sábado, abril 26, 2008

NOTICIA 444ª DESDE EL BAR: CONSUMO AMENAZADO

En 1981 unas 17 personas, si no recuerdo mal, llamados popularmente "los colzeros" decidieron ganar dinero a costa de la salud de la población española. Querían comercializar aceite de oliva de consumo humano con los menores costes para ellos y los mayores beneficios en su venta, al ponerlo a precios baratos para el consumidor pero que a ellos les generara grandes beneficios, dados los costes de producción y el precio de venta a establecimientos, distribuidores y público. Así que decidieron mezclarlo con el llamado aceite de colza, que no era otra cosa que aceite industrial. En ese momento se produjo una de las mayores estafas de la Historia de la España de la Transición y de la actualidad. Seiscientas personas muertas de forma reconocida en aquellas fechas y unos 25.000 afectados de diversa gravedad. Mi madre y mi hermano fueron y son dos de los afectados.

Los que sobreviven, como mis dos familiares, tienen los efectos de por vida. Unos más leves, otros más graves. A lo largo de los años, lo he podido ver con mis ojos y lo he vivido en mi familia y en amistades de mi madre de la Asociación de Afectados por el Síndrome Tóxico, los efectos nocivos han provocado enfermedades derivadas, malformaciones, crisis, sistemas nerviosos frágiles, enfermedades varias que han propiciado muertes adelantadas no reconocidas oficialmente, depresiones, complejos y otros problemas psicológicos de los que eran conscientes los médicos pero que la seguridad social nunca ha cubierto ni comtemplado oficialmente, crisis familiares, hijos, cónyugues y otros familiares no afectados por la llamada popularmente "la colza" pero sí afectados indirectamente por la convivencia cotidiana con los efectos de gente afectada... Podría seguir. No sigo. Al comienzo no se sabía qué era. La gente iba a los hospitales con manchas. Luego creyeron que era algún tipo de enfermedad conocida en una vertiente no conocida en España. Cuando empezaron los muertos y se vio que en principio nada era eficaz, empezaron a investigar el asunto. Crearon cuadros médicos especializados en lo que se llamó Síndrome Tóxico. Descubrieron el denominador común de un envenenamiento alimenticio y descubrieron la trama del aceite de colza vendido para consumo humano. No sólo eran afectados quienes compraron ese aceite barato en el mercado (cosa que muchos de los no afectados reprocharon a los afectados cuando exigieron indemnizaciones, decían cosas como por ejemplo que se lo tenían merecido por pesetillas... no hay cosa más horrenda que ver que los auténticos usureros llamen pesetillas a los que de por vida han sido condenados a una enfermedad terrible por la ambición de unos canallas hijos de la gran... sarna del dinero). Algunos, como mi madre y mi hermano habían sido afectados igual que muchos de los vecinos del mismo bloque donde vivimos: por el consumo de fritangas en un bar del barrio. Se supo el origen en estos bloques. Yo tenía 2 años, aún no los había cumplido. No comí nada de aquello, me libre. Mi padre tampoco tomó nada aquel día más que su bebida, cedió lo suyo a mi madre y mi hermano.

La vida tiene extraños caminos. Mi madre fue y es una de las bastante afectadas, aunque el tiempo ha mitigado algo los efectos, pese a que tiene múltiples derivaciones en otras enfermedades comunes. Mi hermano sufrió manchas por todo el cuerpo en su niñez, y alguna cosa más. Con el tiempo se mitigó y parece que desapareció, o quizá está latente. Hay casos peores... los muertos, los que se quedaron invalidos, los que perdieron sus capacidades mentales, y una mujer, que ya murió por el mismo síndrome hace unos cinco u ocho años, amiga de mi madre, que de pequeño me daba miedo hasta que me acostumbré a verla, le había provocado vigorexia o algo similar, su cabeza era como reducida por un jíbaro, aunque no tan reducida. Tardé en acostumbrarme.

