En la anterior Noticia el libro de Alfonso Dávila, director del Archivo General de la Administración, Los Archivos del Estado. Qué son y cómo se tratan, nos servía en parte para conocer la posibilidad real de que musulmanes de la península Ibérica pudieran haber llegado a América en el siglo XII, según una documentación cuyos originales se guardaron en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares y que quizá fueron usados por los Reyes Católicos en 1486 para entrevistarse con Cristóbal Colón. Ello a costa de una reflexión personal acerca de que los conocimientos que creemos más estables y ciertos pudieran no serlo en la realidad. Para hablar, en otras palabras, de la irrealidad de la verdad absoluta. Irrealidad llevada desde la Historia a las relaciones personales de uno mismo. Cuestiones que a veces he estado pensando últimamente. Pues dicho libro me va a servir ahora para poderos contar otro caso donde la realidad que cree todo el mundo es algo que pudiera no ser cierta, o al menos ser matizable. Volvemos a remitirnos a la Historia y la documentación, ya que el libro trata de ello... y yo como historiador y archivero siento devoción por estos temas. Y es que la Historia no es algo cerrado, es algo interpretable y analizable. Incluso lo ocurrido hace siglos puede cambiar de acuerdo a lo que se va encontrando tanto arqueológicamente, como documentalmente, como literariamente. Pero sobre todo gracias a nuevos análisis y puntos de vista que enriquecen y nos ayudan a comprender mejor el pasado, que no es inamovible, porque a menudo la Historia se cuenta no tanto a lo que nos contaron con documentos (documentos, no relatos de Historia) como lo que no se cuenta pero se intuye en un conjunto amplio de documentos sobre un mismo tema. Y es que la Historia es una Ciencia Humana y su estudio lleva años, no es opinión o creencia, es un trabajo muy elaborado por especialistas, y no es lo mismo un aficionado que ha leído un libro o dos, que un profesional que ha dedicado muchos años de su vida a leer documentos originales, copias de estos, libros muy diversos, algunos no narrativos (los económicos llamados de cuentas, por ejemplo), a buscar testimonios por diveros lados... En fin, un tema que requeriría de una entrada sólo para él.
El caso que traigo hoy para completar lo que os quería decir en la Noticia anterior sobre lo inestable que son las verdades no basadas en Ciencias Exactas, verdades que nos afectan en nuestro propia forma de ser respecto a los juicios de valor que nos provocan los otros, y nos guían en nuestras relaciones con ellos, lo conocí en realidad en boca del propio Alfonso Dávila en una conferencia que dio en 2010 en el Salón de Actos del Palacio de Laredo, en Alcalá de Henares. Fue en esa conferencia que él nos regaló a los presentes el libro del que hablo, lo acababa de publicar. Se trata de una teoría histórica que él mantiene que en realidad trastoca al completo la Historia oficial de España, esta vez de una manera totalmente radical, y de pasada la de Alcalá de Henares.
Hay que poner en antecedentes al lector menos conocedor del tema que la aparición de los archivos no es algo novedoso. Los archivos aparecen prácticamente a la vez que la escritura, y por tanto que la Historia. Más que nada porque los primeros textos eran de carácter religioso y de carácter económico, y estos eran importantes de conservar, unos por su carácter sagrado, otros por su carácter de mantener los negocios que se hacían con las cuentas claras. La evolución de los materiales de escritura y de los lugares donde se guardaban, así como de las personas que escribían, las que leían y las afectadas por los escritos no nos importa ahora para entender lo que voy a contar. Si acaso referiré que la escritura cuniforme y el lenguaje hitita eran el idioma "oficial" para las relaciones internacionales cuando los imperios y reinos de Oriente Medio, Oriente Próximo y Egipto eran los predominantes durante milenios. Los hayazgos arquelógicos del siglo XX han permitido descubrir restos de un archivo con miles de tablillas de barro que así lo atestiguan, así como otros restos de escrituras diplomáticas entre naciones antiguas. El predominio egipcio en política internacional fue efímero respecto al que tuvo en su propio territorio. La aparición de los griegos parece imponer el griego, pero definitivamente la expansión de la República Romana, posteriormente Imperio Romano, impuso el latín como lengua definitiva, con un único objetivo: facilitar la administración y el gobierno de los extensos territorios. Así, la Biblioteca de Alejandría (perdida en un incendio) mantenía numerosos textos en latín y griego fundamentalmente, a pesar de que se sabe que los había en otras lenguas.
