HUGO PRATT A TRAVÉS DE CORTO MALTÉS Y EL COMIENZO DEL SIGLO XX (por Daniel L.-Serrano) (2 de 6)
(Fotomontaje sacado de Paco Martino, el freelance errante, cuyo artículo sobre Hugo Pratt es sumamente interesante.)
La Historia real del comienzo del siglo XX (de 1913 a 1925, o
si se prefiere por referencias dentro de los cómic de 1900 a algún año anterior
a 1965), así como las
historias reales de esa Historia, se entremezclan con la historia ficticia de Corto Maltés. Aún más, el
propio Hugo Pratt jugó en sus artículos y algunas entrevistas a hablar de Corto
y otros personajes como si realmente existieran al mismo nivel que los
múltiples personajes históricos que desfilan por sus páginas. Más allá, sus
lectores y seguidores, incluso sus editores, han jugado a la confusión
añadiendo notas, cartas y referencias falseadas intencionadamente para avalar
esa existencia auténtica de Corto Maltés, biografiado supuestamente por Hugo
Pratt[1]. Quizá
sea este uno de los encantos de esta serie, la complicidad que logró transmitir
y pervivir tras su muerte el autor sobre su obra. Corto Maltés de ese modo
comparte con su creador, Hugo Pratt, una historia propia que confunde la
ficción con la realidad. Sólo que uno era real y el otro era ficción, sin
embargo, en esa dualidad, lo cierto es que en Corto Maltés había mucho de Hugo
Pratt. Incluso la cara, como dijo la hija pequeña del escritor Umberto Eco en
una terraza de Milán, y como el propio escritor, tras escrutarle, corroboró[2]. Más aún,
el personaje y el autor comparten también signo zodiacal, Géminis, y tampoco de
Corto Maltés ha habido manera de fechar de manera rotunda su nacimiento, aunque
sí el lugar[3].
Lo cierto es que el misterio que
quiso darle a su vida comienza con el propio nacimiento del autor. Aunque él se
consideró veneciano, pese a comportarse como un ciudadano del mundo al que
ninguna frontera le es grata, su nacimiento ha podido datarse el 15 de junio de
1927, pero no se ha podido establecer el lugar. Se sabe que fue cerca de
Rimini, probablemente en Playa de Lido, entre Rávena y Rimini. A pesar de ello,
otros autores dicen que pudo nacer en 1929[4]. A lo
largo de su vida, y pese a su amor hacia Venecia, vivió por muy diferentes
lugares del mundo desde la propia Italia a la Etiopía italiana de los años
1930’ (Abisinia), a Argentina donde se hará un nombre de conocido dibujante de
historietas y dónde alcanzaría la fama, a México dónde se casó con Anne Frognier,
a Reino Unido, a Brasil, a Francia o a Suiza, donde murió. Una vida tan viajada
desde muy joven (fue a Abisinia en 1937, con 10 años de edad) le hizo conocer
múltiples culturas y muy diferentes formas de pensar, así como toda clase de
razas. Eso le fraguó una mentalidad muy abierta a conocer a los otros, a las
personas de otras culturas, sobre todo atraído por sus leyendas, lo que le
abriría todas las perspectivas para su obra de cómic adulto.
