Mientras uno regresa del cineclub, que comenzó esta semana y donde interpreto el comienzo de su etapa 2011-2012 de forma diferente a Chico Gris, pero por lo que leo también de la editora y poetisa Carmen Hercas discrepando con ella (es lo que tienen las buenas amistades, no siempre se coincide con ellas y se puede discrepar sin problemas a crear un conflicto de pareceres), y mientras uno se satura de calor al levantarse, si bien cansado por haber atendido un bar una larga noche, saturado de un enfado familiar madre-hijo, sin trabajo y con búsquedas de trabajo que no dan fruto, sin ingresos y con alto sentimiento de soledad afectiva, no de amistades, que de esas abunda mi vida y muy buenas, sino en el otro sentido más profundo de la afectividad, me siento sudando en mi sofá. Mi gata se tumba en el suelo, extendiendo todo su largo. Comienzo a dar saltos por la red de Internet tras ojear la prensa del día en papel. Voy buscando algo o nada, que no lo tengo claro.
Vacío existencial, cansancio vital... ¿quién sabe si una mera tristeza prolongada por la confluencia de malas pasadas en todos los aspectos de mi vida desde el comienzo de la segunda mitad de este 2011, o quizá un comienzo de depresión más o menos preocupante? Para evitar la depresión hay que estar predispuesto a intentar alejar las preocupaciones más profundas, las tristezas más enraizadas... hacer ejercicio, marcarse objetivos aunque sean sencillos... reflexionar en sentido positivo, esto es: intentando identificar los problemas y tratar de superarlos, que no solucionarlos, pues hay cosas que son como son y no dependen tanto de uno mismo. Así que me pongo a barrer toda la casa. Termino. Me vuelvo a sentar en el sofá, más sudado. Encuentro el blog de Fernando Valladares, Planeta Tierra, Planeta Mutante, y le leo. La ecología y el Medio Ambiente me interesan bastante. Realmente me parece interesante lo que escribe acerca del aumento de medusas en los mares y la indicación de claro peligro planetario que significa ese hecho.
Sobre mi mesa hay un viejo ejemplar de una revista que me dieron en la Fundación Pablo Iglesias, cuando trabajaba para ellos, porque ya tenían repetido ese número y era para expurgarlo. Se trata de la revista del Grupo Socialista de Madrid de 1983, cuando gobernaba en la capital el alcalde socialista Enrique Tierno Galván. Exactamente es del Grupo de Ecología y Medio Ambiente de Madrid (GEMAM). En un artículo que escribió Manuel Martínez Merino, que fuera por entonces delegado de ecología y Medio Ambiente de la Federación Socialista de Madrid, se leía:
"La humanidad, muy en especial la población de las naciones industrializadas se ha acostumbrado al concepto de crecimiento material continuo. Este modelo ha determinado una presión cada vez mayor sobre los recursos y ha provocado la rotura del equilibrio de los ciclos naturales elementales, de tal forma, que los recursos destruídos no pueden regenerarse. La rapidez con la que la naturaleza se va degradando no es fruto del azar, sino debido al tipo de desarrollo de la sociedad, tanto sea la capitalista como la del denominado socialismo real.
'Como ecología y economía están íntimamente unidas, la crisis económica presenta también una crisis de dimensión ecológica, definida por:
'- El progresivo y paulatino agotamiento de los recursos de la naturaleza.
'- La expoliación y despilfarro de las materias primas y de las fuentes de energía.
'- El incremento de los elementos contaminantes y destructores de la naturaleza, hasta el punto de hacer peligrar la supervivencia humana. Para alcanzar la salida de la crisis, la sociedad debe modificar sus supuestos, de manera que cada uno sepa que es indeclinablemente función de los demás. Esta concepción globalizante nació del espíritu de Estocolmo (1972) y se ha consolidado en la 'declaración política' de Nairobi, diez años después. Tal declaración reconoce que el problema de Medio Ambiente no se solucionará mientras no se tengan en consderación, de forma seria, sus dimensiones políticas."
