sábado, agosto 26, 2023

NOTICIA 2253ª DESDE EL BAR: RUBIALES NOS TOCA A NOSOTROS

 Hace años, muchos, que no sigo el fútbol. He visto algún partido porque estaba sentado en la barra de un bar, o, más atrás, por haber quedado con unos amigos que querían ver la final de algo, pero en general hace años que no veo fútbol. Sé lo que ocurre porque leo prensa, veo telediarios y escucho la radio, pero no lo sigo. No es la primera vez que lo digo, de los deportes yo lo que sigo son las competiciones olímpicas cada cuatro años, el año que viene toca, y sí, este año me dio por seguir algunas pruebas de los mundiales de atletismo y balonmano. Por cierto, quedaron eclipsadas no por el escándalo del presidente de la Federación de Fútbol, Rubiales, aunque evidentemente con posterioridad esto sí ha sido así, quedaron eclipsadas por un excesivo foco de atención en el fútbol, en este caso el femenino. El fútbol femenino hace años que la prensa económica lo tiene en el foco, porque cada vez vende más camisetas y mueve más patrocinadores. Si no hubiera este factor económico es dudoso todo esto que se dice de si la sociedad está avanzando hacia la igualdad. Los telediarios y periódicos nunca han tenido problema de informar de aquello que creían que debían informar, y los deportes femeninos se transmitían al menos en TeleDeporte, así que si no han informado y si no han puesto los focos hacia él y luego hacia otros deportes femeninos habría que hacerse más preguntas que sólo las referentes a Rubiales. No es mera anécdota aquello que nada más ganar la segunda medalla de oro en atletismo, María Pérez le contestaba a un periodista de la SER que le preguntaba por los logros del deporte femenino y su reconocimiento, ella dijo que cuando ganó la primera nadie le puso atención, se fue a su hotel y vio la final de fútbol femenino y la victoria española. Ponía así un foco de atención y un tirón de orejas de múltiples lecturas sobre de qué se está hablando realmente o porqué importa esto o aquello realmente y no lo otro.

Ciertamente antes de esa final de fútbol varias personas me hablaron de ella y les dije que yo no sigo fútbol. Gasté bromas sobre fútbol y fui recriminado alguna vez porque decían que era una final de un mundial, el de las mujeres, y había que verlo. Casi parecía haber insinuaciones de acusación de machismo si no lo veía, pero la cosa es que ni veo el masculino ni veo el femenino. No es el sexo, es que no sigo el fútbol. Todo sea dicho de paso, aquel día estaba tomando un aperitivo en el bar de debajo de mi casa sin darme cuenta de que el partido era a esa hora. Yo estaba a lo mío rodeado de personas que a la vez que hablaban de igualdad, las animaban llamándolas "chicas", "niñas", "guapas"... Cuando acabé mi aperitivo me fui. Había mucha gente. La cosa es que cuando días más tarde las jugadoras fueron recibidas por el presidente del gobierno la Cadena SER que no paraba de hablar contra el machismo de Rubiales, dijo que ellas estaban "radiantes", vamos, que lo principal era que eran guapas y estaban muy guapas. Y la cosa es que las cosas se han tensado mucho estos días por la patanería de Rubiales, pero hay que entender las formas de ser de cada cual y saber cuando realmente no hay maldad alguna al hablar, del mismo modo que hay que darse cuenta que si te transformas en paladín de la igualdad y censor de la más mínima cosa, luego a ti te pueden mirar con lupa también. Seamos sinceros, si nos fijamos en mucho del humor y comentarios de la televisión de mujeres hacia hombres más o menos atractivos, o bien que no cumplen con cánones de belleza masculina, la cosa no cambia, y no pasa nada. 

