El Título III de la Constitución española de 1978, que contiene a la vez tres capítulos con los artículos 66 a 93, trata "De las Cortes Generales", donde se constituye el gobierno y su organización, estando presente en este el Senado y sus funciones. El Título V, artículos 108 a 116, volverá sobre las funciones del Senado en tanto en cuanto las "Relaciones entre el gobierno y las Cortes Generales". El Título VII, artículos 128 a 136, volverá a hablar sobre el Senado en lo relativo a organizarnos en la "Economía y Hacienda". El Título VIII, con tres capítulos, artículos 137 a 158, tratará de la "Organización Territorial del Estado", donde los españoles decidimos organizarnos en Comunidades Autónomas. El Título IX, artículos 159 a 165, está dedicado a la constitución de un "Tribunal Constitucional", para garantizar el orden democrático en el que nos hemos constituido, este tribunal es una recuperación de uno análogo que existía en la Segunda República y anulado por la dictadura, el Tribunal de Garantías Constitucionales, nacido a la vez fijándose en el que existía en la Tercera República Francesa. A todo esto sumemos los artículos que recogen derechos fundamentales en torno a la mujer, el ser de izquierdas o los inmigrantes, como el artículo 6, el artículo 7, el artículo 9, el artículo 10, el artículo 11, el artículo 13, el artículo 14, el artículo16, el artículo 28, el artículo 41, el artículo 42 y otros varios que según los casos podrían verse afectados si tuviera implicadas su agresión cuestiones sexuales, étnicas, religiosas, ideológicas, de integridad física y/o jurídica, etcétera.
Total, más o menos directamente 84 artículos de una Constitución de 169, y cuatro Títulos, de una Constitución compuesta en diez Títulos, han sido señalados por el partido político de ultraderecha Vox para ser eliminados, pero según el actual líder del Partido Popular, Pablo Casado, Vox es constitucional y Podemos, no... Bien es cierto que Podemos ha declarado más de una vez que quieren que España sea una República, por lo que habría que cambiar la Constitución de 1978, pero Podemos no ha señalado la anulación de partes de la Constitución fundamentales para que exista una democracia, es más, juega acorde a las normas del juego de 1978, a pesar de que se queje de la misma. Por mucho que PP, PSOE y Ciudadanos digan que Podemos no es constitucionalista, lo cierto es que se comporta más constitucionalmente que ellos. Recordemos que PSOE y PP, aunque usando las normas recogidas en la Constitución, tuvieron una actuación de dudosa calidad democrática al no consultar a los ciudadanos para cambiar la Constitución a su antojo en 1992 (artículo 13) y en 2011 (artículo 135). Mientras que Ciudadanos tampoco se queda corto cada vez que se toca el tema autonomía frente a centralismo.
Hay que anotar algo que (hagamos la broma) es "vox populi" a fecha de hoy a menos de una semana de los resultados electorales de Andalucía, Vox ha ganado diputados en esa Comunidad Autónoma, siendo la primera en tener representantes de ultraderecha en España, aunque ya había varios municipios con concejales de ultraderecha desde hace un par de legislaturas. PSOE y Adelante Andalucía (donde se encuadran Podemos e IU) no suman lo suficiente para formar gobierno si los tres partidos de derechas con representación se unen (PP, Ciudadanos y Vox), aunque también es cierto que PSOE de Andalucía y Adelante Andalucía no se pueden ni ver entre sí.
Si atendemos a Vox, la mitad o más de la mitad de los artículos de la Constitución hay que eliminarlos, y casi la mitad de sus Títulos. Pero nada, que el PP dice que Vox son constitucionalistas.
