La mejor forma de tapar los agujeros de la casa para que no se cuele la rutina, es llenarla de agujeros por los que poder escapar de la rutina. Se lo dije a Ad Libitum. Será por ello que hoy me he encaprichado de ir al mercado de barrio de toda la vida, con sus puestos llenos de frutas, de pollos, de terneras, de pescados sobre hielos, y demás, con sus mujeres comprando y sus tenderos intentando atraerte con sus frases gritadas si no tienen clientes. Me he comprado unas setas y las he cocinado con vino, ajo y huevo. El huevo sobraba. Me lo anoto. Esta tarde me voy con los del equipo de trivial, que son varias amistades de siempre, y jugaremos a los bolos. Nunca antes habíamos jugado. Pequeñas cosas componen grandes cosas. Que la cerveza os acompañe.
4 comentarios:
Siento, de un modo extraño, que me regalaste un gran consejo.
Las setas están la mar de buenas, pero casi no alimentan. El huevo lo podías haber incorporado al segundo. ;)
VADE RETRO: un abrazo.
PCBCARP: Sí, tomo nota de lo del huevo. La cocina me gusta por capricho, se aprende del ensayo y error. Un saludo y una Mahou.
Yo, en vez de setas (que también son mi perdición), me he metido una pedazo cena de las que hacen historia. Y en vez de bolos, me he ido al cine.
Ya sabes, esas pequeñas cosas que han compuesto un buen día.
Algún día me vendrá bien releer esta entrada, seguro.
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