Pero no escribo esto como defensa de Rubiales, ni de gañanismo alguno. La cosa es que entre las muchas cosas que se han dicho esta semana sobre el beso de Rubiales a Jennifer Hermoso, el cual era indeseado y se ejerció desde un jefe a una subordinada, se han usado algunos argumentos que eran equivocados, que podrían incurrir en el discurso único y podrían empezar una forma de pensar no muy acorde con la libertad de expresión, pero pese a eso es cierto que aunque algunos argumentos no me parece que deban ser secundados, el fondo, el abuso de Rubiales sobre la jugadora, es algo a condenar y a reprobar. Entre los argumentos citados hubo uno reiterado en la radio y en la televisión sobre que los hombres debían hacer explícito su rechazo a lo hecho por Rubiales o de no ser así es que hay complicidad. Se referían también a los hombres anónimos de España en las redes sociales o en sus vidas. Yo estoy totalmente en contra de lo ocurrido y lo condeno, pero esos argumentos de tratar de obligarme a decir tal o cual o si no soy el enemigo, no es un argumento democrático ni de libertad. Yo ahora escribo aquí que soy contrario, que lo condeno, pero hace unos días dije que no tengo porqué escribir en mis redes sociales lo que me digan que debo escribir. Puedo escribirlo o no, pero debe ser porque yo lo considero así en el uso de mi libertad. ¿Qué ha ocurrido para que hoy lo escriba?

Ha ocurrido que ayer cuando Rubiales tuvo la oportunidad de pedir perdón e irse, decidió hacer un acto totalmente más bochornoso que todo lo hecho hasta ahora si cabía. No sólo no dimitía, sino que se consideró víctima y culpabilizó a Jennifer Hermoso del beso, así como a la izquierda de Sumar, pues sólo citó a políticas y políticos de Sumar. Fue arropado por los aplausos de múltiples miembros de la Federación de Fútbol, lo que demuestra que era falso aquello de que este mundial ayudaba en la igualdad, lo que les movía y les mueve es la oportunidad de negocio, en ellos no cambia nada y aplauden a quien considera que les representa en su forma de ver la vida. Porque lo que hizo Rubiales, aparte de una defensa personal, fue defender una forma de ver la vida que en los últimos años no tiene problemas en mostrarse incluso superior de manera pública. Hay periodistas que lo achacan a Vox, pero lo cierto es que Vox sólo refleja una forma de pensar, la que acusa de "falso feminismo" a aquel que creen que atenta contra sus valores o la forma de vida que hasta ahora han llevado. Expresión que también usó en algún momento gente del PP. Pero sería iluso pensar que sólo es un problema de la derecha, también hay gente de PSOE que habla de feminismos que son y que no son, me refiero a gente normal y corriente, de a pie. Son muchas horas de bar y relaciones sociales con todo tipo de personas y de edades, sé lo que me digo. Aquello de que Podemos o Sumar son "populistas", esas acusaciones nacidas en 2015, son la madre de lo que ahora hay potenciado por mil. Lo de Rubiales ayer es una flor de esa semilla. ¿Que por qué crece la intolerancia o las opciones más intransigentes? Porque a la gente se le ha lanzado reforzamientos de ideas básicas que en buena parte algunos tenían pero no desarrolladas, pero en absoluto ha importado nada hacer ejercicios de afianzar ideas en las personas no porque tú se las lances, sino porque ellos las desarrollen solos, con lecturas, con educación, con debates realmente reflexionados y no de acusaciones... Algo que lleva años. Años que se han ido perdiendo al mismo ritmo que se ha ido perdiendo la presencia de lo humanístico en las enseñanzas... y en la televisión.

Yo condeno a Rubiales porque ahora mismo, a fecha de ayer, tras lo que sumó de oprobio a su acto ya de por sí deplorable, probablemente sea necesario que si se tiene medio para decirle no estamos contigo, se haga, porque él ha usado sus medios para insultarnos y faltarnos al respeto a todos.

Era importante en la lucha por la igualdad que fueran ellas las que tomaran los primeros pasos con sus propias decisiones. Lo han hecho, muy dignamente con contundencia. Creo que ahora nos toca a nosotros.

Los españoles no somos Rubiales, y por muchos miembros aplaudientes que haya en esta sociedad de los Rubiales del mundo, no cabe otra que decir: no, yo no soy Rubiales, y no aplaudir. 

La importancia de no aplaudir.

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