11 de marzo de 2024, han pasado veinte años desde aquel de 2004. También estamos a un año de un cuarto de siglo XXI, tiempo suficiente para poder analizar aquel 11M desde la Historia, desde lo que es mi especialidad, la Historia actual, cuyo análisis conlleva siempre peculiaridades dentro de lo que se conoce como Historia Contemporánea, dado que aunque es Historia los hechos son más o menos recientes y muchos de los protagonistas están vivos, así como mucha de la documentación y posibles testimonios aún estarían por salir al público. Lo he explicado muchas veces, pero una vez más, para los legos, la Historia contemporánea se divide en la contemporánea que todo el mundo conoce, que comienza más o menos con la revolución industrial y la revolución americana y francesa en el último cuarto del siglo XVIII hasta la actualidad, y, dentro de ese concepto contemporáneo, estaría la Historia actual. Es por ello que en la Licenciatura de Historia (cuando yo la estudié era licenciatura) no se habla de Historia Contemporánea, sino de Historia Contemporánea y Actual. La Contemporánea propiamente dicha es lo ya referido, y la actual sería aquella Historia contemporánea que en todos los órdenes del mundo nos afectan directamente a los que hoy día vivimos. Normalmente cuando yo lo estudiaba había un consenso más o menos por el cual el comienzo de la etapa actual se establece entre la guerra civil española y la Segunda Guerra Mundial. Hace unos años se abrió un debate sobre si se debía mover ya ese comienzo, pues ha habido cambios climáticos, científicos, de comunicación, sociales y de otro tipo muy sustanciales, pero hay polémica, porque el orden mundial nacido tras 1945 más o menos sigue en las mismas líneas tanto políticas como económicas, siendo otro el debate sobre si el papel de la ONU, la OTAN y otras entidades deben o no cambiar o si han cambiado. Sin embargo hay quien cree que los cambios iniciados con la tecnología y el cambio climático tiene un inicio tan marcado en el siglo XXI que se podría considerar ya un nuevo marco, mientras que otros creen que las revoluciones democráticas y sociales de la década de 1970 ya sería un nuevo marco, lo que tiene plena lógica en el caso de España, Portugal, Grecia, pero en sentido contrario también para Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, Paraguay... Sea como sea, no nos vamos a meter hoy en este debate de historiadores, que hablan con análisis, no con opinión, y es un debate largo y tendido. Sea como sea, repito, no nos vamos a meter en el debate, y ciñéndome en ese arco iniciado a mediados del siglo XX, en este 11M de 2024 ya podemos hablar del 11M de 2004 como Historia actual, aún cuando duela en muchas personas víctimas o familiares de víctimas.
El 11M de 2004 no puede explicarse por sí sólo. Está dentro de un contexto de Historia universal iniciado con el 11 de Septiembre de 2001, el 11S, y los atentados del extremismo islámico en Nueva York. Está también en el contexto de otros atentados posteriores a ese 11S ocurridos en Marruecos, en Reino Unido, en Francia, en Singapur y otros lugares. Los atentados de Casablanca de 2003 eran antesala de los atentados de Madrid, del mismo modo que los atentados de Londres de 2005 y de Barcelona de 2017 tienen su relación con los de Madrid, al menos en cuanto a ser hijos de una llamada guerra santa islámica que inició el extremismo islámico aquel 11S. Pero como todo en la Historia siempre hay antecedentes. El 11S fue producto de Al-Qaeda, pero el líder de esta, Osama Bin Laden, había sido alimentado por el propio Estados Unidos en la Guerra de Afganistán que sostuvo la Unión Soviética entre 1979 y 1989. Más aún, muchos de los primeros islamistas en torno a aquel 11S tenían su relación con la Primera Guerra de Chechenia de 1991-1996, cuando la Federación Rusa invadió Chechenia, del mismo modo que también algunos venían de la Guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995) y de Kosovo (1998-1999). Esto nos ubica en el final de la Guerra Fría cuando este final provocó una serie de