La crisis de entonces eran los restos de la crisis del petróleo de 1973, que en el caso de España se prolongó ante el colapso económico de la dictadura terminada en 1975, los problemas económicos de la Transición en 1976-1981, y la crisis que contrajo Europa ante la llegada de políticas ultraconservadoras en la década de 1980' de la mano de ingleses y norteamericanos. Los problemas ecológicos a los que se referían venían detectándose de forma seria y grave desde la década de 1970'. En 1976 ya había evidencias de la disminución de ozono en la atmósfera. Este artículo era de noviembre de 1983, y el llamado agujero en la capa de ozono fue plenamente reconocido entre uno y dos años después, siendo 1985 el primer año donde varios países comenzaron a firmar tratados para la preservación del Medio Ambiente en cuanto a los asuntos atmoféricos. Lo cierto es que en 1985 yo tenía seis años, en mi casa se veía (y se ve) mucho los noticiarios, y de esta noticia me acuerdo, aunque parezca sorprendente. Me impactó bastante, hasta me apabulló. Recuerdo unas noticias catastrofistas tremendas... de las cuáles he de suponer que se han ido cumpliendo con el cambio climático que se ha ido haciendo evidente desde la segunda mitad de 1990' a este 2011.
Pero la ecología a nuestro nivel también empieza desde las pequeñas cuestiones que no sean los ecosistemas a gran escala. En esta bitácora se han dado numerosos consejos y datos sobre ecología y Medio Ambiente en el pasado. Por ejemplo aquellos siete consejos que escribí en enero de 2009, a los que hay que ampliar, por ejemplo en el primero referente a la Norma de las 3 Erres una cuarta que sea: Responsabilidad. Responsabilida individual y de forma concienciada de lo que representa y hacen nuestros actos, que de pequeños gestos terminan siendo parte de un todo global. Y aún añadiría otros consejos más, como el que di en octubre de aquel año sobre el ahorro energético, ya que el uso de electricidad también contamina.
En la misma revista citada, de mano de Jesús Espelosín, por entonces concejal de urbanismo e infraestructura de Madrid capital, escribía otro artículo donde se leía:
"La preocupación por la ecología y el Medio Ambiente en una ciudad suele adquirir, generalmente, formas muy concretas y a veces alejadas de ese cierto romanticismo que tiene la defensa y protección de la Naturaleza.
'Para empezar, hablar de la Naturaleza en la ciudad ya supone una cierta exageración porque de ella suele quedar únicamente unas parcelas, los parques públicos, que constituyen nada más que un remedio o recordatorio de aquella. (...) Este medio urbano donde viven voluntaria o, las más de las veces, involuntariamente debido a condiciones económicas o laborales, más de tres millones y medio de personas, está caracterizado por una acumulación, en muchos casos cercana a la saturación de recursos de todo tipo y de los subproductos que en la propia actividad de la ciudad se producen: es decir, aguas usadas, residuos sólidos y gases procedentes de la combustión de procesos industriales o de actividades domésticas o de locomoción. (...) En primer lugar debe tratarse de la protección del medio urbano con una perspectiva de realismo, es decir, teniendo en cuenta esas características que tiene la ciudad y, por tanto, la imposibilidad de que se den en ella las mismas condiciones que en el medio rural. Ello ha de lograrse con una adecuada política de tratamiento de la contaminación del agua, el aire o por los residuos sólidos.
'En segundo lugar, debe satisfacerse ese deseo de acercamiento de los madrileños a la naturaleza mediante una doble acción: la dotación y conservación del suficiente número de zonas verdes urbanas utilizables y la colaboración con la Comunidad Autónoma en la promoción y conservación de espacios naturales en la región (...).
'Además , esta política del medio ambiente en cuanto pueda suponer de contradicción con ciertas características del mal entendido confort, aunque generalmente asumido por la población, (utilización del vehículo privado, uso no regulado de calefacciones, etc.), necesita no sólo de un refrendo constante de los vecinos sino de una auténtica participación previa que pueda servir para evaluar los efectos de cualquier acción en ambos sentidos de la contradicción indicada."
Quizá Espelosín llevara razón acerca de que la Naturaleza se limita a unos parques en Madrid capital (el Retiro, la Casa de Campo, el Juan Carlos I...), sobre todo la actual con 3.273.049 habitantes censados en el año pasado, 2010, pero no en el resto de urbes. Alcalá de Henares, una ciudad mediana-grande con 204.120 habitantes censados en el mismo año citado (siempre hay que tener en cuenta que habrá más sin censar) no sólo cuenta con esos espacios verdes, que pudieran corresponderse con el Parque O'Donell o el Parque de los Sentidos o de Juan Pablo II, por ejemplo, sino que cuenta con una gran variedad de fauna y flora salvaje, tanto a lo largo de la ribera del río Henares, como en las islas que forma a su paso por la ciudad, como en el Parque Natural de los Cerros, como la zona verde de El Encín, o como sobre sus edificios más antiguos y altos. Y es necesario protegerlo, a pesar de que hace años que las corporaciones municipales han hecho mucho mal al Medio Ambiente complutense. Lo he dicho varias veces, por ejemplo me remito a junio de 2010.