Aquella biblioteca servía a la vez de archivo, pero no era un archivo único en el gobierno de Roma. Se sabe que los emperadores viajaban con un archivo personal donde guardaban los documentos más importantes de los asuntos que el Imperio estaba tratando en esos momentos. Pero también que usaban de diversos templos para guardar documentos (el de Júpiter era el más importante en la propia ciudad de Roma), de tabularios y de basílicas (en origen era donde se practicaba la Justicia en los municipios, con el tiempo se asoció a una idea religiosa cristiana). Todo esto se sabe gracias a numerosos textos históricos de políticos, pensadores e historiadores (hasta de literatos) contemporáneos de esa misma época. Incluso conocemos que tenían una ley por la cual quien falsificaba o alteraba un documento para un beneficio personal o el de algún familiar o amigo, tenía por condena una tortura física y el deber de poner al día los documentos públicos retrasados durante cinco años sin cobrar sueldo alguno, pudiendo ser reintegrado a su oficio con sueldo tras siete años si había demostrado hacer bien esa puesta al día documental de su archivo municipal o del que estuviera al cargo. También sabemos otras leyes sobre documentos, y parte de la Historia contada por escrito en esos momentos, que nos dicen que existían archivos, aunque no nos dicen cómo se organizaban o cómo funcionaban exactamente. Sin embargo, la arqueología más reciente, la de los últimos diez o quince años, ha descubierto en Alcalá de Henares, en las ruinas de la antigua Complutum romana, una edificación anexa a la basilíca y a las termas que es donde muy probablemente se guardaban archivos municipales, este resto es único en el mundo (y junto al descubrimiento de un anfiteatro y un templo romanos en el Cerro del Viso, nos habla de que Complutum pudo tener más importancia de la que se creía).
No es un dato porque sí. A esto le sumaremos por el momento, dando un salto en el tiempo, al año 646, que el Rey visigodo Chindasvinto y su esposa hicieron una donación al templo Complutense bajo la advocación de los Santos Niños Justo y Pastor, según un documento hoy desaparecido, pero que se conocía en el siglo XVI (siglo donde escribieron este dato, razón por la cual lo conocemos). Algunos han creído ver que ese templo estaba en El Bierzo, sin embargo los Santos Niños eran de Complutum, y esta ciudad romana es hoy día Alcalá de Henares. ¿Qué importancia tiene esto? Pues algo aparentemente anecdótico puede tener mucha importancia.
Los archivos de gobierno del Imperio Romano eran considerados parte del Tesoro (Thesaurus es el término en latín, no obstante en bibliotecas y archivos aún se usa ese término para denominar cuestiones bibliográficas y documentales determinadas). Sí que sabemos que los documentos de gobierno más importantes, sobre todo los referentes a los censos para cobrar los impuestos, se guardaban y custodiaban junto a esos otros tesoros que eran los objetos de oro, plata y joyas. No sabemos si en diferentes cámaras (creemos que sí) o en conjunto. La cuestión es que con el desmoronamiento del Imperio Romano las invasiones de los pueblos bárbaros desmantelaron estos tesoros, se quedaban con los elementos de metales preciosos, monedas y joyas, y en casi todos los casos destruían los documentos o los dejaban a su suerte, destruyéndose ellos solos por el abandono. En otros muchos casos los conservó la Iglesia cristiana (como pudo haber sido el caso de los documentos de Caesaraugusta -Zaragoza-, o los de Toletum -Toledo-, que sería lo que hizo que estas ciudades fueran de gran importancia desde el comienzo de la Edad Media, mientras no la habían tenido durante la época del Imperio Romano, que tuvieron más peso Emerita Augusta -Mérida- o Tarraco -Tarragona-, por ejemplo).
Pues bien, en el año 401 los godos invadieron Italia y saquearon la ciudad de Roma. En ese saqueo se llevaron parte del Tesoro a Carcassonne, en la Galia (Francia), ya que fue allí adonde se dirigieron los visigodos. Los visigodos pasaron a ser el pueblo germano más fuerte, los romanos pactaron con ellos integrarles en sus ejércitos y otorgarles gobiernos sobre territorios romanos con el trato de que les defendiese de otros pueblos germanos invasores. Los visigodos se establecieron de este modo a lo largo de la Galia e Hispania. Por ello, cuando se desmoronó el Imperio décadas más tarde fundaron el Reino Visigodo que ocupaba estas dos regiones y que tenían por capital Toulouse (Tolosa antigua). Los francos les echarían de la Galia tiempo después y los visigodos se asentarían exclusivamente en Hispania, donde expulsaron desde tiempos del Imperio a los vandalos asdingos, a los vandalos silingos, a los alanos y a los suevos. Es de pensar que parte de su Tesoro adquirido del saqueo de Roma de 401 se lo trajeron con ellos. Pero no pases por alto, lector, que los vandalos estaban en la península Ibérica, porque en 475 el rey vandalo Gicerico, que ya estaba asentado en África expulsado de Hispania por los visigodos, fue a saquear Roma en venganza de la muerte del emperador Teodosio. El Imperio Romano de Occidente terminaría definitivamente así en 476. La cosa es que saqueó el resto del tesoro que quedaba en el templo de Júpiter Capitolino y se lo llevó a Cartago (hoy Túnez).
