Repetimos la explicación de cada año: Como cada año, el número de libros que leí el año recién acabado y los dos libros que destaco más la novela gráfica que destaco.
2019: 40 años.
Leí 53 libros, de los cuales 4 eran
novelas gráficas y 8 eran revistas recopilatorias de cómic (algunos de estos libros libros se encontraban juntos en un mismo volumen o tomo).
Por razones laborales y de interés este año leí una gran cantidad sobre la Historia y el pensamiento de Cuba en el siglo XIX, en torno a sus guerras de independencia. Hubo también artículos y otros medios informativos sobe esto. Pero también leí bastante sobre censura, pensamiento político y filosofía para completar la información de una investigación que hice. Otra de las temáticas que más abundó fueron obras de teatro de Valle-Inclán y un reencuentro que tuve con las novelas de Alberto Vázquez-Figueroa. Sin ahondar en todo esto, procedamos a los dos libros que destaco y a la novela gráfica que destaco.
El corazón en las tinieblas (Joseph Conrad, 1899): Ya mencioné este libro como destacado reciente en la entrada anterior, en la que concedía la habitual entrevista que me hacen algunas personas amigas y/o lectoras con motivo del aniversario de esta bitácora. Sofia Winter me preguntaba por el libro que más me había sumergido recientemente y hablé de este libro hasta en dos de sus preguntas. Se puede leer en la Noticia 1930ª. Joseph Conrad fue un autor polaco que había nacido en la actual Ucrania, por entonces el Imperio Ruso ocupando en territorio de la Polonia del siglo XIX, y que al escribir su obra en inglés se le considera parte de los autores a destacar de la literatura anglosajona, no obstante se nacionalizó en Reino Unido. Es un libro muy breve pero muy intenso. Un viaje de exploración a los instintos más primigenios del ser humano, pero también a una especie de locura y violencia que enlazan la sociedad actual con las sociedades primitivas. Buena parte de las cosas que me interesaron de este libro ya quedaron contadas en aquella entrevista. Fue un libro que leí con mucha atención en mis viajes a Madrid para ir a trabajar y volver del trabajo. Muy destacable y recomendable. Se lo compré a Domiduca.
El fantasma de Canterville (Oscar Wilde, 1887): Otro pequeño librito. Este lo leí ilustrado por un ilustrador célebre de Argentina muerto en los años 1970 finales o comienzos de los 1980. Me divirtió mucho esta historia y descubrí a Oscar Wilde, del cual conozco varias de sus historias por referencias o por cine y televisión, o bien por algún texto suelto, pero no había leído aún un libro completo suyo. Descubrí que varias de mis amistades ya habían leído este libro muchos años atrás, algunos incluso en su infancia. El lenguaje era muy fluido y el sentido del humor era bastante claro. Supongo que cuando se escribió en pleno siglo XIX, cuando las historias de fantasmas estaban en auge, debió ser toda una irreverencia y una innovación que desmitificaba todo ese mundo. De fondo hay una crítica a la sociedad británica y todos los códigos morales y estrictos del victorianismo, los cuáles, por otra parte, gozaban de una hipocresía y una doble moral palpitante. Que los protagonistas fueran estadounidenses nos hace encontrar un contraste de choque de mundos que en pleno siglo XXI sigue existiendo. Eso hace que la novela, el cuento, haya envejecido bien y siga haciendo gracia. Sobre todo tenemos en esta obra de humor una crítica social y una crítica a los nuevos valores capitalistas y de modernidad constante que estaban acabando con ese otro mundo de creencias arraigadas, costumbres y códigos de honor y comportamiento social. Me resultó una lectura que me hizo sonreír. Conseguí mi ejemplar en Domiduca.