En fin, que aquí me hayo, en mi casa, leyendo y reflexionando sobre estas cosas, mientras sé que de fondo mi mente anda en otras. Saludos y que la cerveza os acompañe.
Vacío existencial, cansancio vital... ¿quién sabe si una mera tristeza prolongada por la confluencia de malas pasadas en todos los aspectos de mi vida desde el comienzo de la segunda mitad de este 2011, o quizá un comienzo de depresión más o menos preocupante? Para evitar la depresión hay que estar predispuesto a intentar alejar las preocupaciones más profundas, las tristezas más enraizadas... hacer ejercicio, marcarse objetivos aunque sean sencillos... reflexionar en sentido positivo, esto es: intentando identificar los problemas y tratar de superarlos, que no solucionarlos, pues hay cosas que son como son y no dependen tanto de uno mismo. Así que me pongo a barrer toda la casa. Termino. Me vuelvo a sentar en el sofá, más sudado. Encuentro el blog de Fernando Valladares, Planeta Tierra, Planeta Mutante, y le leo. La ecología y el Medio Ambiente me interesan bastante. Realmente me parece interesante lo que escribe acerca del aumento de medusas en los mares y la indicación de claro peligro planetario que significa ese hecho.
Sobre mi mesa hay un viejo ejemplar de una revista que me dieron en la Fundación Pablo Iglesias, cuando trabajaba para ellos, porque ya tenían repetido ese número y era para expurgarlo. Se trata de la revista del Grupo Socialista de Madrid de 1983, cuando gobernaba en la capital el alcalde socialista Enrique Tierno Galván. Exactamente es del Grupo de Ecología y Medio Ambiente de Madrid (GEMAM). En un artículo que escribió Manuel Martínez Merino, que fuera por entonces delegado de ecología y Medio Ambiente de la Federación Socialista de Madrid, se leía:
"La humanidad, muy en especial la población de las naciones industrializadas se ha acostumbrado al concepto de crecimiento material continuo. Este modelo ha determinado una presión cada vez mayor sobre los recursos y ha provocado la rotura del equilibrio de los ciclos naturales elementales, de tal forma, que los recursos destruídos no pueden regenerarse. La rapidez con la que la naturaleza se va degradando no es fruto del azar, sino debido al tipo de desarrollo de la sociedad, tanto sea la capitalista como la del denominado socialismo real.
'Como ecología y economía están íntimamente unidas, la crisis económica presenta también una crisis de dimensión ecológica, definida por:
'- El progresivo y paulatino agotamiento de los recursos de la naturaleza.
'- La expoliación y despilfarro de las materias primas y de las fuentes de energía.
'- El incremento de los elementos contaminantes y destructores de la naturaleza, hasta el punto de hacer peligrar la supervivencia humana. Para alcanzar la salida de la crisis, la sociedad debe modificar sus supuestos, de manera que cada uno sepa que es indeclinablemente función de los demás. Esta concepción globalizante nació del espíritu de Estocolmo (1972) y se ha consolidado en la 'declaración política' de Nairobi, diez años después. Tal declaración reconoce que el problema de Medio Ambiente no se solucionará mientras no se tengan en consderación, de forma seria, sus dimensiones políticas."
La crisis de entonces eran los restos de la crisis del petróleo de 1973, que en el caso de España se prolongó ante el colapso económico de la dictadura terminada en 1975, los problemas económicos de la Transición en 1976-1981, y la crisis que contrajo Europa ante la llegada de políticas ultraconservadoras en la década de 1980' de la mano de ingleses y norteamericanos. Los problemas ecológicos a los que se referían venían detectándose de forma seria y grave desde la década de 1970'. En 1976 ya había evidencias de la disminución de ozono en la atmósfera. Este artículo era de noviembre de 1983, y el llamado agujero en la capa de ozono fue plenamente reconocido entre uno y dos años después, siendo 1985 el primer año donde varios países comenzaron a firmar tratados para la preservación del Medio Ambiente en cuanto a los asuntos atmoféricos. Lo cierto es que en 1985 yo tenía seis años, en mi casa se veía (y se ve) mucho los noticiarios, y de esta noticia me acuerdo, aunque parezca sorprendente. Me impactó bastante, hasta me apabulló. Recuerdo unas noticias catastrofistas tremendas... de las cuáles he de suponer que se han ido cumpliendo con el cambio climático que se ha ido haciendo evidente desde la segunda mitad de 1990' a este 2011.