¿Qué había en ese tesoro aparte de documentos y objetos preciosos? Pues numerosos objetos valiosos igualmente por su Historia y que se habían conservado como parte de las glorias de Roma y como símbolos de poder, casi ritual. Se sabe que estaba depositado allí la silla sobre la que Cleopatra y Julio César pasearon por Roma cuando llegaron de Egipto, pero también otros objetos que legitimaban a los emperadores en el poder. Por ejemplo, Procopio nos escribió en uno de sus textos de Historia que cuando Tito invadió Jerusalén en el año 70, para acabar con las revueltas judías y los mandó al exilio de las tierras de Israel y Palestina, trajo de allí un botín de guerra que en realidad acumulaba los símbolos de poder religioso y terrenal sobre aquellos territorios y gentes, como eran los objetos que se encontraban dentro del Templo de Salomón (del que hoy día sólo queda en pie el Muro de las Lamentaciones), entre ellos la lámpara de siete brazos, esmeraldas enormes relacionadas con la Reina de Saba e historias de diablos, el supuesto Arca de la Alianza de Moisés, y la Mesa de Salomón.
Estos objetos ejercían simbólicamente un control sobre la gente común. Eran objetos cuya posesión legitimaba el poder de gobierno de quien los tenía. Fuesen realmente de procedencia bíblica o fuesen creaciones posteriores a los que se les asignó una procedencia bíblica, lo cierto es que materialmente existieron. Aparecen representados incluso en la Columna de Trajano, levantada en el 114, en Roma. Gicerico saqueó Roma realmente para hacerse con estos tesoros por cuestiones políticas de legitimidad de su reinado. El Imperio Bizantino mandó a Belisario a Italia a combatir con los ostrogodos en busca precisamente de todo este Tesoro, quien al final invadió precisamente la Libia de los vandalos recuperando parte del mismo y llevándoselo de vuelta al emperador de Bizancio. Curiosamente desde esta época parece que se revitaliza allí el cobro de determinados impuestos y el Imperio Romano de Oriente reivindica la legitimidad de su poder sobre determinados territorios italianos, africanos y de Hispania. Es posible que recuperara una parte documental de los censos.
¿Qué tiene todo esto que ver con la Historia de España? ¿Y con Alcalá de Henares, por entonces Complutum?
Los visigodos se llevaron parte del Tesoro de Roma a Carcassonne en 401, como hemos dicho, pero la verdad es que no sabemos qué se llevaron. Sería fácil de pensar que se llevaran lo que consideraron más valioso, que no fue los papeles del censo, pues no iban a quedarse para cobrar impuestos, sino lo que vieran de oro y piedras preciosas. Puesto que la Mesa de Salomón era de esmeraldas cabe la posibilidad que fuera eso algo de lo que se llevaran. En 418 asentaron su capital en Toulouse, pero en 507 fueron expulsados del todo de las Galias y se afianzaron en Hispania, donde ya estaban desde el 415. En todos estos traslados el Tesoro fue trasladado con el Rey de turno. A lo largo del siglo VI, no sabemos cuándo con exactitud, Toledo fue elegida capital principal del Reino Visigodo de Hispania. Podríamos pensar que allí se instala el Tesoro, tanto documentalmente como en sus riquezas. Pero sabemos que Chindasvinto en el 646 hizo una donación a un templo Complutense. Aquí comienza el lugar a la duda sobre la Historia oficial de España, según la teoría de Dávila.
Resulta que en principio cuando se habla en los mitos y crónicas de la época y posteriores sobre la ciudad donde depositaron el Tesoro se habla de la Ciudad de la Letras, no de Toledo, que aún le faltaban varios siglos para albergar en ella la Escuela de Traductores. Sin embargo de Complutum, por restos arqueológicos, sabemos que tenía una edificiación para guardar un archivo. Además, la geografía y orografía de la Ciudad de las Letras no coincide con la de Toledo, ni tampoco la descripción de sus fortificaciones, cuestión bien extraña, pues Toledo tiene una orografía muy característica. Sin embargo la orografía de Complutum (Alcalá de Henares) sí coincide en parte, no totalmente, con esas descripciones. Pero la clave nos la vuelve a dar el citado autor del siglo XII Xerif Aledris.