El PP de Pablo Casado ha virado a una derecha más al descubierto en postulados de ultraderecha que anteriores líderes del PP no se atrevieron a mostrar tan a las claras. Mientras que el PP de Aznar llegó a condenar a la dictadura de Franco de manera formal, el de Pablo Casado se negaba a hacerlo en el Senado con motivo de la tramitación política de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos. Ha llegado a afirmar que hay que ilegalizar a los partidos comunistas. Su última frase es insinuar la ilegalización de Podemos por anticonstitucionalista, como guiño a Vox para gobernar en Andalucía, aunque algunos de los líderes del PP no vean tan claro esto de irse tan cerca a terreno de Vox. Vox por su parte ha culpado al PSOE de la guerra civil, dando una vuelta de tuerca de fragante falsificación de la Historia. Si hacemos caso al PP y a Vox sobre los males de la izquierda y la ilegalización de comunistas y socialistas en nombre de salvaguardar la Constitución, no sólo se estaría actuando contra el mismo orden constitucional de 1978, es que además se cometería el tremendo juego de falsedad teatral al ignorar que ese orden de 1978 contó con siete padres constitucionales portavoces de sus respectivos grupos políticos votados en 1977 por los españoles, y que de estos siete padres uno era del PSOE, otro era del PCE y otro era de Minoría Catalana (compuesta por ERC, PSC, CDC, UDC y EDC), este último fue gracias a que el PSOE cedió uno de los dos posibles que podía tener él mismo por los resultados electorales para que los nacionalistas también pudieran ayudar a confeccionar la nueva Constitución de una manera conveniente para todos. AP, partido que sería el fundamental para la coalición PP que se creó más tarde, sólo tenía un representante. O en otras palabras, de siete padres constitucionales, tres pertenecían a la izquierda y de esos tres, por visión de Estado, el PSOE cedió un puesto a los catalanistas. Otros tres eran políticos de centro y tan sólo uno era de derechas... y de una derecha (AP) fundada por ministros de Franco muy recientes, como fueron Arias Navarro y Fraga (ver
Noticia 1639ª, con foto incluida con ellos en esos años).
Es curioso el siempre usado argumento por la derecha de los últimos años acerca de que Podemos era ultraizquierda y que era vergonzoso que se gobernara con ellos, mientras ellos se autodefinían gentes de centro. Ahora está Vox presente y ya no parece que el extremismo les importe... el de derechas, claro. De hecho, hay quien del PP han dejado claro que serían bienvenidos los votos de Vox para lograr el gobierno de Andalucía. A pesar de las declaraciones de Vox sobre violaciones en grupo a una oponente de izquierda, mensajes homófobos, mensajes xenófobos y mensajes misóginos mezclados con todo tipo de mensajes contra el orden constitucional vigente. Del mismo modo que durante tantos años defendieron que debían ganar los partidos más votados, y que lo demás eran uniones de perdedores, poco menos que golpes de Estado. Yo más de una vez he razonado que la democracia es también el poder crear coaliciones y alianzas, pero en este momento, que sigo en el mismo sitio, toca tirar de las orejas a PP y a Ciudadanos, ya que han calentado la cabeza a muchos españoles contra todo ello pero ahora no parece que quieran que gobierne el partido más votado (PSOE) y que además ya no parece que vean mal que haya coaliciones o asociaciones y pactos de gobierno o de investidura, o como ellos dirían: una unión de perdedores para alcanzar el poder a toda costa, ¿no es así como ellos se expresaban? ¿Se darán cuenta ahora los votantes de derechas de las falsedades argumentales de sus líderes? No querrán ni pensarlas. Porque otra falsedad era decir que los tripartitos (hasta ahora dados por partidos de izquierda y cercanos) eran lo peor de lo peor para un gobierno... pero ellos plantean en Andalucía un tripartito: PP, Ciudadanos y Vox. ¿Es que un tripartito no era lo peor de lo peor para gobernar? ¿Es que quieren lo peor de lo peor para Andalucía? Y si no es lo peor de lo peor, ¿no debieran reconocer honestamente que han mentido, manipulado y tergiversado en una infinidad de ocasiones a lo largo de estos años?
En todo caso, el argumentario de Pablo Casado desde que se hizo con la dirección del PP este verano ha sido: refugio en el rey (decía que digamos "viva el rey" en todos los actos de nuestra vida), refugio en la bandera como emblema y símbolo nacional (que colguemos banderas en nuestras ventanas y balcones, decía), y el peligro comunista e independentista como disolventes de la identidad española, por consiguiente del pueblo español. ¿No os suena? Un pueblo, una nación, un líder. ¿No os suena este discurso?
