Las fiestas de Alcalá de Henares empezaron el pasado viernes. Particularmente soy de los que disfrutan estas fiestas. Siempre lo he dicho. Además participo de aquello que me gusta y me interesa. Este año, lamentablemente, no puede ser. Casi no puede ser. Por un lado trabajo, por otro lado mi sueldo es muy bajo, menor aún que el mes anterior, porque parece ser que la gente de recursos humanos deben hacer una rectificación en el tramo del IRPF, por lo que me descontarán un porcentaje mayor y habré trabajado agosto por apenas unos 990 euros, calculo, lo sabré el jueves 31 (ver Noticia 2248ª). Además, el sueldo de julio se fue íntegro a pagar una obra de emergencia que tuve que hacer con mis cañerías, y como venía de un periodo de paro con muy escasos ingresos y tirando de ahorros, es como si no hubiera tenido sueldo, sigo tirando de ahorros. Soy de esas personas que aún trabajando viven en lo que en España se considera umbral de la pobreza, y ahora también de estos que un imprevisto arrasa la economía personal, sin que el sueldo dé para cubrirlo. El sueldo que cobre esta semana aún tendrá que pagar una parte... y a todo esto, a finales de septiembre se acabará el trabajo y volveré al desempleo. Así que no, no puedo estar en esas fiestas ni para gastar lo mínimo. Como mucho he ido al pregón y he paseado en la mañana del domingo haciendo fotos de la Alcalá tras su primera noche de fiestas. Pero es que como movieron hace años el inicio de fiestas a sábado, me resta incluso posibilidades de ir a otras cosas gratuitas, pues por ejemplo un concierto de Los Personajes fue programado en la noche del domingo y el lunes hay que madrugar. Como mucho puedo hacer un esfuerzo para los fuegos artificiales del próximo domingo, pero es todo... fatal. No, no son unas fiestas pensadas para todos.
Mi economía está fatal. De hecho. Casi el agosto completo lo he pasado en casa o por mi barrio, como mucho visitando al cantautor y amigo personal Juan Izardui y su familia. Ofrecí a algunas amistades cocinarles en mi casa, pero no ha venido nadie, las vacaciones, los calores... Y que es verdad que no es lo mismo tener dinero para ir de terrazas, que salir de una casa para meterte en otra en pleno agosto.
No es un verano fácil.
Zapatero, cuando hizo la reforma laboral de 2010, que era la base para la de Rajoy de 2012, por eso yo me manifesté en contra (Noticia 835ª y Noticia 836ª), pero que seguía la lógica de un giro conservador del PSOE en 2008 (Noticia 419ª), tras una legislatura de 2004-2008 llena de muy buenas políticas de derechos sociales, pues Zapatero ya lo dijo en su día, por muchas reformas laborales que se hagan lo que se necesitaba en España es que hubiera toda una revolución en la forma de pensar de los empresarios españoles en la cual no vieran a los trabajadores como alguien que les engaña, o como herramientas a través de las cuales ganar dinero a costa de reducir la máximo sus sueldos y a la vez exigirles el máximo de conocimientos y de productividad. Esta idea la retomó el PSOE y Unidas Podemos tras aprobar la reforma laboral de 2022. Al final son los empresarios los que crean los contratos y los que ofertan las condiciones de trabajo y los sueldos. Creo que en mi sector y en mi actual trabajo se hace más que evidente la necesidad de pagar de manera justa el trabajo y la especialización del mismo. Especialización que si no se tiene el cliente no contrata a la empresa. Especialización que se requiere, pero que no se está pagando, no se está reflejando en el salario.
La cosa es que llevo sin viajar de vacaciones desde 2012 y este año ni siquiera puedo disfrutar de las fiestas. Apenas reducido a mi casa y mi barrio... y eso trabajando. En fin, saludos y que la cerveza os acompañe.
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