Según él y también según otros testimonios como la Crónica del Rey don Rodrigo sobre el final del Reino Visigodo ante la llegada de los musulmanes en 711, los diferentes pretendientes al trono español, tanto visigodos como musulmanes, buscaban legitimar su poder. En esto jugó un papel importante los restos de la Mesa de Salomón (la Mesa, supuestamente en Bizancio, había sido trasladada a Jerusalén, pero se contaba que uno de los saqueadores visigodos del 401 le había arrancado una pata y esta se encontraba en Hispania, pero en las crónicas siguientes aparece como una mesa completa). Aledris nos dice que la mesa fue llevada a Toledo y guardada allí con el tesoro, sólo que Toledo es llamada Tolaitola. Un historiador musulmán, Amid al Makin, dijo que cuando Tarik (el gobernador de Tánger que invadió Hispania en 711) llegó a Toledo se encontró con la Mesa de Suleiman (Salomón, que también aparece en el Corán) y se la entregó a Malik (su superior político y militar). Y aquí la Crónica del Rey Rodrigo engancha la historia confirmándola y agregando que la Mesa de Salómón fue trasladada a una ciudad que los musulmanes llamaron Ciudad de la Mesa (Medina-al Meyda), cerca del monte Gibel Zuleman, sobre el Burgo de San Justo. Pues bien, el monte Gibel Zuleman (Zuleman es también Suleiman, o sea: Salomón) es lo que hoy día se llama la Cuesta del Zulema, en Alcalá de Henares, y Burgo de San Justo (o de San Yuste) es el primer nombre cristiano que recibió Complutum después de que los musulmanes se lo cambiaran por Al-Qal'a Nahar, esto es: Alcalá de Henares.
No sólo queda la cosa aquí, la descripción de la fortaleza donde se dice que se encontró la mesa se corresponde con la fortaleza musulmana de Al-Qal'a Nahar, pero no con la de Toledo. Esteban Azaña, que ya se citó también, historiador y alcalde de Alcalá a finales del siglo XIX, calcula que Alcalá estaría a un par de jornadas de Toledo, por lo que el traslado de la mesa era fácil, y que la descripción que daban los documentos sobre la entrada a través de una cueva al castillo que la guardó no se correspondía con ninguna cueva de Toledo, sino con las de Alcalá de Henares hacia el castillo musulmán, que en sus épocas él pudo ver y que hoy día nosotros ya no podemos ver por causa de la explosión del polvorín de Alcalá en 1947. Sin embargo, también se dice que la Mesa de Salomón en Hispania probablemente no era la que Tito sacó de Jerusalén en el año 70, sino una creación siglos después donada a un monasterio español... ¿la donación de Chindasvinto a un templo Complutense en 646, quizá? Podría cuadrar.
Sea como sea, las leyendas, que mezclan ficción y realidad, por lo que de todo lo dicho hay que saber reflexionar qué puede ser real y qué no, nos dicen también que Rodrigo, último rey visigodo, incumplió la tradición de no entrar nunca a la cámara del Tesoro de Toledo, la cual se guardaba tras muchas puertas sobre la que los reyes visigodos habían ido poniendo un candado según juraban su cargo. Él rompió todos y entró en la sala con la intención de llevarse todo, y sólo encontró una cámara vacía de riquezas y documentos, llena con instrumentos musicales y armas antiguas romanas, que en el centro tenía una estatua con un documento en las palmas de sus manos. En el documento no sabemos que había, si una crónica de un héroe, si quizá un texto legislativo romano que los visigodos de 415 guardaran allí como elemento sagrado, quizá el que les otorgó la alianza con los romanos para establecerse en Galia e Hispania (por lo tanto que legitimaba su gobierno) o el qué, pero parece ser que vaticinaba el final de los godos cuando alguien entrara en la cámara del modo como entró él. Sea como sea, la leyenda lo que viene a decirnos es que lo más importante que guardaban los reyes visigodos en Toledo era un documento. Pero a la vez se nos cuenta de modo tal vez encubierto, tanto por textos como por arqueología actual, es que posiblemente Alcalá de Henares tuvo una importancia clave para guardar los archivos (Tesoro) de la administración del Reino Visigodo, claro que esto es una teoría y quizá sólo Toledo tuviera ese poder. Pero de no estar muy equivocada la teoría, la arqueología y la interpretación de los documentos y textos, esto sería lo que sin duda trastocaría la Historia de España, aunque nunca los hechos más evidentes ni la importancia grande que tuvo Toledo como capital visigoda y como hito de reconquista y conquista a lo largo de toda la Edad Media y posteriormente. No hay que olvidar que Toledo, reconquistada en 1118, contaría con Alcalá de Henares como segunda residencia de los arzobispos y como lugar donde guardar los documentos de buena parte de la administración del Reino, y que fue Alcalá la que casi fue elegida capital de España por Felipe II en el siglo XVI, y no Toledo, aunque al final eligiera Madrid. También recordemos que en 1032 fueron tropas bereberes acantonadas en Alcalá de Henares las que ayudaron a dar el golpe de Estado que acabaría con el Califato de Córdoba. Algo habría en esta ciudad.
Esta fue la teoría de Alfonso Dávila, no despreciable sin más sólo por negar la primacia a Toledo en la Historia de España, sino escuchable, valorable, juzgable. A mí no me parece descabellada, aunque sí creo que Toledo tenía una importancia grande como capital visigoda, porque incluso aceptando que Alcalá guardara archivos, lo cierto es que los textos que se exponen es que estos, lo que yo sobreentiendo, es que fueron llevados por los musulmanes en su mayoría, aunque cupiera la posibilidad de que la hipotética (y falsa) Mesa de Salomón estuviera en Alcalá y no en Toledo. Y es que lo de la Mesa de Salomón es otra cuestión: la de los mitos y objetos míticos e historias míticas que cobrando carácter de realidad y ciertos influyen en la Historia y los actos de la Humanidad. Otra vez aquel deseo, esperanza, espectativa que cobra tanta fuerza que pasa a ser creencia y ésta cuando es fuerte pasa a ser certidumbre y verdad innegable.