reubicaciones de los antiguos países en el entorno del antiguo bloque satélite de la Unión Soviética, reubicaciones que en casos como los citados llevaron a conflictos bélicos donde Europa occidental y Estados Unidos tardaron mucho en reaccionar desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y otras organizaciones internacionales. Pensemos que en Bosnia, justo al final de la guerra, intervino la OTAN por una cuestión de que se hizo evidente que las tropas serbias habían cometido varios crímenes contra la humanidad, de entre los cuales algunos de los más afectados habían sido civiles bosnios musulmanes, a pesar de que la otra facción en combate eran mayoritariamente bosnio croatas, entre cristianos ortodoxos y/o ateos o agnósticos, no nos perdamos, esta guerra era fundamentalmente política, desde lo nacional, pero tuvo componentes étnicos y este otro componente religioso que si bien no era lo más relevante, o no lo parecía en la década de 1990, se reveló como algo de importancia cuando en 2001 y años posteriores se fue sabiendo de los antecedentes biográficos de varios de los implicados, especialmente chechenos. Europa no intervino en aquella guerra que se consideró un asunto ruso, siguiendo las lógicas de la recientemente extinta Guerra Fría en esas fechas.
Lo que ocurre en el mundo evidentemente nos afecta, queramos verlo o no, y tarde o temprano lo hace de una forma más o menos patente. Hoy día quepa pensar que repercusiones podrá tener por ejemplo el conflicto en Ucrania o en Palestina-Israel, o aquella horrible y larga guerra contra otros extremistas islámicos, el ISIS, en Siria. Puede que marquen el futuro del siglo XXI.
El 11S de 2001 llevó a comenzar una dinámica que sí rompía con el orden internacional creado tras 1945. Fue la actuación unilateral estadounidense respondiendo al ataque a Nueva York con la invasión a Afganistán, en esos momentos gobernado por los talibanes, el cual amparaba a Al-Qaeda. Actuó al margen de la ONU, pero con el amparo del dejar hacer por parte de los socios de la OTAN y también de la Federación Rusa. Era el momento en que cupo la posibilidad real de reformar la OTAN para introducir a Rusia, lo que hubiera cambiado el rumbo de la Historia, pero ni Estados Unidos quiso tener un peso tan pesado como socio, ni tampoco Estados Unidos ni Rusia querían esa reforma después de que la OTAN nació contraria a la URSS y la URSS había construido varias décadas de relato contra la OTAN. Aquella nueva guerra en Afganistán comenzó a finales de 2001 y se prolongó varios años, mientras a la vez Estados Unidos declaró la guerra al extremismo islámico, el cual se iba ramificando y diversificando, y con apoyo de Reino Unido y España volvió a saltarse el orden internacional posterior a 1945, y al margen de la ONU volvió a invadir otro país, Irak. A partir de ahí se ha ido moviendo todo lo que va de siglo XXI, el nacimiento de ISIS, la guerra de Siria (que es más compleja y tiene más factores) e incluso, aunque parezca raro, también el actual momento en Gaza.
Del ejemplo unilateral de Estados Unidos en 2001 al margen y con apoyos puntuales en 2003, nacieron iniciativas similares o iguales de parte de Marruecos (islote Perejil y Sahara Occidental), Israel (en 2006 en su entorno), Federación Rusa (varios lugares, el más reciente Ucrania), Turquía (diversas acciones respeto a los kurdos que a veces traspasa fronteras vecinas), etcétera. En este sentido el mundo está trastocado, porque el derecho a defenderse que alegó Estados Unidos en 2001 para actuar sin esperar el permiso formal de la ONU ha sido seguido varias veces por él y por otros. Ya no hablemos de las alegalidades como las prisiones sin garantías jurídicas concretas en Guantánamo de unos prisioneros capturados en una guerra que a la vez no les consideraban presos de guerra, sino terroristas, pero durante años no pesó una acusación formal y, más allá, saltaron a la prensa las torturas, a la vez que se destapó también los secuestros al margen de la ley internacional por parte del espionaje a supuestos terroristas.