De pequeño me introducí en el mundo de la concienciación sobre lo injusto y la lucha contra ello a través de mi familia, cuando se unió para exigir justicia contra "los colzeros". Se tardó muchos años en hacerse justicia, y aún hoy una parte de algunos afectados tienen particularidades en sus casos que requieren de más juicios que nunca llegan. Pero en general, en 1997 la justicia al fin cerraba el caso, aunque no devolvía ni la salud ni las vidas. La democracia de la Monarquía Parlamentaria tardó 16 años en resolver una injusticia social. "Los colzeros" apenas fueron condenados con cárcel por sus actos, y para peor se declararon insolventes de las multimillonarias indemnizaciones. Les salió muy barato contaminar y atentar contra la vida de unas 25.600 personas. Pero son estafadores, nada más, ningún otro crimen, ni siquiera el de homicidios indirectos. Ya han sido juzgados, ya han sido condenados, en justicia y en ley, ya han pagado y ninguno ha reincidido, su deuda está saldada, dejémoslo así, pese a que hubieran merecido mucho mayor castigo. Les salió bastante barato, y mientras ellos ahora pueden disfrutar de una vida relativamente cómoda, los muertos, muertos están, y los vivos aún requieren de que los médicos tengan en cuenta en sus diagnósticos que tienen el Síndrome Tóxico, porque como si se trataran de pacientes del doctor House: cuando les pasa algo que les lleva a la consulta médica podría ser "Lupus", esto es en este caso: el Síndrome Tóxico.

Alcalá de Henares y Torrejón de Ardoz fueron los dos primeros municipios cuyos afectados se movilizaron y se organizaron en asociaciones. Mi madre y mi hermano fueron miembros de la primera Asociación de Afectados del Síndrome Tóxico, que fue creada aquí, en Alcalá de Henares, en mi barrio, en el Distrito II. Desde niño me familiaricé a manifestaciones, y a asambleas y a reuniones con la por entonces abogada Paquita Sauquillo, mítica familiar (creo que la hermana) de uno de los abogados asesinados en Atocha por la extrema derecha en 1977, y que años después sería uno de los nombres que más sonaban en el PSOE. También puedo hablar de sentadas y acampadas de varias semanas incluso en la calle Ferraz frente a la sede del PSOE en los 1990'. Y puedo contar muchas cosas. Y de todo ello siempre diré dignidad y justicia social. El Estado debía pagar las indemnizaciones al declararse insolventes "los colzeros" y al tener responsabilidades los organismos de consumo que no detectaron aquella estafa. Pero el Estado no quería pagar, hasta que pagó por varias sentencias firmes dictadas por el Tribunal Supremo de Justicia. Pero costó mucho esfuerzo y muchas protestas. No se pedía dinero por dinero, como se ha acusado a los afectados, sino dinero por lo que hoy día Zapatero lo da bajo el nombre de la Ley de Dependencia, y por los daños de por vida recibido, y por las vidas de los seres queridos perdidos. Hoy día somos conscientes de muchas barbaridades que reciben indemnizaciones multimillanarias sin que nadie crea que son injustas, como por ejemplo las de las víctimas del terrorismo, pero no siempre fue así. Había mucha mala baba, mucha inquina, en segmentos de la sociedad. Los afectados del Síndrome Tóxico (y sus familiares, yo ya no sólo como niño títere llevado por su madre, de adolescente era consciente e iba porque quería) iniciaron una lucha por la dignidad y la justicia que no se les ha reconocido. Primero protestaron pidiendo justicia y condenas a "los colzeros", luego vino la desesperanza de lo casi impunes que quedaron, pese a que alguna condena les cayó, y luego tuvieron que luchar contra el gobierno para que este cumpliera la sentencia de los tribunales que le señalaban como indemnizador y como culpable en sus responsabilidades de consumo. Años y años de lucha.