Vox ha llegado hasta donde ha llegado por muchas razones, incluidos los errores de la izquierda española tan ensimismada en sí misma como partidos que se han olvidado de las aspiraciones de los que creen en la izquierda para poder avanzar en sus vidas y como sociedad, pero no olvidemos que los ambientes han sido caldeados también por los que no son de izquierdas. Vox lleva muchos años en la vida española, pero ha levantado vuelo ahora, coincidiendo con el calentamiento general a la derecha del PP, un PP rechazado por su propia corrupción y que pudo ser fagocitado por Ciudadanos. ¿Vox avivado para frenar el ascenso de Ciudadanos y acomodar más levemente el batacazo del PP? El periodismo también ha jugado un papel en todo esto como generadores de opinión, no lo olvidemos. Muchos noticiarios no eran noticiarios, eran otra cosa. Sólo hay que analizar sus formatos, sus contenidos y sus anuncios. ¿Quiénes eran Vox antes de su encuentro en Vistalegre tan mostrado por televisiones y prensa escrita? Cuatro gatos que maullaban y uno de ellos, tuerto. Ahora encumbrados con doce diputados en Andalucía tienen un acceso a ingresos y a publicidad de sus actos que puede hacer que crezcan más.
Luego tenemos el mal digerir de la derecha de un gobierno de la izquierda. Vamos a obviar que en 1923 las Juntas Militares dieron un golpe de Estado en favor de Miguel Primo de Rivera con la excusa de salvaguardar España de los republicanos y los socialistas, obviemos las elecciones de 1933 cuando el Partido Radical y la CEDA frenaron y trataron de revertir todas las reformas puestas en marcha por la izquierda desde 1931, lo que llevó a la huelga de 1934 y la posterior ilegalización de toda ella por parte de ese gobierno de derechas, obviemos lo mal que se digirió la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936 y el golpe de Estado derivado en guerra civil y dictadura en 1936. Pensemos en el nerviosismo de 1976-1978 donde grupos de ultraderecha y hasta la policía disparaban contra obreros, abogados y estudiantes. Pensemos que Adolfo Suárez fue mal visto por la derecha cuando legalizó al PCE, aprobó el divorcio, creó las autonomías... Fue forzado a su dimisión en 1981, se hizo cargo del gobierno Calvo Sotelo y se trató de dar otro golpe de Estado el 23 de febrero de 1981, se dice ahora que por el terrorismo de ETA, pero en realidad tenía peso el avance más que evidente de un posible gobierno de izquierdas. Luego el gobierno del PSOE de 1982 a 1996 fue tratado por AP primero, y por PP después, como si fuera un gobierno antidemocrático por su larga duración por ser elegido siempre en las urnas. Como este argumento no funcionaba, se le acusó al presidente de estar detrás de los terroristas del GAL. Estaban ministros y gente de los cuerpos de seguridad del Estado, algunos provenientes de las estructuras de la dictadura que se dedicaron a la misma guerra sucia. Como sea, cuando el PP ganó las elecciones en 1996 se dijo que en ese momento sí había terminado al fin la Transición y al fin había democracia, simplemente porque ya gobernaban ellos. Revisad hemeroteca y comprobadlo, no me invento nada. Cuando el PP perdió las elecciones en 2004, a pesar de que fue en las circunstancias delicadas del atentado del 11M, había varias encuestas que apuntaban a que podía ocurrir esa derrota, pero ellos estuvieron varios años sosteniendo la idea de que era un golpe de Estado encubierto del PSOE, un complot, que si no fue Al-Qaeda, que si fue ETA en connivencia con la izquierda. Revisad hemeroteca. En 2008 empezaron a dejar de usar ese argumento, pero tras recuperar el gobierno en 2011, acusaban de golpistas y comunistas a todo el 15M, a Podemos y a decir que el PSOE estaba detrás, por golpistas ¿...? Revisad hemeroteca. Cuando al gobierno Rajoy comenzaron a sacarle casos de corrupción, dijeron que era un complot, que era el PSOE, y cuando en 2015 fue imposible formar gobierno, de nuevo que si anticonstitucionales y golpistas, socialistas, etcétera como acusaciones contra Podemos y PSOE. Y llegando a este 2018, con la moción de censura del PSOE y el acceso al poder de estos, se vuelve al argumento de siempre: golpe de Estado, dictadura, etcétera... como si una moción de censura no fuera algo constitucional y una herramienta de la democracia. Se alentó la idea de que a Pedro Sánchez no lo