Hace un par de días entré en un local de juegos y apuestas del Estado. Cogí una papeleta de hípica por curiosidad, por saber cómo funciona, pero necesitaba el listado de caballos corredores. Además, no entendí como funcionaba el sistema de apuestas y premios. Habrá que ir a un hipódromo y hacerlo a la antigua usanza. Así que eché un boleto de Euromillones, el juego que más dinero da si lo aciertas y ganas al completo, por lo menos de Europa, no sé si del mundo. Hacía un año que no lo jugaba. Hubo una época que lo jugaba todas las semanas, pero sólo perdía dinero. Este viernes se volvió a cumplir mi infortunio con ese juego. Es un juego difícil, lo juega toda la Unión Europea, o una gran parte, así que es obvio que lo hayan creado de modo que sea estadísticamente más difícil de acertar que otros juegos. Al comienzo de todo, pues es una lotería relativamente reciente, me acuerdo que una de sus primeras premiadas era una mujer irlandesa divorciada (o viuda) con una gran cantidad de hijos y numerosas deudas. ¿Cuánto le tocó? No me acuerdo de la cuantia exacta, pero sé que este premio, que toca rara vez, es suficiente como para que puedan vivir sin trabajar toda su vida varias generaciones de una misma familia.
Con mi boleto recién comprado me fui a dar una vuelta por el centro de la ciudad, pensaba, soñaba, qué haría yo con ese dinero si me tocara, cosa improbable. Soñar es gratis... y bonito. Pensé, sí bueno, que si familia, que si viaje, que si alguna donación... lo típico que casi todo el mundo piensa que haría, y que probablemente haría, pero pensé luego: bueno, vale, lo tópico, pero una vez cubierto lo tópico, ¿qué haría con el dinero? ¿Cómo lo usaría para mi vida? Y pensé que tal vez lo invertiría en comprar los cines Cisneros de la Plaza de Cervantes, cerrados hace un año, contrataría a algunos amigos que trabajaban allí antes y trataría de que esa fuese mi fuente de ingresos y a la vez mi diversión, ya que con tanto dinero ni siquiera tendría necesidad de tener un negocio. Escribiría, publicaría... pero para entretenerme tendría ese negocio, los cines Cisneros, y pensé, qué carajo, no sólo contrataría a estos amigos, haría que ellos también participaran de la elección de las películas a proyectar, e incluso le podría dar a los cines un carácter cultural del tipo: los lunes tal sala a 1 euro, o a 2. O tal vez decir: X día los Federicos entran gratis a la sala 3, y a la semana siguiente lo mismo pero con otro nombre, las Irenes o vete a saber. Y tal vez no limitar los cines sólo a proyecciones, si X cuestión cultural o social necesitase de una sala para una conferencia o una reunión puntual, cederlo. Intentar que los cineastas alcalaínos estrenen sus cortometrajes en los Cisneros, o que los estudiantes de Historia y Humanidades que escojan asignaturas de cine puedan incluso tener una práctica en las salas, o que los escogen la asignatura aquella que te enseña a crear cortometrajes puedan terminar sus horas lectivas proyectando en una sala grande su trabajo estudiantil. Soñar es gratis, porque si me tocase el Euromillones, y comprase los cines Cisneros, al cerrarlos por la noche me iría a mi bar de rock a tomarme una cerveza con los amigos y poner un par de canciones, lo habría comprado también por divertirme.
Que la cerveza os acompañe.
4 comentarios:
pues yo iría a tu bar y espero que hicieses tú los mojitos en persona, y también iría a tu cine, pero los dias que las txustine entráramos gratis ;)
Aquí, en los cines que han ido cerrando han abierto un Forum Sport, un Bershka, y en los últimos creo que piensan en una residencia... no estaría mal que hubiesen caido en manos de un soñador como tú.
TXUSTINE: Vaya, contigo haría poca caja, jajaajajajaja... en fin, a mojitearse. Saludicos.
BAYADERE: en Madrid capital los cines que han cerrado en la Gran Vía también lo han cogido tiendas de ropa... y el local de Madrid Rock también... que penoso... Un saludo.
Jo, qué no habré soñado yo...
Publicar un comentario