Ha sido una larga espera, pero al fin volveré a trabajar en un nuevo contrato que me lleva a un archivo central al que aún no conozco. Un archivo perteneciente a la administración central, que no voy a nombrar de cual organismo en concreto. Volverá a ser un contrato temporal, pero cubriré el año. Lo cierto es que vuelvo a reafirmarme en que en mi vida particular la reforma laboral es como si no hubiera existido. No ha cambiado nada. Más aún, a pesar de que las prestaciones por desempleo se supone que han subido su cuantía según los datos estadísticos, al haberse pasado este año por ley del 50% al 60%, lo cierto es que tampoco lo noté, es más, es de las veces que menos he cobrado de todos mis periodos de paro, y además se acababa a mediados de abril. No sé qué pasará cuando se acabe el tiempo del nuevo trabajo. Como sea, esto es algo que el gobierno debería reflexionar. Se ha hablado mucho de las necesidades de subir el salario mínimo interprofesional, las prestaciones de jubilación, el sueldo de las mujeres afectadas por la discriminación salarial y también el de los jóvenes, y en todo ello se ha mencionado que era necesario porque era muy precario vivir con 700 euros. En general se suele citar esa cifra como referencia, por lo que supongo que será porque ese era el promedio de cobros. Evidentemente para más detalles más acertados hay que mirar los datos de la Seguridad Social de los últimos años. La cosa es que eso es lo que más se razonaba para realizar esas subidas, que de verdad que yo también creo que son necesarias. Sin embargo, yo estoy cobrando del desempleo 552 euros, lo que hace que en buena parte haya tenido que ir tirando de mis pocos ahorros en pleno año de inflación que ha disparado todos los precios de todo. Hablando con otras personas de mi barrio del paro, más o menos todas han tenido cifras parecidas. Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, debería ponerse a hablar sobre esto con José Luis Escrivá, el de Seguridad Social, y deberían ponerse manos a la obra como próximo problema grave que solucionar entre los trabajadores, en este caso entre los trabajadores más desfavorecidos que no paramos de entrar y salir del paro.
Pero estamos en año electoral y temo que este debate, que no está ni sobre la mesa de nadie, de poder darse en algún momento no sea precisamente para trabajarlo, si no para prometerlo de cara a "lo trabajaremos cuando ganemos las elecciones". Pero deberían tomarse en serio todo esto, porque las vidas de las personas van pasando entretanto y se agravan los problemas personales de cada cual. Problemas personales que terminan repercutiendo en la sociedad por acumulación de personas con esos problemas.
Desde que se ha potenciado la concienciación de la salud mental no paro de leer cada cierto tiempo, y de oír en televisión, a psicólogos que afirman que buena parte de los problemas de salud mental se solucionarían si se atiende correctamente a las necesidades de las personas, siendo una principal el tema laboral y el económico. Hay en redes sociales un chiste que circula donde un psicólogo le recomienda a su paciente un sindicalista.
Hace una semana se publicó la estadística mundial de los países donde sus habitantes se sienten más felices. España bajó este año al puesto treinta y dos, siendo así que España lleva varios años bajando. Si a esta estadística le unimos otras, como las económicas, puede que diera muchas pistas a los gobernantes sobre en qué deben poner sus máximos esfuerzos y servicios. Y hacerlo sin desatender a nadie. Cuando la reforma laboral salió adelante se mantuvo contactos con grandes sindicatos como UGT y CCOO, pero no se escuchó a muchos de los pequeños que señalaron problemas de la reforma laboral, como por ejemplo que no encarecer el despido sigue facilitando que este se dé (UGT se sumó a esta idea este año, a toro pasado, y Yolanda Díaz la defiende ahora, aunque la descartó cuando se negociaba), o tampoco se escuchó cuando los pequeños dijeron que todo esto necesitaba de más inspectores de trabajo y de darles a estos mayores facultades. El diario El Salto publicaba no hace mucho que, según un informe del sindicato CNT de Valencia, se detectó que la temporalidad se puede haber agravado en la vida de los trabajadores que comúnmente no han podido dejar de trabajar temporalmente. Se podía haber agravado al usarse en fraude de ley las posibilidades que dejan usar ese contrato. Así por ejemplo tenían constancia en cien personas de contratos donde no se especifica la duración de sus contratos, o contratos reiterados, así como los porcentajes de contratos mediante empresas de trabajo temporal (ETT) hacen sospechar que algo está pasando. Y también la semana pasada El Diario publicaba la contratación de una empresa por parte de una administración al haber ganado esa empresa un proyecto donde implicaba que tuviera X número de trabajadores y que estos, sin embargo, aunque fueron alegados, no los tenía, sino que fueron contratados justo al empezar el proyecto. Esto, aunque fue noticia como si se tratara de algo escandaloso, es lo común. Lo raro es que exista gente en la administración que sacando concursos de proyectos toda su vida siga ignorando lo que pasa en la vida. ¿Faltan medios a la hora de hacer adjudicaciones o se deja hacer por pragmatismo ante la realidad? Pero todo esto, aún comprendiendo porqué lo hace un empresario o porqué lo hace la administración, implica vidas de personas, no solo las de ellos, sobre todo la de los trabajadores, que a fin de cuentas son los que sacan adelante esos proyectos con sus trabajos, pero no parece que eso tenga mucha más recompensa que la evidente.