“En seis años, Hugo Pratt conocerá gentes de todos los
sitios y de todas las razas. Referirá con pasión sus recuerdos y reflexiones a
Dominique Petitfaux, en ‘De l’autré côte de Corto’ (Casterman, 1990) y en ‘Le
désir d’être inutile’ (Robert Laffont, 1991). Mariam, la joven etiope, su
primer amor adolescente, sus amigos amaras, Brahane, joven abisinio, Amed Beni
Qadimah, el espía árabe del legendario coronel inglés Ordo Wingate que el joven
Hugo tuvo ocasión de conocer, e incluso guerreros shiftas, jefes de tribu,
guerreros danakiles, nómadas, aventureros militares ingleses, sudafricanos y
soldados en post de fortuna. ‘No sabía yo en aquel entonces –contaba trece
años- que el espectáculo del mundo constituiría para mí un vivero del que
sacaría material para alimentar mis historias de dibujante’.”[5]
Este hecho es aún de mayor
consideración si se tiene en cuenta que su abuelo era uno de los fundadores del partido fascista italiano y que su padre era un militar y constructor
de carreteras italiano en la Italia fascista de Benito Mussolini, quien gobernó
de 1922 a 1943 y de ese 1943 a 1945 bajo los designios de la Alemania NAZI de
Adolf Hitler. De hecho su padre había sido destinado en 1937 a la Abisinia conquistada
por los Italianos, razón por la cual se trasladó allí toda la familia. Aunque
no llegó a conocer del todo a su padre, ya que murió joven de un cáncer de
hígado. El amigo de Hugo citado en el anterior texto, Brahane, era un criado
abisinio de ellos que durante la II Guerra Mundial (1939-1945) fue un
guerrillero independentista contra los propios italianos. A pesar de ello, su
amistad sirvió para que Hugo aprendiera swahili y descubriera en esta persona
muchos de los rasgos de tolerancia hacia otras razas que le acompañarían toda
su vida y que saldrían retratados en muchos de sus personajes. Todo esto se
entremezcla en las ideas de Pratt, que por entonces ya llenaba sus libretas con
dibujos y notas de todo lo que veía en aquella África de infancia y juventud.
Aunque su propio padre le alistó en la policía colonial
italiana para la represión de los guerrilleros en 1941, exactamente en el
Batallón Autónomo de la Policía del África Italiana (PAI), la entrada de las
tropas del emperador Hailé Sélassié en
Addis-Abeba, con ayuda de las tropas aliadas, le hizo conocer en persona
al general inglés Ordo Wingate. Todo a pesar de que su batallón fue el último
en rendirse ante la entrada de Hailé Sélassie y los aliados en la capital. Todo
esto le debió impactar bastante, pues años más tarde, todos ellos, más el
ambiente vivido, sería retratado por él en la saga dedicada a la II Guerra
Mundial con gran crítica a ella y las ideologías de la guerra, Los
Escorpiones del Desierto (Gli Scorpioni del Deserto, 1969-1992), por
otra parte con gran lujo de detalle y documentación. Probablemente usó varios
de los dibujos de sus libretas de juventud para sus primeros bocetos. Es más
llamativo que el ritmo narrativo de esa obra lo lleve una voz de narrador que
son las notas de un diario, tal como sus propios recuerdos se habían
perpetuado, en un diario. Sea como sea fue hecho prisionero, llevado a un campo
de concentración, trasladado a Dancabia y a Ogadén en 1942, y regresado a
Italia en un buque de la Cruz Roja Internacional en 1943.
Un año después, en 1944 con 17 años de edad, ocurre otro
hecho trascendental que se va a reflejar en su obra. El gobierno intolerante
del fascismo italiano de Benito Mussolini, por entonces en un teórico Reino de
Italia, había caído por la invasión aliada en 1943. Ese mismo año sus aliados,
la Alemania NAZI de Adolf Hitler, tomó el control militar de las operaciones en
Italia. Aunque entregaron a Mussolini el gobierno de una República Social
Italiana (en realidad fascista), eran los propios alemanes quienes controlaban
la situación. Por ello, estando el joven Pratt en Venecia fue arrestado por las
SS alemanas al confundirle con un espía
sudafricano. Le ofrecieron enrolarse en la policía marítima del III Imperio
Alemán (III Reich), pero no sólo se negó sino que desertó para unirse con los
aliados como intérprete y organizador de espectáculos para los soldados. Los
alemanes que conoció eran la representación más dura y pura de la intolerancia
cultural, racial, religiosa, ideológica y democrática. Por ello se podría
hablar de un cambio de bando si se considera sus inicios dentro de la policía
italiana en Abisinia en el comienzo de la guerra, y el trabajo para los aliados
en el final de la misma, pero no se podría hablar realmente de un cambio de
ideología, ya que Pratt, en el fondo, había criado un amor y respeto por lo
intercultural, y por el resto de personas en sus creencias en general, desde su
crianza en África. Es por ello que sus primeros cómic y buena parte de los
posteriores serán cómic bélicos donde los héroes eran los aliados, inspirados
en los cómic estadounidenses del mismo género. Pero, más significativo es que
Corto Maltés comenzara su primera aventura llegada al público, Balada del
Mar Salado (Una Ballata del Mare Salato, 1967-1969, ambientada
entre 1913 y 1915) siendo aliado de los colaboracionistas con el II Imperio
Alemán de la I Guerra Mundial (1914-1918), y acabando dicha guerra actuando a
favor de los aliados, si bien la persona y las decisiones y actos individuales
de estas, independientemente de su filiación y nacimiento, es lo que al
antihéroe Corto Maltés le importa más. Esto es evidente sobre todo en Las
Célticas (1971-1972, ambientada entre 1917 y 1918)[6]; donde por otra parte
aparece en el capítulo En el Tínglado de la Antigua Farsa un argumento
en torno a una compañía de entretenimiento a las tropas aliadas y espías. Las
similitudes con lo vivido y formas de ser entre personaje y autor quedan más
que patentes. Comienzo en un bando, finalización por simpatía con otro, en realidad
vitalmente guiados más por la valoración de las personas en sí más que de sus
gobiernos o ideologías.
