sábado, abril 12, 2025

NOTICIA 2383ª DESDE EL BAR: ENTRE DOLORES Y RAMOS

Estamos entre Viernes de Dolores y Domingo de Ramos, o sea: en el comienzo de Semana Santa. Y como vengo acostumbrando usamos esto para poder hablar de arte explicándolo para compartir y ayudar a entenderlo un poco mejor a aquel que le interese o le guste, alguien no necesariamente religioso, o sí, simplemente por crecer un poco más juntos. Este año no voy  poner una pintura, ni tampoco una estatua (que pocas he puesto), sino un edificio, una iglesia, porque se nos olvida que la arquitectura también puede alcanzar categoría de arte. Y no elijo una catedral o una conocidísima iglesia, ni basílica, pasto de las innumerables fotografías de turistas ansiosos de crear postales donde aparezcan ellos, que no otra cosa. Elijo una humilde y sencilla iglesia de Alcalá de Henares, mi ciudad, de la barriada de donde nací y vivo (que no exactamente mi barrio, que es de esa barriada), se trata de la Iglesia de San Francisco de Asís en la Avenida de Reyes Católicos. Una iglesia de un barrio obrero, que se construyó a la par que se construyó el barrio entre la década de 1970 y la de 1980, en una ciudad en expansión que en ese momento no sólo crecía con la Universidad reconstituida en el distrito centro, sino también en este otro distrito nuevo que se expandía hacía la carretera de Madrid, dado que muchos de los habitantes encontraban trabajo en las fábricas madrileñas y de los pueblos del Corredor del Henares, por más que antes de la Gran Recesión de 2008 una gran cantidad de los habitantes de estos barrios tenían sus trabajos en numerosas y grandes fábricas que se ubicaban en Alcalá de Henares, precisamente en estas zonas.

Es por tanto una iglesia que se construyó para asistir a una población nueva de gente trabajadora y humilde y que lo hace dentro de una lógica que comenzó en España durante la dictadura de Franco en la década de 1960, a partir del Concilio Vaticano II, me refiero a la de una Iglesia próxima a los trabajadores y abierta, crítica con las injusticias políticas, democrática y cuyos sacerdotes se identificaban con los propios trabajadores, siendo apodados popularmente "los curas rojos". evidentemente toda la barriada desde la Puerta de Santa Ana, hasta el Juncal, y con todo su ancho desde la vía de tren hasta acabado el actual vivero hecho parque rosaleda, fue construido entre 1970 y hasta muy entrados los 1990, siendo principalmente acabado su mayor parte entre 1970 y 1985, redondeando cifras de años. Unos años de tardofranquismo y, mucho más, de Transición política y gobiernos socialdemócratas tanto en el gobierno central como en el local. Con esto nos ubicamos en el tiempo, porque en el Arte, y en arquitectura, los contextos tienen su importancia.

Existía una pequeña capilla (donde me bautizaron y me dieron catequesis) que cubría el Paredón del Milagro en el Juncal, actual restos arqueológicos de la basílica romana de Complutum, la Capilla de Nuestra Señora de Belén. Esa pequeña capilla daba asistencia a un enorme número de familias de esta barriada (y esta sí de mi barrio). Su arquitectura era muy propia de la década de 1960-1970. Era muy singular. Yo la hubiera conservado, aún a pesar de que les estropeaba los planes a los arqueólogos y a los miembros del ayuntamiento del momento. de acuerdo que estaba sobre restos de Complutum y que en su interior conservaba aquel muro, pero su arquitectura era significativa y propia de una época y testimonio de una sociedad. Sea como sea se derribó y los vecinos ayudaron a recaudar dinero para construir otra iglesia, yo mismo compré camisetas al efecto, y se llegó a levantar esa otra iglesia en la Avenida del Ejército, la Iglesia de Nuestra Señora de Belén, cuya arquitectura también es llamativa y que este año cumple veinticinco años de existencia. Sea como sea, y puestos más en este contexto, el barrio, por tanto, tenía principalmente en aquellos 1970-1980 a la Iglesia de San Francisco de Asís por principal referencia. Yo mismo he asistido allí a numerosas comuniones, bautizos y otros actos, incluido un concierto de cámara.