Pues sin más, dejandóos reflexionar sobre estas cosas, y más bien en que la Historia es algo dinámico e interpretable, así como que no hay verdad absoluta que merezca una defensa ciega y totalmente entregada a negar al otro, me despido. Pero eso sí, siempre intentando razonar las cosas conociendo, tratando de conocer... porque opinar por opinar... tampoco es. Que la cerveza os acompañe.
El caso que traigo hoy para completar lo que os quería decir en la Noticia anterior sobre lo inestable que son las verdades no basadas en Ciencias Exactas, verdades que nos afectan en nuestro propia forma de ser respecto a los juicios de valor que nos provocan los otros, y nos guían en nuestras relaciones con ellos, lo conocí en realidad en boca del propio Alfonso Dávila en una conferencia que dio en 2010 en el Salón de Actos del Palacio de Laredo, en Alcalá de Henares. Fue en esa conferencia que él nos regaló a los presentes el libro del que hablo, lo acababa de publicar. Se trata de una teoría histórica que él mantiene que en realidad trastoca al completo la Historia oficial de España, esta vez de una manera totalmente radical, y de pasada la de Alcalá de Henares.
Hay que poner en antecedentes al lector menos conocedor del tema que la aparición de los archivos no es algo novedoso. Los archivos aparecen prácticamente a la vez que la escritura, y por tanto que la Historia. Más que nada porque los primeros textos eran de carácter religioso y de carácter económico, y estos eran importantes de conservar, unos por su carácter sagrado, otros por su carácter de mantener los negocios que se hacían con las cuentas claras. La evolución de los materiales de escritura y de los lugares donde se guardaban, así como de las personas que escribían, las que leían y las afectadas por los escritos no nos importa ahora para entender lo que voy a contar. Si acaso referiré que la escritura cuniforme y el lenguaje hitita eran el idioma "oficial" para las relaciones internacionales cuando los imperios y reinos de Oriente Medio, Oriente Próximo y Egipto eran los predominantes durante milenios. Los hayazgos arquelógicos del siglo XX han permitido descubrir restos de un archivo con miles de tablillas de barro que así lo atestiguan, así como otros restos de escrituras diplomáticas entre naciones antiguas. El predominio egipcio en política internacional fue efímero respecto al que tuvo en su propio territorio. La aparición de los griegos parece imponer el griego, pero definitivamente la expansión de la República Romana, posteriormente Imperio Romano, impuso el latín como lengua definitiva, con un único objetivo: facilitar la administración y el gobierno de los extensos territorios. Así, la Biblioteca de Alejandría (perdida en un incendio) mantenía numerosos textos en latín y griego fundamentalmente, a pesar de que se sabe que los había en otras lenguas.
Aquella biblioteca servía a la vez de archivo, pero no era un archivo único en el gobierno de Roma. Se sabe que los emperadores viajaban con un archivo personal donde guardaban los documentos más importantes de los asuntos que el Imperio estaba tratando en esos momentos. Pero también que usaban de diversos templos para guardar documentos (el de Júpiter era el más importante en la propia ciudad de Roma), de tabularios y de basílicas (en origen era donde se practicaba la Justicia en los municipios, con el tiempo se asoció a una idea religiosa cristiana). Todo esto se sabe gracias a numerosos textos históricos de políticos, pensadores e historiadores (hasta de literatos) contemporáneos de esa misma época. Incluso conocemos que tenían una ley por la cual quien falsificaba o alteraba un documento para un beneficio personal o el de algún familiar o amigo, tenía por condena una tortura física y el deber de poner al día los documentos públicos retrasados durante cinco años sin cobrar sueldo alguno, pudiendo ser reintegrado a su oficio con sueldo tras siete años si había demostrado hacer bien esa puesta al día documental de su archivo municipal o del que estuviera al cargo. También sabemos otras leyes sobre documentos, y parte de la Historia contada por escrito en esos momentos, que nos dicen que existían archivos, aunque no nos dicen cómo se organizaban o cómo funcionaban exactamente. Sin embargo, la arqueología más reciente, la de los últimos diez o quince años, ha descubierto en Alcalá de Henares, en las ruinas de la antigua Complutum romana, una edificación anexa a la basilíca y a las termas que es donde muy probablemente se guardaban archivos municipales, este resto es único en el mundo (y junto al descubrimiento de un anfiteatro y un templo romanos en el Cerro del Viso, nos habla de que Complutum pudo tener más importancia de la que se creía).
