y hecha trizas. Y todos, con las cabezas hechas trizas, a desentrizarnos los unos con los otros. Y tú, que estás simplemente en una barra de bar con algún vecino, de repente alguien menciona que estuviste en tal o en cual trifulca, y aparece el tío grandote que te quiere devolver al espacio de la trifulca, esa de la que hace mucho que te fuiste a tomar vientos lejanos.
Pero claro, hasta el artículo 5 puede ser conflictivo. Lo será en Cataluña con el nacionalismo independentista, y con los vascos y hasta los gallegos y algún andaluz y algún canario. Lo será también con aquellos que no son independentistas, pero no saben porqué Madrid. Y lo será para los que viven del turismo de playa cuyos principales clientes son madrileños, pero les molestan los madrileños. Y aquí en Alcalá diremos: veis, no es ciudad, es villa, te admito lo de Corte, pero es villa. Y si alguno de la capital nos oye, aparte de tratarnos o de barrio de Madrid o de Guadalajara, se quejara o gastará sorna. Y mira que la frase es sencilla, simplemente ubica la capital, porque todo país la tiene, y ya no es como en otros siglos que estaba allá donde estaba el rey. Caray, que hartazgo. Que sí, que el gato puede tener tres, cuatro, cinco, diez mal patas, las que queráis.
Que yo sólo pedí un té y de repente alguien puso reparos sobre el consumo de té en el mundo y otro se queja de que no coja cerveza, y de repente miro a la camarera y otro se pone a dar gritos porque ha olvidado que nos une una profunda amistad a la camarera y a mí. Madre mía, cómo está el patio.
Y entonces uno mismo va y se coge un pacharán, que hace un siglo que no bebo, y luego vino, y luego alguien ve que no estás tomando cerveza y te da un chupito de algo impronunciable en este lado del castellano, pero llega el que te conoce y para que no te hagas mal ya te invita él a tu cerveza de siempre. Y yo no sé qué pasa que se empañan las gafas.
Llevaba razón Leiva cuando canta "Tengo un plan / salir corriendo hasta que todo se arregle".
Y llega Rosalía y de repente te canta esa frase final: "técnicamente eso sería un trío / pero si sólo miro / no contará".
Copón es verdad, no contará y quiero salir corriendo.