Esta etapa donde descubría el respeto hacia los demás fue
aún más profunda. También en Corto Maltés son más que evidentes los lazos que
el marino tiene con Venecia, al igual que Pratt. Corto Maltés regresa a la
ciudad de los canales en 1917, en El Ángel de la Ventana de Oriente[7], ya que
en La Casa Dorada de Samarcanda en una conversación telefónica de Corto
Maltés con el propio Stalin, comisario del pueblo para las nacionalidades y
presidente dictatorial de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cita
que había estado en Venecia previamente en 1907[8]. Pero
también regresa a ella después de la I Guerra Mundial, en 1921[9]. Tanto
es así que se llegó incluso a escribir y dibujar una guía turística de Venecia,
de mano de los recorridos de Corto Maltés por ella[10].
Igualmente fue en esta ciudad donde en febrero de este año 2011 se abrió un
museo dedicado a Pratt, y especialmente a Corto y el cómic[11].
No son datos porque sí estos datos venecianos. Hugo Pratt
se sentía muy arraigado a esta ciudad por cuestiones muy precisas. El autor era
un maniaco de la documentación exhaustiva, hasta el punto que a la hora de su
muerte contaba con una biblioteca de miles de libros. La erudición literaria,
histórica y visual es altamente patente en toda su obra. Esto hace que los
dibujos de su ciudad predilecta sean especialmente cuidados y delicados en cada
detalle arquitectónico, dotándoles hasta de cierta poesía en sus luces, sombras
y enfoques. Regresaba a ella con frecuencia no sólo físicamente en su vida
real, sino también en la vida ficticia de su otro yo, Corto.
En su erudición buscó también sus orígenes. Descubrió que
sus antepasados más remotos eran de la Normandía que conquistó Inglaterra en
siglos medievales. Si bien esto pudiera ser parte de la leyenda de la que quiso
dotarse, si que es cierto que sus antepasados paternos más remotos estuvieron
viviendo en las Islas Británicas hasta el siglo XVIII, y que se exiliaron a
Francia por jacobinos. Supo que estos habían regresado a Inglaterra y vuelto a
Francia, para acabar en Italia. De este modo su abuelo había nacido hijo de un
inglés en la ciudad francesa de Lyon, aunque había vivido en Italia. Cosa que
le fascinaba. De esta línea familiar contaba como familia indirecta con el
actor Boris Karloff (William Henry Pratt)[12].