votaron, cuando en realidad todos y cada uno de los miembros de las Cámaras de representación del gobierno han salido de los votos de los ciudadanos. No se vota a presidentes, se vota a partidos y listas. El Rey elige al presidente de entre el que le proponen las Cortes, son las Cortes quienes votan al presidente. Todo estaba en orden. Pero se ha alimentado y se alimenta esa visión de golpismo cuando gobierna la izquierda... y el remate vino este otoño cuando Pablo Casado en una sesión de control al gobierno acusó al PSOE de ser cómplice de un supuesto golpe de Estado en Cataluña por parte de los independentistas. Resumen: si no gobierna el PP y gobierna la izquierda es antidemocrático dentro de las ideas que lanzan a los ciudadanos la derecha española. El PP y Ciudadanos han jugado con fuego con estos argumentos, y los ciudadanos ante esto, quizá les resulta más fácil irse al original que defiende estas ideas desde siempre: aquellos que nunca negaron su pertenencia a ultraderecha.
No es anecdótico que por lo general una gran parte de la derecha española siga usando viejos términos para el periodo histórico de la guerra civil y la dictadura de Franco, a pesar de las recomendaciones de los historiadores y analistas políticos. Siguen denominando bando nacional al golpista de Mola, Franco y Goded, y "Rojo" al bando republicano, leal al gobierno y la Constitución establecidos. Realmente todos luchaban por España, aunque con una idea diferente para ella. Tampoco era la misma la idea de la nación, ni la propaganda que hacían de ella y de su Historia. Del mismo modo que no todos los republicanos eran "rojos" (término inicialmente peyorativo hacia los comunistas), porque había tal variedad de opciones políticas y sociales en la República que esa denominación, aparte de peyorativa, es falsa. Desde republicanos leales al gobierno siendo de derechas a sindicalistas anarquistas, los había de todas las ideas. No eran todos comunistas. Pero la denominación "rojo" por parte de los golpistas era fácil de extender dados los acontecimientos bélicos y dado un cierto lenguaje agresivo importado de la Alemania nazi y la Italia fascista para identificar enemigos en un
"o todo o nada, o conmigo o contra mí". Baste repasar las leyes de Burgos del momento o los textos de los diferentes grupos golpistas (no eran unitarios, tampoco: borbónicos alfonsinos, borbónicos juanistas, borbónicos carlistas, falangistas, pronazis, cedistas, liberales, católicos, franquistas...). Era parte de una forma de propagar ideas o emociones en la época, tal como se estaba haciendo en Centroeuropa, propaganda que había conocido bien el asesinado Calvo Sotelo o el cuñado de Franco, Serrano Suñer. En esa propaganda se alimentó la idea de que la "Cruzada" (término reutilizado junto al de "Reconquista" por Vox actualmente) se libraba contra los "rojos" porque suponían además una invasión extranjera a España (los soviéticos, que ayudaban a la República). Esta idea se prolongó durante la dictadura con las leyes de censura, muy interesante leer sus textos y los informes de censura guardados en los archivos. Incluso las formas políticas francesas y estadounidenses eran consideradas antiespañolas e invasoras. Dado que la República no se cerraba públicamente a un espíritu internacional, el bando franquista optó por autodenominarse "los nacionales", como defensores de la nación y apoyándose en las ideas de que España sola se defendía como nación. No era tanto así, si a la República la apoyó la URSS y México y algunas gentes de Francia y Estados Unidos, a Franco le apoyaron Alemania, Italia, Portugal, Vaticano y Marruecos, y posteriormente le echó otra mano Argentina acabada la guerra. El bando nacional no era tan nacional, y el bando republicano no era tan todos rojos, en esto último es clásico citar ya a los democristianos del Partido Nacionalista Vasco. Pero esa propaganda caló incluso en la época, y aunque durante la guerra los republicanos también sostenían defender la nación, ellos usaron también de este término de "nacionales" aunque ellos se llamaban los "leales" y no los "rojos", un error para el largo plazo, pues aún dura en las mentes lo de "nacionales" para unos y no lo de "leales" para otros, sino lo de "rojos". Seguimos pues dentro de esa propaganda, tan efectiva, parece ser, tras más de ochenta años.
