lunes, septiembre 23, 2024

NOTICIA 2344ª DESDE EL BAR: LA CONQUISTA DEL RÍO DE LA PLATA (parte 4 de 7)

 Vacío de gobierno.

Mendoza se había marchado dejando a Salazar en busca de su lugarteniente Ayolas. El cargo de Ayolas le transformaba en el heredero de Mendoza para gobernar Nueva Andalucía (Río de la Plata). Sin embargo Ayolas estaba muerto desde Febrero, por lo que Salazar e Irala no le encontraron y le dieron por perdido hasta que, meses más tarde supieron de la muerte por medio de los indios. Se había producido así una situación irregular en la que no se sabía quien debía gobernar. Por un lado Martínez de Irala se sentía legitimado a causa de que Ayolas le había concedido el gobierno de Corpus Christi y Candelaria en su ausencia. Salazar se sentía autorizado por Mendoza dados los cargos que le dio para buscar a Ayolas y a que en Agosto fundó Asunción, futura capital de Paraguay. Mientras que Galán se sentía también heredero de Mendoza por ser a él a quien dejó a cargo de Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Obviamente se produjeron disputas a causa de este vacío de poder.

Asunción era en realidad una casa fuerte colocada en un puerto natural del Paraguay, situado cerca de un poblado de indios carios llamado Lambaré. Estos no deseaban la permanencia de los españoles en su territorio, a los cuales veían como un peligro para su subsistencia. Los indios creyeron haber llegado al trato de darles alimentos a cambio de que se fuesen, pero Salazar permaneció con los suyos en el lugar. Hubo algunos combates con victorias españolas. Los indios desconocían las armas de fuego y se rindieron por miedo a la muerte por ruido que perfora, como ellos lo entendían. Tras tres días de asedio entregaron a Salazar comida y mujeres, como símbolo de paz y alianza o sumisión. Schmidl relata que se dio hasta tres mujeres por hombre para que lavaran y cocinaran. Aunque es de esperar que tuvieran otras funciones como las de trabajar la tierra o la satisfacción sexual. Salazar, no contento con esto, obligó a trabajar a los hombres indios en la construcción de la casa fuerte de Asunción. Una edificación de piedra, madera y tierra que habría de refugiar a los españoles en caso de que estos carios volvieran a levantarse. Para su mejor dominio creó una serie de reglas de trabajo estrictas que se adaptaban a la vida de los guaraníes (su tribu troncal). Las prácticas de Asunción se llevaron a cabo en Corpus Christi. Se recurría a la imposición por las armas y a saqueos para lograr comida o mujeres, sobre todo en caseríos multifamiliares guaraníes. Aunque por lo general se prefería recurrir a alianzas sexuales con las mujeres (un cronista llega a describir el lugar como "paraíso de Mahoma", por considerar que se formaban auténticos harenes). Por medio de estas alianzas sexuales muchas tribus se unieron a los españoles e intervinieron en diversas guerras con otros pueblos indios. A veces los españoles usaron las rivalidades entre tribus o las fomentaron para poder alcanzar sus objetivos de dominación del territorio. Buena parte de los exterminios de pueblos indios mediante la guerra se produjo por la ayuda de pueblos indios aliados, los cuales a veces eran más crueles que los españoles con sus enemigos. La forma de vida de estos indios era horticultora itinerante. Practicaban rozas, aunque también cazaban y pescaban. Las mujeres eran las que trabajaban la tierra, e intercambiarlas creaban lazos de deberes y derechos entre las dos partes de los intercambiantes. Los españoles aceptaron este sistema de alianza, el cual les beneficiaba, pues así las mujeres trabajaban por ellos. Además, se fomentó las relaciones poligámicas. En cierto modo era un cierto modo de cautiverio y hay quien lo ha definido como esclavitud biológica.