Pero cobra más importancia su familia materna. No obstante,
ante el trabajo y la prematura muerte de su padre, Hugo Pratt se crió más
tiempo con su madre. El propio Pratt recordaba en el artículo llamado “Una
abuela veneciana” su relación con su abuela materna en la propia Venecia de su
más profunda infancia, anterior a su ida a Abisina en 1937[13]. De
ella supo que en realidad su familia tenía un origen judío sefardí remoto. De hecho
le llevaba con cuatro años a visitar a sus amigas judías, entre ellas Bora
Levi. Los Pratt por línea materna estaban emparentados con una familia
importante de rabinos instalados en el Toledo español cuando fueron expulsados
por los Reyes Católicos en 1492. Su rama familiar cambió su apellido a
Toledano, con la idea de recordar siempre el lugar al que regresar, y se
instalaron en Venecia. En algún momento por diversas causas y muy concretamente
por el ascenso del fascismo en los años 1920’ italianos, la rama de la que él
descendería abandonaría el judaísmo, aunque su abuela se veía atraída a la
conservación de muchos de sus misterios, sobre todo los menos religiosos y sí
los más alquímicos y mágicos[14]. Fue a
través de ella que encontró los rincones más secretos de Italia, y diversos
diablos mágicos y rituales que luego saldrían reflejados no sólo en Fábula
de Venecia, sino también en Las Etiópicas[15].
Es de hacer constar que otro de los personajes que figuran
en la saga del marino es precisamente un rabino llamado Ezra Toledano, quien le
educara de niño, y otro más es el filántropo y aficionado a temas de ocultismo y
mitos Levi Columbia, que le proporcionará medios para viajar a los lugares más
fantásticos, como la isla de Mü, donde supuestamente se encontraba una
civilización descendiente de la desaparecida Atlántida de los mitos griegos[16]. Es
evidente que Pratt daba en su obra múltiples puertas abiertas a su propia vida,
ya fuese por medio de acercar nombres cercanos a él mismo hacia Corto Maltés.
Su abuela, en todo caso, mezclaba la cábala, la simbología y la tradición, en
su intento de enseñárselo[17].
Corto Maltés recorre precisamente esos patios y siente
igualmente un cierto rechazo hacia los camisas negras de la Italia prefascista
del año 1921 del desarrollo de su aventura veneciana, los cuáles le persiguen
para matarle. Hay que tener en cuenta que Mussolini se haría con el poder en
1922. La Venecia de Corto aún tiene, tanto durante la I Guerra Mundial como en
la aventura de 1921, patios secretos, hermandades mistéricas, hermandades
masonas, confluencia de diversas religiones… Todo aquello que cuando regresó en
1943 echó en falta el autor, junto a muchos vecinos que jamás reencontró y que
jamás volvió a ver por ser de origen judío ante las atrocidades de la II Guerra
Mundial.
“Cuando regresé a Italia, aún no había terminado la
guerra: las casas del guetto de Venecia estaban cerradas, y los judíos que
habían huido de ellas se escondían en casas de venecianos. (…) Acabó la guerra.
Desde entonces voy y vengo por el mundo, casi sin rumbo. Pero casi siempre
acabo en Venecia. (…) Busco los lugares que conocí de niño, pero muchas veces
no los reconozco. Ya no existe la ‘escalera loca’, ni tampoco está la señora
Bora Levi. Las ventanas de su casa aparecen tapiadas: es otro sitio. Mis
preguntas quedan sin respuesta, bien porque los jóvenes no saben, bien porque
los viejos no se quieren acordar.”[18]
Corto Maltés comparte mucho más
de todo esto con Hugo Pratt. Él es hijo de un militar inglés de Cornualles que
vive destinado en La Valetta (Malta) cuando Corto nació. Este padre ficticio
también murió joven al igual que el del propio Hugo. La madre del marino es una
gitana de Sevilla (España), apodada “la Niña de Gibraltar”, y que se lo lleva a
vivir con ella a Andalucia, entre Sevilla y Córdoba, donde es educado por el
rabino Ezra Toledano, y por ella misma y sus amigas, que practicaban la
quiromancia. La anécdota más común del personaje es que con una navaja se trazó
su propia línea del destino, curiosa metáfora para un autor, Hugo Pratt, que
quería mezclar leyenda y realidad en el propio recuerdo de su vida. No quedan
aquí las similitudes de ambas juventudes, pues si damos crédito a que Corto
Maltés pudiera haber nacido en 1887, lo cierto es que en la introducción de La
Juventud, entre otros sitios, se menciona que en 1900 estaba en Pekín
(actual Beijing, capital de China) tomando parte activa de la Revuelta de los
Bóxer siendo muy joven[19]. Así
pues, ambos, personaje y autor, comparten un origen familiar similar, una
educación similar y un pasado juvenil viajero y bélico similar (ambos se ven
envueltos en una guerra tomando parte entre los 13 y los 14 años).