PP y Ciudadanos votaron en marzo (aún con el PP en el gobierno) en la Mesa del Congreso para vetar la reforma de la Ley de Memoria Histórica, por lo que no se pudo avanzar en la localización, identificación y exhumación de cien mil personas ejecutadas por el franquismo entre la guerra y la dictadura. En noviembre, ya con el PSOE en el gobierno, PP y Ciudadanos se abstuvieron en el Senado en la ley para exhumar los restos de Franco y de José Antonio Primo de Rivera del Valle de los Caídos. El PP fue más allá, sugirió, una vez más, que se deberían prohibir los partidos comunistas en España. Luego trató de suavizarlo en días posteriores, aunque no tenía arreglo aquellas frases, menos cuando, ante los resultados electorales en Andalucía, volvieron sobre la misma idea sugerida, nunca afirmada directamente, como guiño a Vox. Vox, entretanto, negaba que el franquismo hubiera sido una dictadura, y culpaba al PSOE de la guerra. Abascal, líder de Vox, sostenía sobre la Ley de Memoria Histórica que:
«Las leyes
totalitarias que dicen a los españoles lo que pensar sobre el pasado son
injustas. La única doctrina que tenemos sobre la historia es la de la
libertad», por lo que aspira a eliminarla. Aunque claro está, la libertad, tal como escribía el periodista conservador y católico Manuel Fernández Areal en su libro
La libertad de prensa en España, la libertad había cambiado como sujeto a entender y se debía entender en el sentido que la entendiese el gobierno. Tal libro se escribió en 1968, fue secuestrado por el gobierno de Franco y censurado, no se publicó hasta 1971 y no sin que antes tal periodista pasara por varios tribunales por publicaciones como esta y en su periódico. Fernández Areal dejaba claro que la libertad tal como la entendía la ultraderecha era una farsa, no existía. Lo que le aconteció lo demostró. Sin embargo, Pablo Casado, líder del PP actual, se apresuró a defender una idea que lleva defendiendo y urdiendo hace meses: eliminar la Ley de Memoria Histórica si llega a gobernar, para sustituirla por otra que se llamaría Ley de Conciliación. Con eso quedaría paralizada toda eliminación de la exaltación del franquismo, como son los nombres de los callejeros, el mausoleo de Franco o las diversas cruces de los caídos que abundan por España ensalzando a los muertos franquistas durante la guerra cuyos nombres se repiten a veces como asesinados en diversas poblaciones a la vez (curioso esto de poder ser matado varias veces, pero es que resultaba que el franquismo daba aportaciones económicas y trabajos a las familias de estas personas, cuantas más veces estuviera en una placa su nombre, más oportunidades de recibir dinero, en una España muy necesitada y donde la clase media católica salió de la guerra arruinada y habiendo ganado tan sólo miseria y rencor a "los rojos"). Quedarían también paradas las ayudas para exhumar represaliados republicanos enterrados en cunetas y sin identificar, cosa que ya de por sí hizo el gobierno Rajoy y que sólo se pudo continuar por la pervivencia de la ley y el dinero de asociaciones