DESINTEGRACIÓN
Se deshizo, de pronto,
la poesía,
en un caudal de frases enigmáticas.
Un aroma lejano
dejó la rosa enmascarada
entre hojas
de insípidas palabras.
Se deshizo, de pronto,
la poesía;
y un hombre estaba muerto
con diez disparos
en la espalda.
(Luis Alberto Quesada, Espigas al viento, 1986.)
Luis Alberto Quesada (1919-2015) pertenece a esa generación de poetas nacidos y forjados a raíz de la experiencia de la guerra civil española, lo que algunos críticos literarios han denominado la Generación de 1936, de la que quizá uno de los más destacados sea Miguel Hernández, quien es fieramente reclamado por varios estudiosos como alguien tardío de la Generación de 1927. Esa Generación de 1936 contará con muchos nombres que han sido ensombrecidos por los grandes autores literarios precisamente de la Generación de 1927, especialmente por sus finales trágicos como el de Federico García Lorca fusilado por las tropas de Franco, el de Antonio Machado, muerto en sus primeros días de exilio francés, o el del propio Miguel Hernández muerto de tuberculosis en una cárcel política de la dictadura de Franco. De hecho, la Generación de 1936 ha quedado muy difuminada por la falta de difusión de sus nombres en una España con una censura dictatorial que se prolongó legalmente hasta la Constitución de diciembre de 1978, aunque desde 1976 ya hubiera mucha mano abierta, pero también porque muchos críticos consideran la existencia de otras generaciones y movimientos como es la Generación de los Exiliados, los poetas de Exilio Interior, los del Desarraigo o los poetas ultracatólicos del régimen, todos, en definitiva, llámeseles como se quiera, hijos de aquella Generación de 1936.
Como sea, Luis Alberto Quesada es de esos poetas que junto a Miguel Hernández, Marcos Ana, Pedro Garfías o Parra, habían combatido en la guerra a favor de la República y su obra poética comienza y cobra sentido con aquel conflicto bélico y con las consecuencias del mismo en sus vidas y en la trayectoria político social de España. Quesada fue un argentino que vino como brigada internacional a combatir a favor de la democracia que hubo de salir rápidamente hacia el exilio en 1939 ante el derrumbe del frente republicano (aunque los brigadistas habían sido desalojados de España por acuerdo internacional a finales de 1938). En Francia vivió los campos de refugiados, que eran campos de internamiento donde se maltrató y murieron muchos españoles, y donde se cometieron un exceso de barbaridades. Con la invasión de la Alemania nazi a Francia, pasó a ser uno de los primeros guerrilleros españoles en aquel país con la idea de entrenar a franceses que combatieran en el campo a los alemanes, lo que es el origen de la resistencia francesa. Atrapado y encarcelado es extraditado a España, donde pasó muchos años en las cárceles franquistas. Allí precisamente conoció a Marcos Ana. Pasó unos diecisiete años entre rejas. Al ser liberado fue expulsado del país, regresó al suyo de origen, Argentina, donde viviría hasta los 96 años de edad. Allí viviría otros avatares políticos, como por ejemplo la Dictadura de los Generales (1976-1983), a la que hace diversas referencias, por sus crímenes, raptos, torturas y asesinatos anónimos, en el libro Espigas al viento (1986), del cual extraigo este poema que os muestro hoy. Un librito donde también repasa su paso por las cárceles políticas, el recuerdo a compañeros de penalidades, y reflexiones sobre la vida y la muerte, incluído un poema a su nieta.
Hay otros poetas del exilio más conocidos y famosos, como Jesús López Pacheco, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Rafael Alberti y otros, pero yo quería llamar hoy la atención sobre Luis Alberto Quesada por ser de él de quien estoy leyendo el libro ya mencionado antes en estos momentos. La cuestión que es que hoy es el Día Internacional de la Poesía, 21 de marzo, dia oficial del inicio de la Primavera con su equinocio.
Alcalá de Henares de manera institucional, a pesar de ser este año el Año de Cervantes, no ha convocado ningún acto poético ni literario para hoy, aunque yo creo que sabría cómo localizarnos a los autores que solemos prestarnos a estas cosas. De hecho, a pesar de haber tres exposiciones en marcha en torno a Cervantes, no hay tampoco ningún evento concreto que conmemore, como por ejemplo el año pasado, tal acontecimiento, cuando se nos concedió un escenario en la Plaza del Palacio Arzobispal y la sala de actos de la Sala de Exposiciones del Antiguo Hospital de Santa María la Rica a petición de Enrique Sabaté. Yo pensaba en esto ayer con una amiga y le comentaba que por iniciativa propia quizá hoy de manera improvisada organizaría una convocatoria al aire libre o donde fuera para leer poesía. Pensaba incluso recuperar las escaleras centrales de la Facultad de Filosofía y Letras (el Colegio de Málaga), donde durante varios años se celebraron festivales de la palabra en los que yo mismo participé en el pasado, auspiciados por el catedrático cervantista y también poeta Emilio Sola.
