lunes, diciembre 21, 2009

NOTICIA 717ª DESDE EL BAR: LA CULTURA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS


Una pelea en una taberna lleva a dos jóvenes a salir a la calle. Desafortunadamente, uno de ellos moriría acuchillado por el otro. El asesino sale corriendo y se refugia de la justicia municipal para esconderse dentro de los patios de la Universidad de Alcalá de Henares, donde la justicia es otra y los munícipes no pueden entrar. El crimen quedará impune respecto a las leyes de los fueros de la ciudad, pero no ante la más suave ley interna de este centro de estudios. Ese joven bien pudiera ser Francisco de Quevedo, cuya leyenda a su paso por la ciudad complutense aún se recuerda bajo la frase de que pasó más tiempo en la cárcel universitaria que en las aulas a causa de sus numerosos duelos por mujeres o por discursiones intelectuales.

Esas cosas pasaban en el Siglo de Oro de la Literatura Española, a caballo entre el siglo XVI y XVII. Una mera discusión sobre gustos literarios a menudo podían desembocar en peleas fatales. Hoy nadie discute de esta manera por la forma de escribir un poema, aunque hay libros que es como para decirle cuatro cosas a su escritor. Supongo que la literatura de antes implicaba mucho más que la de ahora, sobre todo en tiempos en los que un determinado escrito podía llevarte ante la justicia de la Monarquía o, peor aún, ante la de la Inquisición. Así que había muchas implicaciones políticas y sociales en muchas cosas que se escribían, algunas veces bastante explícitas y otras no. Por otra parte, algunas obras dedicadas a alguna mujer podían crear muy malas situaciones entre el autor y otra persona que también se sintiera atraído por esa mujer.

Sea como sea, en aquel Siglo de Oro se crearon las lineas generales del resto de creaciones que se han ido dando en España, y no sólo en el campo literario, sino también en otros, como por ejemplo nuestra actual cinematografía. Por un lado tenemos a los reflexivos, intelectuales que escribían ensayos y disertaciones sobre toda clase de cosas, como por ejemplo hacía Nebrija o Mariana, que avaló el tiranicidio en un libro dedicado a Felipe III, creo que el rey no se lo tomó muy bien. Podrían ser los equivalentes a nuestros documentales. Otra tendencia era la de los místicos. Gente que escribía creyendo alcanzar altas cotas de conexión con Dios, se inspiraban en momentos personales de delirio donde creían acercarse a Dios o la Virgen. Momentos que escribían luego en poemas o narraciones. Tenemos aquí a Teresa de Jesús, Luís de León, Juan de la Cruz o María de Ágreda. Son sin duda nuestro equivalente a todos aquellos artistas y creadores que creen alcanzar experiencias místicas de diversa índole, cosa que se da sobre todo entre los músicos, y sí, tanto los de entonces como los de ahora se estimulaban en su mayoría con alterantes mentales.

Pero quizá las tres tendencias que más han perdurado hasta nuestros días, y me gusta hacer la analogía con la temática de las películas actuales, son el culteranismo, los conceptistas y los casticistas. Culteranistas y conceptistas no podían ni verse, no se soportaban, y entre ellos se produjeron numerosas peleas, literalmente. Normalmente los casticistas se ponían de lado de los conceptistas. Los culteranistas fueron liderados por Luis de Góngora, por cierto que en el siglo XX, a comienzos, fue su poesía la que inspiró a numerosos autores españoles dando lo que se ha conocido como el Pequeño Siglo de Plata de la Literatura Española (Lorca, Machado, Hernández...). Los culteranistas consideraban que la literatura sólo debía escribirse destinada para aquellas personas que fueran capaces de descifrarla. Llenaban sus versos y obras de numerosos recursos y de numerosas referencias explícitas o implícitas a la mitología y obras de las antiguas Grecia y Roma. Leérlos se hacía complejo, incluso hoy, y requiere de numerosos conocimientos y de gran reflexión. Son textos a menudo oscuros, pero pensados en cada letra. Como me gusta la analogía con el cine actual, pienso que esta tendencia la podríamos relacionar hoy con las películas de autor más sesudas, se me ocurre por ejemplo cualquiera de Garci. Frente a ellos se situaron los conceptistas, como hemos dicho. A estos autores la literatura de los culteranistas les parecía horrorosa porque era ininteligible para la gran mayoría. Les parecía elitista. Ellos consideraban que la Literatura debía ser más accesible a todo el mundo. No abandonaban las fuentes clásicas, pero no la usaban como lo hacían los culteranistas. Les importaba que de aquel poema, aquella novela u obra de teatro que se escribiese, se entendiera sin problemas su concepto, la idea que quería expresar, sin tanta necesidad de tener que conocer previamente numerosas cuestiones de cultura clásica para poder deleitarse con lo escrito o identificarse con ello. Su representante principal fue el citado Francisco de Quevedo, y contó también con Garcilaso de la Vega. Su cine de hoy equivalente se me ocurre que puede ser cualquiera que, efectivamente, desea retratar eso: una idea, un sentimiento, un concepto, como por ejemplo, tal vez, las películas de Coixet. Calderón de la Barca está próximo a esta tendencia, pero él anduvo a caballo entre esta misma y la de los casticistas. Los casticistas tuvieron por líder a Lope de Vega, uno de los primeros autores que empatizó con un público de masas ansioso de sus obras de teatro. Su entierro fue sorprendentemente concurrido por miles de personas, cosa inédita en la época. La cuestión es que los casticistas pensaban que la literatura debía ser algo que llegase a todo el mundo, culto e inculto, y debía servir para mover emociones a base de que la gente olvidara sus problemas por un momento para que conectasen y se identificasen con las cuestiones y problemas que les surgían a los personajes de una obra. Obviamente este género se identificaría con las películas de hoy día que buscan hacer taquilla.

¿Dónde andaría Miguel de Cervantes? Cervantes inventó un género en sí, la novela, intercalada con cuentos. Está claro que no sería ni misticista ni ensayista. Culteranista no era. Su estilo era bastante directo. Podríamos decir que se aproximaba a los conceptistas... tal vez, pero como es un género nuevo él se explayaba dando detalles que novelas como "La Celestina", de Fernando de Rojas, "La Historia de El Buscón", de Quevedo, o "El Lazarillo de Tormes", anónimo, no daban. Cierto es también que Cervantes escribió mucho más que "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", tenemos, por ejemplo, "El Diálogo de los Perros" o "La Dorotea". No eran obras de teatro, no obstante. Así que supongo que entre el conceptismo y, más próximo aún, el casticismo, introdujo una crítica social añadida que abrió el paso al género de la novela que dio ejemplo a seguir a Quevedo y otros. Cervantes es otro mundo en la Literatura, pero no andaba muy lejos de todos estos géneros.

El cuadro que os presento con este post es del pintor español José Garnelo (1866 - 1944), se llama "la cultura española a través de los tiempos" (pintado en 1894), y áquí vemos numerosos literatos y pintores españoles de varios siglos. Este espía del bar ha querido escribiros esta reflexión sobre los géneros españoles a raíz de descubrir este cuadro por primera. Ni siquiera conocía al pintor hasta que no me he tropezado con esta imagen. Sigo aprendiendo.
Que la cerveza os acompañe.

2 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

Si pincháis dos veces sobre la imagen la veréis ampliada y podréis jugar a identificar autores.

Liliana Sáez dijo...

Muy bueno el paralelismo entre literatos y cineastas. Voy a ver el cuadro, en una de esas identifico a algunos personajes.