Y con esta entrega termina el análisis del libro de Pierre George.
SOCIEDADES EN MUTACIÓN (y 3)
El primer mundo, del cual ya se ha hablado en parte, ve como sus ciudades se han estancado, salvo algunas excepciones de ciudades que siguen creciendo. Lo que sí ocurre a todos los estados de este mundo es el envejecimiento de la población, la cual está siendo renovada con los emigrantes citados. Esto es algo que Pierre George sí aprecia bastante bien en su libro. La industria deja paso, más o menos en todos los países de este mundo, al sector servicios. Pero este ya no es un sector que reoriente efectivamente a los trabajadores del sector secundario. El sector servicios se ha visto alimentado por el capital alcanzado por ciertas multinacionales de tal modo que se ha creado una inversión en investigación y desarrollo que ha llevado a una revolución de las telecomunicaciones y la informática. Los aparatos informáticos y electrónicos comienza a generar paro dentro del sector servicios, sin que los trabajadores puedan ya reeducarse en las nuevas tecnologías, ya que estas necesitan tan poca gente a su atención como una persona o, a veces, nadie. Es aquí donde sí falla George Pierre al afirmar que los trabajadores sólo tienen por opción reeducarse en las nuevas tecnologías para continuar en el mercado de trabajo, ya que las tecnologías sustituyen al propio trabajador y no necesitan de él. Los trabajos que quedan son los peor remunerados por la imposibilidad de usar máquinas en ellos y haber abundante mano de obra (albañilería, recogida de fruta, etc.), trabajar en el sector del turismo, o bien actuar de comerciante o recurrir al autoempleo, recurso este muy utilizado por los jóvenes, quienes junto a las mujeres y a los mayores de 40 años, son los mayores afectados por el paro. Todo esto no puede menos que beneficiar a los grandes empresarios, quienes, desde el final de la guerra fría, se han lanzado a un capitalismo salvaje donde todo es objeto de globalización económica en su propio beneficio, aunque con mensajes a la sociedad acerca de las posibles ventajas para todos.
A este movimiento globalizador de grandes empresarios respaldados por los estados (los cuales han permitido privatizaciones de sectores de servicio público) les responde desde 1999 el movimiento antiglobalización generado desde la sociedad del primer mundo, pero con apoyos importantes desde el tercer mundo, como puede ser el gobierno de Brasil, o diferentes dirigentes africanos. Tal vez es un antecedente de este numeroso movimiento (que ha llegado a ser comparado últimamente con el de las Internacionales del siglo XIX) las plataformas que pedían la donación del 0’7% del PIB de los estados desarrollados al tercer mundo, así como la condonación de las deudas externas. Sin duda alguna el movimiento globalizador debería tener en cuenta a los antiglobalización y acceder a un mejor reparto de la riqueza, así como a ser más solidario para solucionar los problemas de las sociedades de todo el mundo. Ya que de no ser así y aumentar las distancias entre ricos y pobres, sólo se llegará a un enfrentamiento sin remedio. El aumento integrista islámico o las migraciones masivas son sólo una voz de alarma ante problemas que podrían ser mucho más serios. La superpoblación del mundo concentrada en las áreas más pobres del planeta y menos alfabetizadas podrían crear grandes focos de conflicto.
Pierre George no previó el final del bloque socialista y sus consecuencias, pero sí que previó los sucesos sociales que de la superpoblación (y la distribución de esta) iban a ocurrir. Obviamente la superpoblación no es el único problema de las sociedades. Sin embargo, es necesario abrazar solidaridad en contra del beneficio de unos pocos. El capitalismo salvaje podría ser la autodestrucción de sí mismo, cosa que los mayores beneficiados de este sistema deberían tener en cuenta. La distribución de la riqueza del mundo es necesaria. La cooperación sin facturas es necesaria. La multiplicidad cultural es beneficiosa y necesaria. Porque otro mundo es posible.
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