25.000 afectados, 600 muertos, secuelas secundarias en las vidas privadas, psicológicas y afectivas de cada individuo y sus seres cercanos, y los médicos teniendo que recordar qué es el Síndrome Tóxico y quien lo tiene cada vez que un afectado llega a su consulta. Hoy, 2008, leo en los periódicos la noticia de que unos ucranianos han querido sacar nuevamente beneficios del mismo modo que "los colzeros" españoles de 1981. En un puerto de Ucrania han cogido aceite de girasol y lo han mezclado con productos usados en los biocarburantes. Lo han vendido por España, Italia, Holanda y Francia. No se sabe dónde están las botellas, ni cuales son. Se sabe que ya se han distribuído y que podrían haber llegado al mercado incluso en produztos elaborados como salsas o bollerías. Los gobiernos dicen que no hay que hacer saltar el alarmismo, que es poca cantidad y que no puede ser tan nocivo como el caso de "la colza", o al menos eso ha dicho España, pero lo cierto es que se han detenido todas las partidas de aceite de girasol llegadas. El que hay en las tiendas hoy es el que los distribuidores ya vendieron, lo que no descarta que alguna partida esté ahí. Muy nocivo, poco nocivo... empezamos con el juego de las palabras, ya hablarán los hechos, y espero que sea para decir que no eran apenas nocivos y apenas haya alguien afectado de algo.

Hoy la noticia me ha hecho pensar sobre todo esto. Que la cerveza os acompañe.

9 comentarios:

Liliana Sáez dijo...

No aprendemos. El hombre no aprende, ¡qué triste! Lo leí esta mañana en el periódico y pensé en cuánto daño hará, no me imaginé que ya había sucedido.
Cuando leía que las autoridades dicen que es inofensivo, pensé en cuánto estarán mientiendo. No les creo, ni un poquito.
Espero que puedan ubicar lo distribuido. Espero que por una vez sea verdad la afirmación de las autoridades.
Sigo pensando que si no hubiera dinero, la humanidad sería más feliz.

pcbcarp dijo...

Hola canichu. Mi barrio también fue de los muy castigados por la colza y tengo varios amigos tocados por ella. Es bueno recordar ciertas cosas.

Cuando ocurrió, yo estaba en la Facultad y me acuerdo bastante, cómo no, del ambiente de acojono que llegó a haber cuando nadie tenía ni idea de cuál era la causa de la "neuumonía atípica"

Bayadère dijo...

Es la primera vez que oigo hablar del tema, y al final, esque siempre pasa lo mismo. La historia se vuelva a repetir, y seguimos cometiendo los mismos errores, como dice Liliana. Y lo peor es que todos sabemos que siempre se puede hacer algo más. ¿Y a qué esperan? Estoy segura de que desde ayer a primera hora se conocen muchos más datos, las posibles consecuencias... pero al pueblo bajo tan sólo se nos suelta la noticia, que nos deja con la preocupación en el cuerpo, seguida de un "probablemente no sea nada grave". ¿Es una broma? ¿PROBABLEMENTE? Y si no es importante, ¿qué necesidad hay de meternos miedo? Aunque ese es el mejor de los casos, porque en el peor, siguiendo esas noticias, habremos seguido consumiendo aceite, y luego nos tocará lamentarnos. Para no variar. Espero que nos equivoquemos.

Canichu, el espía del bar dijo...

LILIANA: Hoy Domingo es curioso que las tiendas siguen vendiendo sus botellas de aceite de girasol incluso abaratando su precio para garantizar su venta en estos tiempos de crisis, mientras que las partidas de aceite de girasol siguen retenidas mientras se buscan las afectadas que no hayan llegado al mercado. En España es el único de los países afectados donde varias de las partidas sí han llegado a los comercios y se venden sin saber dónde se venden. Las autoridades sanitarias siguen diciendo que no hay peligro alguno, pero a la vez que dicen eso paralizan las partidas de aceite de girasol, es una contradicción que, si se reflexiona, no es tranquilizadora. Lo tranquilizador será cuando se diga que no hay peligro para la salud y como prueba el comercio a gran y pequeña escala entre distribuidores y demás sigue con normalidad. No como a fecha de hoy. Y sí, el dinero corrompe al hombre.