y particulares. Casado se excusa en la idea de que desde 1977/1978 se había dado ya oportunidades y dinero para hacer esto, pero es un argumento falso. Partimos de la idea del miedo de los familiares a remover el pasado teniendo tan cerca la dictadura y al 23F en 1981. Partimos de que si incluso hoy día no sabemos muy bien dónde está cada uno enterrado, menos entonces, faltan medios y faltaban más entonces. Partimos de que se pedían una serie de documentos para acceder a ayudas que no existían bien porque por miedo a la represión se destruyeran, bien porque al entrar los franquistas en los municipios quemaran archivos y ejecutaran archiveros (ocurrió), bien porque son documentos clasificados que no se pueden consultar, bien porque los procesos sumarísimos se hacían sin garantías jurídicas y en bloques de personas, bien porque hubo ejecuciones extrajudiciales, etcétera. Además, los represaliados franquistas fueron localizados, identificados, exhumados y enterrados dignamente entre 1939 y los siguientes años 1940 más cercanos. Mientras que los represaliados republicanos a fecha de 2018 siguen esperando en su gran mayoría todo eso. ¿Puede haber conciliación sin reparación? ¿Y puede haber reparación sin memoria de lo que hay que reparar? Pero de esto ya hablé en
Noticia 1815ª: "Franco saldrá de la tumba", título que escribí con sentido del humor negro y que no parece equivocado en la realidad que iba a ocurrir entre la derecha española.
Pero no nos perdamos mucho. La crisis ha arramplado con trabajos, condiciones de trabajo y sueldos. No se ha dado soluciones a todo esto. El PP de Rajoy comenzó en 2012 una serie de reformas y recortes muy duras, hizo retroceder el Estado del Bienestar en España. La gente buscó amparo en la izquierda nueva, pero apareció Podemos, se presentó a sí mismo como heredero de la protesta del 15M, no siendo exactamente así, y luego se enredó en su propia burocracia y movimientos confederales, en una España no acostumbrada a lo que es una confederación. Por no hablar de las salidas de tono de algunos líderes de Podemos o de los aparentes saltos en las normas de juego en sus propios procesos internos. No hubo satisfacción a las necesidades de la gente. La gente se fijó en Ciudadanos, un partido ultraliberal y nacionalista (nacionalismo español). El PP, muy corrupto y con sus familias liberales, democristianas y ultraliberales en pelea interna, iba perdiendo fuelle, aunque se veía fuerte a sí mismo en intención de voto. El PSOE se encuentra entregadísimo a la causa liberal dictada por la Unión Europea, y no a su ideal socialdemócrata y su Historia. Mucha gente reconoce en el PSOE el mal de sus males. Si en algún momento se pudo recuperar, puede que fuese justo tras la moción de censura. En todo caso, mantener a Susana Díaz en Andalucía fue un tanto quijotesco, ya que aunque entre los andaluces con carnet de PSOE cosecha votos, ¿cómo no vieron que entre los simpatizantes sin carnet iba a la baja desde que en 2017 trató de apear a Pedro Sánchez vía golpe de efecto cainita en el partido?