Los atentados de Madrid de 2004 nació de todo esto. El apoyo de España a la invasión de Irak en 2003 fue el principal motivo, aunque desde el 11S de 2001 el extremismo islámico se había referido y se viene refiriendo a España como al-Andalus.
España venía combatiendo el terrorismo de manera larga y tendida y ejemplar en el mundo occidental desde hacía varias décadas. Ha habido muchos grupos terroristas en España desde la segunda mitad del siglo XX, pero si nos centramos en el grupo terrorista vigente en España en ese 2004, era ETA, ya ni estaba el GRAPO presente. Reino Unido y España, ellos con el IRA, éramos en occidente los que más experiencia antiterrorista teníamos. Éramos ejemplo. Tanto es así que tras el 2001 más de una vez se le dijo desde España a Estados Unidos que la respuesta antiterrorista no estaba en iniciar guerras donde pagan civiles inocentes. El terrorismo de extremistas islámicos estaba latente como amenaza en los cuerpos de seguridad del Estado, pero no se había materializado. Cuando explotaron los trenes de Madrid el 11M de 2004 no se esperaba la aparición de Al-Qaeda en España. Era una posibilidad, pero no habiendo ocurrido, no contábamos con ella… ni siquiera la vio venir nuestros grupos antiterroristas, tan impecables.
Como repercusión más directa tenemos el cambio en la intención de voto en las elecciones generales que se iban a celebrar en unos días y en lugar de renovar un gobierno del Partido Popular (PP), con un Rajoy que se presentaba por primera vez, se eligió al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con Zapatero. El pecado original del PP fue querer manipular con una mentira patente que el origen del atentado estaba en ETA. Querían evitar a toda costa que la gente lo relacionara con Al-Qaeda y por tanto con la contribución de España a la invasión de Irak, la cual llevaba desde 2002, antes de que ocurriera en 2003, con protestas en favor de la paz y de la no invasión en las calles españolas. Yo estuve en esas manifestaciones del no a la guerra. Nadie se creía que había armas de destrucción masiva en Irak, como quedó evidente durante la guerra, era el argumento de “casus belli” de Estados Unidos que defendió Aznar. Evidentemente en unos atentados con ciento y pico muertos tan relacionado con todo aquello, el gobierno sopesó que pese a las evidencias era mejor decir que fue ETA. Era un antecedente claro de lo que era una noticia falsa para manipular a un país entero. Pero no coló. La propia ETA reaccionó comunicando que no fueron ellos, normalmente cuando hacían algo lo decían, pero esta vez dijeron que no fueron ellos. Por cierto, el 11M tuvo una consecuencia paradójica, como hemos sabido años después, una parte de los terroristas de ETA se replantearon la lucha armada al ver el sin sentido de los atentados de Atocha lo que les llevó al comienzo de su propio proceso de abandono de las armas, si bien este no se produjo de manera inmediata en 2004 y aún habrían de atentar por última vez en 2010… en territorio francés. Pero, aunque suene raro, también en el fin de ETA tuvo una repercusión el 11M.
Sea como sea, desde las informaciones internacionales, incluida la censura en España de una entrevista al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se decía que los autores eran Al-Qaeda. Al final el PP tuvo que admitir que era Al-Qaeda, pero la indignación contra ellos ya estaba ahí y perdieron las elecciones. Lo que abrió una etapa nueva en la que se avanzó en derechos sociales como el matrimonio homosexual y otras cuestiones, pero también en un PP enquistado en decir o dejar decir mediante el silencio que el 11M era una especie de golpe de Estado del PSOE, se puede seguir en la prensa del momento, en hemeroteca. Durante varios años consideraron ilegítimo el gobierno de Zapatero, incluso cuando lo renovó en 2008. Mediante el silencio, a veces con participación de personas puntuales del PP, dejaron hablar a la prensa conservadora de todo tipo de teorías conspirativas, y dejaron hacer a grupos escorados hacia la extrema derecha que defendían algo que ni los tribunales de justicia avalaban, la autoría de ETA y no de Al-Qaeda. Las investigaciones fueron claras, fue Al-Qaeda. Todo esto frenó cuando el PP recuperó en las urnas el gobierno en 2011, por otras razones del momento de aquel año, y aprendieron la lección de 2004 cuando en 2017 se enfrentaron a los atentados de Barcelona.
