La Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Alcalá de Henares ha cumplido quince años de existencia. Para celebrarlo organizaron en el teatro y sala de actos Margarita Xirgú, del sindicato Comisiones Obreras de Alcalá de Henares, un festival benéfico de entrada gratuita en la tarde del domingo pasado, 8 de abril. Hubo conciertos de El Artista del Hambre (country rock), Edi el Amable (blues, soul, rock, fusión), Oscar Moral (flamenco pop) y Alejandro Frometa (canción cubana), intercalados por intervenciones de personas de la asociación y también de un representante del pueblo saharaui en España, que centró su discurso en la necesidad de una mayor colaboración del Instituto Cervantes con el Sahara Occidental para poder mantener más sano el español en aquel lugar del mundo, ya que allí los saharauis lo tienen como segundo idioma oficial. El resto de intervinientes hablaron de la labor humanitaria de la asociación en los campos de refugiados y de la importancia de la acogida de niños en verano por parte de familias españolas. El trabajo de esta asociación alcalaína, que cuenta también con ayudas municipales para los refugiados, es bastante importante. Una de las tareas más apreciadas por los saharauis es que les lleven tinas nuevas para almacenar agua, ya que el desierto suele oxidar las que usan. Son quince años bien aprovechados en buenas acciones humanitarias.
Fue el único momento del fin de semana que decidí salir, salvo la noche del viernes. Y fui porque fui invitado por varias amistades que actuaban ese día sobre el escenario, uno de los cuales llevaba esperando que le firmara uno de mis libros desde hacía varias semanas. No había habido ocasión de poder poner esta firma hasta ese momento, ya que las otras fechas anteriores posibles eran entre semana por la tarde y yo no podía.
Aunque la entrada era gratuita, al ser un acto de aniversario pero sobre todo benéfico, llevé un kilo de comida y me acerqué a comprar alguno de los objetos que habían hecho los saharauis de los campos de refugiados del Sahara Occidental. Tenían diversos objetos, como bolígrafos decorados, pendientes, collares, creo que telas, y bastantes más cosas. Yo me decanté por una cerámica decorativa que estaba realizada con arena del desierto, según me dijo una persona de la asociación. Lo cierto es que no sé muy bien qué me llamó la atención de este objeto que sólo tiene una utilidad estética. En su reverso contiene un sello que indica que es una cerámica saharaui auténtica, con un dibujo de una de las tiendas de los campos de refugiados. Su imagen frontal contiene un camello, un río, una palmera y la franja blanca y la luna roja con su estrella que pertenecen a la bandera de Sahara Occidental, pero no contiene el resto de las franjas y colores de la bandera. Yo creo que en parte me recordaba de algún modo a los emblemas que aparecen habitualmente en los cómic de Hugo Pratt como material que usó para documentarse a la hora de crear a sus personajes. En este caso pensaba en un Corto Maltés en Las Etiópicas o en los militares de Los Escorpiones del Desierto, aunque en realidad no tiene nada que ver con ello. Incluso, de algún modo, pensaba en Tintín. Pero también pensaba en que era arena del Sahara y la obra de unos refugiados, con lo cual de aquellas imágenes combinadas a mí se me puede escapar mucho de su significado, pero probablemente estarán cargadas de un significado muy potente y fuerte en las manos y mentes de sus autores. Eso, en cierto modo, también es parte de su atractivo.
He colocado esta pieza en una de mis estanterías de libros. Tiene, ahora mismo, un algo poético materialmente que enlaza con alguna de las metáforas que he compuesto últimamente en alguno de mis poemas más recientes. Tiene un algo. Saludos y que la cerveza os acompañe.
Aunque la entrada era gratuita, al ser un acto de aniversario pero sobre todo benéfico, llevé un kilo de comida y me acerqué a comprar alguno de los objetos que habían hecho los saharauis de los campos de refugiados del Sahara Occidental. Tenían diversos objetos, como bolígrafos decorados, pendientes, collares, creo que telas, y bastantes más cosas. Yo me decanté por una cerámica decorativa que estaba realizada con arena del desierto, según me dijo una persona de la asociación. Lo cierto es que no sé muy bien qué me llamó la atención de este objeto que sólo tiene una utilidad estética. En su reverso contiene un sello que indica que es una cerámica saharaui auténtica, con un dibujo de una de las tiendas de los campos de refugiados. Su imagen frontal contiene un camello, un río, una palmera y la franja blanca y la luna roja con su estrella que pertenecen a la bandera de Sahara Occidental, pero no contiene el resto de las franjas y colores de la bandera. Yo creo que en parte me recordaba de algún modo a los emblemas que aparecen habitualmente en los cómic de Hugo Pratt como material que usó para documentarse a la hora de crear a sus personajes. En este caso pensaba en un Corto Maltés en Las Etiópicas o en los militares de Los Escorpiones del Desierto, aunque en realidad no tiene nada que ver con ello. Incluso, de algún modo, pensaba en Tintín. Pero también pensaba en que era arena del Sahara y la obra de unos refugiados, con lo cual de aquellas imágenes combinadas a mí se me puede escapar mucho de su significado, pero probablemente estarán cargadas de un significado muy potente y fuerte en las manos y mentes de sus autores. Eso, en cierto modo, también es parte de su atractivo.
He colocado esta pieza en una de mis estanterías de libros. Tiene, ahora mismo, un algo poético materialmente que enlaza con alguna de las metáforas que he compuesto últimamente en alguno de mis poemas más recientes. Tiene un algo. Saludos y que la cerveza os acompañe.
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