Salazar, habiendo asentado bien Asunción, regresó a Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire con la noticia de esa fundación en buenas tierras, y la de que Ayolas estaba perdido en la selva. Esta noticia hizo que, en principio, se volviesen a repetir diversas expediciones en su busca. Pero estas eran sin resultado y provocaban, además, grandes privaciones a los que participaban y muertes. En periodos de lluvia se llegó a buscar con el agua enfangada hasta la cintura. La búsqueda, por otra parte, se prolongo hasta 1540, cuando supieron de su muerte. Entre tanto ocurrieron diversas disputas por el mando de la gobernación. Galán fue a por víveres a Asunción, en vista de las noticias de Salazar. Antes se detuvo en Corpus Christi para inspeccionarlo y certificar las noticias, aparte de comenzar a mandar expediciones en busca de Ayolas. Llegó a Asunción en Febrero de 1538, pero aquello no era tan próspero como le dijo Salazar. Había una plaga de langosta que se estaba comiendo todo lo sembrado. Hasta 1540 las grandes lluvias y las plagas de langosta se repitieron de forma tal que crearon muy serios problemas a los españoles. A Asunción también acudió Irala para carenar sus naves. Reunidos los tres se acordó que Martínez de Irala sería el Gobernador interino en ausencia de Ayolas. Lo que le comprometía a seguir buscando al que aún era su jefe. Cosa que cumplió hasta que supo de su muerte en 1540. Salazar cedió a Irala la ciudad de Asunción como sede de su gobierno. Mientras Galán, algo disconforme, aceptó que él quedase como gobernante de una jurisdicción alrededor de Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, lugar al que se dirigió tras aquella reunión. Allí estaba creciendo bien el maíz y el trigo, aunque seguía siendo insuficiente. Esto hizo que tomara la decisión de dar a los eclesiásticos la misma proporción de maíz y trigo que al resto de la población y oficiales. En realidad les correspondían un diez por ciento de lo cosechado, como consecuencia del diezmo que les concedía la bula papal de 1501 Eximiae Devotionis. Por ello el contador real, Felipe de Cáceres, y el tesorero real, García Venegas, le exigieron el pago del dicho diezmo. Galán se negó y los eclesiásticos le apoyaron ya que sabían que aquello supondría nuevas hambres (aparte de que Galán fue generoso con el culto, ya que les construyó iglesias en aquella ciudad, en Corpus Christi y en Asunción). Galán mejoró el reparto de los alimentos, pese a los funcionarios de la Hacienda Real y mejoró las cosechas sin tanta ayuda de los indios, como anteriormente. Él mismo se prestó a dar ejemplo trabajando en el campo.

En aquellos momentos llegaron a Puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Aire los dos primeros barcos que iban a abastecer a unos conquistadores en esa zona de América. Uno de ellos era parte del segundo viaje que Mendoza debía hacer para reforzar a los del primer viaje, según su capitulación. Esos refuerzo vendrían muy bien, ya que se calcula que la expedición original pudo rebajarse, entre muertes, deserciones y gente que se fue con Mendoza, al número de trescientas personas. Este barco llegó en Abril de 1538 y estaba mandado por Antón López de Aguiar. El nombre del barco era el Santa Catalina. Formaba parte del segundo viaje de la escuadra de Mendoza, la cual estaba a cargo de Orduña, quien tenía el trato con Mendoza de encargarse de este refuerzo y lo mantuvo pese a la muerte del adelantado.

