La Semana Santa de este año acaba hoy, envuelta en una ola de frío venido del Círculo Polar Ártico que como mínimo me ha dejado constipado. La verdad es que ha estado bastante bien... Semana sin trabajar, cafés, un intento de ir al teatro (me equivoqué de fecha de función por 8 días), Madrid noche, croquetas gigantes, casas de amigos, bares, rock, comida con otro amigo, cine, más amigos y amigas, Chico Gris poniéndo música en el Flamingo, un par de libros, conexiones... Pero quizá se impone hoy hablar de otra cosa.
El año pasado aproveché para analizar desde la Historia al personaje de Jesús de Nazareth en tres informes, desde la noticia 254 hasta la noticia 256, con una entrega extra en la 257 dedicada a la película "JesusChrist Superstar". Asíque este año me limito a comentar una anécdota de mi popio barrio estos días.
La familia que vive enfrente mía es una familia tan amiga de la mía que es como si fuéramos de una misma familia... Hummm... Cuánta repetición del término. Sus hijas se han criado en mi casa (y ahora las hijas de estas, son como mis sobrinas) y yo y mi hermano nos criamos en la suya. Pero de esta familia ya hablé cuando salvé al padre del suicidio. La madre (que equivaldría a mi tía) es católica practicante, muy creyente. Sigue todas las tradiciones litúrgicas, pero no hace proselitismo.
Pues bien, este año nos sorprendió que se quedase en su casa en lugar de ir a algunas de la misas a las que suele ir en Semana Santa. Preguntada por mi madre dio la respuesta, que es la que me motiva a escribir esto. Pero para entenderla tengo que hacer un breve apunte de la Historia del barrio (el Lianchi), dentro del distrito II. Este barrio entre obrero y marginal nació entre finales de los 1960' y principios de los 1970'. Contamos con la anécdota de que El Lute estuvo una temporada viviendo con familia suya por aquí... ahora tenemos a tres famosos, un cantante de Operación Triunfo, un torero y un boxeador. No viene al caso. La cuestión es que cuando nació el barrio instalaron aquí a dos curas, Rufino y Moncho, que eran los que se encargaron de la barriada en cuanto a las cosas propias de los curas. Tenían una capilla donde las ruinas romanas, pero lograron levantar con donaciones durante dos décadas una iglesia en la Avenida del Ejército a comienzos de los 2000'. Rufino fue el cura que me bautizó, me dio la comunión y enterró a mi padre. Estos dos sacerdotes eran muy respetados y queridos en el barrio, no sólo porque eran vecinos de siempre, desde los inicios, sino porque eran de esa corriente que se llamó "curas obreros" o "curas rojos". Siempre dispuestos a trabajar con las manos y con la sociedad para hacer su oficio. Creyentes o no creyentes, les apreciaban por ello. Campechanos y accesibles, eran curas y eran obreros, salvo los últimos años que ya tenían una edad avanzada, aunque no del todo anciana.
Pues bien, hace meses Rufino y Moncho, tras unos treinta años trabajando con este barrio, fueron retirados por el obispado del mismo. Tras toda una vida aquí, a Rufino le mandaron a otra ciudad y a Moncho le trasladaron como capellán en la cárcel Alcalá-Meco (Madrid II). Yo no lo sabía, aunque hacía tiempo que no me los cruzaba por la calle. Las corrientes conservadoras del obispado pusieron a otro sacerdote que es el que provocó que mi vecina no fuese a las misas a las que solía ir ella. Parece ser que este nuevo sacerdote es un conservador bastante intolerante que insulta o maltrata verbalmente a todos aquellos que no vamos a la iglesia (indiferentemente de que se sea creyente o no, o practicante o no) e incluso a los que sí van, que para él son todos potenciales pecadores irredentos... y que incluso en misa suelta a veces discursos políticos a favor de las derechas conservadoras. Por supuesto, sólo se dedica a la liturgia, nada más.
Así las cosas, esta microhistoria de barrio podría estar dándonos una pista de cómo ha evolucionado la Iglesia española desde la Transición a nuestros días. Pero no hay que generalizar, pese a que otras noticias que se oyen por ahí me hagan pensar lo mismo. Por otra parte, siendo condescendiente con mi vecina, en tal circunstacia no creo que Dios le tenga en cuenta no haber ido a misa, porque no creo que Dios quisiera hacer de su templo una casa de políticos.
Hola Canichu: te dejé un poema en el blog de Hôi. Estoy enferma y sin ànims de lectura, pero volveré sana (colita de rana) a leer tus textos x aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarHola g. Ya he leído el poema de Oliveiro. Muy emotivo. Te he recomendado allí los de Marcos Ana durante su prisión en el franquismo, acerca de la libertad. Un saludo, vuelve cuando quieras.
ResponderEliminarEsto de los curas obreros me recuerda que hace unos 30 años mataron a algunos de ellos en mi país. Hace unos días extraditaron desde España al responsable de la muerte del padre Mugica. Llega tarde, pero la justicia llega.
ResponderEliminarAl cura conservador de tu barrio se le irán yendo todos los fieles. Eso espero, así vuelven a traer a los curas que hace años trabajan allí.
Un saludo, y que se pase el resfrío.