Básicamente todos sabemos que las iglesias y catedrales suelen construirse con una planta en cruz en referencia estética al martirio de Cristo y símbolo de cristianismo que se ha de ver desde el Cielo. Dentro de esto sabemos distinguir también lo que es una iglesia románica de una gótica, siendo la primera más tendente a lo plano y horizontal y la segunda más estilizada y apuntada, ya tendente a techos muy agudos, casi en forma de manos rezando. Algunas personas con algunos estudios más llegarán a distinguir las iglesias renacentistas de las barrocas, y ya los más estudiados podrán hablar de las iglesias visigóticas, las mozárabes, las jesuíticas, las carmelianas, las neoclásicas, las que se levantaron sobre antiguas mezquitas (muchas de ellas renombradas de Santa María la Mayor a lo largo de España) y, batiendo mucho las alas, incluso habrá quien sepa podernos hablar de una arquitectura religiosa nueva nacida a raíz del citado Concilio Vaticano II y más cercana a la gente común, con materiales más humildes, normalmente de ladrillo visto, pero con estéticas propias de las ideas psicodélicas y surrealistas de unos años antes, conceptuales, a veces minimalistas, que normalmente son infravaloradas por los municipios como bien arquitectónico y patrimonio, pero que, a cuarto de siglo transcurrido del siglo XXI, deberíamos poner en valor, porque son parte de nuestra Historia el Arte y del ser de muchos barrios obreros, pues fue ahí donde principalmente comenzaron a existir, y precisamente gracias a los propios obreros, ya fueran creyentes o o no, practicantes o no, porque, en el espíritu de Transición y de los 1980 la labor de los "curas obreros" o "curas rojos" fue bien recibida y aceptada por todos y son parte de la esencia del comienzo de estos barrios. Cosa que aún hoy está ahí latente si se habla tanto con la gente mayor, joven entonces, y sus hijos, incluso se transmite cierto respeto a sus nietos en el sentido de identidad del barrio, del "esto es nuestro vaya o no vaya yo, profese o no, esto es de nosotros".

La Iglesia de San Francisco de Asís en Alcalá de Henares es una iglesia en ladrillo a la que se accede mediante una escalinata que, en origen, circundaba toda la entrada dando a un especie de porche. Sin embargo, con la Gran Recesión de 2008, y dada la desindustrialización de Alcalá a raíz de ella, el barrio aumentó en desempleado y los responsables de la iglesia, en comunicación con el Obispado de Alcalá, optaron por eliminar las escaleras creando una especie de montículo ladrillado hacia el porche, con un espacio frontal para lo que se quedó de escaleras, más la creación de una rampa para minusválido, todo lo cual se rodeo de una verja de metal. En parte fue para fomentar algo de empleo y trabajo para los desempleados del barrio, pero también para arreglar unas escaleras que en esa década de 2000 ya estaba muy deteriorada, y, por otra parte, porque en los últimos tiempos mucha juventud usaba las escaleras para beber alcohol o fumar droga.  Estas obras no se llevaron a cabo en 2008, sino posiblemente gracias al Plan E de 2009 del gobierno de Rodríguez Zapatero que, con Bartolomé González de alcalde, transformó profundamente los barrios populares de la ciudad, especialmente  desde 2010.

La iglesia es reflejo de las ideas del Concilio Vaticano II, que dan salida material en la arquitectura construida entre la segunda mitad de 1970 y los primeros años de la década de 1980. Su planta no es tanto en cruz, sino que recuerda a la arquitectura de la reforma carmelita de los siglos XVI-XVII, elimina lo superfluo y va directo a lo utilitario desde lo espiritual. No tiene planta en cruz. Tampoco quiere que los creyentes se vean interrumpidos por elementos como columnas o pilastras que dividan la nave, por otro lado tendente a la horizontalidad y no a la verticalidad. Todo en una sola planta homogénea que nos une a todos de manera igualitaria y democrática, si bien esta iglesia, a diferencia de otras de esta época, sí contiene capillas laterales, sólo que en este caso las capillas comunican entre sí, permitiendo la movilidad entre ellas y con relación tanto con la iglesia en sí, como con la sacristía y otras instancias.