Mientras PSOE y Podemos y sus coaliciones van a la baja o se defienden en algunas zonas, incapaces de dar las respuestas reales que se esperan de ellos, tal como el Partido Socialista de Portugal sí ha logrado hacerlo en su tierra desoyendo las recomendaciones liberales de Alemania, la derecha se dividía, pero crecía. Se inflaba Ciudadanos, se desinflaba PP, pero juntos crecían. Por medio: el asunto catalán, donde a los democristianos catalanes les salió los republicanos burgueses y los socialistas nacionalistas. Y lo de Cataluña ha tenido que hacer tomar posturas incómodas para todos. Y de este modo crecieron los ataques a la izquierda y al gobierno de izquierdas con total irresponsabilidad política, como pirómanos... y al llevar los argumentos al extremo y la acusación, los pequeños partidos de extrema derecha se alimentaron de rebote. De repente, los argumentos de Vox contra los inmigrantes cobraron sentido para algunos en su miseria laboral. De repente, los intentos de cambio social de la izquierda, por ejemplo en el mundo femenino, creó una reacción ultra en la derecha no sólo negando realidades, sino atacando a quienes querían cambios. De repente el Senado sobra... ¡Un momento! Yo advertí montones de veces a quienes me quisieron oír sobre este tema de que ir contra el Senado era atacar la democracia... vaya... parece que hoy muchos de los que me llevaban la contraria, ven como realmente los politólogos reafirman que la ultraderecha ataca al Senado. Y es que no lo olvidemos: irresponsablemente durante el 15M hubo quienes alimentaron en las asambleas populares la nada meditada idea de acabar con el Senado bajo la excusa de que eran muchos cargos políticos que mantener o que no servía para nada. El Senado quizá necesita reforma, pero no debe desaparecer. Desde la Revolución Francesa del siglo XVIII el Senado fue ideado como un contrapoder al Congreso para que las leyes que se elaboran puedan ser moldeadas por todos los partidos, o al menos los principales, y por los territorios, garantizando así un gobierno y administración plural del Estado y no monopolizada por un sólo partido o por el gobierno ministerial mismo.
Y luego tenemos el asunto del Tribunal Constitucional. Si hay interés en eliminar este tribunal es porque no interesa que se controle la calidad constitucional y democrática de las decisiones que se tomen en el acto de gobernar.
Así llegamos a este cuarenta aniversario constitucional, cosechando más anomalías de las ya cosechadas desde 2011, con cosas no vistas antes en el orden español. Dicen algunos periodistas y políticos que la llegada de Vox al poder andaluz responde a la llegada de la ultraderecha a otros lugares de la Unión Europea y Estados Unidos. Una vez más: una visión ciega que busca el amparo en donde no lo hay. Lo que pase en Baviera, poco importa al votante de calle en Almería. Lo que pase en Ohio poco importa en Écija. El que ha votado en El Ejido, no ha votado pensando en el orden constitucional en Palafrugell. Me atrevería a decir todo esto. Y en todo caso, estos periodistas y políticos, ¿qué nos vienen a decir con ese argumento? ¿Ya somos europeos?
Pienso también en la gran crisis del sistema. Los partidos políticos no responden a las necesidades inmediatas de los ciudadanos y se enzarzan entre ellos, a menudo por cuestiones de orden interno ideológico. El asunto catalán monopoliza todas las agendas, mientras que las agendas de los ciudadanos es salir adelante con escasez de trabajo y sueldo. La corrupción ha llenado de cáncer todas las instituciones públicas y privadas. La justicia reconoce culpables, pero no les aplica las sentencias que se esperan. No sólo políticos y banqueros se ven libres o casi libres, se puede ver a grupos de violadores caminar por las calles sin problema tras pasar por los tribunales, y se ve cómo los bancos son culpables de prácticas abusivas pero se condena a la víctima a seguir pagando el dinero de la práctica abusiva. PP y PSOE parecen pelearse entre sí en nombre de los intereses de los ciudadanos, pero a la hora de la verdad en los temas clave siempre pactan bajo la mesa como en los peores tiempos del turnismo de partidos en los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII. Monarquía y sindicatos también están señalados con el dedo de haber metido la mano donde no se debe meter la mano. La prensa tergiversa y da medias verdades, cuando no: censura, y es señalada por entidades internacionales como una prensa poco fiable. Humoristas y cantantes perseguidos por los jueces tras ser señalados por ciudadanos o por la Iglesia sin respeto a la libertad de expresión mientras hay una aparente impunidad de auténticos delitos. Una banca rescatada con dinero público que no devolverá mientras faltan recursos en Sanidad, Educación, transporte, pueblos y familias. El sistema, en fin, está muy agotado. ¿Alguien creía de verdad que no pasaría factura nunca, que la resistencia democrática era eterna? ¿Es que los políticos españoles no pasean por los bares de barrio? ¿En qué universo paralelo viven?
¿Hemos llegado al punto en el que media España debe acusar a la otra media? ¿Media España ha de helar el corazón a la otra mitad, como escribió Antonio Machado?
