Nacarino era uno de los miembros del Partido Comunista de España (PCE) que tras la explosión del polvorín de Alcalá en 1947 fue usado como cabeza de turco por la dictadura de Franco (fueron fusiladas 8 personas inocentes y encarceladas, si no recuerdo mal, 80 más). Nacarino vivía hasta el año pasado, yo intenté conocerlo a través de Vadillo en sus dos o tres últimas semanas de vida, aunque no sabíamos que se estaba muriendo. No pudo ser. el libro de Brihuega, me dicen, es en realidad una recopilación de textos que escribió Nacarino y de transcripciones escritas de conversaciones grabadas. El libro, que regalaban en este acto, se podría completar con las memorias del afamado poeta comunista Marcos Ana y, sin duda, con un libro que se publicará el mes que viene (si no falla nada) de Julián Vadillo y Alejandro Remeseiro sobre la explosión del polvorín de Alcalá de Henares en 1947, del que, aunque reconozco que no soy autor (no he hecho tal tarea) me siento un poco parte de él, por cuanto entre finales de 2006 y principios de 2007 estuve recopilando la información en archivos sobre lo que la prensa exiliada y la clandestina dijeron al respecto de esos hechos. Me lo pidió el propio Vadillo como amigo y como favor. Yo estuve encantado e ilusionado de darle esa ayuda, como dije en su día en este blog. Y aunque no sea autor, sí que es cierto que me siento un poquito parte de él.
Sea como sea, y como Mauricio supongo que hablará en su blog de este acto de ayer, me gustaría decir un par de cosas sobre algo que vivencié ayer. Exactamente de lo que dijo López Garrido. Este es un político que ha hecho un gran servicio ideológico al PSOE, tras su abandono de Izquierda Unida. Normalmente me gusta como habla y y suelo estar bastante de acuerdo con lo que dice, no siempre del todo, pero sí muy de acuerdo. Ayer le conocí en persona cuando tras el acto fui a que Brihuega me firmara el libro, al estar al lado él, pues también se lo di a firmar e incluso estuvimos hablando, bajo la mirada de sus guardaespaldas, unos minutos. Hubo un par de cosas que no me terminaron de convencer ayer de su intervención. Así por ejemplo no se comprende porqué fue invitado cuando ni siquiera conocía el capítulo de Historia local del que fue protagonista Nacarino. Pero supongo que estamos en épocas electorales y copar la agenda de actos públicos es lo que manda.
De mi conversación privada con él me la reservo, aunque supongo que muy diplomáticamente me llamó calvo al inicio de la conversación, ya que dijo que me había estado observando porque le llamó la atención mi atención y juventud en estos actos, y aunque Vadillo, Mauricio, Alejandro Remeseiro y otras personas presentes son de mi edad, añadió que a mí me vio particularmente porque soy fácil de distinguir, mirando hacia mi cabeza... Pelo largo y entradas en la frente... Creo que me llamó o calvo o greñudo. Pero bueno, no se lo tomo a mal. Así conocí hace años a un buen amigo personal por la calle, Luís Martín, eso es otra historia. La dedicatoria suya en el libro me pareció bienintencionada, pero no muy sincera, ya que sin conocerme me llamaba "gran historiador", bueno, estoy licenciado en Historia, y he ayudado a algún amigo en alguna investigación, me gusta hablar de Historia y difundirla... pero historiador, historiador... tengo mis dudas. Gran historiador es Vadillo, u otro amigo, Pepper... yo soy otra cosa, me temo.