No es un dato porque sí. A esto le sumaremos por el momento, dando un salto en el tiempo, al año 646, que el Rey visigodo Chindasvinto y su esposa hicieron una donación al templo Complutense bajo la advocación de los Santos Niños Justo y Pastor, según un documento hoy desaparecido, pero que se conocía en el siglo XVI (siglo donde escribieron este dato, razón por la cual lo conocemos). Algunos han creído ver que ese templo estaba en El Bierzo, sin embargo los Santos Niños eran de Complutum, y esta ciudad romana es hoy día Alcalá de Henares. ¿Qué importancia tiene esto? Pues algo aparentemente anecdótico puede tener mucha importancia.
Los archivos de gobierno del Imperio Romano eran considerados parte del Tesoro (Thesaurus es el término en latín, no obstante en bibliotecas y archivos aún se usa ese término para denominar cuestiones bibliográficas y documentales determinadas). Sí que sabemos que los documentos de gobierno más importantes, sobre todo los referentes a los censos para cobrar los impuestos, se guardaban y custodiaban junto a esos otros tesoros que eran los objetos de oro, plata y joyas. No sabemos si en diferentes cámaras (creemos que sí) o en conjunto. La cuestión es que con el desmoronamiento del Imperio Romano las invasiones de los pueblos bárbaros desmantelaron estos tesoros, se quedaban con los elementos de metales preciosos, monedas y joyas, y en casi todos los casos destruían los documentos o los dejaban a su suerte, destruyéndose ellos solos por el abandono. En otros muchos casos los conservó la Iglesia cristiana (como pudo haber sido el caso de los documentos de Caesaraugusta -Zaragoza-, o los de Toletum -Toledo-, que sería lo que hizo que estas ciudades fueran de gran importancia desde el comienzo de la Edad Media, mientras no la habían tenido durante la época del Imperio Romano, que tuvieron más peso Emerita Augusta -Mérida- o Tarraco -Tarragona-, por ejemplo).
Pues bien, en el año 401 los godos invadieron Italia y saquearon la ciudad de Roma. En ese saqueo se llevaron parte del Tesoro a Carcassonne, en la Galia (Francia), ya que fue allí adonde se dirigieron los visigodos. Los visigodos pasaron a ser el pueblo germano más fuerte, los romanos pactaron con ellos integrarles en sus ejércitos y otorgarles gobiernos sobre territorios romanos con el trato de que les defendiese de otros pueblos germanos invasores. Los visigodos se establecieron de este modo a lo largo de la Galia e Hispania. Por ello, cuando se desmoronó el Imperio décadas más tarde fundaron el Reino Visigodo que ocupaba estas dos regiones y que tenían por capital Toulouse (Tolosa antigua). Los francos les echarían de la Galia tiempo después y los visigodos se asentarían exclusivamente en Hispania, donde expulsaron desde tiempos del Imperio a los vandalos asdingos, a los vandalos silingos, a los alanos y a los suevos. Es de pensar que parte de su Tesoro adquirido del saqueo de Roma de 401 se lo trajeron con ellos. Pero no pases por alto, lector, que los vandalos estaban en la península Ibérica, porque en 475 el rey vandalo Gicerico, que ya estaba asentado en África expulsado de Hispania por los visigodos, fue a saquear Roma en venganza de la muerte del emperador Teodosio. El Imperio Romano de Occidente terminaría definitivamente así en 476. La cosa es que saqueó el resto del tesoro que quedaba en el templo de Júpiter Capitolino y se lo llevó a Cartago (hoy Túnez).
¿Qué había en ese tesoro aparte de documentos y objetos preciosos? Pues numerosos objetos valiosos igualmente por su Historia y que se habían conservado como parte de las glorias de Roma y como símbolos de poder, casi ritual. Se sabe que estaba depositado allí la silla sobre la que Cleopatra y Julio César pasearon por Roma cuando llegaron de Egipto, pero también otros objetos que legitimaban a los emperadores en el poder. Por ejemplo, Procopio nos escribió en uno de sus textos de Historia que cuando Tito invadió Jerusalén en el año 70, para acabar con las revueltas judías y los mandó al exilio de las tierras de Israel y Palestina, trajo de allí un botín de guerra que en realidad acumulaba los símbolos de poder religioso y terrenal sobre aquellos territorios y gentes, como eran los objetos que se encontraban dentro del Templo de Salomón (del que hoy día sólo queda en pie el Muro de las Lamentaciones), entre ellos la lámpara de siete brazos, esmeraldas enormes relacionadas con la Reina de Saba e historias de diablos, el supuesto Arca de la Alianza de Moisés, y la Mesa de Salomón.