La respuesta española fue diferente a la estadounidense y a la de otros países que habían recibido terrorismo de Al-Qaeda hasta aquel 2004. Nosotros, contrariamente a otros países, no clamamos por la venganza ni por la guerra. Tampoco reventamos en ira contra el gobierno que había mentido sobre los autores. Salimos a la calle, yo incluido, rechazando el terrorismo de manera pacífica, rechazando la mentira del gobierno, y pidiendo paz. A sabiendas de que al terrorismo se le combate con las fuerzas de seguridad desde la ley y la democracia, sin declarar guerras. Aquello también sorprendió al mundo. Fuimos ejemplo. Fuimos mirada. Y lo volveríamos a ser en 2011, por otros motivos muy diferentes, pero también por vía pacífica. Se eligió nuevo gobierno con una participación electoral muy elevada, no vista antes desde la Transición, que se repetiría en 2011 por otros motivos. El nuevo gobierno tomó por primera medida la salida de las tropas españolas de Irak, por ser una guerra al margen de la ONU, pero es verdad que se mantuvo en Afganistán, porque en esa guerra sí hubo acuerdo internacional de que allí estaba la cabeza de Al-Qaeda. Zapatero usó la legalidad y los cuerpos policiales y de servicio secreto, como siempre se ha hecho, para combatir el nuevo terrorismo en España y prevenirlo. Y ese es el camino que seguimos. Y la Justicia en los tribunales. El Estado de derecho democrático.
Alcalá de Henares tiene un alto número de muertos y heridos. Mi casa está cerca del polideportivo donde trajeron muchas de las bolsas con cadáveres, porque de tantos que había no cabían en las morgues alcalaínas. Todos recordamos las llamadas de teléfono sobre si estábamos bien. Creo recordar que había huelga de estudiantes universitarios, por lo que pudo ser peor. Yo estaba terminando la licenciatura de Historia, pero mi universidad era la de Alcalá, no tenía que ir a Madrid. Aún así, numerosas personas me llamaron por teléfono. Por la noche mi grupo de amigos más antiguos quedamos en un bar de heavy ya desaparecido, el Paranoid, en El Val, para ver que todos estábamos bien. Sólo un hermano de una amiga iba en uno de los vagones, pero salió bien. Con los años he conocido gente que sí tuvo a alguien. Esto es Alcalá.
El monumento alcalaíno a las víctimas me parece uno de los más bonitos y necesarios, y es probablemente el más respetado de la ciudad al margen del turismo. Cada año tiene flores.
En las noches de aquellos fines de semana yo me sentaba ante las velas puestas ante el ayuntamiento y encendía las que se apagaban. Reflexionaba tras venir de los bares de fin de semana.
Es Historia del siglo XXI. Como tal debe servirnos para analizar el presente y cumplir con esa máxima de los historiadores que dice al futuro con el pasado.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
2 comentarios:
PD: en mitad de los actos oficiales esta mañana la Fundación FAES del PP declara que Aznar nunca descartó al terrorismo islámico (a pesar de que la hemeroteca y la memoria de todos está ahí) y sigue negando la relación del papel de España en Irak con el atentado, en concreto dice que no está claro.
PD 2: HOy, 12 de marzo, en una entrevista de radio a Onda Cero, el actual líder del PP, Feijoo, enmienda a FAES y al propio Aznar reconociendo que en 2004 era evidente que no fue ETA y reconoce, sin detallarlos los errores el PP al decir que perdieron las elecciones por sus errores, dijo en concreto.
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