El segundo barco pertenecía a la familia de banqueros Centurión y a Pozo Banelo. Se llamaba Santa María y estaba pilotado por León Pancaldo. Navegaba junto al Concepción. Ambos tenían por destino comerciar en Perú pero los vientos alteraron su rumbo y decidieron continuar el viaje hacia la Patagonia. La Concepción se estrelló contra la costa y los marineros fueron a pie hasta Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. La Santa María se estrelló contra las barrancas de ese puerto. Cáceres y Venegas hicieron recuento de todo el material rescatado del naufragio o llegado a la costa, incluidos dos esclavos negros al servicio de la embarcación. Ambos funcionarios retorcieron el asunto de tales pasajeros hasta acusar a Pancaldo de querer introducir la venta ilegal de esclavos en el puerto (pues la exclusiva no era de ellos, como decían las capitulaciones). Los esclavos fueron subastados, al igual que el resto de la mercancía. Los náufragos sacaron muy pocos beneficios, con lo que aquello era una ruina total para ellos. Los artículos llegados eran un desahogo y un lujo para los colonos. Había objetos suntuarios, de ropa, armas, de higiene, de escritura (cuyos útiles ya faltaban), ropa al modo europeo y no tanto al que América les impuso, alcoholes... Esta es la larga lista de lo subastado:

Dos esclavos, agujas, hilo de colores, tijeras, estuches tocados, cepillos, paños de Holanda, camisas, pañuelos, mantelería labrada, sedas, brocados, terciopelos, zapatos, hebillas, espejos, plumas y penachos de adorno, afeites, pomos de agua de ángeles y azahar, calzas, jubones, sombreros de varias calidades, bonetes, pantuflas, peines de barba, camisas de Rouan y de labores, presillas, peinetes para limpiar dientes, espadas, rodelas, cuchillos de Bergara y Alemania, talavartes, arcabuces con sus cajas de accesorios, riendas, cinchas, pretales, cabezadas, sillas, jinetas, espuelas, martillos, barrenos, piezas de calafateo, azadas, clavos, escribanías, plumas de escribir, papel, jabón de losa y común, pimienta, clavo, nuez moscada, azafrán, canela, aceite, aceitunas, azúcar, ciruelas, avellanas, alcaparras, peras, ajos, mostaza, vino, cortinas con seda y oro, vidrio esmaltado, tazas y ampollas.

Todo ello valía un total de diez mil ducados, pero Díaz del Valle lo embargó por dos mil sesenta y cuatro ducados, de acuerdo con el derecho de almojarifazgo que tenían. Vendió los artículos entre los ciudadanos, aunque él se quedó con los más preciados para sí o para venderlos o dárselos a los amigos, de ese modo llegó a alcanzar la alcaldía de Asunción. Pancaldo murió por sorpresa... ¿el naufragio, el disgusto, un asesinato, la ley de vida que le dio un infarto...?

El 4 de Junio de 1538 Galán aprovechó algunas de las mercancías para mandar a Gonzalo Mendoza a Brasil a por algunas cosas para abastecerse aún mejor. En el puerto de Santa Catalina halló a la Marañona, uno de los barcos mandados por Orduña. Tal barco estaba mandado por Alonso Cabrera, un personaje de alto carácter paranoico. Esta nave, además, resultaba ser la nave que en el pasado se retrasó y llegó a Santo Domingo, la Santiago. Cabrera se encontraba parado por imposibilidad de poder entrar en el Río de la Plata. Gonzalo de Mendoza hubo de enseñarle el camino haciéndose seguir, pero con la mala suerte de estrellarse en la costa con todas las provisiones conseguidas en Brasil. Cabrera hubo de recoger a los hombres del naufragio. Trajo al puerto sus propias provisiones, hombres y noticias. Portaba una Real Cédula del 12 de septiembre de 1537 por la que Carlos I otorgaba a los habitantes del Río de la Plata elegir a su Capitán General. Él, Alonso Cabrera, era la suprema autoridad del Rey en esos momentos, y tenía poder para certificar el cargo de Capitán General. No tenía intención de hacer cumplir la voluntad de los colonos. Su idea era hacerse con la capitanía. Pero también querían tal cosa Galán e Irala. Por ello se inició una lucha civil. Cabrera tenía la ventaja de poder controlar lo fiscal, lo que era un poder que jugaba en su favor. Él sí cobró diezmos.