En esto estaba cuando estando en El Laboratorio me encontré con dos de los poetas activos más jóvenes de la ciudad en estos momentos, Samuel Santos y José Bautista, ambos de la generación nacida en los años 1990, uno de ellos ya casi dando con la de los 2000. Estuvimos hablando de esto llevándonos la sorpresa de que ellos, con toda su juventud, estaban pensando en hacer algo exactamente igual. Así que nos pusimos de acuerdo para hacer algo hoy, 21 de Marzo, Día Internacional de la Poesía. Pensamos en parques, plazas, mencioné la Facultad de Filosofía y Letras, pero temiendo la lluvía y el frío y desconfiando de que la Universidad abra sus puertas en esta Semana Santa, encontramos que lo mejor era celebrarlo en un bar. A pesar de estar en El Laboratorio, y sabiendo que hoy allí tendrán unas partidas de mus para quien quiera ir a jugar, pensamos en el Deltoya Rock Bar, que aunque es un bar de rock ya sabe quien lee esta bitácora que se presta a recitales (ya ha hecho varios, los dos más recientes los de Luisa González y Chus López). Así que, como además yo iba a ir anoche al bar de todos modos, allí quedé con ellos para proponérselo al dueño del bar. Y efectivamente, hoy, a las 21:00 horas, en el Deltoya (calle Emperador Fernando, nº 2), tendremos un recital de micrófono abierto de poesía, ya sea propia o ajena para toda aquella persona que se anime a ir y leer, o a escuchar simplemente.
Aparte de Samuel Santos, José Bautista y de mí mismo, nosotros esperamos contar con la presencia de entre la gente con la que hemos hablado directamente con la de otro autor de la generación nacida en los años 1990, Aitor Díaz-Maroto, y con la presencia de otros poetas con más edad, aunque jóvenes, como son Jesús de Matías Batalla, que casi es de la generación de los nacidos en los 1990, o Puri Sánchez. Sabemos que hay otros poetas y poetisas de la ciudad que estarán en otros recitales de otros municipios, o que incluso habrá quien hoy esté presente en el acto de presentación de una antología en Madrid, donde sale publicada, o que por vacaciones o trabajo no podrán asistir. En todo caso, animamos a asistir y creemos que quien se atreva a participar leyendo propio o de otro, o escuchando, podrá salir contento.
Es lo que se llamaría un encuentro poético en otras épocas y que desde hace unos años se ha puesto de moda llamarlo en inglés como los encuentros de músicos: jam poética. No hay que confundir esta modalidad con las Poetry Slam que se sacó de la manga el poeta norteamericano Marc Smith en 1985, albañil de profesión. No se trata de competir unos con otros para ver a quién premian y destacan los oyentes, cosa que, por cierto, un grupo de poetas está realizando en las cárceles ahora mismo para que los presos se animen a participar. Me parece horroroso que se conciba un encuentro de poetas a modo de competición deportiva, y en el caso del proyecto en las cárceles españolas me parece fatal que a los presos se les inculque competitividad por medio de la poesía. No, no se trata de competir. Nuestro Encuentro Poético, nuestra Jam Poética, es un encuentro sano, saludable, no competitivo, altruista para leer y para escucharnos en este Día Internacional de la Poesía. Nada más. Todo saludable. Para disfrutar. Así que, si lo deseáis, allí estaremos, para que participéis o para escuchar. Lo hemos montado en apenas veinticuatro horas... ese será el ambiente: la improvisación y la poesía por la poesía.
Y así andamos, como dijo Mario Misas, la cultura en Alcalá, se hace en los bares.
1 comentario:
A pesar de la abundante lluvia de anoche, el Deltoya tuvo bastante gente, entre ellos el escritor y antioguo compañero de creación de revistas literarias Pedro J. Maza. Nos acordamos de Emilio Sola, quien celebraba los encuentros en las escaleras de la Facultad de Filosofía y Letras hace años, nos hubiera gustado verle allío y yo creo que a él, estar. Leyeron Enrique Sabaté, Jesús de Matías Batalla, Aitor Díaz-Maroto, Guillermo Martínez Martínez, Puri Sánchez, Miguel, Chus López, Samuel Santos, José Bautista, yo (Canichu) y tuvimos la colaboración musical de Willy, del Artista del Hambre. Hubo mucha poesía propia, fue un placer escuchar a gente tan joven, y cerró Miguel leyendo un poema de Vicente Aleixandre.
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