PCBCARP: "neumonía atípica", efectivamente, esa fue una de las primeras posibilidades que se barajaron. Pienso a fecha de hoy que el miedo era razonable, no sólo por lo que se veía en televisión y en la calle, sino también porque otra enfermedad desconocida aparecía en aquellos 1980', y también de carácter letal, el SIDA (VIH), tanta enfermedad desconocida y letal en esos años debía tener efectos de psicosis colectiva, de miedo a la enfermedad nueva. Podría ser todo un tema de Historia social y de las mentalidades de fin de siglo (del XX) a estudiar.

BAYADÈRE: la información nunca es mala, ayuda a menudo a no tener miedo, porque casi siempre se teme a lo desconocido y no tanto a lo conocido, aunque algo haya conocido que nos aterrorice. Pero yo mis dudas las remito a la respuesta que le escribo a Liliana. La auténtica garantia de que no es nocivo es que no exista ninguna búsqueda ni restricción en la distribución del aceite de girasol, porque si no es nocivo no hay necesidad de gastar dinero, medios y recursos en buscar algo que no tiene importancia, ¿no? esto es como el capítulo de Los Simpsons donde el dueño de la central nuclear contamina el río Springfield y hay un pez de tres ojos. Crea un gran escándalo y él lo envuelve en mentiras diciendo que son todo invenciones, que su central no es nociva y que ese pez es un producto de la naturalez, inocuo y muy sabroso si se come. Para convencer aún más inicia una campaña electoral que cerrará con una cena en casa de los Simpsons. Cuando llega la hora del segundo plato le sirven la cabeza del pescado de tres ojos. Su campaña acaba justo cuando come con reticencia el pescado y acaba escupiéndolo lejos de él... no podía tragarse sus propias mentiras. Pues esto lo mismo, si no es nocivo ¿porque por otro lado se retienen las partidas en almacen que no han llegado al comercio (y hay que recordar que algunas sí lo han hecho) y se buscan las botellas? Respuestas, quiero respuestas serias y creíbles de los organismos de consumo y del Ministro de Sanidad. Y creo que no soy el único. Un saludo, Bayadère.

Anónimo dijo...

triste es que pasen estas cosas, sobre todo cuando se juega con las cosas de comer

Pilar M Clares dijo...

Muy importante este post, ha sido una de las mayores injusticias sobre la ciudadanía. No añado nada, todo ha quedado dicho. Cabreo. Conocí a un afectado, inválido laboral con 30 años, no hay grito que clame sufiencientemente.
Un abrazo también para tu madre.

3'14 dijo...

Ya puedes tener cuidado en lo que consumes directamente, que si te lo meten por vía de otros productos o en un restaurante pillas igualmente. Además, estoy harta del lema: Lo barato sale caro. Si está en el mercado no debería ser nocivo para la salud. No todos disponemos de una economía que podamos permitirnos comprar "las mejores marcas" que ofrecen una garantía al 100%, ¿Que pasa, las marcas menos conocidas o más accesibles su garantía es dudosa???
Y yo me pregunto: ¿No debería ser obligado analizar cada producto antes de sacarlo al mercado? En el centro en el que trabajo tienen la obligación de separar muestras de todas las comidas que se sirven para analizarlas y así evitar (o conocer el origen) de posibles intoxicaciones alimenticias. Deberían endurecer y exigir mayor rigurosidad en las medidas de seguridad en las empresas.

Canichu, el espía del bar dijo...

HOICHI: si es que ya lo dice el refrán: con las cosas del comer no se juega. Es el dinero, que envilece. Un saludo abrazo.

PILAR M. CLARES: aquel episodio, junto a otros, fueron episodios no muy recordados hoy que fueron moldeando la sociedad de hoy día en sus conceptos de justicia desde 1975 a nuestras fechas. Yo lo recordé aquí por cuanto vi a mi madre lo mucho luchar contra algo que le afectó sin buscarlo. Nadie lo buscó. Fue injusto y tremendo. Un abrazo.

3'14: Eso opino yo. Si el precio es barato es cosa del comerciante, y su obligación es hacerlo llegar a los consumidores sin perjuicio a su salud. Un abrazo, y una cerveza acompañante.

Anna dijo...

Buen post, se nota que lo viviste de cerca, he conocido algun que otro caso de forma directa y no puedo añadir nada mas, ni mejor.