Y en cuanto a la novela gráfica que destaco:
Modesty Blaise, "La Barra" (Peter O'Donnell, mediados los años 1960): El tomo en el que lo leí estaba publicado en España en 1973-1974. Se encontraba claramente censurado en sus viñetas y probablemente en su guión. A Modesty Blaise la volverían a editar en España en los años 1980, pero tuvo una vida en exceso breve. En este país no se la ha reconocido bien. Ella era una mafiosa reconvertida a agente que aceptaba encargos del servicio secreto británico, haciendo lo que llamaríamos hoy día guerra sucia de Estado en la lucha contra el crimen y contra el bloque soviético en la Guerra Fría. Se movía así entre el crimen y el lado del orden y la ley. A todo esto, ella tomaba sus propias decisiones, era libre en todo y tenía control sobre su propia sexualidad, amén de ser una superviviente de un antiguo campo de concentración nazi, por lo que aborrece de todo tipo de dictadura, especialmente de origen fascista. El personaje daba una vuelta de tuerca a las historias de espías popularizadas en los años 1960 por las novelas y películas sobre James Bond, 007, las cuales sí tuvieron gran publicidad y éxito en la España del momento. Lo cierto es que Modesty Blaise era un modelo de heroína de cómic que no tenía nada que ver con otras heroínas que surgieron, las cuales era copias de sus homólogos varones, como Catgirl, Supergirl, Spider Woman o Hulka. No tenía que ver tampoco con las heroínas intelectuales que también fueron bestias negras para el franquismo, por replantearse el orden establecido y abrazar un pensamiento democrático, como Mafalda o la pequeña Lulú. Modesty Blaise era adulta, se movía con su propio código ético cuestionable desde el punto de vista de la legalidad estricta, no tenía reparos en matar o robar, y desde luego era sexualmente libre, insistimos en esta idea, pues Modesty Blaise se comportaba con la total libertad de una mujer del siglo XXI, o de finales del siglo XX, pero que en aquellos años 1960 aún muchos de sus comportamientos eran aspiraciones de la mujer en la sociedad y no sólo en española. Recuperarla ahora en ese sentido quizá ya no tiene sentido, pero el personaje en sí merece la pena, y en ese sentido sí sería necesario volverla a dar a conocer. Se le hicieron un par de películas de pésima calidad y que no captaban bien al personaje. Leí varias cosas de este personaje ahondando en mi investigación sobre la censura en el franquismo, pero la verdad es que me gustó mucho y llegué a leer alguna cosa más. Comparé los ejemplares que pude conseguir con las viñetas de los mismos que el mundo anglosajón ha puesto en Internet a disposición de otros usuarios, la censura en los ejemplares españoles es más que evidente. Además, prácticamente no se publicó casi nada, se publicó excesivamente poco de lo que se publicó en su momento en el resto de Europa y América. Puede que, entre los muchos factores sociales de la época, esa censura hiciera mucho en el freno y el desconocimiento de estos cómic en nuestro país. La calidad del dibujo, los escorzos, los trazos claros, la narración fluida donde las imágenes cuentan mucho más completando los textos de guión... merece la pena. Conseguí los ejemplares en la librería de antigüedades, rarezas y segunda mano Domiduca.
2020 (2 de enero): 40 años camino de los 41.
Estoy leyendo 1 libro.
Estoy leyendo 1 libro.
Vampir (Joann Sfar, 2007): El primer volumen de este personaje. Lo compré en el bar y librería El Laboratorio en 2015 ó 2016. El segundo tomo me lo regaló Zia Mei, una de las personas que llevaban adelante aquel lugar, lo hizo al cerrar el local. Se trata de una novela gráfica entrañable sobre un vampiro muy delicado, con gusto por lo clásico y la Literatura, el cual convive con un gato en su castillo. Él tiene una novia con la que mantiene un crisis, porque ella estuvo con otro. En ese momento aparece otra vampiro que se interesa por él. No puedo contar mucho más, porque lo estoy leyendo. Es un libro que rompe tópicos con un sentido del humor sutil y a la vez con un toque romántico que no es empalagoso. Le tenía muchas ganas a este libro y me parece muy buen libro.
Saludos y que la cerveza os acompañe.
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