Estos objetos ejercían simbólicamente un control sobre la gente común. Eran objetos cuya posesión legitimaba el poder de gobierno de quien los tenía. Fuesen realmente de procedencia bíblica o fuesen creaciones posteriores a los que se les asignó una procedencia bíblica, lo cierto es que materialmente existieron. Aparecen representados incluso en la Columna de Trajano, levantada en el 114, en Roma. Gicerico saqueó Roma realmente para hacerse con estos tesoros por cuestiones políticas de legitimidad de su reinado. El Imperio Bizantino mandó a Belisario a Italia a combatir con los ostrogodos en busca precisamente de todo este Tesoro, quien al final invadió precisamente la Libia de los vandalos recuperando parte del mismo y llevándoselo de vuelta al emperador de Bizancio. Curiosamente desde esta época parece que se revitaliza allí el cobro de determinados impuestos y el Imperio Romano de Oriente reivindica la legitimidad de su poder sobre determinados territorios italianos, africanos y de Hispania. Es posible que recuperara una parte documental de los censos.
¿Qué tiene todo esto que ver con la Historia de España? ¿Y con Alcalá de Henares, por entonces Complutum?
Los visigodos se llevaron parte del Tesoro de Roma a Carcassonne en 401, como hemos dicho, pero la verdad es que no sabemos qué se llevaron. Sería fácil de pensar que se llevaran lo que consideraron más valioso, que no fue los papeles del censo, pues no iban a quedarse para cobrar impuestos, sino lo que vieran de oro y piedras preciosas. Puesto que la Mesa de Salomón era de esmeraldas cabe la posibilidad que fuera eso algo de lo que se llevaran. En 418 asentaron su capital en Toulouse, pero en 507 fueron expulsados del todo de las Galias y se afianzaron en Hispania, donde ya estaban desde el 415. En todos estos traslados el Tesoro fue trasladado con el Rey de turno. A lo largo del siglo VI, no sabemos cuándo con exactitud, Toledo fue elegida capital principal del Reino Visigodo de Hispania. Podríamos pensar que allí se instala el Tesoro, tanto documentalmente como en sus riquezas. Pero sabemos que Chindasvinto en el 646 hizo una donación a un templo Complutense. Aquí comienza el lugar a la duda sobre la Historia oficial de España, según la teoría de Dávila.
Resulta que en principio cuando se habla en los mitos y crónicas de la época y posteriores sobre la ciudad donde depositaron el Tesoro se habla de la Ciudad de la Letras, no de Toledo, que aún le faltaban varios siglos para albergar en ella la Escuela de Traductores. Sin embargo de Complutum, por restos arqueológicos, sabemos que tenía una edificiación para guardar un archivo. Además, la geografía y orografía de la Ciudad de las Letras no coincide con la de Toledo, ni tampoco la descripción de sus fortificaciones, cuestión bien extraña, pues Toledo tiene una orografía muy característica. Sin embargo la orografía de Complutum (Alcalá de Henares) sí coincide en parte, no totalmente, con esas descripciones. Pero la clave nos la vuelve a dar el citado autor del siglo XII Xerif Aledris.
Según él y también según otros testimonios como la Crónica del Rey don Rodrigo sobre el final del Reino Visigodo ante la llegada de los musulmanes en 711, los diferentes pretendientes al trono español, tanto visigodos como musulmanes, buscaban legitimar su poder. En esto jugó un papel importante los restos de la Mesa de Salomón (la Mesa, supuestamente en Bizancio, había sido trasladada a Jerusalén, pero se contaba que uno de los saqueadores visigodos del 401 le había arrancado una pata y esta se encontraba en Hispania, pero en las crónicas siguientes aparece como una mesa completa). Aledris nos dice que la mesa fue llevada a Toledo y guardada allí con el tesoro, sólo que Toledo es llamada Tolaitola. Un historiador musulmán, Amid al Makin, dijo que cuando Tarik (el gobernador de Tánger que invadió Hispania en 711) llegó a Toledo se encontró con la Mesa de Suleiman (Salomón, que también aparece en el Corán) y se la entregó a Malik (su superior político y militar). Y aquí la Crónica del Rey Rodrigo engancha la historia confirmándola y agregando que la Mesa de Salómón fue trasladada a una ciudad que los musulmanes llamaron Ciudad de la Mesa (Medina-al Meyda), cerca del monte Gibel Zuleman, sobre el Burgo de San Justo. Pues bien, el monte Gibel Zuleman (Zuleman es también Suleiman, o sea: Salomón) es lo que hoy día se llama la Cuesta del Zulema, en Alcalá de Henares, y Burgo de San Justo (o de San Yuste) es el primer nombre cristiano que recibió Complutum después de que los musulmanes se lo cambiaran por Al-Qal'a Nahar, esto es: Alcalá de Henares.
No sólo queda la cosa aquí, la descripción de la fortaleza donde se dice que se encontró la mesa se corresponde con la fortaleza musulmana de Al-Qal'a Nahar, pero no con la de Toledo. Esteban Azaña, que ya se citó también, historiador y alcalde de Alcalá a finales del siglo XIX, calcula que Alcalá estaría a un par de jornadas de Toledo, por lo que el traslado de la mesa era fácil, y que la descripción que daban los documentos sobre la entrada a través de una cueva al castillo que la guardó no se correspondía con ninguna cueva de Toledo, sino con las de Alcalá de Henares hacia el castillo musulmán, que en sus épocas él pudo ver y que hoy día nosotros ya no podemos ver por causa de la explosión del polvorín de Alcalá en 1947. Sin embargo, también se dice que la Mesa de Salomón en Hispania probablemente no era la que Tito sacó de Jerusalén en el año 70, sino una creación siglos después donada a un monasterio español... ¿la donación de Chindasvinto a un templo Complutense en 646, quizá? Podría cuadrar.