Pero la ecología a nuestro nivel también empieza desde las pequeñas cuestiones que no sean los ecosistemas a gran escala. En esta bitácora se han dado numerosos consejos y datos sobre ecología y Medio Ambiente en el pasado. Por ejemplo aquellos siete consejos que escribí en enero de 2009, a los que hay que ampliar, por ejemplo en el primero referente a la Norma de las 3 Erres una cuarta que sea: Responsabilidad. Responsabilida individual y de forma concienciada de lo que representa y hacen nuestros actos, que de pequeños gestos terminan siendo parte de un todo global. Y aún añadiría otros consejos más, como el que di en octubre de aquel año sobre el ahorro energético, ya que el uso de electricidad también contamina.
En la misma revista citada, de mano de Jesús Espelosín, por entonces concejal de urbanismo e infraestructura de Madrid capital, escribía otro artículo donde se leía:
"La preocupación por la ecología y el Medio Ambiente en una ciudad suele adquirir, generalmente, formas muy concretas y a veces alejadas de ese cierto romanticismo que tiene la defensa y protección de la Naturaleza.
'Para empezar, hablar de la Naturaleza en la ciudad ya supone una cierta exageración porque de ella suele quedar únicamente unas parcelas, los parques públicos, que constituyen nada más que un remedio o recordatorio de aquella. (...) Este medio urbano donde viven voluntaria o, las más de las veces, involuntariamente debido a condiciones económicas o laborales, más de tres millones y medio de personas, está caracterizado por una acumulación, en muchos casos cercana a la saturación de recursos de todo tipo y de los subproductos que en la propia actividad de la ciudad se producen: es decir, aguas usadas, residuos sólidos y gases procedentes de la combustión de procesos industriales o de actividades domésticas o de locomoción. (...) En primer lugar debe tratarse de la protección del medio urbano con una perspectiva de realismo, es decir, teniendo en cuenta esas características que tiene la ciudad y, por tanto, la imposibilidad de que se den en ella las mismas condiciones que en el medio rural. Ello ha de lograrse con una adecuada política de tratamiento de la contaminación del agua, el aire o por los residuos sólidos.
'En segundo lugar, debe satisfacerse ese deseo de acercamiento de los madrileños a la naturaleza mediante una doble acción: la dotación y conservación del suficiente número de zonas verdes urbanas utilizables y la colaboración con la Comunidad Autónoma en la promoción y conservación de espacios naturales en la región (...).
'Además , esta política del medio ambiente en cuanto pueda suponer de contradicción con ciertas características del mal entendido confort, aunque generalmente asumido por la población, (utilización del vehículo privado, uso no regulado de calefacciones, etc.), necesita no sólo de un refrendo constante de los vecinos sino de una auténtica participación previa que pueda servir para evaluar los efectos de cualquier acción en ambos sentidos de la contradicción indicada."
Quizá Espelosín llevara razón acerca de que la Naturaleza se limita a unos parques en Madrid capital (el Retiro, la Casa de Campo, el Juan Carlos I...), sobre todo la actual con 3.273.049 habitantes censados en el año pasado, 2010, pero no en el resto de urbes. Alcalá de Henares, una ciudad mediana-grande con 204.120 habitantes censados en el mismo año citado (siempre hay que tener en cuenta que habrá más sin censar) no sólo cuenta con esos espacios verdes, que pudieran corresponderse con el Parque O'Donell o el Parque de los Sentidos o de Juan Pablo II, por ejemplo, sino que cuenta con una gran variedad de fauna y flora salvaje, tanto a lo largo de la ribera del río Henares, como en las islas que forma a su paso por la ciudad, como en el Parque Natural de los Cerros, como la zona verde de El Encín, o como sobre sus edificios más antiguos y altos. Y es necesario protegerlo, a pesar de que hace años que las corporaciones municipales han hecho mucho mal al Medio Ambiente complutense. Lo he dicho varias veces, por ejemplo me remito a junio de 2010.
En fin, que aquí me hayo, en mi casa, leyendo y reflexionando sobre estas cosas, mientras sé que de fondo mi mente anda en otras. Saludos y que la cerveza os acompañe.
2 comentarios:
Vamos a quedar a tomar un té.
Lo tenemos pendiente, lo sé.
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