El Cristo velado fue tallado en piedra por Giuseppe Sanmartino en 1753. Se trata de un Cristo muerto tumbado y tapado por un velo transparente a modo de mortaja. Sanmartino supo encontrar la forma de tallar la piedra de tal manera que las arrugas del velo, un velo nada vaporoso, den la sensación de transparencia del mismo, mostrando a la vez los rasgos de la cara y el cuerpo. La combinación con los juegos de luces y sombras hacen el resto cuando la luz toca la estatua. De este modo, lo que aparenta ser transparente es en realidad algo totalmente opaco. Lo sutil y leve es en realidad una roca pesada.
La destreza con el cincel y el resto de herramientas propias de los escultores alcanzan una belleza grande en esta estatua del Neoclasicismo, donde lo etéreo y lo mistérico dan paso a una impresión más realista, aunque idealizada, casi como un preludio a las sensaciones del romanticismo que en pocas décadas iba a dar su comienzo cuando esta escultura se realizó. La muerte de Cristo parece un estado de sueño, de estar dormido, algo pasajero.
Ha comenzado la Semana Santa de este 2018.
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