Y aún así, tengo que recordar que los doce diputados de Vox se deben a un sistema electoral que los ha premiado. Con otra forma de contabilizar los votos de un modo más justo, no hubieran llegado a tanto. La alta abstención, auténtica ganadora de las elecciones andaluzas, es lo que ha elevado su proporción de escaños. Y eso me da esperanza. Cuatrocientos mil votantes andaluces de Vox de entre ocho millones cuatrocientos nueve mil andaluces, son pocos andaluces. Bastantes, pero pocos. La gente está hastiada y no ha votado, no ha encontrado opciones... y han sido más los que han preferido no votar que votar a la extrema derecha. No. No tienen tantos apoyos como aparentan. El peligro no está en sus votos, si no en la utilización mediática de estos, y en el uso interesado que puedan tener PP y Ciudadanos de los diputados de Vox y la asunción de argumentos similares a los de Vox creyendo ir así en la dirección correcta de sus simpatizantes de derechas. ¿Dónde queda su autoproclamado centro político, que poco de centro tenía?
Pensemos además en la comparativa de la llamada extrema izquierda y la llamada extrema derecha. Mientras unos hablan de referéndums, de sueldo mínimo, de igualdad de género, de derechos civiles varios, de la República e incluso de federación, de construcción transversal del poder, de limitaciones y control a la banca, etcétera, otros hablan de reconquista de España, de expulsión de inmigrantes, de eliminación de derechos adquiridos por los homosexuales, de eliminación de instituciones democráticas como son las autonomías, el Senado y el Tribunal Constitucional, de eliminación de partes sustanciales de las leyes en torno a la mujer de estos últimos años, de centralización del poder, de jerarquización vertical del poder o de reforzamiento de la banca. Dentro de estos dos parámetros alejados entre sí muy mucho, están estos cuarenta años de Constitución que celebramos estos días con dos reyes, uno en activo y otro emérito.
Quiero fijarme hoy en el artículo 18:
1. Se garantiza el derecho al honor, a la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
2. El domicilio es inviolable. Ninguna entrada
o registro podrá hacerse en él sin consentimiento del titular o resolución
judicial, salvo en caso de flagrante delito.
3. Se garantiza el secreto de las
comunicaciones y, en especial, de las postales, telegráficas y telefónicas,
salvo resolución judicial.
4. La ley limitará el uso de la informática
para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los
ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.
Sólo ya con el artículo 18.1 tenemos mucho que reflexionar cuando estamos entrando por las puertas en las que todos los partidos políticos del Parlamento actual han votado a favor de que el gobierno pueda espiar todas nuestras consultas informativas públicas por Internet, y nuestras publicaciones, a fin de mandarnos a nuestros teléfonos móviles propaganda electoral acorde con nuestra tendencia política. El secreto de la opción política, también recogido como derecho constitucional, queda en entredicho. El de la intimidad queda vulnerado. El artículo 18.4 queda ninguneado. El 18.3, ignorado. El 18.2, en forma metafórica, obviado como algo volátil. Y a todo esto, esa recogida por parte del gobierno, al margen de que al personalizarte la información política a recibir, impidiendo o dificultando su contraste o su ampliación de forma tan automática como la que se propone, esa recogida de datos, digo, sobre tus afinidades políticas y tus intereses sociales, hace que el gobierno nos tenga expedientados según nuestras ideas políticas, y eso, que se presenta hoy como algo aparentemente inofensivo para mandar publicidad política, es en realidad algo suma y seriamente peligroso, más aún cuando uno de los grandes partidos de la oposición, PP, se plantea ilegalizar partidos "rojos", intuyo que también sindicatos y asociaciones que no sean dóciles, y más aún cuando partidos como Vox van en ascenso patrimonializando una idea identitaria de España que no cuadra con la idea de España de sus oponentes.
Cuarenta años de Constitución. Hasta el rey Felipe VI habla de su
reforma. Pero el problema es de sistema y parece que empieza a ser de
sociedad por falta de respuestas.
Saludos y que la cerveza os acompañe.