La falta de caballos y armas para seguir la conquista hizo que se mandasen dos barcos a España. Uno a la Casa de Contratación pidiendo tales cosas a préstamo. Otro para presentar las quejas de los pobladores de la gobernación al Rey. Mientras, las luchas de poder hicieron que Galán compartiera el gobierno de su jurisdicción con Cabrera. En Mayo de 1539 se decidieron a partir para ver a Irala a Asunción. Cabrera alegaba que debía tener  el mando a causa de tener poderes del Rey. Galán alegaba que Mendoza le había designado. E Irala alegaba que él había sido designado por Ayolas, que era el lugarteniente de Mendoza, quien a la postre tuvo el derecho de designar heredero, el cual interpretaba que lo ejerció sobre Ayolas. Como Salazar prestaba obediencia a Irala, Cabrera jugó estratégicamente y logró que Irala aceptara ser su teniente gobernador. Lo que dejaba fuera a Galán, que pasaba a ser un estorbo político en Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire.

Por todo ello, y por las luchas que se habían dado, Irala pensó que debía controlar a sus enemigos, para lo que debía sumar a todas las fuerzas en Paraguay y concentrarlas en la búsqueda de la sierra de la Plata. Lo que además debía dar importancia a su capital, Asunción. A mediados de 1540 se supo de la muerte de Ayolas. La idea de Irala fue desalojar Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire. Cabrera le ayudó dando razones legales y logísticas, aunque encubrían alas razones políticas. Habló de indios hostiles, de alta mortandad en el lugar y del frío y la desnudez de los habitantes. Hubo resistencia por parte de Galán y forzó a que Irala fuese en persona en Junio de 1541 con cinco bergantines. Irala conocía por los indios que había una expedición de blancos que se acercaban a la ciudad, era la de Alvar Núñez. Eso sólo sirvió para que tuviese miedo de otro competidor, por lo que aceleró la despoblación de la ciudad. Todo fue un error, pues aquella conquista necesitaba de un puerto que les comunicase con España. La ciudad fue desalojada y destruida. Galán se fue a Brasil. Cuando Alvar Núñez llegó encontró a unos pocos soldados viviendo en chozas entre las ruinas. Tal vez eran resistentes a Irala y Cabrera. Irala tuvo la cortesía (al menos) de dejarles a la nueva expedición una nota donde les decía que les habían dejado maíz y frijoles en San Gabriel para que se abasteciesen. Se les recomendaba además no matar a cierta cerda salvaje que se les escapó, porque solía criar y se podía usar tal efecto. Se les indicaba la nueva ruta para llegar a Asunción. Para subir el Paraná debían llegar a los puertos naturales de San Gabriel, San Juan y la isla Martín García.

Asunción quedaba así con cuatrocientos habitantes varones y setecientas mujeres, rodeada de indios aliados. El 26 de septiembre de 1541 Asunción era como una república en América. Asunción funcionaba como capital de un extenso territorio en el Paraguay. Tenían cabildo, cinco regidores, almacenes de bastimentos, arsenales de armas y municiones. Fue la primera ciudad estable del Río de la Plata, y por casi un siglo fue la principal ciudad del lugar. Los amigos indios y emparentados con los españoles iniciaban la mezcla mestiza. Pero la amistad india a veces se rompía al comprender estos que no eran tratados según los vínculos de sangre que habían adquirido, sino como siervos en muchas ocasiones. Hubo rebeliones en 1539 a causa de una amante de Salazar, en 1540 en Tabaré, Guacany y Jujuy, en 1559 a causa de la situación de encomienda en la que se encontraban. En esa fecha Nuflo de Chávez (uno de los hombres de Irala) expedicionaba por el Chaco y se enfrentó a flechas envenenadas, esta vez sí, de los indios trabasicos. Hubo más rebeliones de 1564 a 1568, de 1571, de 1577 a 1579... en fin, en el río de la Plata se cuentan rebeliones indias hasta 1660, habiendo al menos una en cada década (aunque en varias hay más de una).

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