Sea como sea, las leyendas, que mezclan ficción y realidad, por lo que de todo lo dicho hay que saber reflexionar qué puede ser real y qué no, nos dicen también que Rodrigo, último rey visigodo, incumplió la tradición de no entrar nunca a la cámara del Tesoro de Toledo, la cual se guardaba tras muchas puertas sobre la que los reyes visigodos habían ido poniendo un candado según juraban su cargo. Él rompió todos y entró en la sala con la intención de llevarse todo, y sólo encontró una cámara vacía de riquezas y documentos, llena con instrumentos musicales y armas antiguas romanas, que en el centro tenía una estatua con un documento en las palmas de sus manos. En el documento no sabemos que había, si una crónica de un héroe, si quizá un texto legislativo romano que los visigodos de 415 guardaran allí como elemento sagrado, quizá el que les otorgó la alianza con los romanos para establecerse en Galia e Hispania (por lo tanto que legitimaba su gobierno) o el qué, pero parece ser que vaticinaba el final de los godos cuando alguien entrara en la cámara del modo como entró él. Sea como sea, la leyenda lo que viene a decirnos es que lo más importante que guardaban los reyes visigodos en Toledo era un documento. Pero a la vez se nos cuenta de modo tal vez encubierto, tanto por textos como por arqueología actual, es que posiblemente Alcalá de Henares tuvo una importancia clave para guardar los archivos (Tesoro) de la administración del Reino Visigodo, claro que esto es una teoría y quizá sólo Toledo tuviera ese poder. Pero de no estar muy equivocada la teoría, la arqueología y la interpretación de los documentos y textos, esto sería lo que sin duda trastocaría la Historia de España, aunque nunca los hechos más evidentes ni la importancia grande que tuvo Toledo como capital visigoda y como hito de reconquista y conquista a lo largo de toda la Edad Media y posteriormente. No hay que olvidar que Toledo, reconquistada en 1118, contaría con Alcalá de Henares como segunda residencia de los arzobispos y como lugar donde guardar los documentos de buena parte de la administración del Reino, y que fue Alcalá la que casi fue elegida capital de España por Felipe II en el siglo XVI, y no Toledo, aunque al final eligiera Madrid. También recordemos que en 1032 fueron tropas bereberes acantonadas en Alcalá de Henares las que ayudaron a dar el golpe de Estado que acabaría con el Califato de Córdoba. Algo habría en esta ciudad.
Esta fue la teoría de Alfonso Dávila, no despreciable sin más sólo por negar la primacia a Toledo en la Historia de España, sino escuchable, valorable, juzgable. A mí no me parece descabellada, aunque sí creo que Toledo tenía una importancia grande como capital visigoda, porque incluso aceptando que Alcalá guardara archivos, lo cierto es que los textos que se exponen es que estos, lo que yo sobreentiendo, es que fueron llevados por los musulmanes en su mayoría, aunque cupiera la posibilidad de que la hipotética (y falsa) Mesa de Salomón estuviera en Alcalá y no en Toledo. Y es que lo de la Mesa de Salomón es otra cuestión: la de los mitos y objetos míticos e historias míticas que cobrando carácter de realidad y ciertos influyen en la Historia y los actos de la Humanidad. Otra vez aquel deseo, esperanza, espectativa que cobra tanta fuerza que pasa a ser creencia y ésta cuando es fuerte pasa a ser certidumbre y verdad innegable.
Pues sin más, dejandóos reflexionar sobre estas cosas, y más bien en que la Historia es algo dinámico e interpretable, así como que no hay verdad absoluta que merezca una defensa ciega y totalmente entregada a negar al otro, me despido. Pero eso sí, siempre intentando razonar las cosas conociendo, tratando de conocer... porque opinar por opinar... tampoco es. Que la cerveza os acompañe.
3 comentarios:
Pues creando unos personajes tienes para una buena novela
Bueno, aquí ya hay relatos antiguos sobre esto. Saldría una novela pero sería de estas tipo "el código Da Vinci" que no me convencen nada de nada. Ahora, que como tema es apasionante como hipótesis, a pesar de que es mesa, de haber existido materialmente, debía ser más falsa que falsa pese a que arrastrase pasiones entre los reyes y generales que la fueron buscando.
Un saludaco.
No hay verdad absoluta, detras de una gran verdad hay una gran mentira y detras de un gran mentira hay una gran verdad. Solo hay que quitarnos la venda de los ojos . Saludos
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