Este edificio consta también de la zona de habitación de los sacerdotes que la atienden, así como dependencias para impartir catequesis, asociaciones cristianas, como Cáritas de ayuda a los necesitados, un patio interno, y hasta un pequeño jardín en la zona del porche, donde se ubicó una bella estatua de San Francisco de Asís rodeado de animales que, a determinada hora de la mañana, en determinado momento del año, es bañado por un haz de luz del sol que le otorga una gran belleza y un sentido de espiritualidad en un alto grado de inspiración del artista. Algo muy bello, pero también muy desconocido e ignorado.

Destacan las vidrieras que dotan de luz natural matizada al interior. Un interior que desde fuera aparenta ser oscuro, porque no se ven ventanas, pero que desde fuera es altamente luminoso, en parte por las vidrieras. Son simbólicas y hasta cubistas (salvando las distancias), con imágenes de la pasión. 

Otro elemento muy destacado es una cruz que se eleva sobre la horizontalidad del conjunto, a modo de torre que no es y de campanario que tampoco es. Una elevación de ladrillo en cruz eleva una cruz señalando la iglesia como iglesia, señalando el lugar, y a la vez como llamada. Esta cruz se ve acompañada de una especie de espadaña, que tampoco lo es y que se queda a media altura con vanos abiertos a la nada, dejando traspasarse del aire y de la luz, de la pureza, tal vez símbolo religioso, alegoría teológica.

La entrada, además, coincide con las entrada de otras tantas iglesias construidas desde esa fecha. No da acceso directo a la nave de culto, si no que previamente pasas por un pequeño recibidor enmarcado entre la puerta de entrada desde el porche y la puerta de entrada a la nave, donde se colocan habitualmente numerosos carteles y panfletos referentes a que ayudes a obras caritativas, las horas de culto, actos de la iglesia como comunidad, cuestiones referidas a la actualidad religiosa desde el Vaticano, y cosas similares, mientras puede haber ubicado ahí algún elemento como una mesa o un buzón para recibir donativos, lo que no deja de ser llamativo en estas iglesias que el donativo se hace en buzón, no en persona, y en este recibidor que no es la nave de la iglesia en sí, si no un lugar previo a entrar en el lugar expreso del culto a Dios.

Es ejemplo de un tipo de iglesia del último cuarto de siglo XX más pendiente a la vida diaria de los barrios obreros, con estancias para atender esa vida diaria en sus diversas facetas, no sólo religiosa, de ahí la presencia de hacer espacio a Cáritas, con lugares para reuniones y actos más allá de los netamente religiosos, y que no pretende crear una jerarquización de la Iglesia, sino que la de democratiza poniendo a todos por igual en igualdad de condiciones en los actos litúrgicos, que son los actos ante Dios, sin distinguir a unos de otros. Si bien es cierto que el altar sigue estando en un plano más elevado respecto a los fieles, aunque esto pueda responder a una escenificación que necesita de la elevación a modo de escenario que permita ver lo que está ocurriendo a todos los presentes. Quizá para esto, si bien os he compartido una fotografía exterior de la Iglesia de San Francisco de Asís de Alcalá de Henares, en cuanto al interior os comparto la de la Iglesia de Nuestra Señora de Belén de Alcalá de Henares, antes citada, cuyo principal interés está en su techo de ladrillo ondulado, a modo de ondas del mar, y que como mobiliario contiene banderas de España y Rumanía por se un culto compartido entre cristianos católicos y cristianos ortodoxos, como reflejo también de esa iglesia de barrio obrero que es consciente  de ser una Iglesia abierta para todos y que ese todos, hoy día en España, pasa por la pluralidad cultural y religiosa de la inmigración.

Sin más, que la cerveza os acompañe.

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