[1]
Véase por ejemplo Juan Antonio de Blas, “Retrato del Marino Adolescente”, en Corto
Maltés, la juventud, ed. Norma, Barcelona, 1996, Págs.: 15-19. O del mismo
autor, “documentos referentes a Corto Maltés”, en el blog oficial Corto Maltés,
http://www.dreamers.com/corto/biopratt.html.
[2]
Umberto Eco, “Hugo Pratt ha fallecido pero nos queda Corto. El homenaje de
Umberto Eco”, en l’Expresso, 4 de septiembre de 1995, y en A Suivre,
número especial de septiembre de 1995.
[3]
Su página oficial dice que nació en La Valetta (Malta), y se atreve a datar el
10 de julio de 1887 como fecha de la onomástica, a pesar de que algunos
estudiosos de la obra lo ponen en duda,
http://www.dreamers.com/corto/cortovid.htm
[4]
Michel Pierre, “Hugo Pratt… o las trampas de la biografía”, en Tótem, nº
24, s.f.
[5]
Renato Gaita, “El África de Hugo Pratt”, en Ana de la Jungla, ed. Norma,
Barcelona, 2000. Pág.: 4.
[6]
Véase especialmente en el título citado (Hugo Pratt, Las Célticas, ed.
Norma, Barcelona, 2003) el capítulo Vinos de Borgoña y rosas de Picardía
(Págs.: 59-80), donde Pratt narra desde la ficción de Corto Maltés la historia
real de la muerte del Barón Rojo, entre la aventura, la ironía y la crítica al
fenómeno de la guerra.
[7]
Originalmente editado por Tótem dentro de Las Célticas, posteriormente
editado como capítulo suelto por Norma Editorial, y actualmente en Hugo Pratt, La
Laguna de los Misterios, ed. Norma, Barcelona, 2010, Págs.: 67-88.
[8]
Hugo Pratt, La Casa Dorada de Samarcanda, ed. Norma, Barcelona, 2006,
Pág.: 152.
[9]
Hugo Pratt, Fábula de Venecia, ed. Tótem, Humanes (Madrid), 1983, y
también en ed. Norma, Barcelona, ed. 2010.
[10]
Guido Fuga y Lele Vianello, La Venecia secreta de Corto Maltés: itinerarios
fantásticos y ocultos de Corto Maltés en Venecia, ed. Norma, Barcelona,
2006.
[11]
Milena Fernández, “Reportaje: Corto Maltés abre casa en Venecia”, en EL PAÍS,
21 de febrero de 2011.
[12]
Ídem nota 1.
[13]
Hugo Pratt, “Una abuela veneciana”, en Fábula de Venecia, ed. Tótem,
Humanes (Madrid), 1983, Págs.: 10-16.
[14]
Antonio Guiral, “En la Argentina fui actor de fotonovelas”, entrevista a Hugo
Pratt publicada en http://www.lamaga.com.ar/www/area2/default.asp
[15]
En el capítulo de “Otros Romeos y otras Julietas”, aparece un personaje
histérico llamado Shamaël, el cual era uno de los diablos mistéricos que vio y
le enseñó su abuela de niño. Hugo Pratt, Las Etiópicas, ed. Norma,
Barcelona, 2006, Págs.: 61-82. Volverá a reaparecer en La Casa Dorada de
Samarcanda y En Siberia como alucinación.
[16]
Ver Hugo Pratt, Bajo el Signo de Capricornio, ed. Tótem, Humanes
(Madrid), s.f. (hoy día partido entre Hugo Pratt, Suite Caribeña, ed.
Norma, Barcelona, 2006, y Hugo Pratt, El Mar de Oro, ed. Norma,
Barcelona, 2004), y Hugo Pratt, Mü, ed. Norma, Barcelona, 2007.
[17]
Ídem Nota 16.
[18]
Ver nota 14, Pág.: 15
[19]
Ídem nota 2.
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