También se debate estos días sobre la posibilidad de crear la semana laboral de treinta y cinco horas, en lugar de cuarenta, y de la de trabajo de cuatro días a la semana, mientras el Banco de España dice que de aquí a 2030 se reducirá en general tres horas semanales la jornada de muchos trabajos, según la tendencia que se vive en España. Se habla de esa semana de treinta y cinco horas o de cuatro días a la semana mientras se afirma que esto sea posible sin que el sueldo se vea perjudicado, que se mantenga como si fuera la semana actual de cuarenta horas. Lo cierto es que los que trabajamos temporalmente lo solemos hacer además con jornadas parciales, y este tipo de contratos, los parciales, también han aumentado. El resultado no es otro que una bajada de ingresos o no cobrar más, acorde a las subidas salariales pactadas en convenios y en el salario mínimo interprofesional. El salario puede subir, pero al recortar la horas el empresario al trabajador esa subida es como si no hubiera existido. Yo en mi sector he podido ver como mi sueldo siempre se ha mantenido más o menos igual jugando con esto de las horas y a veces con las categorías. Ha subido desde que empecé hace años porque siempre algo suben todos los sueldos, pero en líneas generales es bajo y se buscan medios para pagar un poquito por encima del mínimo, pero muy poquito ese poquito. El medio principal: lo de las horas. Luego ocurre que al no cotizarse las cuarenta horas, y además cotizar sueldo bajos, evidentemente se aporta poco para cosas como las pensiones de los jubilados, por ejemplo, pero también afecta a que cuando te toca ir al desempleo, apenas tienes prestación, de ahí la cifra que yo cobro, y cuando toque jubilarse de anciano será menos aún. Y la cosa es que es verdad que el empleo ha aumentado en España (aunque a mí no me ha tocado esa fortuna de los empleos indefinidos), pero también ha aumentado el trabajo a tiempo parcial y esa cifra el gobierno no la comenta tanto... por lo que implica. Pero el ciudadano que lo vive sabe lo que hay. Luego de lo de los fijos discontinuos... pues ciertamente si cuando no te toca trabajar el empresario no tiene que pagarte el sueldo y ganas dinero si has cotizado para recibir prestación del paro, pues, aunque tengas garantizado que el empresario debe llamarte, es como estar en el paro, si cobras, cobras, y si no, no... y la gente digo yo que se las apañará para ir pagando las cosas de su vida. Me pregunto, porque no lo sé, si habrá aumentado el empleo sumergido. Esto no lo sé.
Así que ya se ve, un trabajo estable, bien pagado y sin jugar con las horas para pagar a la baja, le vendría bien a todos. Claro que estaría bien las semanas de treinta y cinco horas o las de cuatro días, siempre y cuando no disminuyan sueldos, como está ocurriendo ahora con el uso de los contratos parciales.Y sí, es verdad que las cifras de las personas con trabajo han aumentado en España. Eso es así, aunque en mi vida es como si no hubiera habido reforma laboral, pero yo soy un caso particular, no soy el conjunto de España. Habrá otros casos como el mío, pero lo general es que hay gente que ha logrado ser contratada indefinidamente... pero no por el éxito de la mayoría se debería ignorar los problemas de la minoría.
Bueno, en una semana vuelvo a trabajar, casi en tiempo de descuento de dejar de recibir ingresos, aunque no tendré ingresos hasta el 30 de abril. Será temporal, pero cubriré lo que queda del año, no es poco, ya es algo. Y sí, empezaré cuando empiece la Semana Santa, porque los temporales normalmente estamos en paro cuando muchos trabajan y somos llamados cuando se supone que viene tiempo de disfrutar. Pero bueno, como no he visto unas vacaciones que poder disfrutar en años, pues vale; porque estar en paro no es estar ni descansando ni de vacaciones, como dicen muchos, sobre todo empresarios (ese "vendrás descansado" que a veces dicen).
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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