A lo que vamos. López Garrido hizo un discurso que demostraba haber preparado el tema a la vez que dejaba ver claramente que no conocía de antes el mismo, llegó a confesarlo de entrada. Incluso creía que Nacarino estaba vivo. tuvo un buen discurso, pero hubo al menos dos puntos que no me convencieron esta vez, por mucho que sus discursos me parecen de los mejores en la política española actual, le admiro en cierto modo en ese sentido. Por una parte habló del obligado 2 de Mayo de 1808 (se cumplen 200 años) haciendo una comparación con el comienzo de la guerra civil en 1936. Hay que salvar las distancias, pero en general discrepo en que aquel 2 de Mayo no fue el inicio de una guerra de independencia de todos los españoles unidos contra el invasor francés, como dijo y como se ve en las campañas publicitarias de televisión este año. Fue el inicio de una guerra así, a la par que el inicio de una guerra civil entre españoles que apoyaron la monarquía absoluta de Fernando VII y una monarquía constitucional de José I Bonaparte, aparte de aquella facción que defendió a Fernando VII pero con una constitución hecha en Cádiz en 1812, sin citar también el inicio de guerras en los territorios españoles en América por su propia independecia (todo empezó en esas fechas en Venezuela, con Miranda). Y si no ¿de qué iban a existir tras 1814 los españoles exiliados, los fusilados, los encarcelados y las guerras en América? Pero, por otra parte, también habló de las amnistías en la Transición (de fondo se sobreentendía que podría estar hablando de un futuro proceso de paz con ETA), citando que sólo la dictadura torturaba a los presos... cuando hay casos durante la actual Monarquía Parlamentaria que no quedan claros acerca de si hubo torturas en las comisarias de policía (hay casos denunciados por inmigrantes y por miembros de ETA, o bien el caso que ERC airea estos días sobre un joven de Terra Lliure muerto por una paliza policial en los finales 1970'). Del mismo modo, le era inevitable vender en clave electoral las excelencias de la Ley de Memoria Histórica, y la vendió como si ella fuese la que hizo posible el libro de Brihuega sobre Nacarino, cuando este hubiera salido con o sin esa ley. Dudo mucho que el gobierno haya dado dinero alguno para llevar a cabo tal recuperación... porque desde mi propia experiencia sé que no se da y que no hay más trabajo para los historiadores, sino menos o igual que antes... y al mismo precio: sin sueldo y sin contrato, todo por altruísmo y afán historiador y pedagógico.
Y sé que me prolongo mucho en este post, pero me parecía interesante comentarlo, tras haber comentado en otras ocasiones (no siempre) otros encuentros míos con personas muy reconocidas socialmente (como Rigoberta Menchú, por ejemplo). Al acabar el acto fui a tomar algo y acabé por la noche en La Vaca Flaca, no para trabajar, sino para beber. Allí había un tirador de arco y la productora de televisión. Hablábamos sobre López Garrido cuando se enzarzaron entre ellos en una discusión acerca de cual era la afinidad política del otro... cuando en realidad, creyéndose contrarios al discrepar entre ellos en algunas cosas, descubrieron que eran de un mismo partido de izquierdas. A lo que el chico apostilló para dar un poco de humor a tan cortante final de discusión que él, eso sí, no había comido conejo en Navidad aunque lo dijese el Ministro Solbes. Me pareció de una idioted total, porque sin ser yo del PSOE (ya he dicho de mi afinidad y simpatía por el anarquismo entendido al estilo del POUM o de García Oliver en los 1930', o sea con partido obrero participando desde dentro del sistema para cambiar el sistema) comprendía que Solbes (aunque creo que no fue exactamente él quien lo dijo) dijo una recomendación general por el costo de la vida en Navidad, y no una directiva de partido a obedecer como si esto fuera la Unión Soviética. Que ambos lo entendieran así al expresar que se habían negado a comer conejo en Navidad, me pareció que entendían muy mal a un partido al que decían sentirse afines. Aunque ambos no eran exactamente del PSOE. Sí que es cierto que el acusarse el uno al otro de contrario político hasta descubrir que eran del mismo partido no me invitó a nada más que a beber mi cerveza y hablar con el Vaquero y con Adrián (un rumano padre de familia de unos 40 años) sobre lo que Pink Floyd significaba de esperanza para los europeos del Este como himno no oficial de la caída del muro de Berlín en 1989.
En fin, que estamos casi a un mes de las elecciones... que la cerveza os acompañe.